Una mujer muy hermosa está de rodillas haciéndole una felación a Recce, el maldito disfruta lo que la mujer le hace mientras tortura sus pezones haciéndola gemir, las ganas de vomitar se apoderan de mí y también una rara sensación entre mis piernas, jamás estuve en una situación cómo está, por lo que solo estoy aquí parada sin hacer nada.
—¿Te gusta ver como cogen picola ragazza? Abro los ojos asustada cuando veo como Recce me observa con una gran sonrisa en su rostro y eso me hace enfurecer. —Sería divertido si la persona que lo hace me produjera algo, pero desgraciadamente no siento más de asco y repudio. Toma del pelo a la mujer para hacer que se mueva más rápido sin quitar la mirada de mí . —Que lastima, porque voy a disfrutar mucho cuando te coga. Nunca pensé que ese apuesto y maravilloso hombre que me salvo sea esa porquería que ahora tengo frente a mí. La mujer mueve sus manos con desespero para hacer que él se detenga, pero él no lo hace, parece disfrutar verme parada aquí mientras ella lo satisface —La estás lastimando, deja de hacer eso. Entrecierra los ojos y luego la aleja de él con rapidez. La pobre mujer cae al piso como un pedazo de carne y veo como su boca está llena de los flujos de Recce, niego alejando la mirada de ella para ponerla en él. —Eres despreciable. Se limpia las manos y sube su pantalón sin quitar la mirada de mí. —Sigue insultándome que cuando me cobre cada insultó voy a disfrutarlo mucho —Aprieto las manos con fuerza enterrando mis uñas en mis manos. —Dijiste que querías un hijo, pero nunca hablaste de ser tu esposa. —Pensé que lo habías deducido cuando dije que serías mi mujer, aunque ese nombre te queda muy grande, la verdad no pensé que terminaría casado con una mujer tan insignificante y simple. Siento un dolor en mi pecho, pero no digo nada. —Si es así, ¿Por qué mierdas no me dejas en paz? —Niega sonriendo. —No preciosa, para tu desgracia te cruzaste con el hombre equivocado, vas a pagar la deuda y lo harás como sea, yo necesito una esposa y un heredero, así que todo está en su lugar, tú tienes lo que quieres y yo también, solo no te enamores de mí, terminarás hecha m****a. Sonrío porque ni en un millón de años podría enamorarme de él. —No eres el tipo de hombre por el que recibiría una bala y mucho menos me enamoraría, así que no te preocupes. Asiente sin decir una sola palabra y tomo eso como una señal para salir de ese lugar y regresar a mi habitación, de la que no debí salir. Observo el vestido blanco sobre la cama y nunca imagine que volvería a usar uno, claro está que esté vale miles de dólares, una pérdida de dinero, si me lo preguntan, todos saben que esto es una farsa, así que no entiendo para que tanto alboroto. Termino de arreglarme y cuando estoy lista tomo el vestido de la cama para ponérmelo, es hermoso, eso no lo niego. Salgo de la habitación para encontrarme con el hermano de Recce, no sé ni el nombre del hombre. —¿Lista mujer? —Niego. —No, pero no tengo de otra —Asiente sonriéndome. —Vas a casarte con el jodido diablo mujer, esto es el principio de tu infierno. Y más adelante entendería sus palabras. Bajamos las escaleras y veo en la sala de ella miles de personas que no conozco de nada, sonreírme como si me conocieran de toda la vida, esta gente es una hipócrita de m****a y ahora harán parte de mi vida. Cuando llegamos al final de las escaleras, Recce alarga su mano para tomar la de su hermano que tiene la mía, ruedo los ojos porque el imbécil se muestra como todo un caballero —Deja de rodar los ojos porque voy a ponerte el culo rojo por irrespetuosa —abro los ojos por sus palabras, no creo que él sea capaz de hacer una cosa de esas, ¿o sí?, creo que mejor no lo provoco, ese hombre me mostró que puede ser capaz de todo. Tomo su mano y soy jalada para ser pegada a su lado, la mirada de todos se posa sobre nosotros y me muevo incómoda en mi lugar, nunca me gusto llamar la atención de nadie, así que esto me desespera —¿Podemos terminar con esta farsa ya?, quiero irme a mi habitación—Recce aleja la mirada de ellos para ponerla rápidamente en mí —Para tu mala suerte, tendrás que soportar esto muy seguido, así que te aconsejo que te comportes, muchas de las personas que están aquí son importantes y si me haces quedan en ridículo voy a cobrártelo muy caro—aprieto con fuerza su brazo enterrando mis uñas en él y haciendo que gruña por lo bajo —No sabes como maldigo el día en que te conocí—él sonríe en mi dirección —Que pena por ti, ahora ya es tarde nena—bufo y caminamos hasta una mesa al fondo donde está lo que creo un notario y varias personas a los lados sentados esperándonos. Siento como mis piernas flaquean cuando veo a Saúl y su m*****a amante sentado en una de ellas mirándome con mucho odio, alejo la mirada de ellos para ponerla en el hombre a mi lado —¿Qué rayos hacen ellos aquí?—me guiña el ojo y luego deja un beso en mis labios tomándome por sorpresa —Me gusta ver como mis adversarios ven con sus propios ojos como he ganado—aprieto los dientes con fuerza porque acaba de decir que yo fui un maldito trofeo —No sé qué mierdas traes entre manos, pero de una vez te voy a decir que me saques de ello, no soy el maldito trofeo o juguete de nadie —Pues te informo que estás muy equivocada, ahora eres mía, así que puedo hacer contigo lo que me dé la m*****a gana—quiero golpear su maldito y hermoso rostro, pero sé que ni puedo hacer eso porque estaría muerta antes de siquiera intentarlo—Ahora deja esa cara de culo y sonríe, todos están mirándonos—sonrío colocando la mirada en el frente y cuando llegamos. Recce se voltea para mirar a todas las personas en el lugar —Todos saben por qué están aquí, así que quiero que cuando esto acabe le digan a todo el mundo que Isla Evans ahora es la nueva dama de la mafia siliciana, cualquiera que siquiera le toque un pelo lo mataré, lo mío no se toca y ella lo es—aleja la mirada de todos para colocarla en específico en Saúl el cual solo traga grueso—Ahora disfruten de la fiesta—se da la vuelta de nuevo para que podamos empezar con la ceremonia, hoy me convertiría en la esposa del hombre más poderoso de las mafias del mundo, un maldito sanguinario y sádico, estaba en la boca del lobo y no tenía escapatoria. Las manos de Reece se posan sobre mi cadera cuando vamos a dar nuestro primer baile como novios, tiemblo en mi lugar cuando me acerca más a su cuerpo y siento sus manos en mi trasero, intento subirlas, pero él no me lo permite y empiezo a impacientarme —Deja de actuar como una m*****a mojigata porque pierdo la poca paciencia que tengo—siento como mis ojos se llenan de lágrimas, salí de un bastardo para llegar a las manos de uno peor, no sé cómo fui tan estúpida, pero creo que el no tener familia ni un centavo té hace tomar decisiones apresuradas. Suspiro y recuesto mi cabeza en su pecho, no tengo más que hacer que intentar llevar la fiesta en paz si quiero poder estar tranquila—Eso, ves que puedes ser una buena chica —Aprieto las manos alrededor de su traje. —No sabes el desprecio tan Grande que empiezo a tener por ti —Me toma por los hombros para alejarme de su pecho. —No necesito que me quieras, eso no me interesa, preocúpate por hacer las cosas bien y cumplir el trato que tienes conmigo —Ruedo los ojos —Y ahora bajemos, es hora de tu ritual —Levanto una ceja en su dirección. —¿Ritual?, ¿es que son una sexta o algo así? —Sonrío por mis palabras. —Somos una mafia y como tal tenemos ceremonias de iniciación, así que camina. Me toma de la mano para jalarme por el lugar sin importarle que aun los invitados estén en el salón de la casa, bueno, la verdad es que no nos prestaron atención en nada, así que no creo que les interese en donde estamos. Caminamos por un largo pasillo hasta una gran puerta negra, unos hombres en ella rápido la abren y sigo a Recce hasta el fondo. Observo el lugar viendo una mesa con seis hombres en ella, todos con un arma en frente y vestidos de negro. —Bien, llego la hora de darle la bienvenida a la mafia a nuestra nueva Sorella D‘omertá Arrugo mi entrecejo confundida porque no entendí una sola palabra de lo que él dice. Lo veo caminar, hasta la cabecilla de la mesa y saca su arma también para colocarla enfrente de él. —Vamos a dejar claras unas reglas, así que grábalas en tu mente —Asiento porque no sé qué más hacer. — Nunca debes traicionar a la cosa nostra, Nunca violarás a ninguna mujer o niño de la mafia —Abro los ojos porque eso es atroz — Nunca consumirás ningún narcótico, No hablaras a menos que se te indique, si te necesitó dejaras lo que estás haciendo y estarás frente a mí así estés en el maldito baño —Dios donde me metí —En ningún momento mirarás a los ojos a otra mujer de alguno de la organización si no te lo pido. —No tomarás nada de la organización, y ahora que eres la tesorera más te vale no pensar en eso, porque si lo haces te volaré los sesos —Me muevo incómoda por sus palabras. —¿Te quedo claro? —Asiento. —Bien, ahora toma el cuchillo sobre la mesa y corta tu dedo. —¿Es una broma? —Masajea su cien. —Pensé que habías entendido las malditas reglas —asiento rápido. Con un suspiro hago lo que me dice y observo a las personas en la mesa, entre ellos está el viejo y el hermano de Reece, las demás personas no las conozco, pero llama mi atención las personas que están detrás de cada unos de ellos con un arma en sus manos.Alejo la mirada para hacerlo lo que Recce me dijo, tomo el cuchillo y corto un poco mi dedo y dejo que la sangre caiga sobre una carta de algo que parece un santo. No sé qué sea eso, no soy creyente de ellos.—Toma la carta y quémala, si nos traicionas así vas a quedar, no se traiciona —Asiento. —Bien, ahora vas a escoger a tu mano derecha, será tu sombra, y me informará todo lo qué haces.Intento hablar, pero no lo hago porque recuerdo lo que me dijo hace poco. Lo veo rodar los ojos y luego asentir, tomo eso como una señal para hacerlo.—¿Cómo sabré quién será mi mano derecha?.—Escogerás entre cinco personas que pondré mañana frente a ti —Asiento —Bien, ahora espérame en la habitación, tengo cosas que hacer.Me doy media vuelta y salgo de la habitación sintiendo la mirada de todos sobre mí.Rápido llegó a la habitación en la que me cambie cuando baje a la ceremonia y arrugo mi entrecejo cuando encuentro sobre la cama un papel doblado en forma de pergamino. Camino hasta ella y abro e
Me remuevo en la cama sintiendo mis manos entumecidas y adoloridas, este hombre es un maldito animal, no sé cómo fue capaz de dejarme amarrada a la cama, no pude dormir muy bien porque esta posición o es nada cómoda y cada segundo me despertaba pensando que el maldito estaría encima de mí haciéndome algo, no me fiaba de él y estaba segura de que podía esperar cualquier cosa si se trataba de ese hombre. Intento acomodarme en la cama y en ese momento escucho el sonido de la puerta del baño y el condenado saliendo como si nada de ella con la toalla en su cintura. Sus ojos se encuentran con los míos y gruño con fuerza.—Necesito que me sueltes ahora mismo, me duelen las manos, eres un maldito animal.Sus ojos me observan con mucha intensidad.—Si sigues tratándome de esa manera, no voy a soltarte, me debes respeto, deja de ser tan igualada —Apriet los dientes con fuerza.«Maldita la hora en que este hombre me ayudo».—Solo quiero que me sueltes, Reece me duelen los brazos.Rueda los ojos
Intento demorarme lo más que puedo en el baño para no tener que verle la cara a Reece, pero siempre las cosas no salen como yo las espero, cuando salgo él sigue en el mismo lugar en el que estaba cuando entre. Suspiro caminando hasta el closet, pero su voz me detiene—Ven aquí, necesito que mires una cosa —Asiento.Me acerco a él apretando bien la toalla a mi cuerpo para que no se caiga y muestre de más, lo veo rodar los con fastidio. —Deja de ser tan infantil, he visto todo tipo de mujer desnudas, tú no serias la primera.«¿Será que si lo mato pasa algo?, porque es gusto lo que ahora quiero hacer».—Dime que quieres, necesito cambiarme.—Necesito que mires unas cuentas, algo no me cuadra —Asiento tomando el computador.Observo una cantidad considerable de dinero que me hace tragar grueso porque jamás imagine ver algo como eso, este hombre no solo gana demasiado dinero con la mafia, también lo hace con su empresa, podría vivir de ella sin necesidad de la mafia. Suspiro observando los
—Ahora entiendo por qué tanto revuelo por tu llegada, pero la belleza no es la única arma que puedes usar a tu favor, si no eres una mujer completa no vas a sobrevivir en este mundo.Levanto una de mis cejas por sus palabras, ¿Una mujer completa?, ¿Acaso soy un monstruo o qué mierdas?.—¿Qué rayos significa eso? —Sonríe caminado a la puerta para abrirla.—Saber defenderse, ser una asesina —Jadeo negando.—No pienso matar a nadie.—Si, eso mismo decía yo, pero después de cinco intentos de violación y un maldito pedófilo que quiso secuestrar a mi hija, uno no piensa igual, este es el mundo real niña, aquí sobrevive el más fuerte y créeme que te casaste con el hermano equivocado, Recce solo cuida su culo, los demás somos mierda para él.¡Carajo!, si su hermana habla de esa manera de él, no quiero imaginar porque es. No decimos nada y salimos de la habitación bajando las escaleras para encontrarnos con Azul, el hombre que sería mi mano derecha.—Buenos días Regazzas.—Veo que estás mejor
Habían pasado dos meses desde que era la esposa de Reece, las cosas no habían cambiado mucho, seguía siendo un maldito conmigo, después de nuestro encuentro sexual el condenado se había convertido en una puta droga para mí y él se aprovechaba de eso cogiéndome donde se le daba la gana. Mi entrenamiento cada día estaba mejorando, era una maldita experta en los cuchillos, las cuentas de la organización marchaban bien desde que era la contadora y mi relación con Aurora la hermana de Reece cada día era más cercana, era como una amiga para mí, suspiro mirándome por última vez en el espejo, hoy saldríamos a una discoteca con Aurora y unos amigos de ella, no estaba muy de acuerdo con eso, pero prefería eso a pasar un fin de semana más entre estas cuatro paredes.—Deja de mirarte tanto en ese maldito espero y larguémonos ya —Asiento tomando mi bolso.—Esto no es una buena idea, tu hermano se va a enojar mucho —Ella rueda los ojos caminando hasta la puerta.—Deja de pensar tanto en él, desde
Mi estómago está revuelto, quiero devolver todo ahora mismo, jamás imaginé que vería a Reece de esa manera y la verdad me sorprendió más de lo que pensaba, sabía que era un maldito demente, pero jamás imagine que tanto, esto es demasiado para mí.—Es hora de irnos Isla, mi hermano no puede saber que estuvimos aquí.—Demasiado tarde Mocosa —Suspiro colocando la mirada en Reece que aparece de entre las sombras lleno de sangre.—Era necesario que ella conociera con quién está.Él no aleja la mirada de mí y todo mi cuerpo se llena de miedo porque está enojado, lo puedo ver.—Esa decisión la tomó yo, no tú, así que espero estés preparada para las consecuencias que tendrás por esto —Aurora asiente levantándose de su lugar.—Estoy preparada señor.—Bien, ahora largo, mi esposa y yo tenemos que hablar.Aurora se aleja sin mirarme y el hombre a mi lado hace lo mismo, pero no puede dar un paso porque Reece lo detiene colocando una mano en su pecho.—Espero por tu bien que no hayas puesto los oj
—Te estoy dando una orden, soy la esposa del Don, el padrino, así que haz lo que te ordeno —Asiente sin decir una palabra. Me acerco a Aurora y acaricio su mejilla —. Estarás bien nena, te veo después.No dejo que diga nada más y solo me alejo de allí entrando en la casa, sé que lo que me espera no será nada agradable, pero después de lo que Reece me obligo hacer, no pienso seguir haciendo lo que él quiere, si voy a hacer parte de esto, lo seré de verdad como lo que soy, su esposa. Llego a la habitación y con un último suspiro entro en ella encontrándome con Reece en la cama solo con una toalla en su cintura.—Quítate la ropa y ven aquí —Arrugo mi entrecejo confundida por sus palabras.—¿Qué?, no quiero tener sexo contigo, ¿Qué mierdas pasa por tu cabeza?Su mirada se oscurece y en un rápido movimiento se acerca a mí, colocando su gran mano en mi cuello y tirándome a la cama con él sobre mí.—Eres mi esposa y frente a los demás siempre voy a respetarte, pero no tientes mi paciencia
—Cometiste un error, Reece es un maldito cuando no coge, ahora debes aguantar al monstruo — Gruño intentando terminar mi desayuno tranquila, pero eso será imposible con todo lo que está pasando, es un maldito y yo no sé por qué, pero esta faceta mía me está empezando a gustar mucho. Termine mi desayuno y me monte en el auto para ir hasta la empresa de Reece, cuando llegue las miradas no se hicieron esperar y me enfermaba que me miraran así. Entre en la oficina de Azul y recibe una sonrisa burlona de él.—Parece que alguien amaneció de malas.—Todo el mundo me mira como si tuviera mierda en la cara, me enferma —Sonríe negando.—Bueno, mujer, es normal, estás casada con el hombre más deseado y mujeriego de Inglaterra, eres como su diosa o algo así —río negando.—Para mí es una maldita ruina, aún no entiendo por qué siendo el jodido capo di tuti capi de la cosa nostra está viviendo en territorio inglés y no en Italia, además, ¿como rayos tan joven es el jefe de todo¿—Suspira.—Es bueno