Valentina no le respondía ni las llamadas ni los mensajes y, cuando fue a verla, no lo dejó pasar, había cambiando la cerradura principal para impedir que entrara. Estaba desesperado, necesitaba verla, no soportaba estar más tiempo lejos de ella. Pasaron demasiado tiempo separados cuando estuvo secuestrado y no era justo que no pudiera estar a su lado. Sería su esposa si Maddy no hubiera orquestado aquella trampa. Si tan solo pudiera demostrarlo, todo sería distinto. Esa tarde, no aguantó más y condujo hacia la casa de Valentina, acamparía en el frente si era necesario, pero necesitaba verla aunque sea desde lejos. Llevaba un par de horas en el auto cuando el Jeep de Zack se detuvo frente a la entrada durante un momento antes de que el portón se abriera permitiéndole la entrada. Ese imbécil tendría lo que él no podía: estar cerca de Valentina. Los celos y la rabia lo recorrieron como un veneno, era injusto que Zack pasara tiempo con ella y que él tuviera que conformarse con verla
El corazón le dio un vuelco cuando lo vio, lo seguía queriendo a pesar de todo, había soñado una vida entera a su lado y la despertaron de golpe, como si la hubieran lanzado desde el cielo a un profundo abismo. —¿Qué haces aquí? ¿estás siguiéndome? —le preguntó cubriendo sus sentimientos detrás de una máscara de desprecio. No podía ser casualidad que estuviera en el mismo restaurant que ella. —No, estoy esperando a Alex para comer —respondió con un nudo en la garganta, no podía creer que la tuviera frente a él, que solo los separaran centímetros. Se moría por abrazarla y no soltarla jamás—. Valentina, yo…—No —negó sacudiendo la cabeza, no podía escucharlo, necesitaba alejarse de él, era muy difícil tenerlo en frente después de lo que hizo. Pasó a un lado de él queriendo huir, pero Bruno la sujetó de la mano, reteniéndola, no podía perder la oportunidad de hablar con ella, tal vez no tendría otra. —Por favor, dame un minuto, solo eso te pido —le rogó encontrado su mirada. —No me i
El investigador privado que había contratado Bruno trabajaba en encontrar pruebas sobre lo que pasó aquella tarde. Revisó las grabaciones de las cámaras de seguridad de la empresa, pero ninguna estaba apuntando al auto de Bruno ese día. Alguien debió manipular las cámaras, porque en las grabaciones del día anterior sí había registro del auto estando en ese mismo puesto. Siguiendo esa pista, interrogó al empleado de seguridad que estuvo en la sala de monitoreo esa tarde, pero no consiguió nada, él le aseguró que no movió la cámara, que alguien debió hacerlo manualmente. Sin registros visuales de lo que sucedió luego de que se subió en el auto, el siguiente paso era revisar las cámaras del hotel para saber cómo había llegado y quién lo llevó a la habitación. Pero la respuesta del gerente del hotel fue un rotundo no, y sin esa evidencia, era imposible descubrir la verdad. Necesitaba tener acceso a esas grabaciones y solo le quedaba una manera de obtenerlas; no sería la primera vez que
Jason sabía que había sido muy duro con Valentina, pero solo quería lo mejor para su nieta. —Le diré que tuviste que irte por tu hijo, Lilibeth y yo la cuidaremos —le dijo antes de dar media vuelta para regresar, lo del café solo había sido un pretexto para alejarla de la habitación. —No puede impedirme que esté con ella —aseveró Valentina siguiéndolo. Jason se giró y la enfrentó. —Sí que puedo, soy su abuelo y, mientras mi hijo no esté, haré lo que considere mejor para mi nieta. Espero que Bruno encuentre a una mujer que lo ame en verdad y esté dispuesta a ser una madre para Brooke. —Está siendo muy injusto, si no estoy con Bruno no es porque no lo ame. Él me engañó. —Se defendió indignada. —No te engañó, solo no quieres creerle. Pero no intentaré convencerte de que lo hagas —refirió con el ceño fruncido—. Te agradezco que trajeras a mi nieta, pero ahora debes irte. —Dio media vuelta y se alejó ante la mirada atónita de Valentina. Nunca imaginó que Jason Lombardi fuera así, la v
Valentina estaba en su oficina revisando los bocetos que había realizado Ana, la diseñadora del departamento infantil. Era muy buena, solo debía arreglar unos detalles para aprobarlos. Todos trabajaban muy bien, como un equipo, era un ambiente laboral muy distinto al que había en la empresa de Bruno. Unos minutos antes de la hora de salir, Will tocó a su puerta y entró a su oficina. No lo había visto en días porque estaba fuera de la ciudad cerrando algunos tratos de negocio. La saludó con una sonrisa y Valentina le correspondió con el mismo gesto, aunque lo menos que quería era sonreír. Había pasado la noche llorando y seguía triste por la decisión que tuvo que tomar. —¿Has terminado? Te tengo una sorpresa —pronunció acercándose. —¿Qué tipo de sorpresa? —Si te lo digo ya no lo sería ¿no crees? —Alzó las cejas. —Es lo que intento, no me gustan las sorpresas. —Vamos, esta te gustará —aseguró guiñándole un ojo. No era la primera vez que lo hacía, coqueteaba con ella todo el
Sin que una vez fuera suficiente, subieron a la habitación de Valentina y volvieron a hacer el amor, esta vez, sin tantas prisas y ansiedad. La felicidad le brotaba por los poros, se amaban con locura, se complementaban como si hubieran sido hechos el uno para el otro. —No se tú, pero yo no quiero esperar para casarme contigo. Pienso que podemos tener algo íntimo, con nuestra familia y los amigos más cercanos —dijo Bruno estando en la cama con Valentina, acariciándole la espalda mientras ella permanecía sobre su pecho. —Sí, me parece perfecto. No necesito una boda grande, solo a ti. —Lo miró sonriendo y compartieron un beso cariñoso—. Me encantaría pasar el resto del día encerrada aquí contigo, pero la niñera se tiene que ir y Zack vendrá pronto a ver a James. —Ya que lo mencionas. Puede que contigo actúe como el padre del año, pero sigue siendo el mismo imbécil de siempre. Lo seguí hace un tiempo saliendo de aquí y se fue a un club nudista. —No te preocupes, sé muy bien quie
Valentina lloró sin consuelo la pérdida de su abuela, era su única familia, la cuidó desde que era una pequeña, fue su mamá, su . No podía creer que se hubiera ido, que nunca más la vería. Lo que pasó con Zack le había afectado más de lo que pensaba y no podía dejar de sentirse culpable por no haberse preocupado por ella. Su cuerpo fue cremado dos días después de su fallecimiento, ese había sido su deseo, y que sus restos reposaran junto a la tumba de su hija. Luego del entierro, se fue con Bruno a su casa, no quería estar sola y era el paso obvio luego de reconciliarse. Brooke se alegró muchísimo cuando le dieron la noticia que tanto había esperado. Su deseo se había cumplido, su mami volvió a casa y los cuatro serían una familia. Una semana después, Valentina decidió que era momento de presentarle su renuncia a Will, él le había concedido unos días de permiso por la muerte de su abuela, pero ignoraba que había regresado con Bruno ni que dejaría su empresa. —Tienes un contrato co
Luego de la celebración de la boda, Bruno llevó a su esposa al hotel más lujoso de la ciudad, esa noche le haría el amor por primera vez a Valentina como la señora de Lombardi. La felicidad no le cabía en el pecho, fue bendecido con segunda oportunidad con una mujer maravillosa, dulce, apasionada, fuerte, valiente, hermosa, leal y, lo más importante, buena madre.Cuando perdió a su primera esposa, lo menos que pensó fue en rehacer su vida con nadie más, quedó devastado, creía que sus ilusiones y esperanzas habían muerto con ella, pero el destino puso delante de él a Valentina demostrándole lo poderoso del amor, capaz de sanar un corazón roto y devolver la ilusión perdida.Cuando llegaron a la suite, la alzó en sus brazos y la llevó hasta la habitación recorriendo un camino de pétalos de rosa iluminado por cientos de velas que crearon un ambiente tan romántico como sensual. Aquella sería una noche especial, única, que recordarían el resto de sus vidas. Con cuidado, la dejó frente a la