Capítulo 33. ¿Despedida?Con las pruebas en manos, Valentina subió a la oficina de Will y le presentó la documentación de registro de los diseños que había realizado para la empresa, podía ser una principiante, pero contaba con la experiencia suficiente para saber lo importante que era registrar sus trabajos. Y, por su puesto, Ana no contaba con eso. Había enviado los primeros diseños de Valentina a una empresa textil más pequeña que ya había iniciado la producción del producto, la empresa los había registrado como propios, pero en una fecha posterior a la de Valentina. En cuanto Will tuvo toda la información, mandó a llamarlas a ambas a su oficina. Ana entró con actitud victoriosa pensando que había ganado, mientras que Valentina sentía que el corazón se le saldría del pecho. —He comprobado que los diseños que presentó la señorita Collins son suyos, fueron registrados en una fecha anterior a los de la empresa Pretty Ladies.—No puede ser, debió falsificar los registros —intervi
Valentina se secó las lágrimas y se comunicó con el detective a cargo del caso de Bruno, tenía que avisarle que la había contactado. Tan pronto contestó, le dijo que la había llamado y lo que hablaron. Esperaba que pudieran encontrarlo siguiendo la pista de la llamada. El detective le pidió que le diera el número telefónico desde donde había llamado y quedó en avisarle si lograban algo. Tras colgar, salió de la oficina y fue a la casa de los padres de Bruno, quería darle la noticia en persona. Brooke corrió a abrazarla cuando la vio y enseguida le preguntó por James, lo adoraba. —Está en casa con la niñera, cariño. —Quiero verlo, lo extraño mucho. —Hizo un mohín. —Falta poco para el fin de semana, lo verás pronto, preciosa. —Sí —sonrió sin que el gesto llegara a sus ojos—. Y a mi papá, ¿cuándo lo veré de nuevo? —le preguntó a punto de llorar. Y Valentina sintió su corazón encogerse; para la niña, todo aquello era mucho más duro, no entendía porqué su tía había alejado a su papá d
La propuesta de Bruno tomó a Valentina por sorpresa, fue totalmente inesperada, pero en el momento que le hizo la pregunta, supo lo que respondería. —Sí, Bruno, quiero ser tu esposa —contestó llorando de emoción y felicidad. Lo amaba como no había querido a otro hombre y deseaba compartir el resto de su vida con él. Bruno sonrió y juntó sus labios con los de ella, besándola como tanto lo había anhelado, la amaba como jamás pensó que volvería a hacerlo, Valentina llegó a su vida como un faro de luz que disipó la oscuridad que lo consumía, como un regalo que no merecía. Esa misma tarde, volvieron a San Francisco. Bruno necesitaría un tiempo para recuperarse por completo, pero estaba vivo y entero. Había sobrevivido a un infierno del que creyó nunca salir. Si logró escapar fue porque Kim tuvo un descuido, había dejado la llave en la habitación y Bruno pudo liberarse. Esperó a que entrara, la sujetó con fuerza, la esposó a la cama y le suministró una inyección de sedante para que no pud
Nadie esperaba que Bruno volviera tan pronto a la oficina, sobretodo Will, que se sentía a sus anchas ocupando su puesto. —No tenía idea de que desearas tanto ser yo —enunció Bruno entrando a su oficina sin aviso, era el dueño de la empresa, no tenía que pedir permiso. —No deseo ser tú, solo hago tu trabajo —respondió Will sin inmutarse, era el más calificado para ocupar el puesto de CEO, incluso más que Bruno, pensaba él. —No tienes que hacerlo más, he vuelto —le comunicó Bruno acercándose al escritorio—. Veo que te pusiste muy cómodo, ¿pensabas que no volvería? —preguntó viendo todos los cambios que le había hecho a la oficina. Estaba molesto por las decisiones que tomó, y que además modificara su oficina, fue la gota que rebasó el vaso.—Imagino que tu novia te habló sobre los ajustes que he hecho —dijo reclinándose en el asiento, no tenía intenciones de levantarse. —Prometida —corrigió con orgullo—. Y sí, me dijo algunas cosas. ¿Tienes idea de cuánto dinero se invirtió en diseñ
Capítulo 37. DescuidoSe iban a matar, debía hacer que se detuvieran como fuera y lo único que se le ocurrió fue meterse entre los dos porque ninguno tenía intención de detenerse. —¡Basta! ¡Ha sido suficiente! —gritó interponiéndose entre el par de brutos que se golpeaban como salvajes. Y así logró acabar con aquella confrontación—. Vete, Zack. Luego te llamo. —No pienso dejarte con ese idiota —espetó mirando con odio a Bruno.—No es conmigo con quien corre peligro —escupió Bruno conteniéndose de ir de nuevo tras él. —Zack, por favor, vete —insistió Valentina poniéndose de lado del imbécil de Bruno. —Debería ser él quien se vaya, es mi día para ver a James —dijo limpiándose la sangre que le corría por la barbilla, Bruno le había roto el labio y la ceja. Pero él no estaba mejor, Zack era más alto y fornido y le había dado varios golpes en el costado, en la cara y en el hombro, justo sobre la herida. —Lo sé, ¿puedes venir mañana? —Sí —aceptó sabiendo que era una batalla pe
La fiebre de James se debía a una infección en la garganta, le recetaron antibióticos y analgésicos para la fiebre y el dolor. En pocos días, estaría bien. Fue un alivio para Valentina saber que se recuperaría pronto, aunque seguía sintiéndose muy mal por no haberse dado cuenta de que su bebé estaba enfermo. Se quedó con él en casa hasta que sanó, no quería despegarse de su pequeño. En su ausencia, Bruno se encargó de dirigir el departamento de diseño, había conseguido convencer a Red Apple de seguir vendiendo su ropa a cambio de un margen de ganancia más beneficioso para ellos. Esa tarde, Valentina recibió un paquete de parte de Bruno, era un vestido precioso celeste, sin mangas, con escote en V en el busto que se ceñía hasta la cintura y caía abierta en la falda por encima de las rodillas. Junto al vestido, había una nota que decía “Pasaré por ti a las siete”. Tenían dos días sin verse porque Bruno había salido de la ciudad por asuntos de la empresa y esa tarde regresaba. Justo a l
Bruno y Valentina acordaron que se casarían en tres meses, él quería que fuera más pronto, pero preparar la boda perfecta llevaba tiempo y ella quería que todo fuera perfecto, como siempre lo había imaginado. Además, tenían mucho trabajo con las nuevas colecciones que estaban diseñando, el representante de ventas de Red Apple quería diseños exclusivos para sus tiendas y tenían un plazo de tiempo para tenerlos listos. Al mediodía, Valentina subió a la oficina de Bruno y su secretaria le dijo que estaba en una reunión, que debía estar por terminar. Se sentó en la sala de espera y se dedicó a mirar vestidos de novia, no había hallado ninguno que le gustara tanto, todos parecían más de lo mismo. —Fue un placer volver a verte, espero que no sea la última vez —pronunció una voz femenina desde la puerta de la oficina de Bruno. Valentina alzó la mirada en su dirección y vio a una rubia atractiva hablándole a su prometido muy de cerca. —También me ha alegrado verte, Maddy —pronuncio él son
No podía ser verdad, Bruno no podía estarla engañado con esa mujer, iban a casarse, estaban felices, comenzaban a construir una familia...Un segundo mensaje llegó a su correo electrónico, esta vez no había ninguna foto, solo el nombre de un hotel y el número de la habitación. ¿Entonces estaba pasando en ese momento? Le dijo al chófer que cambiara de destino, iría al hotel para comprobar si era cierto que estaba con Madeline. Deseaba que todo fuera mentira, su corazón quedaría por completo devastado si lo encontraba con otra mujer en la cama. El cuerpo le temblaba cuando entró al hotel, en solo minutos descubriría la verdad. Subió al ascensor y le indicó al operador a cual habitación iba, él presionó el botón correcto e iniciaron el ascenso hasta el piso cinco. Lorena estaba junto a ella, no iba a dejarla sola en aquel momento. En cuanto se bajó del ascensor, caminó hasta la puerta de la habitación que le habían indicado y tocó varias veces. Un minuto después, Madeline abrió envuel