Alejo la mirada para hacerlo lo que Recce me dijo, tomo el cuchillo y corto un poco mi dedo y dejo que la sangre caiga sobre una carta de algo que parece un santo. No sé qué sea eso, no soy creyente de ellos.
—Toma la carta y quémala, si nos traicionas así vas a quedar, no se traiciona —Asiento. —Bien, ahora vas a escoger a tu mano derecha, será tu sombra, y me informará todo lo qué haces. Intento hablar, pero no lo hago porque recuerdo lo que me dijo hace poco. Lo veo rodar los ojos y luego asentir, tomo eso como una señal para hacerlo. —¿Cómo sabré quién será mi mano derecha?. —Escogerás entre cinco personas que pondré mañana frente a ti —Asiento —Bien, ahora espérame en la habitación, tengo cosas que hacer. Me doy media vuelta y salgo de la habitación sintiendo la mirada de todos sobre mí. Rápido llegó a la habitación en la que me cambie cuando baje a la ceremonia y arrugo mi entrecejo cuando encuentro sobre la cama un papel doblado en forma de pergamino. Camino hasta ella y abro el papel para leer lo que en él hay. Mi confusión es más cuando leo que es un tipo de mandamientos o algo así. 10 mandamientos de honor 1 - Prohibido prestar dinero directamente a un amigo. Si es necesario hay que hacerlo a través de una tercera persona. 2- No desearás a la mujer del prójimo. 3- Prohibida cualquier tipo de relación con la policía. 4- El verdadero hombre de honor no se dejará ver por bares y círculos sociales. 5- Estar disponible en cualquier momento, incluso si la mujer está a punto de parir. 6- Una puntualidad y respeto de manera categórica. 7- Respeto a la esposa. 8- Decir la verdad a cualquier pregunta y en cualquier situación. 9- A pesar de que se puede matar, extorsionar y traficar, nunca se podrá robar el dinero a otras personas o a miembros de otras familias. 10- Este mandamiento contiene las normas que debe cumplir una persona para poder ser uno de los «amigos de los amigos». No podrá tener ningún familiar en la policía, haber traicionado sentimentalmente a su mujer o carecer de valores éticos y morales. No estaba entendiendo nada de esto, pensé que solo lo que había pasado abajo era parte de ese dichoso ritual ridículo. Escucho el sonido de la puerta y rápidamente doy la vuelta encontrándome con Rece de brazos cruzados en el marco de la puerta. —¿Lo leíste? —Asiento —Puedes hablar mujer, solo es necesario que no lo hagas cuando estamos frente a otras personas, pero cuando no sea así puedes hacerlo libremente. Suspiro cuando sé que no tendré que actuar como una muda o algo así, es absurdo. —Esto parece una biblia o algo así —Asiente. — es un mandato para los hombres, más que todo, un mandato de honor. —Dice que no puedes ser infiel —Niega. —Sobre eso no, debo respetarte y lo haré, pero no se dice nada de fidelidad —Aprieto los labios con fuerza. —¿Eso quiere decir que seré una m*****a cachona? —Levanta los hombros. —Eso depende de ti, si me das lo que quiero, no tendré que buscarlo afuera, soy muy exigente, no creo que puedas complacerme del todo —Gruño por lo bajo. —Desde que te conozco no has hecho más que menospreciarme y eso para mí es una falta de respeto, así que bájale porque estoy cansándome. Lo veo acerarse a mí con rapidez y tomarme del rostro con fuerza. —Soy el padrino de la m*****a mafia Siliciana, no vas a decirme que hacer, soy un hombre de honor, pero también tengo muy poca paciencia, además, no creo que vayas a decir lo que hablamos aquí, ¿o sí? —Niego porque ni loca lo haría. —No soy estúpida, sé que me matarías y amo mi vida —Sonríe. —Buena chica, me alegra que tengas las cosas claras, ahora vamos a descansar —Levanto una ceja en su dirección. —Pensé que harías… No sé otra cosa —Niega. —No me apetece ahora mismo, te quedo debiendo la noche de bodas nena —Suspiro de alivio porque al menos no voy a tener que acostarme con él. Me remuevo en la cama intentando mover mis brazos, pero me es imposible, como puedo abro los ojos encontrándome con que estoy amarrada al cabecero de la cama. Abro los ojos asustada, ¿Qué rayos es esto?, no recordé acostarme así, voy a matar a Recce, como si eso fuera posible. Alejo la mirada de la cama para ponerla a mi lado, el desgraciado tiene una gran sonrisa plasmada en el rostro —¿Qué significa esto?. —Tenía ganas de jugar, así que me pareció Perfecto, aprovechar que dormías —gruño moviendo las manos en el cabecero. —Suéltame ahora mismo Recce, dijiste que no pasaría nada —Se levanta de la cama para rápidamente montarse sobre mí. —Pues cambie de parecer —Bufo. —Entonces por lo menos ten la decencia de soltarme. Niega empezando a trazar mi pecho con su dedo. —No, así es más excitante —Me remuevo en la cama como una loca. —Esto es una violación —Sonríe acarician mi pezón que se nota por mi camisa transparente. —Tu cuerpo no dice lo mismo, además no te estoy obligando a nada, ¿O sí?. Maldito, no puedo negar que lo que hace está haciendo que mi cuerpo reacciones a sus caricias y eso me enoja. —Esto no es gusto, estás aprovechándote de mi vulnerabilidad —Rueda los ojos, mientras sonríe. —Solo estás reaccionando a las caricias de un hombre de verdad, disfruta Picola Ragazza. Cierro los ojos, dejándome llevar por primera vez por sensaciones que mi cuerpo jamás había experimentado, porque aunque no quiera negarlo, con Saúl solo experimente lo que él quería y cuando lo quería. Siento su mano como levanta mi camisa poco a poco, dejando al descubierto mis senos, sus ojos se oscurecen y no puedo dejar de moverme por lo que me hace sentir. —Rosados y suaves, tal como me gustan —Abro los ojos para verlo al rostro. —¿Me quieres torturar, cierto? —Sonríe. —Torturar es uno de mis pasatiempos —Gruño cuando siento como baja su boca y lleva uno a ella. —Eres un maldito… Sicópata. No puedo decir nada más porque su boca empieza a torturar mi pezón izquierdo mientras que con su otra mano pellizca y masajea el derecho. Dios, estoy es el cielo, jamás imaginé que esto se sintiera tan bien. Siento el sonido de un plo y sé que es porque el saco mi pezón de su boca. —¿Imagino que nadie te había comido así cierto? —mis mejillas se calientan —Qué adorable, te sonrojaste, eso quiere decir que no. —Eres un cretino. Siento como un zas golpea mis pezones haciéndome brincar del susto. —¡¿Qué rayos te pasa?! —Rueda los ojos. —Deja de llorar, no te dolió y lo hice para que aprendas a respetarme, si no lo haces a las buenas, no creo que quieras descubrir como enseño a mis hombres a respetarme —Niego. —Eso creía, ahora deja de quejarte y disfruta. —Pues solo estás aprovechándote de que no puedo moverme, eso no es gusto —Levanta una de sus cejas en mi dirección. —Si te suelto es porque voy a cogerte duro y no creo que aguantes que te coga así, te partiría en dos y no querrás amaneces caminado como un maldito pingüino. —¿Estás hablando en serio? —Yo cogo así, a mí no me van esas ridiculeces del amor, si no puedes, entonces no me jodas con serte fiel. —Aprieto los dientes con fuerza. —No voy a aceptar tus malditas perversiones — Asiente bajándose de mí. —Bien, hay muchas dispuestas hacerlo —Se acuesta dándose la vuelta. —¿Qué crees qué haces? —Me observa sobre sus hombros. —Dormir, ¿no es obvio?. —Sí, pero aún no me has soltado —Sonríe guiñándome uno de sus ojos. —Si te puedes soltar, podrás dormir cómodamente. Gruño con fuerza cuando el maldito se acomoda y me deja amarrada aún a la cama como si fuera una m*****a prisionera, juro que cuando me suelte voy a devolverle en favor.Me remuevo en la cama sintiendo mis manos entumecidas y adoloridas, este hombre es un maldito animal, no sé cómo fue capaz de dejarme amarrada a la cama, no pude dormir muy bien porque esta posición o es nada cómoda y cada segundo me despertaba pensando que el maldito estaría encima de mí haciéndome algo, no me fiaba de él y estaba segura de que podía esperar cualquier cosa si se trataba de ese hombre. Intento acomodarme en la cama y en ese momento escucho el sonido de la puerta del baño y el condenado saliendo como si nada de ella con la toalla en su cintura. Sus ojos se encuentran con los míos y gruño con fuerza.—Necesito que me sueltes ahora mismo, me duelen las manos, eres un maldito animal.Sus ojos me observan con mucha intensidad.—Si sigues tratándome de esa manera, no voy a soltarte, me debes respeto, deja de ser tan igualada —Apriet los dientes con fuerza.«Maldita la hora en que este hombre me ayudo».—Solo quiero que me sueltes, Reece me duelen los brazos.Rueda los ojos
Intento demorarme lo más que puedo en el baño para no tener que verle la cara a Reece, pero siempre las cosas no salen como yo las espero, cuando salgo él sigue en el mismo lugar en el que estaba cuando entre. Suspiro caminando hasta el closet, pero su voz me detiene—Ven aquí, necesito que mires una cosa —Asiento.Me acerco a él apretando bien la toalla a mi cuerpo para que no se caiga y muestre de más, lo veo rodar los con fastidio. —Deja de ser tan infantil, he visto todo tipo de mujer desnudas, tú no serias la primera.«¿Será que si lo mato pasa algo?, porque es gusto lo que ahora quiero hacer».—Dime que quieres, necesito cambiarme.—Necesito que mires unas cuentas, algo no me cuadra —Asiento tomando el computador.Observo una cantidad considerable de dinero que me hace tragar grueso porque jamás imagine ver algo como eso, este hombre no solo gana demasiado dinero con la mafia, también lo hace con su empresa, podría vivir de ella sin necesidad de la mafia. Suspiro observando los
—Ahora entiendo por qué tanto revuelo por tu llegada, pero la belleza no es la única arma que puedes usar a tu favor, si no eres una mujer completa no vas a sobrevivir en este mundo.Levanto una de mis cejas por sus palabras, ¿Una mujer completa?, ¿Acaso soy un monstruo o qué mierdas?.—¿Qué rayos significa eso? —Sonríe caminado a la puerta para abrirla.—Saber defenderse, ser una asesina —Jadeo negando.—No pienso matar a nadie.—Si, eso mismo decía yo, pero después de cinco intentos de violación y un maldito pedófilo que quiso secuestrar a mi hija, uno no piensa igual, este es el mundo real niña, aquí sobrevive el más fuerte y créeme que te casaste con el hermano equivocado, Recce solo cuida su culo, los demás somos mierda para él.¡Carajo!, si su hermana habla de esa manera de él, no quiero imaginar porque es. No decimos nada y salimos de la habitación bajando las escaleras para encontrarnos con Azul, el hombre que sería mi mano derecha.—Buenos días Regazzas.—Veo que estás mejor
Habían pasado dos meses desde que era la esposa de Reece, las cosas no habían cambiado mucho, seguía siendo un maldito conmigo, después de nuestro encuentro sexual el condenado se había convertido en una puta droga para mí y él se aprovechaba de eso cogiéndome donde se le daba la gana. Mi entrenamiento cada día estaba mejorando, era una maldita experta en los cuchillos, las cuentas de la organización marchaban bien desde que era la contadora y mi relación con Aurora la hermana de Reece cada día era más cercana, era como una amiga para mí, suspiro mirándome por última vez en el espejo, hoy saldríamos a una discoteca con Aurora y unos amigos de ella, no estaba muy de acuerdo con eso, pero prefería eso a pasar un fin de semana más entre estas cuatro paredes.—Deja de mirarte tanto en ese maldito espero y larguémonos ya —Asiento tomando mi bolso.—Esto no es una buena idea, tu hermano se va a enojar mucho —Ella rueda los ojos caminando hasta la puerta.—Deja de pensar tanto en él, desde
Mi estómago está revuelto, quiero devolver todo ahora mismo, jamás imaginé que vería a Reece de esa manera y la verdad me sorprendió más de lo que pensaba, sabía que era un maldito demente, pero jamás imagine que tanto, esto es demasiado para mí.—Es hora de irnos Isla, mi hermano no puede saber que estuvimos aquí.—Demasiado tarde Mocosa —Suspiro colocando la mirada en Reece que aparece de entre las sombras lleno de sangre.—Era necesario que ella conociera con quién está.Él no aleja la mirada de mí y todo mi cuerpo se llena de miedo porque está enojado, lo puedo ver.—Esa decisión la tomó yo, no tú, así que espero estés preparada para las consecuencias que tendrás por esto —Aurora asiente levantándose de su lugar.—Estoy preparada señor.—Bien, ahora largo, mi esposa y yo tenemos que hablar.Aurora se aleja sin mirarme y el hombre a mi lado hace lo mismo, pero no puede dar un paso porque Reece lo detiene colocando una mano en su pecho.—Espero por tu bien que no hayas puesto los oj
—Te estoy dando una orden, soy la esposa del Don, el padrino, así que haz lo que te ordeno —Asiente sin decir una palabra. Me acerco a Aurora y acaricio su mejilla —. Estarás bien nena, te veo después.No dejo que diga nada más y solo me alejo de allí entrando en la casa, sé que lo que me espera no será nada agradable, pero después de lo que Reece me obligo hacer, no pienso seguir haciendo lo que él quiere, si voy a hacer parte de esto, lo seré de verdad como lo que soy, su esposa. Llego a la habitación y con un último suspiro entro en ella encontrándome con Reece en la cama solo con una toalla en su cintura.—Quítate la ropa y ven aquí —Arrugo mi entrecejo confundida por sus palabras.—¿Qué?, no quiero tener sexo contigo, ¿Qué mierdas pasa por tu cabeza?Su mirada se oscurece y en un rápido movimiento se acerca a mí, colocando su gran mano en mi cuello y tirándome a la cama con él sobre mí.—Eres mi esposa y frente a los demás siempre voy a respetarte, pero no tientes mi paciencia
—Cometiste un error, Reece es un maldito cuando no coge, ahora debes aguantar al monstruo — Gruño intentando terminar mi desayuno tranquila, pero eso será imposible con todo lo que está pasando, es un maldito y yo no sé por qué, pero esta faceta mía me está empezando a gustar mucho. Termine mi desayuno y me monte en el auto para ir hasta la empresa de Reece, cuando llegue las miradas no se hicieron esperar y me enfermaba que me miraran así. Entre en la oficina de Azul y recibe una sonrisa burlona de él.—Parece que alguien amaneció de malas.—Todo el mundo me mira como si tuviera mierda en la cara, me enferma —Sonríe negando.—Bueno, mujer, es normal, estás casada con el hombre más deseado y mujeriego de Inglaterra, eres como su diosa o algo así —río negando.—Para mí es una maldita ruina, aún no entiendo por qué siendo el jodido capo di tuti capi de la cosa nostra está viviendo en territorio inglés y no en Italia, además, ¿como rayos tan joven es el jefe de todo¿—Suspira.—Es bueno
Quince minutos después desciendo por las escaleras encontrándolo en una discusión un poco acalorada con Roce, cuando los dos se percatan de mi llegada se quedan en silencio y Reece pone su mirada en mí.—Parece que si puede seguir una orden —Ruedo los ojos y no le presto atención a sus palabras.—¿Podemos irnos?, quiero regresar lo más rápido posible a ese circo al que me llevas.Rápidamente, se acerca a mí tomando mi cuello con su fuerte mano para acercar su rostro al suyo.—Si vuelves a faltarme al respeto Picola Reggaza, voy a dejar ese culo tan rojo y adolorido, que no podrás utilizar ningún maldito trapo en una puta semana, ¿Estamos claros? —gruñó sosteniéndole la mirada.—Vas a arrepentirte de haberme convertido en esto —Él solo sonríe.—Eso jamás pasará, ahora Respóndeme si entendiste.—Sí, entendí.—Bien, larguémoslos porque la noche es muy larga. En el camino en la camioneta, intenté no mirarlo ni dirigirle una palabra, lo detestaba y lo que menos quería ahora mismo era t