Bennett Las ventajas se dan siempre con un mismo objetivo, ganar. Nadie está exento de perder, pero ninguno se atreve a dar un paso peligroso por más que deseen obtener la victoria. La cobardía me enferma. No solo por no atreverse a hacer algo, si no aquellos que lo hacen escondidos como las ratas que son. Marcell no es más que parte de esas ratas. Mucho poder el que dice tener, pero si sale a decir que es el benefactor, todo eso se cae y a eso le teme. Hace meses planeé esto. Dar un paso arriesgado a la muerte o a la gloria. La única opción de ganar una guerra es infiltrar sus filas, echar abajo sus planes y hacer que desciendan solos. Eso hice, eso logré. Nadie me vendría a jugar con lo mismo de nuevo. Tenía y tengo claro que para cortar su fluidez de conexiones debo tenerlo cerca y el éxito de tener a Vincent de rodilla me lo reitera. Dije que me iba a cansar de siempre estar un paso atrás, tener esa brecha que todos ya habían pasado. Ignorante a situaciones y hechos que me te
Bennett.—Es bueno tenerlo de regreso, jefe. —me dicen los tres que dejo atrás al caminar a la salida, donde viene entrando el tipo que pasaba con Zarya antes, de la mano con una mujer de piel trigueña con el mismo disfraz que mi rusa, pero de diferente color.—¿Tienes la ubicación? —pregunta Aarón y lo paso de largo. —Voy por ellas, así que deja de lloriquear. —Maldit0 imbécil. —ladra y una vez más le demuestro porqué siempre superaba cada récord que me imponía. —Pudiste hablar antes de hacerlo, no después. —reclama.—Controla a tu hermano para que deje de joder. —asevero cuando lo siento caminar a mi lado, llegando junto a Taddeo que solo mira todo con burla. —Unos puños y queda. —el otro se pega también del otro extremo, dejándome en medio. —Una linda reunión como la amorosa trinidad que somos. —Tu cállate que cada que apareces es para dar de golpes al otro. —le habla Aarón. —¿No tienes otros a quien joder? ¿Alguien con quien tienes una follada pendiente? Giordano niega divert
Bennett. Desde que me atacaron en la isla me hicieron ver que tenía que ir a un bando. Me atacaban porque no querían que siguiera investigando para dar con el benefactor. Lo corroboré cuando me explotaron la casa que según las cámaras de seguridad que habían en la entrada, escondida, se trató desde antes de que me fuera a Bulgaria. Me querían muerto desde antes. El correo que recibió Adam para encontrar a Aarón Reed con el escorpión no fue nada más que una estrategia para hacer que nos mataramos entre nosotros. No contaban con que eso a mí no me afectaba, porque ya lo sabía desde antes. A Aarón tampoco le interesaba sacarme del camino, como sucedió con ellos al ser descubiertos por mi padre.Quisieron hacer lo mismo y lo supe de inmediato. Si no aprendes del pasado, se correrá el riesgo de revivirlo decía Mallory y cuánta razón tenía. Mi padre cayó, pero sin quererlo ya me había preparado para afrontar ese tipo de situaciones. Aterrizamos en la azotea del edificio que reconozco bie
Bennett. Tenemos nombres y aún me faltaron más datos que recopilar y es lo que me jode, porque aún hay salidas por las que el coronel Thompson puede escapar. Si sabe que el ministro cayó estará en otro sitio al que pueda que no tengamos acceso tan fácil. Debemos destruir de una buena vez cada uno de los lugares donde deben esconderse todos los infelices que faltan para que sea la mafia roja y la 'Ndrangheta, sean quienes tomen el mando absoluto como tanto quisieron y solo estoy aportando para que suceda. Entre la corporación y ellos no tengo que pensarlo mucho a la hora de inclinarme por uno. Otra hora más de vuelo y regreso a Francia, en donde las explosiones se están dando unas tras otras cuando llego directamente a la pista. Saco las armas que detono en contra de todos los que tengo en la cabeza que son los cabecillas de las tropas. Kelly está donde le dije en este momento según lo que veo con otro que no sé distinguir, pero cubren mis pasos cuando varios son dados de baja ante
Bennett. —Niña, mírame. Mis súplicas no son su burla esta vez y eso me altera más. Sus ojos medio se mueven y su cabello se mancha de su sangre, en lo que mis manos al tocarla duelen. Todo me duele al no detener su sangre. —Dijiste...que siempre...hay una primera vez para perder. —me recuerda y el recuerdo arde, porque lo dije por otra razón no por esto. Su voz tiene que forzarla. El tórax se me tensa. El aire se me escapa. La razón de mi existencia me recuerda que pueden volverme mierd@ sin ella. —Cállate y quédate conmigo. —veo el movimiento en la esquina superior y suelto las balas que lo derriban. Alguien cae a mi lado, pero no me despego de ella cuando intento levantarla.—Hay que subirla al helicóptero. —dice Damien cuando la tomo en brazos, afanado y con el pulso disparado. Mis venas quieren estallar con la desesperación. Mis manos se niegan a soltarla. Pero ella no colabora, dándose por vencida cuando no es lo que quiero. No necesito que se resigne. Su cabeza queda en mi
Briana Un día antes...Las molestias son pocas pero le hacen honor a su denominación. La cintura empieza a dolerme con cada paso que doy, pero al sentarme no puedo permanecer más de diez minutos en el mismo lugar. Algo me inquieta. El aire se vuelve cada vez menos y sé que algo está mal porque las ventanas están abiertas. Pero la brisa no merma la sensación. He estado así desde que cumplí los siete meses de embarazo. El peso es mucho para mi cuerpo diminuto, pues sus pataditas no son nada pequeñas, porque siento como si tuviera a un boxeador dentro, el cual se encarga de que no olvide ni un solo segundo que estoy embarazada. Se encarga que no olvide que tengo un motivo para luchar. —Quizás debemos pensar en cómo salir de aquí lo más rápido posible. —me dice Leonard desde una esquina. —No fui al funeral de mi papá y...—No pienses en eso, porque vas a caer en la desesperación y aceptarás cosas que hasta ahora no has hecho. —me acerco a él, lo más cerca mi prominente estómago me dej
Damien La maldita vida se me está yendo de las manos en este instante, mientras sostengo a mi hermana contra mi pecho a la hora de lanzarme del helicóptero para ponerla en la camilla. Corren con ella, a la vez revisan sus signos vitales, siendo muy lentos lo que indica que su vida pende de un hilo. Un hilo que me niego a que deje de existir. —¡Me vale mierd@ lo que hagan! ¡salven a mi hermana! Todos me miran desconcertados ante mi imagen, pero no me interesa como me vea si la mayoría de sangre que tengo encima es de ella. Ordenan un círculo de seguridad del que se encarga Enzo, mientras yo solo me enfoco en ella. Es mi mitad y sentir como una parte de mi alma me es arrancada, me está matando justo ahora. Ha sido la verdadera mitad de mi alma desde que nacimos y me niego a perderla. —Individuo femenino de 25 años, con una herida penetrante del tórax por un proyectil de arma de fuego, localizado inicialmente en el ventrículo izquierdo sin orificio de salida. —dice un paramédico.No
Damien.Salgo a la azotea. Mi gente está repeliendo el fuego que solo se intensifica con la lluvia de balas que nos dan los puntos en el cual se escudan los tiradores. Apunto a uno de ellos y la bala le atraviesa el cráneo de inmediato. Muevo el arma yendo por el siguiente, mientras los voiny se dispersan para rodear a los que se esconden, recargando, lo que nos da la oportunidad de ir por ellos. Uno sale intentando apuntar, pero Enzo le rompe la cabeza con el cuchillo que ensarta en esta. El siguiente es arrastrado por un voiny con un tiro en el costado. Lo pone en el borde del edificio. Sus intenciones de sostenerse culminan cuando le atravieso la mano con una bala que lo obliga a soltarse para caer por el vacío. Vamos por el último que no tiene escapatoria. Lo levanto a las malas de la remera, pero su risa de burla me revela lo que es esto. Distracción. —Sacrifice pour le bienfaiteur. —murmura intentando lanzarse él solo, empujándose con los pies para llevarme con él. Pero mis