Damien El intenso frío se extiende por todo mi cuerpo cada vez que me muevo. El dolor en mis costillas es más de lo que tienen mis brazos. Pero me mantengo imperturbable sabiendo que me observan. Siempre lo han hecho desde que estoy aquí. Me estudian sin saber lo patético que se ve alguien con ínfulas de inteligencia, cuando tienen a quien fue entrenado y tiene genes de un gran estratega. Si creen que matarme les queda fácil están muy equivocados, doblegarme menos.La piel me quema y los huesos los siento congelados. Una extraña sensación que aumenta los niveles de dolor a los cuales me he ido acostumbrando durante estos días. El mareo no me deja enfocar mis ojos en nada, pero actúo como si no tuviese cada partícula del cuerpo vuelto mierd@. Hasta respirar duele.Tengo la boca seca y la garganta parece que tuviera grietas que sea abren solo con inhalar aire.No demuestro nada, aún cuando estoy falto de energía, pero repleto de ganas de salir de aquí. Sin el rastreador es difícil, p
Damien.Agarro del cuello, dando en la mandíbula que al hacer contacto con el hierro filoso de los anillos queda destrozada para después lanzarlo dentro en tanto grita. Golpeo al otro en la tráquea obteniendo los mismos resultados con ese y los que siguen entrando cada que los lanzo donde antes estuve cautivo. Arrastro del cuello de la camisa al último y lo tiro encima de los demás que se desangran. —Tienen compañía así que no digan que soportarán mucho frío. —digo cerrando la puerta deslizable que aseguro, antes de activar el ciclo más bajo de temperatura. Una explosión me alerta, el lugar tiembla por el impacto que enciende varias alarmas que ponen a parpadear las luces del pasillo. Sigo avanzando hasta que alguien pasa atropellando mi hombro, mi espalda choca contra el concreto violentamente golpeando mi cabeza. Me quita el paso del aire, pero me recupero rápido sabiendo que el tiempo apremia. Doy un codazo en su cabeza logrando que me suelte, reconociendo al infeliz cuando caig
Damien. El auto se detiene. Bajo con una camisa en los hombros caminando lo más normal que puedo, aunque no es mucho, pero no dejaré que vean lo adolorido que estoy Zarya y mi padre caminan a mi lado con la misma actitud. Algo me falta y sé perfectamente que es, cuando que la puerta de la casa se abre donde aparece ella seguida de Markov. Su mirada brillosa me reduce el alma entera, cuando extiende sus brazos viniendo a mí con una emoción que la hace enterrar su cara en mi cuello. Mientras me impregno de su esencia tan anhelada durante días en los que no salió un solo instante de mi cabeza. Siento como todo pasa a segundo plano al tenerla entre mis brazos. Solloza con hipos que me hacen abrazarla más fuerte para que vea que no la voy a soltar. Se aferra a mi cuerpo sin dejar de temblar. Intento separarla porque entre más me abraza lastima los golpes que me dejan sin aire. —Tranquila. —pido en susurros, beso su cabello trayendo calma a mi alma. —Estoy bien, estoy aquí. Acuno su
Aclaración: el punto de vista de Aarón está ambientado entre el capítulo 95 y 98. Es un extra que Será muy necesario para la fase que comenzamos. Es muy grande, así que tuve que dividirlo entre dos. Aarón Reed. (Comandante de la unidad 9) “La luz bajo la puerta empieza a parpadear. Mis pies tocan la madera del piso, mientras camino, frotándome los ojos debido al sueño. Aún así, salgo al escuchar como algo cae en el piso y a una persona subir con rapidez por los escalones. Levanto la mirada cuando alguien me pasa llevando con esos brazos que reconozco de inmediato. Pero está asustada. Ya no sonríe como en la cena. Ahora solo corre conmigo aferrado a su cuello, en tanto puedo ver otra sombra que conozco también, mi padre. —¡Corre! —le pide él. —No mires atrás, solo corre lo más rápido que puedas. —la besa antes de depositar un beso en mi cabeza —Les daré tiempo. —Nos iremos todos. —contraría mi madre. —No podemos. Alguien debe distraerlos. —se apresura a sacar su arma cuando
Aarón Reed.En los entrenamientos junto a Bennett y Taddeo competimos frecuentemente por quien llegaba a pasar cada prueba primero, éramos más, pero la competencia siempre era de los tres. Los puntajes era en lo que Bennett se esmeraba en mejorar, Taddeo en rapidez y luego estaba yo, que buscaba una estrategia para abarcar ambas.Smith fue un cuarto elemento del grupo que nunca se acopló como quería. De igual manera siempre cada uno vio por su cabeza, nadie mendigaba piedad ni ayuda de nadie. Los tres somos unos bastardos que solo van a ver por su conveniencia propia. A nadie le interesa si los pasos del otro están torcidos y tampoco se va a entrometer en lo que haga.Cada uno formó su propio equipo. No nos gusta estar bajo las órdenes de otro, ni funcionamos en uno solo cuando la testosterona se hace presente y cada uno quiere dar su propias disposiciones.Mi padre siempre repitió que no confiara en nadie porque posiblemente el enemigo estaba camuflado como uno más de los que me rode
Bonnie Desde que tengo uso de razón mi padre siempre repetía “no seas como Briana”, me sentaba con la espalda curva “te pareces a Briana”, me dejaba el cabello en ondas “¿Acaso estás intentando ser como Briana?” Me trataba todo el tiempo como una copia de alguien. Me exigía ser original. Pasaba todo el tiempo repitiendo el nombre de ella. La persona que me había quitado la atención de mi madre desde el inicio y ahora estaba en boca de mi padre todo el tiempo. La discordia entre las dos estaba creada. Me buscaba para ir junto a mamá, la evitaba. Me hablaba en la escuela, hacía que todos se burlaran de ella. Salía bien en sus notas, la hacía tener disturbios para que eso afectara en su rendimiento estudiantil. Cada vez que yo tenía un logro era la primera en venir a felicitarme, pero de nuevo escuchaba a mi padre “no debes ser igual a Briana, debes superarla”. Quería hacerlo sentir orgulloso de mí. Que fuera mi nombre el que saliera de su boca, que la atención me la llevara yo
Narrador omnisciente Con el pasar de los días, en una ciudad donde las emociones andan a flor de piel, todos se mantienen sumergidos en sus trabajos, en el romanticismo y en sus planes o en recuperación como es el caso de Damien, quien ya comienza a volver a su rutina habitual. Parece que el clima avisara lo que se avecina o puede simplemente ser el torrencial de emociones que rondan por el aire llevando a muchos de ellos a cuestionarse muchas cosas. Siete días han pasado desde el regreso de Damien. Siete días en los que se ha permitido un descanso, una calma por tener a quien quiere a su lado. Nada lo perturba además de buscar al benefactor que sigue entre ellos, sabiendo que debe mantener el perfil bajo que ha tenido siempre, no le conviene salir como lo que quiere, aún. Ha sido una piedra en el zapato de muchos y no puede salir para ser cazado como sabe que lo harán.Por ello solo prepara el enfrentamiento entre las tres bestias que solo quieren ese encuentro para terminar de u
Narrador Omnisciente.La noche cae, Damien sale con Briana a una tienda de las que sabe su hermana es aficionada. Lo recuerda desde que tenía que acompañarla para llevar joyas con esa piedra que solo resalta los ojos de ambos al brillar de la misma forma. Escoge entre el centenar de joyas con esa pedrería que ponen frente a él. No le lleva tiempo ya que conoce el gusto de su melliza por los pendientes, así que se inclina por estos. Mientras Damien toma los que llevará, pide otra clase de piedras en las que los diamantes rojos son los protagonistas. Esa es la piedra con la que define lo que hará y nunca le ha gustado ser de cosas mediocres. Briana por su lado ve en la vitrina los dos collares que sabe quedarían perfectos para su pareja y cuñada así que opta por comprarlos. Ambos inmersos en sus asuntos aún en el mismo salón, dándose miradas a cada nada. Es su manera de cerciorarse que tienen la tranquilidad que no quieren perder. No quieren separarse por más que sea unos metros. To