¿Bruno tendrá una explicación sobre esa mujer? ¿En aue terminará la pelea entre él y Zack?
Capítulo 37. DescuidoSe iban a matar, debía hacer que se detuvieran como fuera y lo único que se le ocurrió fue meterse entre los dos porque ninguno tenía intención de detenerse. —¡Basta! ¡Ha sido suficiente! —gritó interponiéndose entre el par de brutos que se golpeaban como salvajes. Y así logró acabar con aquella confrontación—. Vete, Zack. Luego te llamo. —No pienso dejarte con ese idiota —espetó mirando con odio a Bruno.—No es conmigo con quien corre peligro —escupió Bruno conteniéndose de ir de nuevo tras él. —Zack, por favor, vete —insistió Valentina poniéndose de lado del imbécil de Bruno. —Debería ser él quien se vaya, es mi día para ver a James —dijo limpiándose la sangre que le corría por la barbilla, Bruno le había roto el labio y la ceja. Pero él no estaba mejor, Zack era más alto y fornido y le había dado varios golpes en el costado, en la cara y en el hombro, justo sobre la herida. —Lo sé, ¿puedes venir mañana? —Sí —aceptó sabiendo que era una batalla pe
La fiebre de James se debía a una infección en la garganta, le recetaron antibióticos y analgésicos para la fiebre y el dolor. En pocos días, estaría bien. Fue un alivio para Valentina saber que se recuperaría pronto, aunque seguía sintiéndose muy mal por no haberse dado cuenta de que su bebé estaba enfermo. Se quedó con él en casa hasta que sanó, no quería despegarse de su pequeño. En su ausencia, Bruno se encargó de dirigir el departamento de diseño, había conseguido convencer a Red Apple de seguir vendiendo su ropa a cambio de un margen de ganancia más beneficioso para ellos. Esa tarde, Valentina recibió un paquete de parte de Bruno, era un vestido precioso celeste, sin mangas, con escote en V en el busto que se ceñía hasta la cintura y caía abierta en la falda por encima de las rodillas. Junto al vestido, había una nota que decía “Pasaré por ti a las siete”. Tenían dos días sin verse porque Bruno había salido de la ciudad por asuntos de la empresa y esa tarde regresaba. Justo a l
Bruno y Valentina acordaron que se casarían en tres meses, él quería que fuera más pronto, pero preparar la boda perfecta llevaba tiempo y ella quería que todo fuera perfecto, como siempre lo había imaginado. Además, tenían mucho trabajo con las nuevas colecciones que estaban diseñando, el representante de ventas de Red Apple quería diseños exclusivos para sus tiendas y tenían un plazo de tiempo para tenerlos listos. Al mediodía, Valentina subió a la oficina de Bruno y su secretaria le dijo que estaba en una reunión, que debía estar por terminar. Se sentó en la sala de espera y se dedicó a mirar vestidos de novia, no había hallado ninguno que le gustara tanto, todos parecían más de lo mismo. —Fue un placer volver a verte, espero que no sea la última vez —pronunció una voz femenina desde la puerta de la oficina de Bruno. Valentina alzó la mirada en su dirección y vio a una rubia atractiva hablándole a su prometido muy de cerca. —También me ha alegrado verte, Maddy —pronuncio él son
No podía ser verdad, Bruno no podía estarla engañado con esa mujer, iban a casarse, estaban felices, comenzaban a construir una familia...Un segundo mensaje llegó a su correo electrónico, esta vez no había ninguna foto, solo el nombre de un hotel y el número de la habitación. ¿Entonces estaba pasando en ese momento? Le dijo al chófer que cambiara de destino, iría al hotel para comprobar si era cierto que estaba con Madeline. Deseaba que todo fuera mentira, su corazón quedaría por completo devastado si lo encontraba con otra mujer en la cama. El cuerpo le temblaba cuando entró al hotel, en solo minutos descubriría la verdad. Subió al ascensor y le indicó al operador a cual habitación iba, él presionó el botón correcto e iniciaron el ascenso hasta el piso cinco. Lorena estaba junto a ella, no iba a dejarla sola en aquel momento. En cuanto se bajó del ascensor, caminó hasta la puerta de la habitación que le habían indicado y tocó varias veces. Un minuto después, Madeline abrió envuel
Bruno estaba muy confundido, no tenía la menor idea de cómo había terminado en ese hotel con Madeline. Cuando fue a verla para aclarar las cosas, le dijo que él la había citado en el hotel, que comenzó a besarla cuando llegó a la habitación y terminaron haciendo el amor. Pero él no recordaba nada de eso. ¿Cómo era posible? —Mira tu registro de llamadas, tú me llamaste, Bruno. Era verdad, había una llamada saliente al número de Maddy ese día, duró menos de un minuto. —No lo recuerdo, ni haberte llamado ni haber ido a ese hotel.—Pero lo hiciste, Bruno, así no te acuerdes. Lo que tuvimos fue especial, me hiciste el amor con tanta pasión…—No, no puede ser verdad. ¿Por qué me acostaría contigo? Amo a Valentina, jamás la engañaría —pronunció atormentado, aquello era una pesadilla. —Me dijiste que no habías podido dejar de pensar en mí desde que nos vimos, que me deseabas, y yo sentía lo mismo, verte reavivó mis sentimientos por ti. Nunca pude superarte —confesó acercándose con l
Valentina no le respondía ni las llamadas ni los mensajes y, cuando fue a verla, no lo dejó pasar, había cambiando la cerradura principal para impedir que entrara. Estaba desesperado, necesitaba verla, no soportaba estar más tiempo lejos de ella. Pasaron demasiado tiempo separados cuando estuvo secuestrado y no era justo que no pudiera estar a su lado. Sería su esposa si Maddy no hubiera orquestado aquella trampa. Si tan solo pudiera demostrarlo, todo sería distinto. Esa tarde, no aguantó más y condujo hacia la casa de Valentina, acamparía en el frente si era necesario, pero necesitaba verla aunque sea desde lejos. Llevaba un par de horas en el auto cuando el Jeep de Zack se detuvo frente a la entrada durante un momento antes de que el portón se abriera permitiéndole la entrada. Ese imbécil tendría lo que él no podía: estar cerca de Valentina. Los celos y la rabia lo recorrieron como un veneno, era injusto que Zack pasara tiempo con ella y que él tuviera que conformarse con verla
El corazón le dio un vuelco cuando lo vio, lo seguía queriendo a pesar de todo, había soñado una vida entera a su lado y la despertaron de golpe, como si la hubieran lanzado desde el cielo a un profundo abismo. —¿Qué haces aquí? ¿estás siguiéndome? —le preguntó cubriendo sus sentimientos detrás de una máscara de desprecio. No podía ser casualidad que estuviera en el mismo restaurant que ella. —No, estoy esperando a Alex para comer —respondió con un nudo en la garganta, no podía creer que la tuviera frente a él, que solo los separaran centímetros. Se moría por abrazarla y no soltarla jamás—. Valentina, yo…—No —negó sacudiendo la cabeza, no podía escucharlo, necesitaba alejarse de él, era muy difícil tenerlo en frente después de lo que hizo. Pasó a un lado de él queriendo huir, pero Bruno la sujetó de la mano, reteniéndola, no podía perder la oportunidad de hablar con ella, tal vez no tendría otra. —Por favor, dame un minuto, solo eso te pido —le rogó encontrado su mirada. —No me i
El investigador privado que había contratado Bruno trabajaba en encontrar pruebas sobre lo que pasó aquella tarde. Revisó las grabaciones de las cámaras de seguridad de la empresa, pero ninguna estaba apuntando al auto de Bruno ese día. Alguien debió manipular las cámaras, porque en las grabaciones del día anterior sí había registro del auto estando en ese mismo puesto. Siguiendo esa pista, interrogó al empleado de seguridad que estuvo en la sala de monitoreo esa tarde, pero no consiguió nada, él le aseguró que no movió la cámara, que alguien debió hacerlo manualmente. Sin registros visuales de lo que sucedió luego de que se subió en el auto, el siguiente paso era revisar las cámaras del hotel para saber cómo había llegado y quién lo llevó a la habitación. Pero la respuesta del gerente del hotel fue un rotundo no, y sin esa evidencia, era imposible descubrir la verdad. Necesitaba tener acceso a esas grabaciones y solo le quedaba una manera de obtenerlas; no sería la primera vez que