Habían pasado varios días, en los que no habían tenido contacto ni por mensaje. Para colmo, se había atravesado el fin de semana y era una regla implícita que, durante tiempo en casa, no se mandaban ninguna señal de vida.Ya el lunes por la mañana, Ricardo fue quien envió el primer mensaje, justo antes de entrar a trabajar.—Hola mi niña, ¿cómo estás? —le encantaba su apodo, que, aunque no era mucho menor que él, le había gustado ese apodo cariñoso desde el principio.—Hola amor, bien ¿y tú? —le respondió mientras se colocaba frente al computador.—Te perdiste muchos días, te extraño —parecía un puberto, con esa sonrisa tonta que se le pintaba cada que le enviaba mensajes.—Tu igual. Tuve mucho trabajo y quise pensar que tú también —ahí siempre había trabajo, no recordaba un día en el que estuviera un poco relajada.—Lo imaginé, también tuve mucho trabajo —bajó de su coche y se dirigió a su oficina.—Lo bueno que ya se de ti, te he extrañado horrores —se puso a trabajar y se olvidó de
Las palabras simplemente no le salían. Ricardo, siempre había pensado que Verónica era cruel al no querer estar con él, cuando resultó que estaba embarazada.Y reflexionando sobre eso, él sabía que se había aferrado tanto a una familia que insistió, insistió, insistió demasiado, hasta que logró lo que quería.Una familia en la que fueran papá y mamá, donde no solo estuviera presente uno de los padres, justo lo contrario a como le había pasado a él. Lo que no hizo, fue pensar en lo que ella realmente quería o la razón por la que estaba renuente a vivir con él.—Pero dime algo —Verónica lo sacó de sus pensamientos.—Es solo… es que es algo…—Que no te esperabas, lo sé —le dijo ella, mirándolo con apacible calma.—¿Qué pasará con las niñas? —preguntó preocupado, con la mirada angustiada.—Mira, podemos terminar tan en paz como lo queramos. Si llegamos a un acuerdo, podemos seguir viviendo ambos aquí, no veo cuál sea el problema.—¿Cómo si nada? —la interrogó, sin entender.—Es solo una o
Valeria se quedó pensando mucho, dándole vueltas al asunto. Ricardo tenía muy claro lo que haría.Ella pensaba en el futuro, en que no quería ser siempre la otra. El amor por él, no era suficiente, no se conforma con ser la segunda.Siempre tuvo muy claro el lugar que ocupaba en su vida y él en la de ella. Pero esto era tan grande, que ya no se conformaba con eso, quería estar a su lado, quería hacer una familia con él y si no era posible prefería dejarlo ir.De esta forma, evitarían problemas para ambos, porque mientras siguieran en contacto, existía la posibilidad de que cualquiera de los dos fueran descubiertos y causar daño a los demás.Eran mucho riesgo los mensajes y aunque lo valía, ya no quería que las cosas pasaran así. Si las relaciones con sus parejas no estaban bien, ella quería que terminaran por cosas internas en la relación y no por qué descubrieron la infidelidad.Valeria había pensado en hacer un tipo de experimento, había pensado en analizar a fondo la relación con s
Regresó a atacar su boca para callarla. Después de ese intenso beso, bajó una vez más, tomó su miembr0 y comenzó a masturbarl0, seguido de besos tiernos antes de introducirlo todo en su boca.Lamia todo, desde sus testículos, hasta la punta de su erecci0n Lo mordisqueaba, jugueteaba con él, quería que nunca la olvidara.Después de un rato de disfrutar aquello, la tomó de los hombros y la acercó a su pecho, para besarla, nunca se cansaría de esos labios.Bajó besando su cuello, sabía que esa parte de su cuerpo es su perdición. Pasó su mano por su espalda desnuda y soltó su sostén de un solo movimiento, dejándolo caer al piso.Atendía con parsimonia cada uno de esos pech0s turgentes. Chupaba sus pez0nes deliciosamente. Bajó una de sus manos para terminar de quitarle el pantalón, se detuvo al comenzar a bajar todo.—¿Hoy no estás en tus días? —le susurró al oído.—No, esta vez seré toda tuya —le dijo coqueta, mientras mordía el lóbulo de su oreja.Sonrió y continuó en lo que estaba, bajó
Y ahí estaban, dos cuerpos sin fuerzas, pero totalmente satisfechos.Valeria se había quedado profundamente dormida, había tenido tantos orgasm0s como nunca en su vida y su cuerpo había colapsado por ese hecho.Ricardo se colocó de lado para observarla. Era la mujer perfecta para él y muy pronto, estaría a su lado para siempre.Si la hubiera dejado dormida por más tiempo, por lo menos habría disfrutado más de ella.Después de poco más de una hora, ella se desperezaba, encontrándose entre los brazos de Ricardo, que estaba dormido profundamente.Buscó su celular y le tomó una foto, hasta dormido estaba divino.Por el movimiento en la pequeña cama, él despertó, extendió los brazos y la jaló hacia su pecho, simplemente no quería soltarla.—Ven acá —le besó la cabeza y la recostó en su pecho.—Te amo —quería que no lo olvidara, antes de comenzar con todo lo que necesitaba decirle.—También te amo, corazón… necesito decirte alg… —ella lo interrumpió, le urgía decirlo, antes de arrepentirse.
Los días que siguieron tenían un tono gris para ambos. Valeria había borrado el número de Ricardo de su teléfono, se quería hacer tonta sola. Simplemente, era buscarlo en redes sociales y listo, lo encontraría.Ricardo, por su parte, decidió conservar todo de ella. Tenía su número, ahora registrado completamente con su nombre y al final un corazón, ya no temía a que alguien lo mirara en su teléfono.Había mirado el acta de divorcio infinidad de veces después de esa despedida, era la llave a su felicidad, pero no sabía si esa felicidad tendría la misma puerta para Valeria.Estaba haciendo una pasta para comer, le relajaba cocinar, no sé dio cuenta la hora en la que Verónica había llegado.—Ricardo… Ricardo, ¿me escuchas? —le decía insistente, sin obtener ningún tipo de respuesta.Hacía días lo veía con ese semblante de tristeza, pero especialmente ese día, estaba perdido en sus pensamientos, nunca antes lo había visto de esa manera.Se acercó a él y le tocó el hombro, sacándole el sust
Como el médico se los informó, después de algunos eternos minutos, les estaban dando las indicaciones de la habitación a la que trasladaron a Manuel.Ambos se dirigieron de inmediato a donde les indicaron. Estaba inconsciente, pero estaba bien, Valeria abrazaba a su hijo y trataba de reconfortarlo. Aunque ya era casi un adulto, no dejaba de ser su padre el que yacía inconsciente en esa cama de hospital.Estaba conectado a las vías del suero y a otras máquinas más. Tenía el pecho descubierto, se veía la pequeña manguera por donde estaba saliendo el aire atrapado en el pecho.Había moretones desde el cuello, bajando por el lado izquierdo, hasta donde estaba la dichosa manguerita.Prácticamente, todo el lado izquierdo de su cuerpo estaba con varios golpes, tenía la pierna fracturada, colocada sobre algunas almohadas.Se acercaron a la cama, no quedaba más que esperar a que despertara y que les contara que fue lo que pasó.Luego de un rato, llegaron los padres de Manuel y los de Valeria,
Manuel se asustó demasiado, al ver que Valeria se desvanecía lentamente frente a él y sin poder hacer absolutamente nada.Noah estaba cerca de su madre y fue quien la alcanzó, deteniéndola un poco, antes de quedar tendida totalmente en el suelo.El alboroto se hizo en un instante, la madre de Valeria se acercó bastante asustada, le tomó el rostro entre sus manos y la revisó.Alguien le pasó un vaso con agua y comenzó a ponerle en el rostro, poco a poco fue despertando, hasta que estuvo totalmente lúcida.—Cariño, ¿Qué te pasa? —le decía su madre angustiada.—Mmm —solo se quejaba mientras trataba de abrir los ojos.—Mamá… —le decía su hijo Cristóbal. Al cual, su hermano se llevaba a otro lado, para que no mirara la escena.El pobre estaba asustado, solo tenía seis años y ver a su madre en el suelo, desmayada, no era nada agradable para un niño.—Estoy bien, no se preocupen —les decía incorporándose, con la ayuda de su suegro y su padre.—Vamos a sentarte —le dijo su madre, llevándola h