Todas las ilusiones de Gaby cayeron estrepitosas en el piso y fueron pisoteadas por Leonardo.
—Y no deseo más sorpresas como estás —Soltó el malhumorado.
Gabrielle agarró la copa de champaña, bebió de un solo trago, el líquido burbujeó en su boca y en su garganta. Enojada le contestó:
—Puedes quedarte tranquilo, jamás incurriré en esa falta nuevamente, nunca osaré cambiar tu tan estructurada burbuja. —El sarcasmo impregnaba su voz.
—Me alegro de que hayas entendido —dijo él cabreado.
—Eres un idiota— Le respondió Gabrielle antes de darle la espalda y marcharse de su lado.
Leonardo entró al salón donde la gente se divertía y disfrutaba de su cumpleaños, mientras que él deseaba mandar todo al demonio. Enojado, cogió una botella de licor y se encerró en su habitación y se emborrachó.
Él odiaba la fecha de su nacimiento, lo detestaba más que cualquier cosa, pues le recordaba la ausencia de su madre. Natalia, así se llamaba, era una mujer frágil a la que los médicos le habían prohibido tener hijos a una edad tan joven porque su cuerpo no se encontraba preparado para concebir, pero el irresponsable de su padre, no tomó en cuenta las indicaciones de los médicos y no la cuidó y al poco tiempo salió embarazada. Fue un embarazo muy difícil y en el parto la situación no cambió en lo absoluto, así que ese día en el que él nació, su madre también exhaló su último suspiro.
Para él fue muy duro crecer sin el amor de una madre, por más que su padre se empeñó en llenar ese vacío que había en él, no hubo nada que lo pudiera llenar. Cada vez que llegaba el día de su cumpleaños se apoderaba un sentimiento de tristeza que solo podía mitigarlo bebiendo hasta acallar aquel dolor tan intenso en su pecho.
A la mañana siguiente Leonardo se levantó desorientado, le costó unos instantes adaptarse a la luz y mitigar un poco el dolor de cabeza, se dio cuenta de que estaba en su habitación, aún permanecía vestido, las botellas de whisky estaban tiradas en el piso vacío, se quedó acostado en su cama, y recordó la discusión que había tenido con Gabrielle.
Se reprochó por haber sido tan imbécil con ella, estaba tan herido, tan dolido que fue ella la que pagó su frustración, Gaby era la mujer de la cual estaba profundamente enamorado, ella con su dulzura e inocencia, fue cambiándolo poco a poco, recordó el tema de la discusión y sonrió, claro que quería casarse y formar una familia, por muchos años se había negado a esa idea, pero Gabrielle se había encargado de hacerlo desear nuevas cosas, porque con esa mujer lo quería todo.
Un poco más tarde, ya sin resaca, bañado y perfectamente vestido, fue a buscarla, para pedirle perdón por su estúpido comportamiento y que estaba dispuesto a todo por ella.
Fue hasta su habitación, tocó la puerta, pero nadie respondió. Él estaba resuelto a verla, así que abrió la puerta sin permiso y se encontró que ella no estaba, la cama estaba intacta, no vio ninguna de sus cosas, fue hasta el armario y su ropa ya no estaba.
Gabrielle se había marchado.
La discusión con Leonardo le había abierto los ojos a Gaby, para él ella era solo una diversión, un cuerpo en el cual desahogarse, pero nada más, era cierto que él le había hablado claro desde un principio, pero el corazón no entiende de acuerdos ni tratos, y allí estaba ella enamorada hasta la médula y con un bebé en camino. El amor que sentía por Leonardo no era suficiente, cuando había un bebé en su vientre, no podía permanecer a su lado, no iba a obligarlo a cumplir, cuando era más que evidente que no deseaba esa clase de vida, tenía que alejarse de él, no era factible quedarse a su lado, aunque lo amara profundamente, ahora tenía que pensar en su bebé. Esa misma noche, después de discutir con Leonardo, tomó todas sus cosas y se marchó de la casa con el corazón roto, los Aristizábal eran su familia y el único lugar seguro a donde ella se refugiaba, desde el viejo sátrapa de su abuelo la echó a la calle. Gabrielle tuvo una infancia privilegiada a lado de unos padres amorosos que
Gaby estaba furiosa, caminaba de un lado a otro en su habitación pensando en como salir de aquel lugar, Juan del Pino, era un hombre sin corazón capaz de hacer cualquier cosa por dinero, si se le había metido en la cabeza casarla, nada lo haría desistir, sin perder tiempo, fue hasta la ventana y la abrió, se asomó y observó estaban en un segundo piso, era un poco alto, pero decidió arriesgarse, era morir en el intento y escapar o quedarse allí y cumplir los caprichos de ese miserable, ella nunca cedería a su chantaje. Salió de la ventana y trató de ir bajando lentamente, pero su pie se enganchó en una de las piedras de la fachada, haciendo que cayera estrepitosamente al piso y se fracturara el tobillo. El dolor era tan insoportable que soltó un alarido de dolor, que alertó a los hombres de su abuelo, quienes al verla corrieron hacia ella y la levantaron del piso y la llevaron de nuevo a la casa, Gaby gritaba del dolor y de la desesperación, pero eso a Juan no le importó. —Enciérren
El médico que la ayudó a escapar fue como un ángel para ella, ya que no solo la sacó del hospital, sino que le dio dinero y le entregó una tarjeta de unos amigos suyos que vivía en el interior. Esa familia de extraños fueron su salvación, la acogieron sin conocerla, la ayudaron a sanar sus heridas, física como emocionales. Ellos vivían en una granja, así que Gaby los ayudó en todo lo que podía cuando ya estuvo recuperada, en la granja ayudaba desde recoger estiércol de las vacas y los cerdos, hasta lavar los caballos y darle de comer. Se levantaba muy temprano y se acostaba muy tarde. Su barriguita fue creciendo y ganando peso, su bebé era su mejor incentivo, el motor para seguir adelante. A pesar de todo, y que muchas veces deseaba odiarlo, el amor que sentía por Leonardo seguía tan fuerte como al principio, ni la distancia, ni la traición que le había hecho, nada de eso era suficiente para borrarlo de su corazón. En las tardes, cuando bajaba el sol, Gaby solía dar un paseo y le ib
5 años después. En la ciudad capitalina, se estaba dando un gran evento, esa noche se premiaría a los mejores empresarios del país, era una celebración donde asistirían las personas más selectas de la crema y nata de la sociedad. Los periodistas y fotógrafos se encontraban a las afueras de recinto, apostados para sacar las mejores fotos a los empresarios del país. Esa noche el magnate Leonardo Aristizábal sería galardonado como uno de los empresarios más influyente y poderosos del momento. Ese fue el momento que Gabrielle eligió para hacer su aparición luego de cinco años de ausencia. El amplio vestíbulo estaba decorado para la ocasión con guirnaldas doradas y mesas negras. Todo era glamur y opulencia, camareros recorrían la sala con bandejas de champán. Lo más selecto de la sociedad se encontraban allí sé luciendo sus vestidos y trajes caros. La celebración comenzó y Gabrielle esperó su momento entre las sombras, esperando que él hiciera acto de presencia. Leonardo Aristizábal
Todos los presentes se quedaron anonadados, con la llegada del niño y más que hubiera llamado papá a Leonardo Aristizábal, que era el soltero más codiciado entre las mujeres de la alta sociedad, en más de una ocasión se le había visto rodeado de chicas, pero ninguna había ocupado el puesto oficial que todas anhelaban con locura, por eso la existencia de un hijo caía como una bomba entre todos los presentes.Debido a la conmoción provocada por el pequeño, Gabrielle se alejó de Leonardo, él se le quedó mirándola e intentó agarrarla, pero ella se escabulló, aunque no abandonó el lugar, sino que permaneció en el recinto, aquello no estaba dentro de los planes y esa escena familiar la había desestabilizado. Tuvo que echar fuerza de todo su autodominio, para poder seguir adelante.Minutos después, el nombre de Leonardo era
Gaby caminaba por el pasillo de su penthouse con una mezcla de frustración y enojo. A pesar de que había tanto tiempo, no podía entender que Leonardo la descolocara de esa manera, le parecía increíble que aún se sintiera vulnerable a su presencia. Ella había hecho todo lo posible para superarlo, pero en ese momento, su fuerza de voluntad parecía haber desaparecido. Se sentía débil y derrotada, incapaz de controlar sus emociones y pensamientos por ese hombre que la despreció y la engañó con su mejor amiga. Ahora él tenía una maravillosa familia, una que ella nunca podría tener, y eso solo aumentaba su sensación de pérdida y desesperanza. Gaby se sentó en su sofá, tratando de respirar profundamente y controlar sus emociones, sabiendo que aún tenía un largo camino por recorrer para poder dejar completamente atrás su pasado con Leonardo.✨ ✨ ✨ ✨ ✨ ✨Al día siguiente, Gabrielle llegó a su oficina con una expresión adusta en su rostro. Había tenido una noche terriblemente inquieta y apenas
La imagen de Leonardo con su hijo y Esperanza, juntos como una familia feliz, se grabó a fuego en su corazón. Y aunque intentaba alejar esos pensamientos de su mente, no se iban y no podía evitar sentir una punzada de dolor en lo más profundo de su ser.Gabrielle se preguntaba una y otra vez cómo había podido confundir los sentimientos de Leonardo hacia ella, como pudo enamorarse de un hombre tan vil y despreciable y lo peor de todo, es que ella no había podido borrarlo de su vida. Pero de algo estaba muy segura, no iba a permitir que esos sentimientos la dominaran. Había regresado con un objetivo claro en mente: vengarse de todos aquellos que le habían hecho daño en el pasado y no iba a desistir hasta cumplir esa promesa.Horacio la observó con detenimiento, no le pasaba desapercibido las diferentes emociones que pasaban por su rostro. Finalmente, no pudo resistir más su curiosidad y preguntó:—¿Todo bien? Parece que la información que había en esa carpeta, te ha perturbado ¿Qué in
Después de que regresaron de la fiesta donde Leonardo fue galardonado, Esperanza se retiró a su habitación. Ella se recostó en su cama, sintiendo el frescor de las sábanas sobre su piel. Cerró los ojos y dejó que su mente divagara, recordando la fiesta en la que Leonardo fue galardonado como el mejor empresario del año. La música, el glamour y las sonrisas falsas de la gente. Todo había sido una farsa, una ilusión que se desvanecería pronto. Tomó su celular y buscó la foto que había tomado con Leonardo y Emiliano. Observó la imagen con una sonrisa maliciosa en los labios, sintiendo el poder que tenía sobre la familia Aristizábal. Sabía que todos pensaban que el pequeño Emiliano era hijo suyo, y eso le daba una satisfacción perversa.De repente, el sonido de un mensaje en su celular interrumpió sus pensamientos. Era Leonardo, que le pedía que lo esperara en el jardín trasero de la mansión. Esperanza se levantó de la cama con rapidez, sintiendo la adrenalina correr por sus venas. Se arr