Un mes después.Sasha estaba mirando por la ventana de la sala de reuniones de una de las empresas de su padre en Nueva York, mirando la ciudad mientras que pensaba en Sol.Sasha había podido mantenerse alejado de Sol y del club durante un mes, porque no podía borrar de su cabeza aquellos ojos empañados y la indignación que había ellos. Él había estado con diversas mujeres y todas terminaban satisfechas y con una enorme sonrisa, pero Sol había sido la primera que había llorado con él y no podía sacarla de su cabeza.–Me gustaría pensar que esta cara que llevas últimamente es por el poco cuidado que tuviste con tu esposa. – Murmuró Scott Hoffman acercándose a su hijo refiriéndose a su moto, ya que Sasha le había contado que lo de la moto había sido un accidente.–Ya te lo dije papá, la dejé mal aparcada cerca de calle y bueno pues se la llevaron por delante. – Contestó Sasha girando los ojos. – ¿Entonces qué, me vas a prestar una de tus motos hasta que vuelva a enamorarme de otra o no?
En cuestión de segundos la cafetería se había convertido en un campo de batalla. El hombre que se había atrevido a tocar a Sol intentó golpear a Sasha que fue mucho rápido que él y le propinó un puñetazo que lo tiró sobre el mostrador de la cafetería, dejando a los demás clientes atónitos.Sasha no le dio ni una sola oportunidad de defenderse, lo golpeó hasta la saciedad mientras que uno de los amigos del hombre se metió en la pelea. Entonces Sasha se vio peleando contra dos hombres.Mientras que Sasha se agarraba a golpes contra dos, Frank intentaba mantener a los otros alejados. A pesar de estar peleando contra dos hombres al mismo tiempo Sasha no se dejaba tocar, al final tantos años de insistencia de su padre para que entrenase Muay Thai habían servido para algo y Sasha estaba sacando máximo provecho de todo lo que había aprendido con su padre y su abuelo Mike.Sol y su compañera estaban desesperadas porque entre todos estaban destrozando la cafetería, arriesgando así el puesto de
Seguir a Sol se había convertido en una rutina para Sasha. Él no tardó en descubrir que la chica vivía sola con su hija y que era una vecina la que cuidaba de la pequeña por las noches cuando Sol se iba al club a trabajar.Durante las noches Sasha la seguía hasta el club, donde muchas veces pasaba horas dentro de su coche hasta que la veía salir y otras se iba a su departamento para seguir pintando.Sasha había aceptado el hecho de que no podía pensar en nada más que no fuera Sol, entonces ella era lo único que podía pintar y ya no se atrevía a luchar contra esto. Así que por todo su departamento había cuadros con su rostro, su mirada, su silueta y hasta tenía unos cuantos esbozos de Sol bailando en la barra, su casa parecía un tiemplo creado para adorar a Sol.Una mañana Sasha decidió ir a la cafetería. Ya habían pasado un par de semanas desde aquella pelea en el lugar y con la excusa de quería ver si todo estaba arreglado entró.Sol estaba detrás de la barra cuando lo vio y Angela s
Sasha entró al hospital cargando a Sol en sus brazos y ella miraba alrededor con ansiedad intentando soportar el dolor que sentía en la mano, pero a la vez estaba preocupada por la clínica que Sasha había elegido para llevarla.–No deberíamos estar aquí, esto es una clínica privada y es muy cara. – Murmuró Sol mirándolo, pero Sasha no parecía estar muy preocupado con sus quejas, él solo pensaba en hacer lo que consideraba mejor para ella.–Es una buena clínica y sé que aquí te atenderán bien, así que por favor hazme caso y no te quejes, ¿ok?–Pero…–¡Pero nada Sol! –Contestó Sasha con autoridad y Sol levantó la vista para mirarlo con el ceño fruncido.Sol se fijó que su rostro era todavía más hermoso de cerca, que sus cabellos rizados tenían algunas mechas doradas y entre su perfume, que olía de maravilla, también podía sentir un agradable olor a coco.El médico atendió a Sol bajo la vigilancia de Sasha que se había negado a separarse de ella, y de milagro el doctor había logrado conv
Unos días después Sasha se bajó de su camioneta en la entrada de la casa de Sol. Se dio la vuelta al coche para coger algo que tenía en el asiento del copiloto y después se giró para ver aquella pequeña casita baja. Sasha respiró profundamente, se armó de valor y comenzó a caminar en dirección a la puerta pidiendo a Dios que la fiera estuviese tranquila.–¡¡Mamá mi sopa está dulce!! – Se quejó Estrella haciendo una mueca de asco mientras que soltaba la cuchara dentro del cuenco de la sopa.–¡Lo siento cariño, lo siento mucho es que mamá está que se vuelve loca con la mano así! – Se disculpó Sol sintiéndose una madre horrible, porque le costaba hacer cumplir con sus obligaciones teniendo la mano enyesada y esto le tenía frustrada.Sol recogió el cuenco de la sopa y lo tiró al fregadero, después se rascó la cabeza preocupada mirando a su hija, que se comía las uñas porque tenía hambre. Entonces Sol pensó que necesitaba hacer algo porque no podía tirarse tantos días alimentándola con com
Un par de días después Sasha estaba sentado en la encimera de su cocina viendo como su padre preparaba tortitas junto con su hermana melliza Ava y Kilian uno de sus hermanos mayores.Scott Hoffman había llegado a Nueva York con su hija pequeña para visitar a sus hijos. Sasha que vivía en la ciudad y Kilian que estaba allí haciendo la residencia en un hospital de Manhattan.Ava y Kilian cantaban mientras que bailaban con su padre, que intentaba hacer tortitas con pepitas de chocolate para el desayuno y Sasha los miraba riéndose de las coreografías que hacían sus hermanos, entonces Scott sacó un par de cervezas de la nevera y le entregó una a su hijo.–¿No crees que es un poco pronto para tomar cervezas viejo? – Preguntó Sasha agarrando la cerveza y Scott se encogió de hombros.–No existe una hora adecuada para tomar una cerveza con mi hijo y saber cómo está. – Respondió con una sonrisa viendo a los otros dos que estaban distraídos con las tortitas. – ¿Cómo se llama? – Preguntó y Sasha
Hablar era fácil, pero para Sol ver a Sasha día tras día se había convertido en una tortura para su determinación. Ya habían pasado unas semanas desde que Sol se había fracturado la mano y Armando ya le estaba exigiendo que regresará al trabajo porque no podía prescindir de ella, tanto que hasta le había subido un poco más la deuda que tenía con tal de volver a tenerla de vuelta en el club.Sol estaba en el parque con Estrella y Sasha, que se había ofrecido para acompañarlas. Los veían a la niña jugando con algunos juguetes que Sol había llevado para ella. Ya que difícilmente Estrella jugaba con otros niños que no fuesen los nietos de Rosa y Sasha no tardó en darse cuenta de eso.Sasha podía ver como los padres de los otros niños los miraban con curiosidad y cuchicheaban entre ellos, entonces se sintió mal por Sol porque sabía que lo hacían por ella.–Te puedes ir si quieres, sé que es incómodo que te estén mirando así. – Murmuró Sol apenada y Sasha miró con mala cara a las mujeres qu
Sol estaba sentada en el tocador del camerino mirando con frustración el conjunto de lencería blanco que debería vestir aquella noche, para bailar en el club mientras que Claudia le ayudaba a peinarse.–¿De verdad no vas a aceptar la ayuda que te está ofreciendo el Tarzán? – Preguntó Claudia con curiosidad mirándola en el espejo, refiriéndose a Sasha y Sol negó con la cabeza.–No puedo hacerlo Clau. Es más, me niego a aceptar su dinero. – Contestó con seguridad y Claudia giró los ojos pensando que su amiga era una mujer muy terca.–Es tu oportunidad de abandonar este lugar para siempre nena, no deberías desaprovecharla.–Me estaría vendiendo Clau y no soportaría la idea de sentirme así con él. – Respondió Sol con tristeza y Claudia la miró con curiosidad.–¡Esto significa que quieres volver a verlo, el Tarzán te gusta! – Afirmó Claudia y Sol levantó la vista ofendida para mirarla. – No me mires con esa cara nena, te gusta y no pasa nada. Es un hombre hermoso y tú solo has estado con e