Un lujoso auto se detuvo delante de un completo de apartamentos de baja categoría que contrastaba completamente con el vehículo. Sin embargo, uno de las dos personas dentro del auto apenas se percató de ese hecho y la otra… estaba acostumbrada a estar allí.
Giovani se aflojó la corbata y abrió los dos primeros botones de su camisa sin importar que la mujer aun estuviera dentro del auto. La cadena de oro blanco que siempre llevaba brilló sobre su clavícula. Solo podía decir una cosa. Estaba ahora de muy buen humor. La mujer al final había cedido.
Bueno… le había dicho textualmente «Primero leeré el contrato, y después le diré mi respuesta», pero él estaba seguro que ella accedería, después de todo, eran 3 millones lo que ella tendría en sus manos después de dos meses sin hacer prácticamente nada. No se pod&
Isabela le dio un beso en la mejilla a Allen antes que este entrara en el bus en dirección a la escuela, encontrando que estaba un poco caliente. No era por el ambiente. Quizás le estaba por dar un nuevo ataque.El cuerpo del niño no era tan fuerte como parecía. Solía enfermarse con mucha facilidad y siempre terminaba en fiebres medias o altas con mucha facilidad. Aun con todos los tratamientos que se le habían puesto y las constantes consultas no habían encontrado alguna causa para ello. Allen podía estar bien y tener fiebre 10 minutos después sin otro síntoma.En las primeras veces Isabela había creído que era debido a que su amiga no se había cuidado mucho en los primeros meses de embarazo y a que era muy joven cuando lo tuvo. Sin embargo, a esa altura no sabía. Debido a eso y los altos costos de los medicamentos, la deuda que ella tenía con el hospital era
Estafado. Definitivamente había sido estafado, porque no había otra explicación. La mujer que había firmado contrato como virgen… tenía un hijo.-¿Usted comprobó que era virgen?- el abogado a su lado le preguntó con sutileza.Giovani que no salía de su aturdimiento y rabia interior lo fulminó con la mirada. No, no lo había comprobado. Había estado tan desesperado que con solo escuchar no uno ni dos veces que ella era virgen, había corrido hacia ella para que firmara… y ahora estaba en esa encrucijada.-Demonios- maldijo corriéndose el cabello hacia atrás- KAMIL- gritó sabiendo que su guardaespaldas entraría.Y lo hizo unos segundos después.-¿Qué ocurre Ceo?- su rostro se había trasformado en una leve mueca. No era normal escuchar a Gionavi gritar de esa forma.-¿Dónde
Allen fue despertado por el sonido que provenía de la puerta y que no lo dejaba seguir durmiendo. La fiebre le había durado hasta la madrugada así que Isabela le había dicho que no irían a la escuela y ella se quedaría en casa, cosa que le alegró. Ella por su trabajo no podía pasar mucho tiempo con él, así que poder pasar el día a su lado era casi una bendición. Se levantó con el cuerpo ligero y limpio, con un piyama que se notaba que había sido cambiada hacía poco. Isabela debía haber estado cuidándolo toda la noche otra vez y eso lo hacía sentir mal, pero discutir con ella era algo por gusto, era una mujer muy terca que no se preocupaba si terminaba sin fuerzas, mientras pudiera cuidar a los que ella quería. El sonido de la puerta era fuerte por lo que se preguntó quién sería y miró la hora en el despertador. Era bien temprano, quizás era su vecina para algo, por lo que se puso las pantuflas con forma de patas de tigre y camino hacia la sala. Allí encontró precisamente a Isabel
El ceño de Giovani se arrugó tanto que su hermoso rostro se desfiguró en una mueca poco agradable. Sus ojos azules se volvieron tan oscuros que era difícil diferenciar sus pupilas de sus iris. Estaba realmente molesto. No le gustaba la forma en que la mujer le hablaba, lo miraba, el tono que usaba con él. No lo respetaba para nada. Y eso lo desquiciaba. Para alguien como él que siempre había recibido respeto desde niño y mucho más después de solidificar su posición, aquello era inaudito. Se inclinó hacia adelante, recostando sus codos sobre sus rodillas y con su mirada fulminando a Isabela, la cual no pareció inmutarse.-Tienes una lengua muy directo, pequeña- su tono era plano.Isabela por su lado volvió a sonreír copiando su posición.-También se lo dije antes, he tratado con personas de su mundo, sé cómo son y si muestras un ápice de debilidad te tragan completo.Giovani analizó cada una de las palabras y la chispa de la duda creció dentro de él. Alzó una ceja. Si las cosas eran
Giovani había dado órdenes de preparar dos habitaciones cuando llegó a su mansión. Una para quien sería su nueva esposa y otra a continuación para el hijo de esta. Estaban algo separadas de las de él, no tenía muchas intenciones de relacionarse de más con ellos, después de todo era un trato lo que tenían y aunque ella podía ser una fantasía sexual y fuera el tipo de mujer que le gustaba al menos físicamente, solo era temporal. Ella después se iría con su camino con el dinero y no se volverían a ver.Así siempre había sido todo. El único que realmente había estado a su lado en todo este tiempo había sido Kamil, un amigo incondicional para todo. Ambos se debían mucho, pero era un tema que no tocaban.Se pasó toda la tarde en su oficina trabajando. Tenía mucho que organizar y algunas gestiones que atender. Después de cenar sin salir de las cuatro paredes y de despedir a Kamil para que no lo interrumpiera el resto de la noche se sentó en el sofá con una copa de wiski con hielos y una bote
Giovani tenía suficiente con despertar con dolor de cabeza, encontrarse a su… no sabía si novia para ese momento, con la que había tenido sexo pensando que era la mujer que era su fantasía sexual y futura esposa y con la que había vuelto a discutir; que su cuerpo le doliera por la actividad y que hubiera vomitado con el estómago revuelto para escuchar un grito desde la planta de abajo. ¿En serio? ¿Qué era ese escándalo? Bien sabían los empleados de la mansión que era un hombre que le gustaba la tranquilidad. Solo había alguien que tenía permitido hacer un destrozo y se encontraba en uno de los jardines traseros de la mansión jugando de seguro.Así que de muy mal genio, dadas las circunstancias con las que se había despertado, se giró y abrió la puerta con solo el pantalón y la camisa mal abrochada. Caminó por el pasillo y se asomó en la cima de la escalera para ver que perturbaba su preciada tranquilidad, cuando no pudo hablar precisamente por quedarse perturbado.Su alfombra regalada
Isabela entró al comedor, caminando lentamente, escuchando a los dos hombres y manteniendo el equilibro lo mejor que podía. Las heridas no habían sido profundas como tal, pero su rostro era de los lugares donde menos se coagulaba su sangre y esta al ser muy líquida manchaba dando la ilusión de ser más de la que era realmente.Su aspecto impactó a la sirvienta que dejó caer la jarra de jugo en sus manos haciendo un fuerte estruendo. Giovani no tuvo que ordenar nada para que ella comenzara a recogerlo rápido, y era porque él estaba atónico. No era solo la ropa de Ignatio la que estaba manchada de sangre, la blusa de cuello alto de ella que debía ser de un color verde olivo, ahora tenía una enorme macha húmeda que bajaba hasta su jean. Eso era bastante sangre. Además, había un enorme parche en su mejilla cubriendo las tres marcas que ahora estaban allí.-¿Qué demonios de pastillas estás tomando?- sin darse cuenta él gritó.Isabela lo miró con calma y se apoyó en la mesa con disimulo para
Cualquier hombre sensato, si tuviera a su fantasía sexual, con sus labios pegados a los suyos aunque no se estuvieran besando, lo que haría, sería precisamente aprovechar la oportunidad, ya después asumiría la consecuencia de sus actos, pero siempre había un impedimento que frenaba a Giovani referente a la mujer delante de él. Esta vez fue su celular vibrando en el bolsillo de su pantalón.Aun sin soltar la cintura de la mujer y gruñendo internamente, solo se separó un poco y sacó el celular para ver quién era el nombre de la pantalla. Lo que vio no le gustó y simplemente colgó para volver a guardarlo.Isabela no se movió, tampoco era que quisiera, pero deseaba que fuera soltada para poder acostarse en la cama de una vez y cerrar los ojos. Se sentía débil. Y Giovani lo sintió. El peso del cuerpo de ella se recargaba sobre su agarre y los ojos que antes lo fulminaban ahora estaban entrecerrados.Con un movimiento ágil él se inclinó y pasó su brazo libre por debajo de las piernas de ell