(Zhang)—Volvamos a repetir, nunca más seguiremos el instinto de Kal que no nos ha servido absolutamente de nada. —dije, mientras veía como se fastidiaba. —Esos lobos viejos ya están seniles, no actúan con normalidad, joder.—¿Eso para ti es no ayudar? —preguntó Ema, directamente observándome y no sé porque, pero me sentí un poco extraño. —Nos han dicho pistas para encontrar a Abi.Tuve que quedarme callado ante su negativa, lo cual no era normal en mí. Quizás estaba cansado, debía por eso que me encontraba bastante raro.—¿Te quedaste sin palabras? —se burló Tyler.Habíamos parado en una estación para volver a cargar gasolina, cerca de allí había una casilla turística y podrían decirnos que lugares recreativos existían en esa ciudad. Era mucho mejor que andar preguntando persona por persona.Me bajé a estirar las piernas y caminé un poco. Sentí un olor peculiar que venía desde una de las panaderías de la zona, era más fuerte que el pan. Decidí ignorarlo, quizás tuvieran algún product
(Kal)Los lobos nos acorralaban nuevamente, esto parecía algo de nunca acabar. Lo peor radicaba en que no teníamos indicios de donde hallar a Abi, que parecía haberse borrado de la faz de la tierra y sus padres no tenían ni idea de donde hallarla.—¡Abajo! —grité, al tiempo en que rodaba para esquivar al lobo que atacaba.Ellos querían a Zhang, ahora estaba claro el porqué. Esta vez no era una cuestión de poder, era un problema de dinero. La crisis de las mafias les había dejado ese plan en conjunto. Repartir las propiedades de los miembros más ricos de todos.Si no lo hacían, las mafias comenzarían a sucumbir en la quiebra. Sin embargo, no me entraba en la cabeza como romper el anonimato y el secreto de los lobos haría mejorar su situación. Debían estar desesperados por sacar la tajada del dinero y por eso actuaban de esa manera.La orden era matarnos a todos, sin capturarnos ni nada, solo necesitaban vernos muertos para repartirse todo el botín. Zhang estaba protegiendo a Ema y eso
(Keira)—Debes guardar silencio por favor, o nos mataran a los dos. —mentí, con la voz apagada y suave, para que no saliera ni un hilo de voz de ese pozo profundo y pestilente. Se debía guardar el secreto sin excepciones.—¿Qué…? —preguntó el joven, con la cara más confundida y aterrada que hubiera visto en toda mi vida.—Me tienen aquí desde hace días. —confesé, con las lágrimas en mis ojos. —Debes ayudarme a salir. El seguía en un estado de shock terminante. No parecía reaccionar más que con monosílabos. La caída también debió de afectarle. Quería gritar de la impotencia, al fin bajaba alguien, pero esta persona ni siquiera parecía poder expresarse del espanto. Si bien el sitio poseía un hedor tan horrible que nadie podría concentrarse aquí.—¿Cómo te llamas? Mi nombre es Keira. —dije, con la esperanza de que eso lo hiciera sentir más tranquilo.Luego de unos segundos que se me hicieron interminables, al fin logró decir cuatro palabras.—Me llamo… Soy Cristian. —dijo con una gran d
(Kat)Miré a Charlie con fascinación. Estaba desentrañando el libro como si fuera un crucigrama, resolviendo las intrigas para buscar el método correcto.—La soledad la matará en un tiempo más extenso. —dijo él, con la voz calmada. —Pero no es necesario que sea así. Ella no es invencible, nadie puede serlo, está en contra de cualquier naturaleza.—Sí, eso sería muy injusto. —contesté yo, ya me cansaba que la sobrevaloraran tanto. —No quiero tardar más, necesito tener su sangre en mi boca, quiero tener un control completo sobre mi loba.—Eso es lo que intento hacer. —Charlie sonrió, al tiempo en que me acariciaba. —Me gustará ver a tu loba. Creo que no la he visto nunca.—Encuentro difícil hacerlo. La verdad es que tengo miedo de fallar. —confesé, luego de ver en sus ojos que podía confiar en él. Nuestros caminos se habían cruzado de una manera óptima.Él era todavía más listo que Nat y sin la locura que lo caracterizaba. Cuando estaban por darme ataques de inseguridad, sabía cómo mane
(Charlie)En mi mente no dejaba de pensar en Keira, ni siquiera cuando dormía. Suponía que se trataba de la culpa que sentía internamente. Mi lobo estaba disconforme también. Por primera vez en muchos años me sentía mucho más humano que bestia. Eso tenía un origen triste, yo estaba en una etapa diferente.Esta vez sentía que necesitaba un respiro humano. Porque siempre había sido muy estricto conmigo mismo, en la rigidez de mi manada. A veces pensaba que podía explotar en cualquier momento. Así mismo, la soledad de no haber hallado una compañera me hacía estar cada vez más cansado.Mi corazón me pedía dos cosas completamente diferentes. Una parte de mí sabía que tenía las herramientas necesarias para liberar a Keira en estos momentos. Ella era inocente.¿En serio?No me lo creía ahora, quizás cuando estábamos en el refugio si lo pensaba. Pero en estos momentos no lo hacía, ella no era la persona que yo idealicé. Mi atracción por ella radicaba en su poder. Me costó entenderlo cuando me
(Zhang)Me senté en el asiento del automóvil con Jayden al frente y Ema al lado. —¿Estás herida? —pregunté, mirándola a los ojos fijamente.Ella negó con la cabeza, al tiempo en que el auto aceleraba, Nat estaba conduciendo para despistar el resto de los autos. Tomaba caminos alternativos, pero aun así nos seguían.No podía creer que Nat siguiera con vida, nosotros tres habíamos sido testigos de su muerte y ahora, aparecía ante nosotros actuando como uno más del equipo.—¿Vas a decir algo? —pregunté con ferocidad, no podíamos confiar en él.Después de la tortura con los choques eléctricos que me propinó, ese tipo no volvería a ser de confianza para mí.Tenía suficiente de sus poderes en mi vida.—No, estoy todavía esperando que me agradezcan. —contestó con ironía el lobo de cobre. Poseía un sarcasmo intacto y cruel.Sus ojos habían cambiado, parecían ser más oscuros. Su mirada también, parte de su arrogancia se marchó cuando fue casi asesinado. No tenía sentido que pudiera sobrevivir
(Abi)Mi cuarto era un lindo sitio para estar. Mi cabeza me dolía muchas veces en el día, y no había más alivio que ponerme boca abajo y respirar con el diafragma, lo cual no tenía sentido. Luego de despertar de ese trance, mi vida, mi cuerpo y mi mente no volvieron a ser los mismos.Ahora sentía tantas cosas nuevas, la necesidad de estar aquí encerrada era constante. No comprendía porque y Kat, me decía que era lo mejor, porque si no podía correr algún tipo de riesgo. —¿Estás ahí? —preguntó Kat, tocando la puerta de mi alcoba conformable.Contesté que si y ella abrió la puerta desde afuera. Estaba envuelta en una bata de baño, recién salida de la ducha.—Desenreda mi cabello. —me dijo con amabilidad, ella tenía un modo de ser que me intrigaba tanto. Se sentó junto a mí, dándome la espalda para que pudiera peinarla.Entonces comencé a pasar mis dedos entre las hebras de su cabello recién lavado. A Kat le gustaban los peinados altos en estos momentos y yo me divertía mucho haciéndolos
(Jayden)No estaba de acuerdo en que Nat nos acompañara. El era un vil asesino, que no tenía ninguna clase de regla que seguir ni aprecio por nadie en específico.Tyler platicaba con él sobre la manipulación, como si fuera un tema normal y cotidiano.—No deberías hablar sobre eso. —dije, gruñendo. —Es una total falta de respeto.Pero Tyler sonrió con sarcasmo y buscó seguir haciéndolo, mirándome con desdén.—Así como un mafioso no puede decir lo que es correcto y lo que no, porque su moral es un cuento maldito —contestó con frialdad.El estaba convencido de que podía ser así de irrespetuoso con todos ahora que Iker no estaba para ponerlo en regla. Nat soltó una risa. Tyler odiaba a la mafia de los lobos y tenía sus razones, pero nos juzgaba como si nos conociera a todos y estuviéramos prediseñados.El automóvil era el ideal para escapar al ser extremadamente ligero y veloz, era una suerte que pudiéramos contar con este auto, a pesar de que vino con un dueño insufrible. La muerte de Na