Jason sabía que había sido muy duro con Valentina, pero solo quería lo mejor para su nieta. —Le diré que tuviste que irte por tu hijo, Lilibeth y yo la cuidaremos —le dijo antes de dar media vuelta para regresar, lo del café solo había sido un pretexto para alejarla de la habitación. —No puede impedirme que esté con ella —aseveró Valentina siguiéndolo. Jason se giró y la enfrentó. —Sí que puedo, soy su abuelo y, mientras mi hijo no esté, haré lo que considere mejor para mi nieta. Espero que Bruno encuentre a una mujer que lo ame en verdad y esté dispuesta a ser una madre para Brooke. —Está siendo muy injusto, si no estoy con Bruno no es porque no lo ame. Él me engañó. —Se defendió indignada. —No te engañó, solo no quieres creerle. Pero no intentaré convencerte de que lo hagas —refirió con el ceño fruncido—. Te agradezco que trajeras a mi nieta, pero ahora debes irte. —Dio media vuelta y se alejó ante la mirada atónita de Valentina. Nunca imaginó que Jason Lombardi fuera así, la v
Valentina estaba en su oficina revisando los bocetos que había realizado Ana, la diseñadora del departamento infantil. Era muy buena, solo debía arreglar unos detalles para aprobarlos. Todos trabajaban muy bien, como un equipo, era un ambiente laboral muy distinto al que había en la empresa de Bruno. Unos minutos antes de la hora de salir, Will tocó a su puerta y entró a su oficina. No lo había visto en días porque estaba fuera de la ciudad cerrando algunos tratos de negocio. La saludó con una sonrisa y Valentina le correspondió con el mismo gesto, aunque lo menos que quería era sonreír. Había pasado la noche llorando y seguía triste por la decisión que tuvo que tomar. —¿Has terminado? Te tengo una sorpresa —pronunció acercándose. —¿Qué tipo de sorpresa? —Si te lo digo ya no lo sería ¿no crees? —Alzó las cejas. —Es lo que intento, no me gustan las sorpresas. —Vamos, esta te gustará —aseguró guiñándole un ojo. No era la primera vez que lo hacía, coqueteaba con ella todo el
Sin que una vez fuera suficiente, subieron a la habitación de Valentina y volvieron a hacer el amor, esta vez, sin tantas prisas y ansiedad. La felicidad le brotaba por los poros, se amaban con locura, se complementaban como si hubieran sido hechos el uno para el otro. —No se tú, pero yo no quiero esperar para casarme contigo. Pienso que podemos tener algo íntimo, con nuestra familia y los amigos más cercanos —dijo Bruno estando en la cama con Valentina, acariciándole la espalda mientras ella permanecía sobre su pecho. —Sí, me parece perfecto. No necesito una boda grande, solo a ti. —Lo miró sonriendo y compartieron un beso cariñoso—. Me encantaría pasar el resto del día encerrada aquí contigo, pero la niñera se tiene que ir y Zack vendrá pronto a ver a James. —Ya que lo mencionas. Puede que contigo actúe como el padre del año, pero sigue siendo el mismo imbécil de siempre. Lo seguí hace un tiempo saliendo de aquí y se fue a un club nudista. —No te preocupes, sé muy bien quie
Valentina lloró sin consuelo la pérdida de su abuela, era su única familia, la cuidó desde que era una pequeña, fue su mamá, su . No podía creer que se hubiera ido, que nunca más la vería. Lo que pasó con Zack le había afectado más de lo que pensaba y no podía dejar de sentirse culpable por no haberse preocupado por ella. Su cuerpo fue cremado dos días después de su fallecimiento, ese había sido su deseo, y que sus restos reposaran junto a la tumba de su hija. Luego del entierro, se fue con Bruno a su casa, no quería estar sola y era el paso obvio luego de reconciliarse. Brooke se alegró muchísimo cuando le dieron la noticia que tanto había esperado. Su deseo se había cumplido, su mami volvió a casa y los cuatro serían una familia. Una semana después, Valentina decidió que era momento de presentarle su renuncia a Will, él le había concedido unos días de permiso por la muerte de su abuela, pero ignoraba que había regresado con Bruno ni que dejaría su empresa. —Tienes un contrato co
Luego de la celebración de la boda, Bruno llevó a su esposa al hotel más lujoso de la ciudad, esa noche le haría el amor por primera vez a Valentina como la señora de Lombardi. La felicidad no le cabía en el pecho, fue bendecido con segunda oportunidad con una mujer maravillosa, dulce, apasionada, fuerte, valiente, hermosa, leal y, lo más importante, buena madre.Cuando perdió a su primera esposa, lo menos que pensó fue en rehacer su vida con nadie más, quedó devastado, creía que sus ilusiones y esperanzas habían muerto con ella, pero el destino puso delante de él a Valentina demostrándole lo poderoso del amor, capaz de sanar un corazón roto y devolver la ilusión perdida.Cuando llegaron a la suite, la alzó en sus brazos y la llevó hasta la habitación recorriendo un camino de pétalos de rosa iluminado por cientos de velas que crearon un ambiente tan romántico como sensual. Aquella sería una noche especial, única, que recordarían el resto de sus vidas. Con cuidado, la dejó frente a la
Un año y medio después Bruno y Valentina cada día estaban más enamorados, su relación no era perfecta, ninguna lo es, pero se amaban profundamente y siempre encontraban la manera de resolver sus diferencias. En pocos días, el pequeño James cumplía dos años y habían decidido celebrarlo en Orlando, donde pasarían unas merecidas vacaciones de una semana. El trabajo siempre mantenía ocupado a Bruno y no le dedicaba tanto tiempo a su familia como quería. Brooke no cabía en sí de la felicidad, no era su primera vez en la ciudad de Disney World, pero ahora era distinto porque su familia había crecido, tenía iba mamá y un hermanito al que adoraba. Pasaba tanto tiempo con él que su primera palabra fue algo muy parecido a su nombre; Brooke era muy difícil para él, le decía Boo. A Valentina le decía mamá y a Bruno papá; lo amaba como suyo así no llevara su sangre, de la misma manera que Valentina amaba a su hija. Orlando era un sueño para Valentina, de niña, siempre quiso conocer las popular
¡Leucemia! ¡James tenía leucemia! Valentina no podía creerlo, su bebé estaba muy enfermo, podía morir, y sintió como si el mundo se le viniera encima. Su instinto se lo había advertido, pero jamás imaginó que se tratara de cáncer.El médico esperó a que Valentina se calmara para hablarle sobre el tratamiento que debían iniciar: quimioterapia de inducción con el objetivo de lograr una remisión, que se lograba cuando las células leucémicas dejaban de aparecer en las muestras de médula ósea. También debían suministrarle antibióticos, plaquetas y glóbulos rojos, lo que requería que se quedara en el hospital durante un tiempo. Todo aquello parecía una pesadilla, hacía solo unos días su niño estaba feliz, sano, correteando por la casa, y ahora le decían que necesitaba quimioterapia, que estaba enfermo. Era muy difícil de asimilar. Luego de responder todas sus preguntas, el médico salió de la habitación y Valentina se desplomó en llanto. Intentaba ser fuerte, pero no podía, al menos no
El plan de Bruno no había funcionado, en vez de resolverlo, parecía que lo había empeorado. Estaba muy seguro de que Zack aceptaría su dinero a cambio de dejar en paz a su esposa, pero no mostró ningún interés. Y es que a Zack el dinero lo importaba, solo quería una cosa: a Valentina, y si no podía tenerla, Bruno tampoco. Si tenía que apartarlo del camino, lo haría. Antes lo había intentado, pero cometió el error de confiar en Madeline, esta vez sería distinto. Luego de que Bruno se marchara, Zack estuvo pensando en todo lo que dijo y decidió no continuar con la demanda, no porque él se lo pidiera, sino porque no le convenía. Sus planes habían cambiado, con James enfermo, tenía una mejor oportunidad de acercarse a Valentina. Con ayuda de Mario, el investigador de confianza de su padre, encontró su número de teléfono y la llamó. Valentina se sorprendió mucho al escuchar su voz, iba a colgarle, pero Zack le pidió que por favor lo escuchara, que la estaba llamando para pedirle perdón,