Habían pasado dos meses desde que era la esposa de Reece, las cosas no habían cambiado mucho, seguía siendo un maldito conmigo, después de nuestro encuentro sexual el condenado se había convertido en una puta droga para mí y él se aprovechaba de eso cogiéndome donde se le daba la gana. Mi entrenamiento cada día estaba mejorando, era una maldita experta en los cuchillos, las cuentas de la organización marchaban bien desde que era la contadora y mi relación con Aurora la hermana de Reece cada día era más cercana, era como una amiga para mí, suspiro mirándome por última vez en el espejo, hoy saldríamos a una discoteca con Aurora y unos amigos de ella, no estaba muy de acuerdo con eso, pero prefería eso a pasar un fin de semana más entre estas cuatro paredes.—Deja de mirarte tanto en ese maldito espero y larguémonos ya —Asiento tomando mi bolso.—Esto no es una buena idea, tu hermano se va a enojar mucho —Ella rueda los ojos caminando hasta la puerta.—Deja de pensar tanto en él, desde
Mi estómago está revuelto, quiero devolver todo ahora mismo, jamás imaginé que vería a Reece de esa manera y la verdad me sorprendió más de lo que pensaba, sabía que era un maldito demente, pero jamás imagine que tanto, esto es demasiado para mí.—Es hora de irnos Isla, mi hermano no puede saber que estuvimos aquí.—Demasiado tarde Mocosa —Suspiro colocando la mirada en Reece que aparece de entre las sombras lleno de sangre.—Era necesario que ella conociera con quién está.Él no aleja la mirada de mí y todo mi cuerpo se llena de miedo porque está enojado, lo puedo ver.—Esa decisión la tomó yo, no tú, así que espero estés preparada para las consecuencias que tendrás por esto —Aurora asiente levantándose de su lugar.—Estoy preparada señor.—Bien, ahora largo, mi esposa y yo tenemos que hablar.Aurora se aleja sin mirarme y el hombre a mi lado hace lo mismo, pero no puede dar un paso porque Reece lo detiene colocando una mano en su pecho.—Espero por tu bien que no hayas puesto los oj
—Te estoy dando una orden, soy la esposa del Don, el padrino, así que haz lo que te ordeno —Asiente sin decir una palabra. Me acerco a Aurora y acaricio su mejilla —. Estarás bien nena, te veo después.No dejo que diga nada más y solo me alejo de allí entrando en la casa, sé que lo que me espera no será nada agradable, pero después de lo que Reece me obligo hacer, no pienso seguir haciendo lo que él quiere, si voy a hacer parte de esto, lo seré de verdad como lo que soy, su esposa. Llego a la habitación y con un último suspiro entro en ella encontrándome con Reece en la cama solo con una toalla en su cintura.—Quítate la ropa y ven aquí —Arrugo mi entrecejo confundida por sus palabras.—¿Qué?, no quiero tener sexo contigo, ¿Qué mierdas pasa por tu cabeza?Su mirada se oscurece y en un rápido movimiento se acerca a mí, colocando su gran mano en mi cuello y tirándome a la cama con él sobre mí.—Eres mi esposa y frente a los demás siempre voy a respetarte, pero no tientes mi paciencia
—Cometiste un error, Reece es un maldito cuando no coge, ahora debes aguantar al monstruo — Gruño intentando terminar mi desayuno tranquila, pero eso será imposible con todo lo que está pasando, es un maldito y yo no sé por qué, pero esta faceta mía me está empezando a gustar mucho. Termine mi desayuno y me monte en el auto para ir hasta la empresa de Reece, cuando llegue las miradas no se hicieron esperar y me enfermaba que me miraran así. Entre en la oficina de Azul y recibe una sonrisa burlona de él.—Parece que alguien amaneció de malas.—Todo el mundo me mira como si tuviera mierda en la cara, me enferma —Sonríe negando.—Bueno, mujer, es normal, estás casada con el hombre más deseado y mujeriego de Inglaterra, eres como su diosa o algo así —río negando.—Para mí es una maldita ruina, aún no entiendo por qué siendo el jodido capo di tuti capi de la cosa nostra está viviendo en territorio inglés y no en Italia, además, ¿como rayos tan joven es el jefe de todo¿—Suspira.—Es bueno
Quince minutos después desciendo por las escaleras encontrándolo en una discusión un poco acalorada con Roce, cuando los dos se percatan de mi llegada se quedan en silencio y Reece pone su mirada en mí.—Parece que si puede seguir una orden —Ruedo los ojos y no le presto atención a sus palabras.—¿Podemos irnos?, quiero regresar lo más rápido posible a ese circo al que me llevas.Rápidamente, se acerca a mí tomando mi cuello con su fuerte mano para acercar su rostro al suyo.—Si vuelves a faltarme al respeto Picola Reggaza, voy a dejar ese culo tan rojo y adolorido, que no podrás utilizar ningún maldito trapo en una puta semana, ¿Estamos claros? —gruñó sosteniéndole la mirada.—Vas a arrepentirte de haberme convertido en esto —Él solo sonríe.—Eso jamás pasará, ahora Respóndeme si entendiste.—Sí, entendí.—Bien, larguémoslos porque la noche es muy larga. En el camino en la camioneta, intenté no mirarlo ni dirigirle una palabra, lo detestaba y lo que menos quería ahora mismo era t
Llegamos a la casa y en todo el transcurso hasta ella no podía dejar de temblar, Reece parecía un loco, no dejaba de pasarse las manos por su pelo y mirarme con una ira que parecía de otro mundo. El auto se detiene en frente a la mansión y él me toma del brazo con fuerza y abriendo la puerta del carro me baja de él.—Suéltame, me estás lastimando — Él solo sonríe abriendo la puerta de la mansión.—Ahora vas a ver realmente cómo puedo lastimarte.De la cocina aparece aurora junto con su hermano que miran alrededor de una manera que no puedo descifrar, mis ojos están llenos de lágrimas, mi cuerpo tiembla y la mano que sostiene mi brazo quema, él en realidad me está lastimando y no le importa nada.—¿Qué sucede, hermano? —Reece observa a Roce que lo mira confundido.—La regazza cometió un error que no pienso tolerar, así que va a recibir su merecido castigo.—¿Qué hiciste nena? —gruño observando a Aurora que me mira como una madre a su hija a punto de regañar.—No hice una mierda, y
Nos sienta en la silla vacía y abre una laptop para que todos la vean, en ella hay rutas y demás cosas que no entiendo, así que acerco mi boca a su odio para que solo él me pueda escuchar. —¿Por qué estoy aquí?, sé que las mujeres no están en las reuniones de los hombres —Me alejo observándolo. —Eres mi Casseto, necesito que estés presente para que hagas unos costos sobre un nuevo negocio —Asiento suspirando. —¿Crees que sea buena idea?, sabes que la Bratva jamás ha estado de acuerdo en que la cosa nostra sea el líder de la pirámide, se creen mejores por ser de la realeza —Observo al hombre con atención. —Son los mejores en cuanto a armas se tratan, ellos también nos necesitan, es mejor estar aliados, una guerra ahora mismo no nos conviene —El hombre solo asiente a las palabras de Reece. —Debes andarte con cuidado, Reece, tienes algo que a ellos les pertenece y puede que tomen eso como una guerra —Lo observo confundido, ¿Qué puede tener? —Ahora somos más que socios, y sabes que e
Me toma del trasero para que enrolle las piernas en su cintura, con fuerza lo hago, camina conmigo acostándome en la cama, sin ningún cuidado arranca las tangas de mi cuerpo ocasionándome un ardo.—¡¿Qué te pasa?!, ¡eso me dolió! –Rueda los ojos con aburrimiento.—Deja de quejarte tanto y abre las piernas —gruñendo hago lo que me dice.—Podrías ser más delicado —ríe acariciando mi vagina.—No soy un puto peluche para serlo, soy un asesino.Jadeo, cuando siento sus dedos en mí, esa vez no es uno, son dos y empieza a moverlos de arriba abajo, luego lo hace en círculos, mientras que con la mano acaricia mi clítoris, me retuerzo sobre la cama por sus caricias y dejo salir sonidos fuertes de mi boca. Un segundo después el condenado se detiene haciéndome protestar.—¡¿Por qué te detuviste?! —Sonríe.—Me mojaste todo, no pensaste que te dejaría venir con mis dedos dentro, si lo harás será con mi polla en ti —bufo rodando los ojos.—solo hablas y hablas y no has hecho nada —Golpea mi clítoris