Asiento sin decir nada y entramos a la gran mansión. El lugar está lleno de personas de negro con armas en sus cinturas, vaya, el señor sí que tiene seguridad por todos lados, creo que ahora sí creo que lo que dicen de él es verdad.
Caminamos hasta una puerta que él abre y me invita a pasar, cuando entramos veo a un hombre de su misma edad sentado fumando un puro y a su lado un hombre de unos cuarenta años. Recce camina hasta ellos para sentarse en la silla frente al escritorio y prende un puro. —Ven niña, no tengo todo el día —Asiento caminando hasta la silla vacía al lado de el hombre mayor. —Te dije que la ayudaras, no que la volvieras tu perra —Aprieto los dientes cuando lo escucho decir eso. —Cierra la boca Dimitri —El viejo solo sonríe —. No soy un hombre que se ande con rodeos, así que voy a ser claro, tú tienes una deuda conmigo y no tienes un centavo, así que vamos a hacer un trato, necesito una mujer para tener un hijo —Abro los ojos espantada —. Tengo casi treinta y ocho años, necesito un heredero y tú un hogar, es simple, te conviertes en mi mujer y a cambio tendrás, protección, dinero y un techo. Las manos me tiemblan y no sé si ponerme a llorar o reírme, así que solo niego. —No puedo hacer eso, estoy casada. Le da una calada a su puro y luego de botar el humo me observa. —Eso ya lo arreglé, tienes dos opciones, o eres mi mujer o eres la puta de todos mis hombres —Abro los ojos asustada —. No pensaste que iba a dejar que mi dinero se esfumara, vas a pagarlo de cualquier manera. Mis ojos se llenan de lágrimas al entender que estoy en las manos de ese hombre, no tengo una salida, por lo que solo asiento. —Está bien, pero no puedo darte un hijo —Levanta una de sus cejas en mi dirección. —¿Eres estéril?. Asiento sintiendo como mis ojos se llenan de nuevo de lágrimas. —Deja de hablar m****a mujer, revise tu historial y eres muy fértil —Alejo la mirada de Recce para mirar al hombre que fumaba puro hace poco. —¿De qué habla?, eso no puede ser, Saúl me dijo que era estéril. El hombre rueda los ojos con aburrimiento. —Ese pedazo de m****a no sabe un carajo, todo este tiempo solo te vio la cara de pendeja mujer, empezando con hacerte creer que tenía dinero y una familia prestigiosa. No estoy entendiendo lo que ese hombre me está diciendo, conozco a Saúl desde que estaba en la universidad, nos casamos cuando yo tenía veinte y estoy segura de que conocí a su familia. —No puede ser verdad, lo conozco hace casi siete años, no pudo engañarme de esa manera. El hombre me mira con lástima y puedo observar mejor su rostro, es realmente hermoso, muy parecido a Reece pero un par de años más joven. —Tu esposo es un jodido estafador, lleva haciendo lo mismo hace años, el dinero que te hizo cree que era suyo, en realidad es de las personas que ha estafado, creo que al ver que no tenías un solo centavo busco la manera de deshacerse de ti, claro, sin dejar de lado su farsa de hombre de familia. No puedo creerlo, cuanto tiempo estuve con ese hombre y jamás lo supe, nunca me di cuenta de la clase de persona que era, ¿por qué fui tan estúpida?, esto es una m****a, no puedo creerlo, cada vez descubro más cosas de él y estoy más que segura que nunca supe en realidad quién era. —Bueno, ya que mi hermano aclaró tus dudas, necesito una respuesta ahora. —Lo haré, pero quiero saber a qué me voy a enfrentar —Él sonríe sin quitarme la mirada —No eres tan tonta como piensan —Eso sonó muy ofensivo, pero no pienso decir nada—Soy el Capo Di tuti de la mafia siliciana. Me muevo incómoda en mi lugar porque eso es peor de lo que pensaba —El tarado a tu izquierda es mi Don, segundo al mando y el vejestorio es mi consigliere, mi consejero, hacen parte de mi junta real, necesito un casseto y sé que tú estudiaste contabilidad — Asiento —. Así que aparte de mi mujer manejaras las cuentas de la organización, fuera de estas paredes soy el empresario dueño de la multinacional de autos modificados más grande del mundo, así que cuidado con lo que haces y hablas. Asiento con muchas preguntas en mi cabeza —No soy hombre de flores y bombones, eso no va conmigo ni tampoco la fidelidad, así que tú solo haz tu parte, dame un hijo y luego si quieres te largas me da igual. Aprieto los dientes con fuerza porque este hombre es más hijo de perra de lo que pensaba. Luego de esa charla me llevaron a la que sería mi habitación, gracia a Dios no dormiría con ese hombre, eso sería lo único que me faltaba, miro la habitación y no puedo pedir más, al menos no tendré que dormir bajo un puente. Busco el baño porque necesito una ducha urgente. Entro en él quitándome la ropa y entrando a la tina para relajarme un poco en el agua, cierro los ojos por unos segundo y luego los abro gritando fuerte por el susto que me produce ver a Recce en la esquina de la tina sentado observándome fijamente. —¿Qué rayos haces aquí? —Él solo rueda los ojos bufando. —No tienes nada que no hubiera visto antes, creo que te hace falta un poco de pecho, tienes poco. Aprieto los dientes con fuerza por las palabras del bastardo. —Cuando me salvaste no creí que fueras tan hijo de perra —Sonríe guiñándome el ojo. —Fingir es uno de mis mejores trucos, por algo soy el jefe de la mafia más poderosa. —¿No te da miedo que diga tu secreto? —Niega. —Si lo haces estarás bajo tierra más rápido de lo que yo duraría en una cárcel. Un escalofrío me recorre todo el cuerpo con esas palabras, sé que no está diciendo mentiras, lo puedo ver en su mirada. —¿Qué haces en realidad aquí?. Se pasa las manos por el pelo y luego introduce una de ellas en la tina, jadeo cuando siento como acaricia mis piernas desnudas de arriba abajo. —Necesito que te prepares, hoy tenemos una reunión importante y luego te irás con mi hermano, debes Entrenar para ser la mujer del jefe de la organización. Su mano no me permite pensar con claridad, así que levanto las piernas para detener sus caricias. —Necesito que te salgas para poder arreglarme —Asiente sacando la mano del agua y secándola con una de las toallas del lugar. —No llegues tarde, te espero abajo a las siete, ve vestida de blanco —Levanta una ceja en su dirección. —¿Por qué rayos tengo que ir de blanco?. Camina hasta la puerta y se detiene para observarme fijamente. —Eres la novia, no creo, quieras ir de otro color. No puedo decir nada por qué desaparece, dejándome con la palabra en la boca, ¿dijo novia?, eso quiere decir que nos vamos a casar, ¿pero qué mierdas?, ese no era el trato y además no puedo casarme con el sí estoy casada con Saúl. Me levanto con furia y salgo del baño desnuda para buscar que ponerme, él no va a hacer conmigo lo que se le da la gana, puede ser el maldito mafioso más peligroso del mundo, pero no voy a permitir que me vean de nuevo la cara. Busco en el closet del lugar y lo encuentro lleno de ropa de todo tipo, ruedo los ojos y cojo algo rápido que pueda ponerme, tomo un short y una camisa de tirantas y cuando estoy lista me peino el pelo y salgo de la habitación para buscar a ese condenado hombre. Bajo las escaleras, con rapidez, sintiendo la mirada de los hombres de la casa en mí, sé que es por mis fachas, pero me importa muy poco. Camino hasta la puerta del despacho de Recce y abro sin esperar un segundo, creo que no debí haberlo hecho, porque la imagen que tengo frente a mí no la esperaba jamás.Una mujer muy hermosa está de rodillas haciéndole una felación a Recce, el maldito disfruta lo que la mujer le hace mientras tortura sus pezones haciéndola gemir, las ganas de vomitar se apoderan de mí y también una rara sensación entre mis piernas, jamás estuve en una situación cómo está, por lo que solo estoy aquí parada sin hacer nada.—¿Te gusta ver como cogen picola ragazza?Abro los ojos asustada cuando veo como Recce me observa con una gran sonrisa en su rostro y eso me hace enfurecer.—Sería divertido si la persona que lo hace me produjera algo, pero desgraciadamente no siento más de asco y repudio.Toma del pelo a la mujer para hacer que se mueva más rápido sin quitar la mirada de mí .—Que lastima, porque voy a disfrutar mucho cuando te coga.Nunca pensé que ese apuesto y maravilloso hombre que me salvo sea esa porquería que ahora tengo frente a mí. La mujer mueve sus manos con desespero para hacer que él se detenga, pero él no lo hace, parece disfrutar verme parada aquí mie
Alejo la mirada para hacerlo lo que Recce me dijo, tomo el cuchillo y corto un poco mi dedo y dejo que la sangre caiga sobre una carta de algo que parece un santo. No sé qué sea eso, no soy creyente de ellos.—Toma la carta y quémala, si nos traicionas así vas a quedar, no se traiciona —Asiento. —Bien, ahora vas a escoger a tu mano derecha, será tu sombra, y me informará todo lo qué haces.Intento hablar, pero no lo hago porque recuerdo lo que me dijo hace poco. Lo veo rodar los ojos y luego asentir, tomo eso como una señal para hacerlo.—¿Cómo sabré quién será mi mano derecha?.—Escogerás entre cinco personas que pondré mañana frente a ti —Asiento —Bien, ahora espérame en la habitación, tengo cosas que hacer.Me doy media vuelta y salgo de la habitación sintiendo la mirada de todos sobre mí.Rápido llegó a la habitación en la que me cambie cuando baje a la ceremonia y arrugo mi entrecejo cuando encuentro sobre la cama un papel doblado en forma de pergamino. Camino hasta ella y abro e
Me remuevo en la cama sintiendo mis manos entumecidas y adoloridas, este hombre es un maldito animal, no sé cómo fue capaz de dejarme amarrada a la cama, no pude dormir muy bien porque esta posición o es nada cómoda y cada segundo me despertaba pensando que el maldito estaría encima de mí haciéndome algo, no me fiaba de él y estaba segura de que podía esperar cualquier cosa si se trataba de ese hombre. Intento acomodarme en la cama y en ese momento escucho el sonido de la puerta del baño y el condenado saliendo como si nada de ella con la toalla en su cintura. Sus ojos se encuentran con los míos y gruño con fuerza.—Necesito que me sueltes ahora mismo, me duelen las manos, eres un maldito animal.Sus ojos me observan con mucha intensidad.—Si sigues tratándome de esa manera, no voy a soltarte, me debes respeto, deja de ser tan igualada —Apriet los dientes con fuerza.«Maldita la hora en que este hombre me ayudo».—Solo quiero que me sueltes, Reece me duelen los brazos.Rueda los ojos
Intento demorarme lo más que puedo en el baño para no tener que verle la cara a Reece, pero siempre las cosas no salen como yo las espero, cuando salgo él sigue en el mismo lugar en el que estaba cuando entre. Suspiro caminando hasta el closet, pero su voz me detiene—Ven aquí, necesito que mires una cosa —Asiento.Me acerco a él apretando bien la toalla a mi cuerpo para que no se caiga y muestre de más, lo veo rodar los con fastidio. —Deja de ser tan infantil, he visto todo tipo de mujer desnudas, tú no serias la primera.«¿Será que si lo mato pasa algo?, porque es gusto lo que ahora quiero hacer».—Dime que quieres, necesito cambiarme.—Necesito que mires unas cuentas, algo no me cuadra —Asiento tomando el computador.Observo una cantidad considerable de dinero que me hace tragar grueso porque jamás imagine ver algo como eso, este hombre no solo gana demasiado dinero con la mafia, también lo hace con su empresa, podría vivir de ella sin necesidad de la mafia. Suspiro observando los
—Ahora entiendo por qué tanto revuelo por tu llegada, pero la belleza no es la única arma que puedes usar a tu favor, si no eres una mujer completa no vas a sobrevivir en este mundo.Levanto una de mis cejas por sus palabras, ¿Una mujer completa?, ¿Acaso soy un monstruo o qué mierdas?.—¿Qué rayos significa eso? —Sonríe caminado a la puerta para abrirla.—Saber defenderse, ser una asesina —Jadeo negando.—No pienso matar a nadie.—Si, eso mismo decía yo, pero después de cinco intentos de violación y un maldito pedófilo que quiso secuestrar a mi hija, uno no piensa igual, este es el mundo real niña, aquí sobrevive el más fuerte y créeme que te casaste con el hermano equivocado, Recce solo cuida su culo, los demás somos mierda para él.¡Carajo!, si su hermana habla de esa manera de él, no quiero imaginar porque es. No decimos nada y salimos de la habitación bajando las escaleras para encontrarnos con Azul, el hombre que sería mi mano derecha.—Buenos días Regazzas.—Veo que estás mejor
Habían pasado dos meses desde que era la esposa de Reece, las cosas no habían cambiado mucho, seguía siendo un maldito conmigo, después de nuestro encuentro sexual el condenado se había convertido en una puta droga para mí y él se aprovechaba de eso cogiéndome donde se le daba la gana. Mi entrenamiento cada día estaba mejorando, era una maldita experta en los cuchillos, las cuentas de la organización marchaban bien desde que era la contadora y mi relación con Aurora la hermana de Reece cada día era más cercana, era como una amiga para mí, suspiro mirándome por última vez en el espejo, hoy saldríamos a una discoteca con Aurora y unos amigos de ella, no estaba muy de acuerdo con eso, pero prefería eso a pasar un fin de semana más entre estas cuatro paredes.—Deja de mirarte tanto en ese maldito espero y larguémonos ya —Asiento tomando mi bolso.—Esto no es una buena idea, tu hermano se va a enojar mucho —Ella rueda los ojos caminando hasta la puerta.—Deja de pensar tanto en él, desde
Mi estómago está revuelto, quiero devolver todo ahora mismo, jamás imaginé que vería a Reece de esa manera y la verdad me sorprendió más de lo que pensaba, sabía que era un maldito demente, pero jamás imagine que tanto, esto es demasiado para mí.—Es hora de irnos Isla, mi hermano no puede saber que estuvimos aquí.—Demasiado tarde Mocosa —Suspiro colocando la mirada en Reece que aparece de entre las sombras lleno de sangre.—Era necesario que ella conociera con quién está.Él no aleja la mirada de mí y todo mi cuerpo se llena de miedo porque está enojado, lo puedo ver.—Esa decisión la tomó yo, no tú, así que espero estés preparada para las consecuencias que tendrás por esto —Aurora asiente levantándose de su lugar.—Estoy preparada señor.—Bien, ahora largo, mi esposa y yo tenemos que hablar.Aurora se aleja sin mirarme y el hombre a mi lado hace lo mismo, pero no puede dar un paso porque Reece lo detiene colocando una mano en su pecho.—Espero por tu bien que no hayas puesto los oj
—Te estoy dando una orden, soy la esposa del Don, el padrino, así que haz lo que te ordeno —Asiente sin decir una palabra. Me acerco a Aurora y acaricio su mejilla —. Estarás bien nena, te veo después.No dejo que diga nada más y solo me alejo de allí entrando en la casa, sé que lo que me espera no será nada agradable, pero después de lo que Reece me obligo hacer, no pienso seguir haciendo lo que él quiere, si voy a hacer parte de esto, lo seré de verdad como lo que soy, su esposa. Llego a la habitación y con un último suspiro entro en ella encontrándome con Reece en la cama solo con una toalla en su cintura.—Quítate la ropa y ven aquí —Arrugo mi entrecejo confundida por sus palabras.—¿Qué?, no quiero tener sexo contigo, ¿Qué mierdas pasa por tu cabeza?Su mirada se oscurece y en un rápido movimiento se acerca a mí, colocando su gran mano en mi cuello y tirándome a la cama con él sobre mí.—Eres mi esposa y frente a los demás siempre voy a respetarte, pero no tientes mi paciencia