Mientras los helados llegan Taddeo me muestra lugares bonitos en su tableta, que ni siquiera en mi imaginación pude ver cosas tan hermosas. Su enojo ya se ha esfumado, al punto que me habla más y solo usa la tableta para mostrarme los lugares, mientras su padre solo nos mira.
— ¿Vamos ahí? — pregunta Taddeo.— ¿Con quién iríamos?— Mami y yo. — dice Taddeo y yo miro a su padre.— Yo creo que papi quiere ir. — digo y él mira a su padre.— Parezco solamente una figura decorativa. Desde que Shantelle llegó, yo solo existo cuando necesitan algo de mí.— Trabajas. — dice Taddeo y yo intervengo.— Puede tomar vacaciones.— No, mejor no. — dice Taddeo negando y yo sonrío por la cara de indignación de mi jefe.‘Sin duda, ellos tienen una relación extraña.’ Me diLlegamos a una pista de hielo y yo niego de inmediato al saber que no estoy dispuesta a ser parte de algo así. pero, nadie me presta atención, porque Taddeo esta emocionado viendo todo desde el auto y mi jefe está concentrado, parqueando el mismo.— No puedo ir. Yo no sé patinar. Lo mejor es que los espere en el auto. — digo y de inmediato los dos niegan con firmeza.— Es una salida familiar, ¿lo recuerdas? — pregunta mi jefe.— Pero, no tengo ropa para eso y tampoco, sé cómo patinar, lo mejor es que no vaya. Solo estorbaría.— Te enseñamos. — dice mi jefe.— Yo no sé. — dice Taddeo sonriente. — Aprendamos los dos.Dudo, pero, Taddeo se baja y abre la puerta del lado donde estoy, por lo que, bajo a regañadientes, aunque el miedo me invade. Como una familia normal, entramos al lugar, siendo Taddeo quien sostiene sus man
Mi corazón se acelera y yo sé que estoy en graves problemas. Que en realidad, aunque todo parezca normal, me encuentro en un gran riesgo y es por eso, que intento arriesgarme, pero, no lo suficiente, ya que, sé que pasará si llego a besarlo o ser demasiado intima con él.Es por ello, que coloco mis manos en su cintura, para conseguir firmeza y no caerme en el intento y sonrío para acercarme un poco a él.— Me gusta y mucho, señor Cappelletti. Pero, sabemos que sucede cuando uno no quiere igual o al menos, cerca. Además, soy su empleada y eso de follar con mi jefe, no es algo que me resulte realmente excitante.— Creo que cuando eras mi secretaria, si te resultaba excitante. Si algo he notado de ti, es que finges cosas para disfrazar lo que realmente pasa contigo, pero, yo también puedo fingir. Incluso ahora podemos hacerlo y así disfrutar hasta que ya no sea necesario aparen
Taddeo se aleja un poco y mi jefe intenta ayudarme a levantar, pero, en medio de mi torpeza, caigo al suelo nuevamente y él cae a un lado arrodillado. Por lo que, nuevamente abro los ojos, sorprendida.— Padre, tú puedes. — dice Taddeo.— Creo que estoy siendo una carga para tu padre. — susurro y mi jefe abre sus ojos como si entendiera algo.Mi jefe se levanta y cuando creo que va a dejarme en el suelo, coloca sus manos debajo de mí, una debajo de mi espalda y otra debajo de mis piernas, para después levantarme en el aire, mientras causa que yo emita un pequeño grito de sorpresa.De inmediato, me aferro al cuello de mi jefe, mientras Taddeo se lanza a la espalda de mi jefe, siendo él quien nos carga a ambos. El pánico se apodera de mí y yo miro a mi alrededor, en busca de un lugar en el que pueda agarrarme.Pero, las paredes están demasiado lejos y aferrarme a alguien m&a
Al día siguienteMe despierto, con un pequeño en mi costilla, por lo que, se me dificulta moverme, ya que, él esta aferrado a mí. Acostada en mi cama, analizo mi situación, intentando indagar cual es la mejor solución al problema en el que me encuentro.Pero, sumado a eso, estoy pensativa por lo que me ha dicho mi jefe sobre que yo no soy la única que llama padre sin serlo. Mi curiosidad quiere saber a qué se refiere con ello y si es otra mujer antes de mí que Taddeo le decía madre.Sin embargo, por mucho que quiera saber a qué se refería con ello, me quedo en silencio porque por su expresión, es algo delicado de lo que no se puede hablar con facilidad.— ¿Qué secretos tienen como familia? — pregunto acariciando el cabello del pequeño que se aferra a mí con fuerzas.‘Es un niño que necesita amor y parece que cree que
En el auto, sigo trabajando, siguiendo las instrucciones de mi jefe, mientras esperamos que Taddeo salga. Flora, aparece con Taddeo dando saltos y buscándonos, hasta que abren la puerta del auto y me ve.— ¡Mami!— ¿Cómo te fue, cariño? — pregunto y él me sonríe.— Bien.— Se nota, yo cuando salía de algún examen, salía casi llorando o realmente llorando. — digo y él me sonríe.— Mami tiene un hijo inteligente. — dice Taddeo y yo asiento besando su cabeza.— Tienes razón, mi vida. — le respondo y me giro hacia mi jefe. — ¿A dónde vamos, señor Cappelletti?— A la empresa. Necesito que solucionemos el problema hoy o por lo menos, avanzar bastante.— Pero, ¿Qué hay de Taddeo? — pregunto preocupada.Los recuerdos de todo lo que sucedi&oa
No comprendo porque dice algo así, pero, no estoy interesada en preguntar delante de Taddeo, por lo que, solo me concentro en salir de esta conversación por lo pronto.— Lo mejor es que antes de aceptar, sepamos durante cuánto tiempo estaría y en qué momento estará Taddeo aquí. Ya que, él debe hacer sus tareas y prepararse para la escuela.— La señorita Esposito se encargará de todo lo relacionado a su uniforme perfecto y la realización adecuada de las tareas.— ¿Esposito?— Flora, mami. Flora Esposito. — explica Taddeo y asiento comprendiendo.— Entonces, ¿Cuál es mi lugar entonces? — pregunto curiosa.— Acompañarlo, darle el calor familiar y amor maternal, que a Taddeo lo ayudará a avanzar. — dice mi jefe y yo miro hacia Taddeo.— Me llevarás y buscarás en l
El miedo me invade al ver como las luces se hacen cada vez más borrosas, la sensación es extraña porque estas se intensifican o disminuyen sin que se los pida e incluso, muchas veces observo que la luz se hace más brillante al punto de ser molesto.— ¿Qué rayos me sucede? — pregunto agarrando mi cabeza como si estuviera a punto de explotar— ¿Se encuentra bien, señorita? — pregunta uno de los pocos meseros del lugar.— Ese trago… fue extraño. Me hizo sentir extraña. — susurro intentando no desplomarme.— Déjeme ayudarla. — dice el mesero y yo niego.No sé si fue él quien me entregó el trago o no, pero, es seguro que hay alguien que no me quiere aquí y por eso, no puedo permitirme que alguien más se acerque sea por buenas intenciones o malas.No conozco a nadie aquí y con las nuevas
Estoy perdida, no puedo abrir los ojos, mover mi cuerpo e incluso, ya no hablo como antes, porque hacerlo me cuesta y cuando se escucha, solo arrastro las palabras, como si estuviera ebria.‘¿Qué va a pasar conmigo ahora?’ me pregunto mentalmente.— ¿La desnudamos aquí para hacer la sesión de fotos? — pregunta un hombre y yo quiero llorar.— Es un callejón demasiado asqueroso. Aquí botan la basura.— ¿No es eso mejor? Así quedaría descartada como nuera de la familia Cappelletti, porque ni con toda el dinero del mundo, podrían borrar algo tan vergonzoso de su historial. — dice el hombre y todos comienzan a reírse, mientras me dejan en un suelo frio.Alguien comienza a tocar mi cuerpo y yo confirmo que si llegan a desvestirme, estaré condenada. No solo no seré parte de esa familia, si no que, seré la mujer señ