Giancarlo:
Ha pasado una hora desde que entró al baño no sale, incluso la ducha continúa abierta. Esto me está asustando, acaso ella habrá cometido alguna tontería. Voy por la llave del baño, abro la puerta y la encuentro. La descubro de pie en la ducha, con la mirada perdida, parece una especie de muerta, ni siquiera se ha inmutado al ver que entre. Cierro la llave de la regadera.
—Antonella — La llamo, pero ella sigue sin reaccionar, la cubro con la toalla, ella se deja ni siquiera protesta, es como si la Antonella que conozco se la hubieran llevado muy lejos. La cargo y la llevo hasta mi cama, se abraza aferrándose a mi como si de eso dependiera su vida, mientras escucho un suave sollozo. No sé si esta situación es peor que las veces que tiene pesadillas y llora, en esos momentos lo único que hago es abrazarla y con eso se calma, pero ahora no s&eacut
Giancarlo:Cuando supe lo que ese malnacido le hizo a ella me dieron ganas de ir y partirle la cara, molerlo a golpes a él para que supiera que se siente cuanto te pegan, no abusar de alguien que es más débil que uno. Si le sumamos otras cosas que sospecho que sucedieron. Todo eso hizo que me descontrolara y la asustara. Yo ya sabia la clase de calaña asquerosa que ese ese hombre y toda su familia en general, pero saber que la lastimo, me hizo odiarlo mucho mas de lo que ya lo hacía.Cuando la oí: Por favor, no vuelvas a preguntar. Me sentí mal por lo triste que se escuchaba para luego irse a no sé dónde. La voy a buscar a mi habitación, nada, tal vez en el balcón, en la lavandería tampoco está, al igual que su ropa. Al volver a la sala, ella está sentada en la Barcelona, se ve seria, al darse cuenta que llego se levanta, me dice lo siguiente: &
Antonella:Giancarlo decidió esperarme en el carro mientras recogía el dinero de este mes en la portería. Cuando estoy en la entrada me encuentro con quien menos deseo hacerlo, es Giovanni con su traje elegante y un ramo gigante de rosas.—¡Antonella! — Se me abalanza para abrazarme, mientras que yo estoy asustada, pero debo mostrarme fuerte.—¿Qué haces aquí? — Lo separo.—Vengo a pedirte que me perdones, que vuelvas, entiende que te extraño — Da una razón que tal vez hace tiempo hubiera aceptado gustosa. — Tomo es una muestra del amor que tengo todavía hacia a ti.—Disculpa, no puedo aceptarlas — Lo rechazo. — Esto deberías dárselas a tu esposa ——Para mí tú sigues siéndolo, ese papel
Giancarlo:Antonella no demora mucho. Cuando estuvo de regreso sin dejarme tiempo para asimilar la verdadera identidad de su ex esposo, me mira asustada seguramente esperando algún reproche, el terror de su mirada deja ver más de las terribles cosas que ese miserable le hizo pasar. Giovanni Coppola es un cobarde, uno al que nunca creí tener que volver a lidiar, han pasado muchos años, por lo que los recuerdos que tengo, son algo vagos. En realidad, no quise nunca conocer nada de ese hombre al que ese tonto niño llama orgullosamente su padre, ni siquiera cuando fui forzado a vivir con él con el propósito de convertirme en su heredero. ¿Qué fue de su vida? ¿Qué hacía? Total, yo no le debo nada a ese hombre.Todo lo que tengo ahora fue gracias al esfuerzo de mis abuelos, de otras personas que me cuidaron sin ser mi familia. Desde el momento en que
Alexandra:Son las cinco de la tarde y no he recibido señal de vida de Giovanni. Normalmente suelen llamar de un bar de mala muerte o de la comisaría para que pase por él, tal vez no termino tan mal y decidió llamar al insoportable del viejo Augusto.Es un viejo metiche, no entiendo porque hasta ahora Giovanni no lo despide. Al menos sirve para ahorrarme el trabajo de tener que denigrarme a ir a esos lugares por Giovanni. Si no fuera porque me obligo mi padre a estar con él, en este momento estaría en brazos de otro hombre. Uno que sé que me valoraría, me trataría como una reina, siempre repetía aquello con el fin que me quedara a su lado. Creo que sin que me prometa semejante cosa igual me hubiese ido con él, no me importaría nada con tal de estar con él.—¡Alexandra! ¿Eres tú? — Oigo la voz de aque
Antonella:Desde que peleamos, las cosas entre Giancarlo han estado algo distantes, así lo percibo. No estoy segura si es mi culpa o son todas las cosas que han sucedido desde ese día. Recuerdo que a la mañana siguiente Giancarlo me llamo avisándome que Nodal entro en trabajo de parto. Nuestra estadía en la ciudad termino y partimos de inmediato. Nuestro viaje de seis horas se redujo a tres horas y media.Al legar al hospital, fue un sonriente Adam quien nos recibió. Está muy feliz, la pequeña Kaira nació al medio día, pesando dos kilos novecientos gramos, totalmente saludable. Nodal se encuentra muy bien sólo estaba cansada por lo que nos contó Adam. Pudimos ver a la bebé en la sala de recién de nacidos, Kaira es la viva imagen de su madre, es tan linda.Luego en la tarde fuimos por un helado, en si insistí que valla
Delincuente:El carro de aquella mujer en lugar de facilitarnos las cosas y dejar que le demos un simple susto junto un pequeño asalto. Tenía que complicar todos nuestros planes intentado esquivarnos y hacerse la difícil. En este momento ella se encuentra al fondo de ese deslizadero, podemos irnos y dejar todo allí. Por desgracia el jefe exigió no lastimarla lo único necesario era asustarla.—Larguémonos de aquí, ya vienen los curiosos. – Les doy las órdenes a mis hombres. Espero que el único castigo sea económico y no de otro tipo.Le doy un timbrazo al jefe confirmándole nuestra acción. Trago salivo y me persigno, esperando que aquella mujer no esté muy lastimada o muerta porque la deuda que tendría que pagar sería muy alta por no decir mi vida.Giancarlo:
—Giancarlo tengo que colgar. – Me interrumpe Adam.—¿Qué le sucede? – Pregunto.—Tiene que descansar. Es lo que me dice el veterinario. Giancarlo—sama. – Me cuenta Adam.—Ve a casa Adam. Si sucede algo que me llamen, no importa la hora. Gracias. – Le ordeno antes de colgar.Guardo el teléfono en el bolsillo, voy a recepción a preguntar de nuevo, tal vez esta vez tenga algo de suerte y pueden informarme sobre el estado de Antonella. Está vez al menos esta otra enfermera.—Buenas, deseo saber sobre el estado de Antonella Adatto, llego hace una hora y media. – Le pido.—mmm ¿Usted es familiar de la paciente? – Me pregunta.—Su novio. – Le respondo.—Lo siento, pero no puedo decirle nad
Antonella:Me duele todo mi cuerpo, sobre todo mi cabeza. Es extraño porque a pesar del dolor que siento es como si estuviera adormecida y algo aletargada. Quiero abrir los ojos mover mi cuerpo, pero es tan difícil. Es como si mi cuerpo no quisiera responderme por lo cansado que se siente.—Antonella, hija. Despierta por favor…. Nos tienes muy preocupados. – Esa es la voz de mi mamá.¿Qué hace ella aquí? ¿Dónde estoy? ¿Qué paso? No recuerdo mucho, en si nada. Sé que me llamo Antonella, tengo a mi madre, dos hermanos Adrien y Ana. También cuatro sobrinos pero hace tiempo que no los veo, por el trabajo. Ahora vivo lejos de mi familia entonces ¿Qué hacen ellos aquí?—Tuviste un accidente. – Me auto respondo.—¿Cómo fue?— Le