El tiempo pasa y yo llego primero a la escuela que el chofer me trajo, cuando llego el terapeuta está esperando por nosotros y con sus indicaciones, me dice como debo intervenir si algo se sale de lo planeado.
— ¿Hay algo más que deba tomar en cuenta? — pregunto preocupada.Aunque intento calmar mi preocupación, sobre todo, porque yo fui la del plan, me es complicado calmarme porque Taddeo no es un niño normal y no quiero que el desespero porque todo salga bien, termine complicándolo todo.— ¿Es una buena idea hacer esto?— Pienso que nos estamos precipitando, pero, el señor dio una orden y llevarle la contraria es una sentencia de muerte. — dice el terapeuta.— ¿Siempre es complicado de tratar? — pregunto mientras veo a los niños jugar.Sabiendo que debo ponerme en acción, camino hasta el parque que tienen dentro del colegio. Uno dondeEl terapeuta intenta hablar con él para saber más sobre cómo se siente, pero, él lo ignora y se sube al auto con evidente molestia. Por lo que, subo a su lado y tomo su mano, sonriendo encantada como él lo hace cuando no está molesto conmigo.— Vaya, tengo unas ganas de ir por un helado, ¿Quién podría acompañarme? — pregunto y Taddeo no me presta atención.Mi jefe termina de hablar con el terapeuta y sube al auto, por lo que, quedo a un lado de la ventana sin saber que hacer o decir, ya que los Cappelletti están demasiado serios.— Bueno, si van a estar así de amargados, lo mejor es que yo me vaya en un transporte público o algo parecido. — digo lista para salir y de inmediato, Taddeo agarra mi mano.— Vamos por helado.— No quiero obligarte a nada, si no quieres estudiar o comer helado, lo entiendo, yo buscaré la maner
Mientras los helados llegan Taddeo me muestra lugares bonitos en su tableta, que ni siquiera en mi imaginación pude ver cosas tan hermosas. Su enojo ya se ha esfumado, al punto que me habla más y solo usa la tableta para mostrarme los lugares, mientras su padre solo nos mira.— ¿Vamos ahí? — pregunta Taddeo.— ¿Con quién iríamos?— Mami y yo. — dice Taddeo y yo miro a su padre.— Yo creo que papi quiere ir. — digo y él mira a su padre.— Parezco solamente una figura decorativa. Desde que Shantelle llegó, yo solo existo cuando necesitan algo de mí.— Trabajas. — dice Taddeo y yo intervengo.— Puede tomar vacaciones.— No, mejor no. — dice Taddeo negando y yo sonrío por la cara de indignación de mi jefe.‘Sin duda, ellos tienen una relación extraña.’ Me di
Llegamos a una pista de hielo y yo niego de inmediato al saber que no estoy dispuesta a ser parte de algo así. pero, nadie me presta atención, porque Taddeo esta emocionado viendo todo desde el auto y mi jefe está concentrado, parqueando el mismo.— No puedo ir. Yo no sé patinar. Lo mejor es que los espere en el auto. — digo y de inmediato los dos niegan con firmeza.— Es una salida familiar, ¿lo recuerdas? — pregunta mi jefe.— Pero, no tengo ropa para eso y tampoco, sé cómo patinar, lo mejor es que no vaya. Solo estorbaría.— Te enseñamos. — dice mi jefe.— Yo no sé. — dice Taddeo sonriente. — Aprendamos los dos.Dudo, pero, Taddeo se baja y abre la puerta del lado donde estoy, por lo que, bajo a regañadientes, aunque el miedo me invade. Como una familia normal, entramos al lugar, siendo Taddeo quien sostiene sus man
Mi corazón se acelera y yo sé que estoy en graves problemas. Que en realidad, aunque todo parezca normal, me encuentro en un gran riesgo y es por eso, que intento arriesgarme, pero, no lo suficiente, ya que, sé que pasará si llego a besarlo o ser demasiado intima con él.Es por ello, que coloco mis manos en su cintura, para conseguir firmeza y no caerme en el intento y sonrío para acercarme un poco a él.— Me gusta y mucho, señor Cappelletti. Pero, sabemos que sucede cuando uno no quiere igual o al menos, cerca. Además, soy su empleada y eso de follar con mi jefe, no es algo que me resulte realmente excitante.— Creo que cuando eras mi secretaria, si te resultaba excitante. Si algo he notado de ti, es que finges cosas para disfrazar lo que realmente pasa contigo, pero, yo también puedo fingir. Incluso ahora podemos hacerlo y así disfrutar hasta que ya no sea necesario aparen
Taddeo se aleja un poco y mi jefe intenta ayudarme a levantar, pero, en medio de mi torpeza, caigo al suelo nuevamente y él cae a un lado arrodillado. Por lo que, nuevamente abro los ojos, sorprendida.— Padre, tú puedes. — dice Taddeo.— Creo que estoy siendo una carga para tu padre. — susurro y mi jefe abre sus ojos como si entendiera algo.Mi jefe se levanta y cuando creo que va a dejarme en el suelo, coloca sus manos debajo de mí, una debajo de mi espalda y otra debajo de mis piernas, para después levantarme en el aire, mientras causa que yo emita un pequeño grito de sorpresa.De inmediato, me aferro al cuello de mi jefe, mientras Taddeo se lanza a la espalda de mi jefe, siendo él quien nos carga a ambos. El pánico se apodera de mí y yo miro a mi alrededor, en busca de un lugar en el que pueda agarrarme.Pero, las paredes están demasiado lejos y aferrarme a alguien m&a
Al día siguienteMe despierto, con un pequeño en mi costilla, por lo que, se me dificulta moverme, ya que, él esta aferrado a mí. Acostada en mi cama, analizo mi situación, intentando indagar cual es la mejor solución al problema en el que me encuentro.Pero, sumado a eso, estoy pensativa por lo que me ha dicho mi jefe sobre que yo no soy la única que llama padre sin serlo. Mi curiosidad quiere saber a qué se refiere con ello y si es otra mujer antes de mí que Taddeo le decía madre.Sin embargo, por mucho que quiera saber a qué se refería con ello, me quedo en silencio porque por su expresión, es algo delicado de lo que no se puede hablar con facilidad.— ¿Qué secretos tienen como familia? — pregunto acariciando el cabello del pequeño que se aferra a mí con fuerzas.‘Es un niño que necesita amor y parece que cree que
En el auto, sigo trabajando, siguiendo las instrucciones de mi jefe, mientras esperamos que Taddeo salga. Flora, aparece con Taddeo dando saltos y buscándonos, hasta que abren la puerta del auto y me ve.— ¡Mami!— ¿Cómo te fue, cariño? — pregunto y él me sonríe.— Bien.— Se nota, yo cuando salía de algún examen, salía casi llorando o realmente llorando. — digo y él me sonríe.— Mami tiene un hijo inteligente. — dice Taddeo y yo asiento besando su cabeza.— Tienes razón, mi vida. — le respondo y me giro hacia mi jefe. — ¿A dónde vamos, señor Cappelletti?— A la empresa. Necesito que solucionemos el problema hoy o por lo menos, avanzar bastante.— Pero, ¿Qué hay de Taddeo? — pregunto preocupada.Los recuerdos de todo lo que sucedi&oa
No comprendo porque dice algo así, pero, no estoy interesada en preguntar delante de Taddeo, por lo que, solo me concentro en salir de esta conversación por lo pronto.— Lo mejor es que antes de aceptar, sepamos durante cuánto tiempo estaría y en qué momento estará Taddeo aquí. Ya que, él debe hacer sus tareas y prepararse para la escuela.— La señorita Esposito se encargará de todo lo relacionado a su uniforme perfecto y la realización adecuada de las tareas.— ¿Esposito?— Flora, mami. Flora Esposito. — explica Taddeo y asiento comprendiendo.— Entonces, ¿Cuál es mi lugar entonces? — pregunto curiosa.— Acompañarlo, darle el calor familiar y amor maternal, que a Taddeo lo ayudará a avanzar. — dice mi jefe y yo miro hacia Taddeo.— Me llevarás y buscarás en l