La respuesta de Bruno no correspondía con sus acciones, no parecía solo un jefe preocupado por una de sus empleadas, pero Valentina no iba a contradecirlo. —Disculpe, no era mi intención molestarlo —pronunció ella cambiando el peso de su cuerpo de una pierna a la otra, se sentía incómoda y adolorida por las quemaduras. Todo lo que quería era buscar a James y volver a su casa. —No, soy yo quien debe disculparse. Estoy molesto, pero no con usted —admitió lamentando el tono de voz que había usado con ella—. Vamos, debe ir a casa a descansar.—Primero debo buscar a James.—Sí, James, cierto —dijo pasándose la mano por el cabello, se había olvidado del bebé.Bruno fue por el auto y Valentina se quedó esperándolo en la entrada. Mientras llegaba, la persona que menos esperaba ver ese día caminó hacia ella: Zack, su ex novio. Y no estaba solo, la mujer con la que le había sido infiel venía a su lado. Seguía con ella y, por el anillo que vio en su dedo, se iban a casar.Valentina intentó no
Valentina se puso nerviosa y le cerró la puerta en la cara a Zack. —Val, ábreme, necesito que hablemos —dijo él mientras aporreaba la puerta. —No hay nada de lo que debamos hablar, vuelve con tu prometida y déjame en paz —respondió Valentina sin alzar mucho la voz, no quería despertar a James. —He dejado a Sarah, nunca la quise, Val. Te quiero a ti. —No te creo, Zack. Y ya no me importa. Vete o llamaré a la policía —le advirtió decidida, aunque esperaba no tener que llegar a ese extremo.—¿Es por ese imbécil que quieres que me vaya? ¿Quién es? ¿desde cuando estás con él? —le preguntó alzando la voz, escuchándose molesto. —No tengo que darte ninguna explicación, Zack. Vete ahora y no vuelvas otra vez. —¿Qué está pasando? —le preguntó su abuela saliendo de su habitación. —Es Zack, abuela. —No me iré. Abre la maldit@ puerta o la echaré abajo —gritó furioso, estaba cegado de celos, le disgustó verla con otro hombre y estaba furioso porque no le abría la puerta.—Llama a la policía
Bruno le dio la espalda a Kim y le dijo que le daría cinco minutos para que saliera de su habitación. Cruzó la puerta y bajó directo a su oficina en casa, donde tenía guardada una botella de whisky. Se sirvió un trago y lo bebió de un solo tirón. No podía creer que su cuñada se le ofreciera de esa manera. ¿Por qué lo hizo? Kim salió de la habitación de Bruno envuelta en una bata tipo albornoz y con un mar de lágrimas recorriéndole la cara, jamás se había sentido tan avergonzada en su vida. Aquello fue un error, pero su amiga Marian la convenció de que lo hiciera. ¡Qué tonta fue! ¿Ahora cómo miraría de nuevo a Bruno a la cara? En la mañana, Bruno se levantó muy temprano y salió a trotar por el vecindario, tenía muchas cosas en la mente y necesitaba despejarse. ¿Cómo sería su relación con Kim a partir de ahora? No podía fingir que nada había pasado. Luego de media hora, volvió a casa, se duchó y se vistió para ir al trabajo. Cuando bajó al comedor, su hija ya estaba preparada para ir
Valentina se despertó sobresaltada cuando escuchó el llanto de James, había dormido por casi cuatro horas. Se levantó de la cama y salió de la habitación para ir por su bebé. Su abuela y Bruno estaban en la sala, ella en su mecedora y él haciéndole monadas a James para tratar de distraerlo, pero él niño tenía hambre y no había ningún truco que funcionara en ese caso. —Buenos días, bella durmiente —la saludó Bruno con una sonrisa. Y a Valentina se le aflojaron las piernas. Esa sonrisa acabaría con su cordura.Valentina sacudió la cabeza y tomó a su hijo de los brazos de Bruno. —¿Cómo se portó mi chiquito? —Muy bien, es un buen niño —respondió Bruno sonriendo de nuevo. ¿Podía ser más encantador? —Tiene hambre, mi niña. No había suficiente leche almacenada en el refrigerador. —Sí, lo olvidé por completo —comentó un poco avergonzada, no era un tema que quisiera hablar delante de su jefe—. Iré a darle de comer, puede demorar un poco, si tienes que irte…—No, yo espero, tengo
El miedo heló la sangre de Valentina desde el momento que supo que Zack se había llevado a su hijo, pero su instinto materno la hizo reaccionar y fue corriendo por su teléfono para llamar a la policía. Nerviosa, marcó el número de emergencia y, con voz temblorosa y lágrimas recorriéndole la cara, le dijo a la operadora que Zack Montgomery había secuestrado a su bebé.La mujer al otro lado de la línea le hizo una serie de preguntas antes de informarle que enviaría a una patrulla a su casa. La espera se le hizo eterna, no veía la hora de que iniciaran con la búsqueda de su bebé. Mientras los oficiales llegaban, llamó al número de Zack, pero no le contestaba, salía desconectado. Bruno tenía razón, su casa no era segura, pero ella jamás pensó que Zack se atrevería a tanto. James solo era un bebé, que lo alejara de su lado era una crueldad, él la necesitaba, nunca se había separado de ella.En menos de diez minutos, una patrulla del Departamento de la Policía de San Francisco se detuvo
Bruno ya había acostado a su hija en la cama y leído un cuento hasta que se quedó dormida cuando recibió la llamada de Dean. Eran casi las diez de la noche para entonces. Debía haber pasado algo importante para que lo estuviera llamando a esa hora. Esperaba que no fuera nada grave. —Zack secuestró a James —le informó Dean cuando Bruno contestó, no quiso perder tiempo con formalismos. ¡M@ldito pedazo de basura!—Voy para allá, dile a Valentina que lo encontraremos. Bruno corrió a su auto y condujo a casa de Valentina sin demora, quería estar a su lado, sabía lo mal que la debía estar pasando y lo desesperada que se sentiría. Si algo así le pasara con su hija, se volvería loco de angustia y desesperación. Zack llamó de nuevo a Valentina y le dijo que no podía calmar a James, que todo lo que hacía era llorar y estaba enloqueciéndolo. Su corazón se quebró al escucharlo, su pequeño estaba sufriendo, cuanto deseaba estar con él y consolarlo. —Dime dónde estás, por favor, te juro que n
Aquel beso dejó a Valentina con ganas de más, no se consideraba una mujer fácil, pero con Bruno estaba más que dispuesta a dejarse dominar por sus más bajas pasiones. Le gustaba mucho y la idea de estar con él la encendía con tan solo pensarlo. Imagínense lo que sucedía cuando la tocaba. La mañana siguiente, muy temprano, Bruno le envió un mensaje de buenos días que a Valentina le provocó mariposas en el estómago. Estaba cayendo rápido y en picada por él, esperaba no terminar estrellada. Le respondió con una sonrisa de oreja a oreja y se quedó mirando la pantalla como tonta esperando el siguiente mensaje, pero no le escribió más hasta casi mediodía para disculparse por no haber llegado y para decirle que, en cuanto terminara de resolver el problema que se había presentado, iría. Pero qué podía disculparle ella, con todo lo que había hecho por su familia, estaba más que en deuda con él. “No te preocupes, lo entiendo. Ven cuando puedas”, le respondió sin caer en la tentación de preg
Bruno no había sentido tanto miedo desde aquella fatídica tarde en la que halló a su esposa en el baño sobre un charco de sangre. Su hija, su pequeña, se había escapado de casa y podía estar en peligro. ¿A dónde pudo ir? ¿por qué se fue? Las manos le temblaban mientras conducía al límite de velocidad, lo menos que necesitaba era que lo detuviera la policía. En cuanto llegó a casa, revisó cada rincón, buscándola, esperando que estuviera escondida, pero no la encontró, no estaba.—Señor, la cámara de seguridad captó el momento que su hija salió por el portón principal, ingresó el código de seguridad y huyó —le informó Max, su jefe de seguridad. —¿Cómo pudo saberlo? —preguntó con el ceño fruncido. Max sacudió la cabeza sin poder darle una respuesta—. Saldré a buscarla, puede estar cerca. Corrió afuera, se subió a su auto y salió de casa para recorrer las calles de la zona. Pasó media hora dando vueltas por la manzana, pero no había rastro de Brooke. ¿Y si alguien se la había llevad