¿Cuál creen que será la respuesta de Valentina?
La propuesta de Bruno tomó a Valentina por sorpresa, fue totalmente inesperada, pero en el momento que le hizo la pregunta, supo lo que respondería. —Sí, Bruno, quiero ser tu esposa —contestó llorando de emoción y felicidad. Lo amaba como no había querido a otro hombre y deseaba compartir el resto de su vida con él. Bruno sonrió y juntó sus labios con los de ella, besándola como tanto lo había anhelado, la amaba como jamás pensó que volvería a hacerlo, Valentina llegó a su vida como un faro de luz que disipó la oscuridad que lo consumía, como un regalo que no merecía. Esa misma tarde, volvieron a San Francisco. Bruno necesitaría un tiempo para recuperarse por completo, pero estaba vivo y entero. Había sobrevivido a un infierno del que creyó nunca salir. Si logró escapar fue porque Kim tuvo un descuido, había dejado la llave en la habitación y Bruno pudo liberarse. Esperó a que entrara, la sujetó con fuerza, la esposó a la cama y le suministró una inyección de sedante para que no pud
Nadie esperaba que Bruno volviera tan pronto a la oficina, sobretodo Will, que se sentía a sus anchas ocupando su puesto. —No tenía idea de que desearas tanto ser yo —enunció Bruno entrando a su oficina sin aviso, era el dueño de la empresa, no tenía que pedir permiso. —No deseo ser tú, solo hago tu trabajo —respondió Will sin inmutarse, era el más calificado para ocupar el puesto de CEO, incluso más que Bruno, pensaba él. —No tienes que hacerlo más, he vuelto —le comunicó Bruno acercándose al escritorio—. Veo que te pusiste muy cómodo, ¿pensabas que no volvería? —preguntó viendo todos los cambios que le había hecho a la oficina. Estaba molesto por las decisiones que tomó, y que además modificara su oficina, fue la gota que rebasó el vaso.—Imagino que tu novia te habló sobre los ajustes que he hecho —dijo reclinándose en el asiento, no tenía intenciones de levantarse. —Prometida —corrigió con orgullo—. Y sí, me dijo algunas cosas. ¿Tienes idea de cuánto dinero se invirtió en diseñ
Capítulo 37. DescuidoSe iban a matar, debía hacer que se detuvieran como fuera y lo único que se le ocurrió fue meterse entre los dos porque ninguno tenía intención de detenerse. —¡Basta! ¡Ha sido suficiente! —gritó interponiéndose entre el par de brutos que se golpeaban como salvajes. Y así logró acabar con aquella confrontación—. Vete, Zack. Luego te llamo. —No pienso dejarte con ese idiota —espetó mirando con odio a Bruno.—No es conmigo con quien corre peligro —escupió Bruno conteniéndose de ir de nuevo tras él. —Zack, por favor, vete —insistió Valentina poniéndose de lado del imbécil de Bruno. —Debería ser él quien se vaya, es mi día para ver a James —dijo limpiándose la sangre que le corría por la barbilla, Bruno le había roto el labio y la ceja. Pero él no estaba mejor, Zack era más alto y fornido y le había dado varios golpes en el costado, en la cara y en el hombro, justo sobre la herida. —Lo sé, ¿puedes venir mañana? —Sí —aceptó sabiendo que era una batalla pe
La fiebre de James se debía a una infección en la garganta, le recetaron antibióticos y analgésicos para la fiebre y el dolor. En pocos días, estaría bien. Fue un alivio para Valentina saber que se recuperaría pronto, aunque seguía sintiéndose muy mal por no haberse dado cuenta de que su bebé estaba enfermo. Se quedó con él en casa hasta que sanó, no quería despegarse de su pequeño. En su ausencia, Bruno se encargó de dirigir el departamento de diseño, había conseguido convencer a Red Apple de seguir vendiendo su ropa a cambio de un margen de ganancia más beneficioso para ellos. Esa tarde, Valentina recibió un paquete de parte de Bruno, era un vestido precioso celeste, sin mangas, con escote en V en el busto que se ceñía hasta la cintura y caía abierta en la falda por encima de las rodillas. Junto al vestido, había una nota que decía “Pasaré por ti a las siete”. Tenían dos días sin verse porque Bruno había salido de la ciudad por asuntos de la empresa y esa tarde regresaba. Justo a l
Bruno y Valentina acordaron que se casarían en tres meses, él quería que fuera más pronto, pero preparar la boda perfecta llevaba tiempo y ella quería que todo fuera perfecto, como siempre lo había imaginado. Además, tenían mucho trabajo con las nuevas colecciones que estaban diseñando, el representante de ventas de Red Apple quería diseños exclusivos para sus tiendas y tenían un plazo de tiempo para tenerlos listos. Al mediodía, Valentina subió a la oficina de Bruno y su secretaria le dijo que estaba en una reunión, que debía estar por terminar. Se sentó en la sala de espera y se dedicó a mirar vestidos de novia, no había hallado ninguno que le gustara tanto, todos parecían más de lo mismo. —Fue un placer volver a verte, espero que no sea la última vez —pronunció una voz femenina desde la puerta de la oficina de Bruno. Valentina alzó la mirada en su dirección y vio a una rubia atractiva hablándole a su prometido muy de cerca. —También me ha alegrado verte, Maddy —pronuncio él son
No podía ser verdad, Bruno no podía estarla engañado con esa mujer, iban a casarse, estaban felices, comenzaban a construir una familia...Un segundo mensaje llegó a su correo electrónico, esta vez no había ninguna foto, solo el nombre de un hotel y el número de la habitación. ¿Entonces estaba pasando en ese momento? Le dijo al chófer que cambiara de destino, iría al hotel para comprobar si era cierto que estaba con Madeline. Deseaba que todo fuera mentira, su corazón quedaría por completo devastado si lo encontraba con otra mujer en la cama. El cuerpo le temblaba cuando entró al hotel, en solo minutos descubriría la verdad. Subió al ascensor y le indicó al operador a cual habitación iba, él presionó el botón correcto e iniciaron el ascenso hasta el piso cinco. Lorena estaba junto a ella, no iba a dejarla sola en aquel momento. En cuanto se bajó del ascensor, caminó hasta la puerta de la habitación que le habían indicado y tocó varias veces. Un minuto después, Madeline abrió envuel
Bruno estaba muy confundido, no tenía la menor idea de cómo había terminado en ese hotel con Madeline. Cuando fue a verla para aclarar las cosas, le dijo que él la había citado en el hotel, que comenzó a besarla cuando llegó a la habitación y terminaron haciendo el amor. Pero él no recordaba nada de eso. ¿Cómo era posible? —Mira tu registro de llamadas, tú me llamaste, Bruno. Era verdad, había una llamada saliente al número de Maddy ese día, duró menos de un minuto. —No lo recuerdo, ni haberte llamado ni haber ido a ese hotel.—Pero lo hiciste, Bruno, así no te acuerdes. Lo que tuvimos fue especial, me hiciste el amor con tanta pasión…—No, no puede ser verdad. ¿Por qué me acostaría contigo? Amo a Valentina, jamás la engañaría —pronunció atormentado, aquello era una pesadilla. —Me dijiste que no habías podido dejar de pensar en mí desde que nos vimos, que me deseabas, y yo sentía lo mismo, verte reavivó mis sentimientos por ti. Nunca pude superarte —confesó acercándose con l
Valentina no le respondía ni las llamadas ni los mensajes y, cuando fue a verla, no lo dejó pasar, había cambiando la cerradura principal para impedir que entrara. Estaba desesperado, necesitaba verla, no soportaba estar más tiempo lejos de ella. Pasaron demasiado tiempo separados cuando estuvo secuestrado y no era justo que no pudiera estar a su lado. Sería su esposa si Maddy no hubiera orquestado aquella trampa. Si tan solo pudiera demostrarlo, todo sería distinto. Esa tarde, no aguantó más y condujo hacia la casa de Valentina, acamparía en el frente si era necesario, pero necesitaba verla aunque sea desde lejos. Llevaba un par de horas en el auto cuando el Jeep de Zack se detuvo frente a la entrada durante un momento antes de que el portón se abriera permitiéndole la entrada. Ese imbécil tendría lo que él no podía: estar cerca de Valentina. Los celos y la rabia lo recorrieron como un veneno, era injusto que Zack pasara tiempo con ella y que él tuviera que conformarse con verla