Al día siguiente cuando Sol regresó al club e hizo lo mismo de siempre, saludar a Sean y entregarle su cena. La chica estaba deseando tener una noche tranquila después de lo que había pasado con Sasha y estaba segura de que no volvería a verlo, pero en ese momento Sean la miró con ansiedad señalando las motos.
–¿Qué ocurre Sean? – Preguntó Sol mirando intrigada las motos que estaban aparcadas delante del club.
–El Tarzán acosador está ahí. – Murmuró Sean como si estuviese contando un secreto, señalando la entrada del club. – Ten cuidado Solecito, no parecía estar muy contento y Sol miró aquella puerta rodeada de luces con ansiedad porque no sabía que reservaba Sasha para aquella noche.
Sol entró al club y miró alrededor, pudo ver desde la entrada que Sasha estaba en lo que ya era su lugar habitual, en la mesa más cercana al escenario en el que bailaba ella. Entonces se acercó a Don para preguntar que estaba haciendo su acosador allí después de lo que había pasado entre ellos.
–¡¿Esto es una broma Don?! – Preguntó Sol indignada señalando a Sasha que estaba sentado de espaldas para ellos. – ¡¡Me ha agarrado Don!!
–Lo sé Solecito, pero según el jefe esto es un club de strippers y si andamos echando a los hombres por querer divertirse un rato terminaremos sin clientes. – Contestó Don sin poder mirarla a los ojos porque no le quería decir la verdad sobre quien era Sasha para no asustarla, lo que Don no se imaginaba es que ocultarle esa verdad era un grave error por su parte.
–¡¿Me estás diciendo que si decide violarme no pueden hacer nada porque solo se está divirtiendo?! – Habló Sol exasperada girándose para ver a Sasha.
–Lo siento nena, no hay nada que pueda hacer. Son decisiones del jefe y sabes que nadie le lleva la contraria a Armando. – Contestó Don con fastidio y Sol negó con la cabeza molesta, después le dio la espalda para marcharse al camerino.
En el camerino el teléfono de Sol comenzó a sonar y al ver que era Rosa contestó rápidamente pensando que le podía haber pasado algo a su hija.
-Rosa, ¿está todo bien, Estrella está bien? – Preguntó Sol con nerviosismo, entonces escuchó la risita de su hija al otro y fue como música para su oído.
–¡Hola mami!
–Cariño casi me asustas, ¿por qué me llamas mi vida, necesitas algo? Sabes que a estás horas deberías estar en la cama. – Habló Sol entrando al camerino poniéndose delante del espejo mientras que ponía el teléfono en altavoz para poder maquillarse.
–Sí mamita está todo bien, solo que te echaba de menos. – Contestó Estrella con un tono dulce y Sol miró el teléfono de reojo.
–Estrella cariño, dime que es lo que quieres.
–Nada mamita…
–¿Estrella? – Preguntó Sol mirando el teléfono mientras que sonreía segura de que su hija quería algo.
–Bueno, quería saber si puedo comer otra galletita, dice Rosa que me lo tienes que autorizar.
–Cariño sabes perfectamente que solo puedes comer dos galletas y un vasito de leche antes de dormir para que luego no te duela la barriguita. – Contestó Sol sonriendo con ternura.
–Solo una galletita más mamita, porfis. – Pidió Estrella y Sol giró los ojos porque no podía resistirse aquella vocecita.
–Está bien solo una galletita más y recuerda de agradecer a la Virgencita por la galleta, ¿ok? – Contestó Sol escuchando la risita de su hija y se derritió de amor.
–Gracias mamita, también le daré las gracias por darme una mamita tan linda como tú. ¡Te quiero mami!
–Te quiero con toda mi alma mi pequeña Estrella. – Contestó Sol despidiéndose de su hija, después se miró al espejo viendo su imagen con resignación porque si quería que Estrella estuviera segura trabajar en el club era su única opción, entonces comenzó a quitarse la ropa para ponerse un disfraz.
Cuando Sol salió Sasha no dejaba de mirarla fijamente, había momentos que parecía desearla y otras como si quisiera matarla. Sol pensó que debía ser un enfermo y tenía que encontrar la forma de librarse de él. Sol solo quería que la dejará en paz.
Después de terminar su baile dio un paseo por el club, dispuesta a ignorar a Sasha manteniéndose lo más alejada posible de él hasta que escuchó aquella orden.
–Sol él caballero desea que solamente tú le sirvas. – Anunció Armando y Sol se giró para mirarlo, entonces su jefe señaló a Sasha con la mirada.
–¡Pero si yo no soy camarera! – Contestó Sol molesta mirando a Sasha con desagrado, viendo como él sonreía con satisfacción mirándola.
–¡Tú aquí eres lo que yo te diga niña, así que ve atenderlo! – Ordenó Armando y Sol caminó en la dirección del camerino para cambiarse de ropa antes de atender a Sasha, entonces Armando la agarró del brazo. – ¿A dónde piensas que vas? – Preguntó frunciendo el ceño y Sol miró la mano de su jefe que apretaba su brazo.
–Pues a cambiarme…
–¡No, ve a atenderlo vestida así tal y como estás! – Habló Armando con autoridad y Sol le suplicó con la mirada.
–Armando casi no voy vestida sabes que no me gusta estar tanto tiempo en el salón así. – Murmuró Sol mirando de un lado a otro con molesta y su jefe la miró con reproche.
–Me importa una mierd* lo que te guste o no, así que ve a atenderlo y recuerda sonreír. – Ordenó empujándola hacia la mesa y Sasha se inclinó hacia adelante porque quería que lo sirviera, pero no que la tratarán de aquella manera, entonces decidió no hacer nada y solo observar para ver hasta qué punto Armando controlaba a Sol. – Quiero ver tu mejor sonrisa belleza, por según él lo miras con desagrado y eso no le gusta nada, así que quiero ver esos dientes.
Sol caminó hasta la mesa de Sasha deseando golpearle con la botella en la cabeza y él sonrió cuando ella se acercó a él, entonces empujó su copa para que Sol le sirviera otro trago de la botella de whisky que había pedido.
Sol podía sentir la mirada de Sasha paseando por todo su cuerpo, sobre todo por su trasero porque podía ver por el rabillo de ojo como se humedecía los labios mirándolo.
–¿Necesita algo más señor? – Preguntó Sol forzando una sonrisa y Sasha sonrió con malicia observando cada una de sus curvas.
–De ti necesito muchas cosas, pero de momento con que me sirvas toda la noche me vale. – Contestó Sasha subiendo la vista para mirarla directamente a los ojos. – A partir de ahora vas a ser mi camarera particular y cuando no estés bailando te quiero aquí, bien pegadita a mí.
–Esto en mi adorado México se llama acoso, ¿sabes? – Contestó Sol con sarcasmo y Sasha sonrió con malicia.
–Pues yo lo llamo cacería y estoy muy cerca de atrapar mi presa. – Contestó con un tono serio mirándola a los ojos y Sol sintió una electricidad despertar en su vientre, una que ella intentó ignorar al máximo.
Sasha habló con tanta satisfacción que Sol deseó ahorcarlo allí mismo, entonces miró en la dirección de su jefe dándose cuenta de que no dejaba de observarla y sonrió con sarcasmo buscando en su cabecita la forma de vengarse de Sasha.
Sol se preparó para su segundo baile de la noche, ya que siempre realizaba tres y después de terminar se acercó a Claudia.
–¿Clau me puedes sustituir en el último baile de esta noche? – Preguntó Sol observando a Sasha por una brecha de la cortina del escenario.
–Claro nena. ¿Va todo bien con Estrella? – Preguntó Claudia mirándola porque sabía que cuando Sol le pedía aquel favor era porque necesitaba salir antes y casi siempre era por su hija.
–Sí Clau, va todo bien. Es solo que necesito salir antes hoy, porque necesito ocuparme de un asunto muy molesto. – Contestó sonriendo y Claudia la miró intrigada, pero pensó que era mejor no preguntar.
Sol se fue corriendo al camerino para cambiarse de ropa y después de hacerlo se marchó del club sin que Sasha o su jefe se dieran cuenta.
Cuando Sol salió al callejón miró el lugar donde Sean solía dormir con sus perros y lo vio hablando con uno de ellos, entonces se acercó a él.
–¡Sean! – Exclamó Sol y Sean se giró para verla.
–Mi Solecito, que pronto sales hoy, ¿no? – Preguntó Sean extrañado.
–Sí Sean y necesito que me digas cuál es la moto del Tarzán. – Pidió Sol mirando las motos y Sean caminó hasta ellas para enseñarle la que estaba buscando, entonces Sean la vio sonreír con malicia.
– Siento que vas a hacer algo muy malo mi Solecito. – Murmuró Sean intrigado.
–Solo será una pequeña travesura Sean, muy pequeñita.
Sol caminó de un lado a otro delante de aquella moto preguntándose que hacer con ella y Sean se paró delante de ella mirando lo que hacía la chica con curiosidad. La chica se dio cuenta de que tenía una cadena atada a la puerta, así que no tuvo más opción que entrar en el club por la entrada de los empleados para ir directo a los almacenes, donde encontró un cortacadenas, después volvió a salir sin que la vieran. Entonces Sol se acercó a la moto para cortar la cadena e intentar moverla.–¡¡¿Dios como hago para mover esto?!! – Se quejó Sol y Sean se acercó a ella riéndose, después levantó el caballete de la moto mientras que Sol lo miraba esbozando una media sonrisa.–¿Qué piensas hacer Solecito? – Preguntó Sean mirándola con sospecha y Sol se llevó una mano a la boca para ahogar una risita.–Solo quiero dale una lección al Tarzán, Sean nada más. – Contestó Sol con una sonrisa traviesa y después se mordió el labio inferior mirándolo con ansiedad. – Sean, ¿me ayuda a mover la moto? – Pr
–¡¡Sol!! – Exclamó Angela la compañera de Sol en la cafetería sobresaltando a la chica.–¡¡Ay, Dios!! – Exclamó Sol al darse cuenta de que estaba derramando el café fuera de la taza.–¿Nena dónde tienes la cabeza? – Preguntó Angela acercándose a ella con un paño para limpiar lo que había caído sobre la barra y Sol se llevó una mano a la cabeza con preocupación. – ¿Has podido dormir algo?–No Angie, la verdad es que no he podido dormir nada, lo siento estaré más atenta. – Contestó Sol apenada tirando la taza al fregadero.–¿Va todo bien nena? Sabes que si necesitas el día libre solo me lo tienes que decir. – Habló Angela con preocupación preparando otra taza para servir al cliente que estaba en una de las mesas mirándolas enojado porque estaban retrasando su desayuno.–¡No te preocupes Angie va todo bien! – Sol contestó con un tono suave esbozando una sonrisa, pero en el fondo sabía que no estaba nada bien y pensó que ¿cómo iba a estar todo bien después de lo que había hecho?Sol no po
Sasha estaba dando vueltas por la sala VIP mirando todo alrededor con curiosidad. Era una habitación pequeña, poco alumbrada con las paredes pintadas de rojo y negro. Tenía un sofá blanco pegado a la pared en el centro de una de las paredes y un par de sillas en cada lateral, esto sin contar el sillón tantra que había en el lugar y algunos juguetes que indicaban que allí practicaban algo más que solo unos bailes.Cuando la música comenzó a sonar Sasha se sobresaltó girándose hacia la puerta por donde Sol entraba vestida con una bata roja que le llegaba solo hasta la mitad de los muslos y unas botas altas del mismo color. Los dos se miraron por unos minutos sintiendo distintas emociones sin decir absolutamente nada. Él la deseaba y ella lo odiaba.Sasha estaba excitado, ansioso y no tenía intención de disimular las ganas que tenía de poseerla. En cambio, Sol estaba indignada por lo que estaba a punto de pasar y por sentirse comprada de aquella manera tan baja y en contra de su propia v
Un mes después.Sasha estaba mirando por la ventana de la sala de reuniones de una de las empresas de su padre en Nueva York, mirando la ciudad mientras que pensaba en Sol.Sasha había podido mantenerse alejado de Sol y del club durante un mes, porque no podía borrar de su cabeza aquellos ojos empañados y la indignación que había ellos. Él había estado con diversas mujeres y todas terminaban satisfechas y con una enorme sonrisa, pero Sol había sido la primera que había llorado con él y no podía sacarla de su cabeza.–Me gustaría pensar que esta cara que llevas últimamente es por el poco cuidado que tuviste con tu esposa. – Murmuró Scott Hoffman acercándose a su hijo refiriéndose a su moto, ya que Sasha le había contado que lo de la moto había sido un accidente.–Ya te lo dije papá, la dejé mal aparcada cerca de calle y bueno pues se la llevaron por delante. – Contestó Sasha girando los ojos. – ¿Entonces qué, me vas a prestar una de tus motos hasta que vuelva a enamorarme de otra o no?
En cuestión de segundos la cafetería se había convertido en un campo de batalla. El hombre que se había atrevido a tocar a Sol intentó golpear a Sasha que fue mucho rápido que él y le propinó un puñetazo que lo tiró sobre el mostrador de la cafetería, dejando a los demás clientes atónitos.Sasha no le dio ni una sola oportunidad de defenderse, lo golpeó hasta la saciedad mientras que uno de los amigos del hombre se metió en la pelea. Entonces Sasha se vio peleando contra dos hombres.Mientras que Sasha se agarraba a golpes contra dos, Frank intentaba mantener a los otros alejados. A pesar de estar peleando contra dos hombres al mismo tiempo Sasha no se dejaba tocar, al final tantos años de insistencia de su padre para que entrenase Muay Thai habían servido para algo y Sasha estaba sacando máximo provecho de todo lo que había aprendido con su padre y su abuelo Mike.Sol y su compañera estaban desesperadas porque entre todos estaban destrozando la cafetería, arriesgando así el puesto de
Seguir a Sol se había convertido en una rutina para Sasha. Él no tardó en descubrir que la chica vivía sola con su hija y que era una vecina la que cuidaba de la pequeña por las noches cuando Sol se iba al club a trabajar.Durante las noches Sasha la seguía hasta el club, donde muchas veces pasaba horas dentro de su coche hasta que la veía salir y otras se iba a su departamento para seguir pintando.Sasha había aceptado el hecho de que no podía pensar en nada más que no fuera Sol, entonces ella era lo único que podía pintar y ya no se atrevía a luchar contra esto. Así que por todo su departamento había cuadros con su rostro, su mirada, su silueta y hasta tenía unos cuantos esbozos de Sol bailando en la barra, su casa parecía un tiemplo creado para adorar a Sol.Una mañana Sasha decidió ir a la cafetería. Ya habían pasado un par de semanas desde aquella pelea en el lugar y con la excusa de quería ver si todo estaba arreglado entró.Sol estaba detrás de la barra cuando lo vio y Angela s
Sasha entró al hospital cargando a Sol en sus brazos y ella miraba alrededor con ansiedad intentando soportar el dolor que sentía en la mano, pero a la vez estaba preocupada por la clínica que Sasha había elegido para llevarla.–No deberíamos estar aquí, esto es una clínica privada y es muy cara. – Murmuró Sol mirándolo, pero Sasha no parecía estar muy preocupado con sus quejas, él solo pensaba en hacer lo que consideraba mejor para ella.–Es una buena clínica y sé que aquí te atenderán bien, así que por favor hazme caso y no te quejes, ¿ok?–Pero…–¡Pero nada Sol! –Contestó Sasha con autoridad y Sol levantó la vista para mirarlo con el ceño fruncido.Sol se fijó que su rostro era todavía más hermoso de cerca, que sus cabellos rizados tenían algunas mechas doradas y entre su perfume, que olía de maravilla, también podía sentir un agradable olor a coco.El médico atendió a Sol bajo la vigilancia de Sasha que se había negado a separarse de ella, y de milagro el doctor había logrado conv
Unos días después Sasha se bajó de su camioneta en la entrada de la casa de Sol. Se dio la vuelta al coche para coger algo que tenía en el asiento del copiloto y después se giró para ver aquella pequeña casita baja. Sasha respiró profundamente, se armó de valor y comenzó a caminar en dirección a la puerta pidiendo a Dios que la fiera estuviese tranquila.–¡¡Mamá mi sopa está dulce!! – Se quejó Estrella haciendo una mueca de asco mientras que soltaba la cuchara dentro del cuenco de la sopa.–¡Lo siento cariño, lo siento mucho es que mamá está que se vuelve loca con la mano así! – Se disculpó Sol sintiéndose una madre horrible, porque le costaba hacer cumplir con sus obligaciones teniendo la mano enyesada y esto le tenía frustrada.Sol recogió el cuenco de la sopa y lo tiró al fregadero, después se rascó la cabeza preocupada mirando a su hija, que se comía las uñas porque tenía hambre. Entonces Sol pensó que necesitaba hacer algo porque no podía tirarse tantos días alimentándola con com