Frank estaba dando vueltas por el atelier de Sasha en el centro de la ciudad mirando todos los cuadros que había pintado en el último mes mientras que él estaba completamente distraído dibujando algo con el carboncillo en una tela.
–Sa…Sash…Sasha… ¡SASHA! – Exclamó Frank al ver que su amigo parecía perdido en sus pensamientos y entonces Sasha lo miró sobresaltado.
–¿Qué ocurre Frank? –Preguntó Sasha mirándolo con expectación y Frank frunció el ceño.
–Pues que te llevo llamando hace unos minutos y no me haces ni put* caso, ¿te encuentras bien? – Preguntó Frank mirándolo intrigado y fue cuando Sasha se dio cuenta de lo que estaba dibujando, ya que solo se había dejado llevar por su imaginación sin darse cuenta de lo que hacía realmente.
–Sí Frank, estoy bien. – Murmuró Sasha mirando aquella tela asombrado y Frank también la miró.
–¡¡Wow hermano, que bonito!! – Exclamó Frank mirando unos hermosos ojos que su amigo había dibujado. – Jod*r Sasha te ha quedado increíble y muy real, hasta parece que nos está mirando de verdad. – Habló impresionado mirando el dibujo mientras que Sasha no podía aparta la vista de él. – ¿Es la mirada de una mujer verdad?
–Sí, pero también parece…
–La mirada de una pantera. – Terminó Frank la frase que iba a decir Sasha, porque él había pensado lo mismo. – Pues tu musa tiene que ser una mujer salvaje hermano, porque parece la mirada de una depredadora. – Habló con sinceridad y Sasha miró aquel dibujo molesto, entonces lo arrancó del caballete y lo rompió. – Pero ¿qué estás haciendo hermano? – Preguntó Frank sobresaltado viendo como Sasha rompía el dibujo entero.
–¡Aquí el único depredador soy yo! – Exclamó Sasha con rabia porque reconocía muy bien aquella mirada, los ojos de Sol habían quedados grabados en su memoria y Frank lo miró extrañado.
–Últimamente estás muy amargado hermano, normalmente siempre eres el alma de la fiesta, el que siempre está alegre, ¿Estás así por la boda de Damian y Heidy? – Preguntó con curiosidad y Sasha se giró con brusquedad para mirarlo.
–Por mí esos dos se pueden ir al infierno Frank, así que no digas estupideces y dime de una buena vez que quieres. – Escupió Sasha molesto y Frank levantó las manos en señal de redención.
–¡Está bien, está bien fiera, pero no me mates! – Bromeó Frank y Sasha giró los ojos. – Nos han invitado a una fiesta en casa de un actor, dicen que habrá concierto privado, mujeres, mucho alcohol, la gente más conocida de la ciudad, y ¿te he dicho que habrá mujeres?
–Pues pinta muy bien hermano, pero yo esta noche tengo otro compromiso. – Contestó Sasha recogiendo toda la tela que había roto preparándose para pintar otro cuadro.
–Sasha tu exposición se acerca no viene mal que participes en estos eventos para darte algo más de publicidad y sabes perfectamente que siempre acaparas todas las atenciones. Tenemos que sacar provecho de esto.
–Estoy seguro de que te puedes encargarte perfectamente de hacerlo tú solito esta noche, Frank. – Respondió Sasha colocando la mano sobre el hombro de su amigo que resopló con cansancio. – Porque hoy tengo algo muy importante que hacer y mientras que no termine esto que tengo pendiente no podré trabajar en paz.
Sol llegó a la entrada del club donde Claudia le entregaba a Sean un tupper con comida mientras que hablaban alegremente, porque nada le hacía más feliz al hombre que la palabra “comida”.
–¡¡Veo que hoy tendrás doble cena Sean!! – Exclamó Sol acercándose a ellos para entregarle la cena que ella había preparado para él como era de costumbre.
–Oh no Solecito, yo soy muy listo. Lo que me has traído lo comeré mañana. – Contestó el hombre con entusiasmo y las dos chicas lo miraron con ternura, después Claudia se giró para verla.
–¡Vamos nena, tenemos que entrar! – Anunció Claudia y Sol suspiró con cansancio. – Y te aconsejo contar hasta diez antes de poner un pie ahí adentro.
–¿Por qué lo dices? – Preguntó Sol extrañada porque estaba claro que odiaba aquel lugar, pero cuando Claudia le decía eso era porque algo pasaba. – No me digas que Armando está de malhumor hoy. – Habló Sol girando los ojos porque su jefe se ponía insoportable cuando estaba estresado y Claudia negó.
–No querida, lo digo porque tu acosador sexy ha llegado hace un rato, acabamos de verlo bajarse de su moto y entrar. Así que hoy también te tocará tener mucha paciencia. –Contestó Claudia encogiéndose de hombros y Sol apretó los puños molesta.
–Maldit* imbécil, al parecer no se da por vencido. – Resopló Sol con fastidio y después entró al club furiosa.
A Sol no le agradaba la idea de volver a tener que tratar con Sasha, pero tampoco podía faltar al trabajo, así que le tocaba aguantarse.
Había unos pequeños escenarios por el club donde bailaban las chicas y en el centro el principal donde siempre bailaba Sol. Justamente delante de este estaba sentado Sasha en mesa con una copa bien cargada de whisky.
Sasha la esperaba a ella, solo quería ver a Sol. Las demás paseaban delante de él, pero ninguna le interesaba. Sasha sabía que era un hombre caprichoso y que hasta que no tuviera a Sol no sería capaz de volver a fijarse en otra, porque ni siquiera las dos chicas que había conocido la noche anterior habían sido lo suficiente para calmar todo el deseo que llevaba encima.
Sasha ya se estaba impacientando por el retraso de Sol en subir al escenario, pero cuando las luces se encendieron y ella apareció, Sasha se inclinó hacia adelante boquiabierto mirándola embelesado.
Sol tenía los cabellos peinados hacia atrás con gel dándole un efecto mojado y no llevaba nada de ropa puesta, apenas un pequeño tanga casi transparente que servía para tapar su sexo, pero todo su cuerpo estaba pintado con figuras geométricas, se podía decir que estaba desnuda y al mismo tiempo no lo estaba, esto para Sasha era una verdadera tortura.
Sasha sentía la tensión en su entrepierna solo de verla bailar, hasta pensó que en aquel momento sería capaz de borrar toda la pintura del cuerpo de aquella mujer con su boca, porque quería probarse cada trocito de aquella piel que parecía ser tan suave y perfecta.
Cada vez que Sol abría las piernas mientras que se movía con lividez alrededor de la barra, Sasha sentía unas ganas desmesuradas de estar entre ellas y probar aquella mujer.
Cuando cambiaron la música Sol se bajó del escenario y Sasha no dudó en seguirla viendo que los dos porteros que había en el club estaban distraídos.
Sol estaba pasando por el estrecho pasillo oscuro que daba a los camerinos, cuando Sasha la agarró del brazo aprisionándola entre su cuerpo y la pared.
–¡Suéltame! – Exclamó Sol intentando empujarlo, pero Sasha se pegó más a su cuerpo y Sol pudo sentir el enorme bulto en su entrepierna, entonces se estremeció, pero continuó forcejeando con él a pesar de su nerviosismo y de su excitación porque no pensaba caer en las redes de Sasha. –¡¡Maldit* enfermo suéltame ahora mismo!!
–¡Dime cuánto quieres! – Ordenó Sasha con la respiración acelerada, porque estaba dispuesto a poseerla allí mismo si ella llegaba a aceptar su propuesta.
–¡¡Te he dicho que no quiero nada, a mí no me vas a comprar!! ¡Ahora suéltame! – Exclamó Sol intentando empujarlo, pero Sasha agarró las muñecas de la chica, las juntó con una mano levantándolas sobre su cabeza para aprisionarla.
–¡¡Dame una maldit* cifra, la que quieras y te pagaré el doble!! – Ordenó Sasha acercándose a la boca de Sol y ella lo esquivó.
–¡¡¡Lo que quiero es que me sueltes animal!!! – Gritó Sol con rabia mirándolo a los ojos.
–¡¡Te pagaré lo que sea, lo que tú me pidas jod*r!!¡Soy capaz de pagarte mucho dinero solo por follarte ahora mismo! – Gruñó Sasha en su oído intentando besarla, cuando de repente. –¡¡AUUUCH!!
Sol le pegó un rodillazo entre las piernas, entonces Sasha se apartó de ella haciendo una mueca de dolor, su rostro se puso rojo mientras que se llevaba las manos a sus testículos doblándose sobre sí mismo.
–¡¡Te advertí que si volvías a acercarte a mí tus huevos pagarían el precio, maldit* acosador!! – Exclamó Sol apartándose de él y entró al camerino certificándose de pasar el cierre de la puerta para que él no intentará entrar.
Sol se sentó en la silla del tocador sintiendo todo su cuerpo temblar, pero lo más raro es que no había sentido repulsión por el toque de Sasha y mucho menos por la forma cómo la había agarrado. Lo que la tenía tan nerviosa era aquella sensación extraña en su vientre al verse tan cerca de aquel hombre y no entendía porque se sentía de aquella manera.
Entonces Sol se pegó una buena bofetada mental y buscó su teléfono móvil para enviarle un mensaje a Don.
Cuando Sasha por fin pudo volver a respirar con normalidad sintió la presencia de una persona acercándose a él, entonces levantó la mirada para ver al portero que lo miraba con seriedad.
–¡¡Tiene que retirarse ahora mismo del club caballero!! – Ordenó Don agarrando el brazo de Sasha que lo empujó con brusquedad. – ¡¡No puedes tocar a las chicas si no quieren hermano, así que te sacaremos de aquí ahora mismo!! – Vociferó y cuando Don volvió a acercarse a Sasha para sacarlo del club con la ayuda de su compañero, él levantó el dedo con un gesto amenazador.
–Mi tío es Víktor Torosyan, así que no te atreverás a tocarme otra vez porque sabes perfectamente quien es el armenio. –Lo amenazó Sasha porque sabía muy bien que su tío era uno de los mafiosos más temidos del país y ser uno de sus sobrinos favoritos lo convertía en una persona intocable y la cara de preocupación de los porteros demostraba que estaba en lo cierto.
–Lo siento señor, no teníamos ni idea…
–¡Por supuesto que no! – Exclamó Sasha dándose la vuelta para marcharse, pero antes de hacerlo decidió dar un pequeño aviso. – ¡¡ Ahora vas y le dices a esa loca que tendrá que verme la put* cara todas las noches porque me sale de los huevos!! – Ordenó abandonando el lugar mientras que los dos hombres se miraron entre ellos preocupados.
Don sabía muy bien que Sol no podía volver a meterse en problemas, porque sí lo hacía Armando podría subir su deuda o hacer algo peor que esto, echarla del club y quitarle su protección. Entonces Don miró aquel hombre que salía por la puerta del club y pensó que Sol estaba perdida. Porque el motero parecía dispuesto a darle guerra.
Al día siguiente cuando Sol regresó al club e hizo lo mismo de siempre, saludar a Sean y entregarle su cena. La chica estaba deseando tener una noche tranquila después de lo que había pasado con Sasha y estaba segura de que no volvería a verlo, pero en ese momento Sean la miró con ansiedad señalando las motos.–¿Qué ocurre Sean? – Preguntó Sol mirando intrigada las motos que estaban aparcadas delante del club.–El Tarzán acosador está ahí. – Murmuró Sean como si estuviese contando un secreto, señalando la entrada del club. – Ten cuidado Solecito, no parecía estar muy contento y Sol miró aquella puerta rodeada de luces con ansiedad porque no sabía que reservaba Sasha para aquella noche.Sol entró al club y miró alrededor, pudo ver desde la entrada que Sasha estaba en lo que ya era su lugar habitual, en la mesa más cercana al escenario en el que bailaba ella. Entonces se acercó a Don para preguntar que estaba haciendo su acosador allí después de lo que había pasado entre ellos.–¡¿Esto
Sol caminó de un lado a otro delante de aquella moto preguntándose que hacer con ella y Sean se paró delante de ella mirando lo que hacía la chica con curiosidad. La chica se dio cuenta de que tenía una cadena atada a la puerta, así que no tuvo más opción que entrar en el club por la entrada de los empleados para ir directo a los almacenes, donde encontró un cortacadenas, después volvió a salir sin que la vieran. Entonces Sol se acercó a la moto para cortar la cadena e intentar moverla.–¡¡¿Dios como hago para mover esto?!! – Se quejó Sol y Sean se acercó a ella riéndose, después levantó el caballete de la moto mientras que Sol lo miraba esbozando una media sonrisa.–¿Qué piensas hacer Solecito? – Preguntó Sean mirándola con sospecha y Sol se llevó una mano a la boca para ahogar una risita.–Solo quiero dale una lección al Tarzán, Sean nada más. – Contestó Sol con una sonrisa traviesa y después se mordió el labio inferior mirándolo con ansiedad. – Sean, ¿me ayuda a mover la moto? – Pr
–¡¡Sol!! – Exclamó Angela la compañera de Sol en la cafetería sobresaltando a la chica.–¡¡Ay, Dios!! – Exclamó Sol al darse cuenta de que estaba derramando el café fuera de la taza.–¿Nena dónde tienes la cabeza? – Preguntó Angela acercándose a ella con un paño para limpiar lo que había caído sobre la barra y Sol se llevó una mano a la cabeza con preocupación. – ¿Has podido dormir algo?–No Angie, la verdad es que no he podido dormir nada, lo siento estaré más atenta. – Contestó Sol apenada tirando la taza al fregadero.–¿Va todo bien nena? Sabes que si necesitas el día libre solo me lo tienes que decir. – Habló Angela con preocupación preparando otra taza para servir al cliente que estaba en una de las mesas mirándolas enojado porque estaban retrasando su desayuno.–¡No te preocupes Angie va todo bien! – Sol contestó con un tono suave esbozando una sonrisa, pero en el fondo sabía que no estaba nada bien y pensó que ¿cómo iba a estar todo bien después de lo que había hecho?Sol no po
Sasha estaba dando vueltas por la sala VIP mirando todo alrededor con curiosidad. Era una habitación pequeña, poco alumbrada con las paredes pintadas de rojo y negro. Tenía un sofá blanco pegado a la pared en el centro de una de las paredes y un par de sillas en cada lateral, esto sin contar el sillón tantra que había en el lugar y algunos juguetes que indicaban que allí practicaban algo más que solo unos bailes.Cuando la música comenzó a sonar Sasha se sobresaltó girándose hacia la puerta por donde Sol entraba vestida con una bata roja que le llegaba solo hasta la mitad de los muslos y unas botas altas del mismo color. Los dos se miraron por unos minutos sintiendo distintas emociones sin decir absolutamente nada. Él la deseaba y ella lo odiaba.Sasha estaba excitado, ansioso y no tenía intención de disimular las ganas que tenía de poseerla. En cambio, Sol estaba indignada por lo que estaba a punto de pasar y por sentirse comprada de aquella manera tan baja y en contra de su propia v
Un mes después.Sasha estaba mirando por la ventana de la sala de reuniones de una de las empresas de su padre en Nueva York, mirando la ciudad mientras que pensaba en Sol.Sasha había podido mantenerse alejado de Sol y del club durante un mes, porque no podía borrar de su cabeza aquellos ojos empañados y la indignación que había ellos. Él había estado con diversas mujeres y todas terminaban satisfechas y con una enorme sonrisa, pero Sol había sido la primera que había llorado con él y no podía sacarla de su cabeza.–Me gustaría pensar que esta cara que llevas últimamente es por el poco cuidado que tuviste con tu esposa. – Murmuró Scott Hoffman acercándose a su hijo refiriéndose a su moto, ya que Sasha le había contado que lo de la moto había sido un accidente.–Ya te lo dije papá, la dejé mal aparcada cerca de calle y bueno pues se la llevaron por delante. – Contestó Sasha girando los ojos. – ¿Entonces qué, me vas a prestar una de tus motos hasta que vuelva a enamorarme de otra o no?
En cuestión de segundos la cafetería se había convertido en un campo de batalla. El hombre que se había atrevido a tocar a Sol intentó golpear a Sasha que fue mucho rápido que él y le propinó un puñetazo que lo tiró sobre el mostrador de la cafetería, dejando a los demás clientes atónitos.Sasha no le dio ni una sola oportunidad de defenderse, lo golpeó hasta la saciedad mientras que uno de los amigos del hombre se metió en la pelea. Entonces Sasha se vio peleando contra dos hombres.Mientras que Sasha se agarraba a golpes contra dos, Frank intentaba mantener a los otros alejados. A pesar de estar peleando contra dos hombres al mismo tiempo Sasha no se dejaba tocar, al final tantos años de insistencia de su padre para que entrenase Muay Thai habían servido para algo y Sasha estaba sacando máximo provecho de todo lo que había aprendido con su padre y su abuelo Mike.Sol y su compañera estaban desesperadas porque entre todos estaban destrozando la cafetería, arriesgando así el puesto de
Seguir a Sol se había convertido en una rutina para Sasha. Él no tardó en descubrir que la chica vivía sola con su hija y que era una vecina la que cuidaba de la pequeña por las noches cuando Sol se iba al club a trabajar.Durante las noches Sasha la seguía hasta el club, donde muchas veces pasaba horas dentro de su coche hasta que la veía salir y otras se iba a su departamento para seguir pintando.Sasha había aceptado el hecho de que no podía pensar en nada más que no fuera Sol, entonces ella era lo único que podía pintar y ya no se atrevía a luchar contra esto. Así que por todo su departamento había cuadros con su rostro, su mirada, su silueta y hasta tenía unos cuantos esbozos de Sol bailando en la barra, su casa parecía un tiemplo creado para adorar a Sol.Una mañana Sasha decidió ir a la cafetería. Ya habían pasado un par de semanas desde aquella pelea en el lugar y con la excusa de quería ver si todo estaba arreglado entró.Sol estaba detrás de la barra cuando lo vio y Angela s
Sasha entró al hospital cargando a Sol en sus brazos y ella miraba alrededor con ansiedad intentando soportar el dolor que sentía en la mano, pero a la vez estaba preocupada por la clínica que Sasha había elegido para llevarla.–No deberíamos estar aquí, esto es una clínica privada y es muy cara. – Murmuró Sol mirándolo, pero Sasha no parecía estar muy preocupado con sus quejas, él solo pensaba en hacer lo que consideraba mejor para ella.–Es una buena clínica y sé que aquí te atenderán bien, así que por favor hazme caso y no te quejes, ¿ok?–Pero…–¡Pero nada Sol! –Contestó Sasha con autoridad y Sol levantó la vista para mirarlo con el ceño fruncido.Sol se fijó que su rostro era todavía más hermoso de cerca, que sus cabellos rizados tenían algunas mechas doradas y entre su perfume, que olía de maravilla, también podía sentir un agradable olor a coco.El médico atendió a Sol bajo la vigilancia de Sasha que se había negado a separarse de ella, y de milagro el doctor había logrado conv