Capítulo 6

Capítulo 6

Suspiré frustrada, y pronto Nathaniel se acercó a mí. Cubrió mi espalda con una manta, y hasta ahí me percaté que estaba congelada.

—Puedes enfermarte –susurró. Quería gritarle tantas cosas, sobre cómo me sentía pero no podía. Suspiré sintiendo que el aire era denso y pesado. –Vamos a casa.

El camino fue silencioso, detrás nuestro, venía el carruaje dorado de la guardia real.

—Lo que nos faltaba –susurré y él tomó mi mano.

—Fingiremos ante ellos, no te preocupes. Incluso, me mudaré a tu habitación si es necesario.

—Muchos matrimonios duermen separados –respondí y se encogió de hombros.

Al llegar, lo primero que hice fue tomar a mi pequeño hijo, le había echado de menos. Luego de estar unas hora a su lado, lo dejé con la Nodriza, para descansar en mi habitación.

Me sobresalté al ver a los guardias esperando en el pasillo. Suspiré caminando en silencio, mientras el sonido de los metales de sus armaduras me acompañaban.

María ingresó junto a dos doncellas más, y me retiraron el vestido. María se quedó para perfumarme y le conté todo.

—¡Un príncipe quiere tu mano! Podrías ser la reina –exclamó cubriendo su rostro —¡Los guardias son muy guapos! El de la izquierda, tiene unos ojos y un…

—¡María! –la regañé cuando hizo la forma del trasero, rodé los ojos y me reí divertida dándole con un almohadón hasta que la puerta se abrió. Nathaniel, ingresó envuelto en una bata. María salió con prisa y observé con las mejillas sonrojadas a mi esposo.

Sus ojos bajaron recorriendo despacio todo mi cuerpo, hasta volver a subir hacia mis ojos. Mis mejillas eran dos tomates encendidos, despacio llegó a mi lado y para mi sorpresa dejó un beso sobre mi frente.

—Descansemos, ha sido un día largo –susurró y asentí, mirando de reojo su torso bien trabajado y musculoso. No hizo falta decir que estaba por desmayarme por las sensaciones que provocaba tenerle por primera vez en mi cama.

Pero despacio me quedé dormida.

Al día siguiente, tenía mucho calor. Hice una mueca, y quise apartarme de la fuente con los ojos cerrados pero no pude. Fruncí las cejas sin entender, hasta que me aparté. Luego recordé: estaba durmiendo con el Duque.

Mis ojos se abrieron con sorpresa, y ahogué un grito para no despertarle. Se había quitado la parte superior y sus músculos estaban al descubierto. Era hermoso, perfecto. Me quedé atontada contemplándole, pensando que era un hombre hermoso.

Cuando comenzó a mover sus cuencos oculares, fingí estar dormida, lanzándome de cabeza sobre la almohada. Pasaron segundos, cuando sentí su mano aspera sobre mi rostro. Luego sus dedos recorrieron mi barbilla, y pronto, estaba por llegar a mis labios cuando el sonido de la puerta nos interrumpió.

Salió al exterior, pude escuchar que se cambió antes de irse. Y luego se marchó. Abrí los ojos respirando fuertemente, y sacando las cobijas de una patada.

—Ay dios mío –exclamé tocando mi pecho, pronto ingresaron mis doncellas y me vistieron. María como siempre se quedó observándome y esperando que le comentara algo. Me encogí de hombros.

—¿No pasó nada? –preguntó asombrada.

—No.

Respondí con calma mientras miraba mi nuevo vestido sobre mi cuerpo. Sonreí mientras avanzaba por el pasillo, los guardias me observaban desde una distancia y María seguía mirándome. Ya no podíamos decir nada, pero las miradas lo decían todo.

Había dormido por primera vez con el Duque, había sentido su calor y sobre todas las cosas: sus dedos estuvieron cerca de mis labios.

¿Acaso yo le atraía?

Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App