Como conquistar a un Millonario
Como conquistar a un Millonario
Por: Valentina21R
Capítulo 1

Encerrada en el baño, Gabrielle no apartaba la mirada de la prueba de embarazo que tenía enfrente, llevaba más de media hora sentada sin moverse y poder dejar de mirar las dos rayas rosadas que se erguían orgullosas recordándole en el gran problema en el que estaba medita, justamente esa noche, donde ella quería que todo fuera perfecto. ¿Por qué tenía que ocurrirle eso a ella? ¿Por qué en esos momentos, en lo que se encontraba tan feliz con su vida y sobre todo con él?

Escuchó unos toques en la puerta.

—Gaby date prisa, que Leonardo está por llegar.

La joven se limpió las lágrimas, cogió la prueba de embarazo y la tiró en el bote de la basura, se limpió la cara y se retocó el maquillaje.

Inspiró y exhaló varias veces antes de salir y saludar a las personas que se encontraban afuera.

Esa noche era el cumpleaños de Leonardo, ella había preparado ese agasajo para él, quería sorprenderlo, pero la vida la había sorprendido a ella.

Leonardo Aristizábal, era el hombre del que estaba completamente enamorada, llevaban un romance secreto, en pocos días se cumpliría un año de su primer escarceo amoroso, ella no solo admiraba a ese hombre por su inteligencia, sino también por su generosidad, fue él, el único que le tendió la mano cuando su familia la echó a la calle sin ninguna contemplación, siendo apenas una jovencita.

Leonardo le dio abrigo en su casa, y siempre la trató como a una igual, al principio él la miraba como una niña, mientras que ella desde el primer momento suspiraba ante su poderosa presencia. A medida que Gaby fue haciéndose mujer, Leonardo no pudo evitar sentirse atraído por ella, hasta que finalmente una tarde la invitó a salir y ya después de esa noche, les fue imposible separarse, ella no solamente lo admiraba, sino que estaba completamente enamorada de él.

Gabrielle había pasado el mejor año de su vida a su lado, amándose con locura, Leonardo le había robado el corazón y su alma por completo, pero no todo era perfecto, el heredero de los Aristizabal le tenía fobia a las relaciones a largo plazo, siempre había sido muy enfático al decir que en su vida no deseaba ningún tipo de compromisos sentimentales, no quería matrimonio y mucho menos hijos, ella que lo conocía a la perfección conocía su fobia a esos temas, ella aceptó sus condiciones sin ningún problema, se conformaba con estar con él, para ella eso era suficiente. Pero ahora un mal cálculo en la dosis del anticonceptivo le daba una vuelta a su vida.

El salón de la casa de los Aristizábal se encontraba repleta de personas, Gaby saludaba a familiares y amigos de Leonardo, sonreía y simulaba estar tranquila, pero su mente seguía clavada en las dos rayas rosadas.

El ruido potente de un vehículo les indicó que él agasajado de la noche acababa de llegar, por lo que Gaby y los invitados corrieron a ocultarse para sorprenderlo a su llegada.

Esperaron unos minutos y la puerta se abrió, los invitados hicieron la habitual algarabía, sorprendiendo completamente a Leonardo.

Por unos instantes la chica olvidó su gran problema y se abocó a agasajar al hombre que amaba, en hacer que él disfrutara de la fiesta que había preparado en su honor.

Pero Gaby al poco tiempo se dio cuenta de que Leonardo no se veía lo suficientemente contento con aquella reunión, ella lo observó con deteniendo, estaba tan guapo con su traje negro, su elegancia siempre la seducía, la chaqueta se ajustaba a sus hombros fuertes, un conjunto hecho a medida, un Armani por supuesto. Bajo la camisa y la chaqueta se insinuaba un cuerpo vigoroso, una pared de músculos que se encontraban allí escondido y que ella cada noche recorría con su boca y sus labios, los ojos verdes de Gaby siguieron recreándose en él, hasta que contempló su rostro adusto y sombrío.

A pesar de que saludabas a las personas con una mueca de sonrisa, a simple vista se notaba la tensión en su postura, evidentemente él no estaba muy contento.

Ella se le acercó y lo felicitó, tratando de guardar la distancia para que nadie se enterara de lo que pasaba entre ellos, aunque muchos ya sabían que existía una relación entre ambos, era un secreto a voces.

—Felicidades —Le dijo Gabrielle, sonriendo, obnubilada por su presencia, Leonardo era un hombre de un metro noventa de altura, se veía esa noche tan espléndido, tenía la mandíbula recién afeitada, y su piel clara era impecable, ella se moría por besarlo.

Él agarró su cintura con sus enormes manos, clavando los dedos en su piel, el contacto visual era suave, pero a la vez ardiente y duro, le dio un beso en la mejilla y su boca la recorrió hasta posar sus labios en la oreja y le susurró que necesitaba hablar a solas con ella.

Aunque lo intentaron no pudieron escaparse porque era muchas las personas que quería saludar a Leonardo y compartir con él, un poco más tarde se dio la oportunidad y al fin pudieron estar solo.

Al verla, Leonardo no perdió tiempo y la tomó entre sus brazos, lentamente deslizó una mano hacia mi nuca y le sostuvo la cabeza. Clavó los ojos en los labios carnosos y rosados de Gabrielle, pero no la besó al instante, sino que prolongó el momento, provocándola, como siempre hacía, volviéndola loca de deseo, luego muy despacio puso su boca en la de ella y la besó, enviando sus deliciosos y calientes jadeos directos a su boca. Al principio la torturó con contacto inicial suave y lento, después su beso aumentó la pasión con una intensidad desbordada, Leonardo le pasó los dedos por la nuca y estrechó el abrazo, mientras que, con la otra mano, le tocó los pechos, masajeándolos con agresividad y rozando el pezón a través de la tela con el pulgar.

El beso fue subiendo de tono, tanto que estaba perdiendo la cordura, cualquiera podía encontrarlos allí, así que Gabrielle cortó el beso poco a poco.

—¿Qué pasa? —Le preguntó él con el ceño fruncido.

—Alguien puede vernos.

—No me importa, ya que has preparado esta celebración, por lo menos déjame recrearme en mi regalo, que eres tú.

Gabrielle se giró para ver si no venía nadie, momento que Leonardo aprovechó para agarrar por la cintura nuevamente a la chica y la pegó a su cuerpo, ella sonrió y recostó la cabeza en su pecho.

Las dos rayas rosadas regresaron a la mente de Gaby, ella aprovechó ese momento en el que se encontraban relajados y tranquilo para probar a Leonardo y saber a dónde estaba parada en la relación.

—¿Te ha gustado la sorpresa? —Preguntó con inocencia.

—Ya sabes que esta fecha, me disgusta —le dijo le besándole en cuello, para luego agarrar su vaso de whisky y lo bebió de un solo trago, eran varios los que ya había bebido ese día.

—Pensé que sería buena idea celebrarlo, de vez en cuando necesitamos hacer cambios en la vida y por qué no, también cambio de ideas.

—Sigo pensando exactamente igual, este es un día de m****a, no hay nada que celebrar y mis ideas siguen siendo exactamente las mismas —Respondió él en tono serio.

—No puedes seguir siendo un hombre tan solitario, quizás ya es hora, vayas pensando en un futuro, no es bueno tanta soledad.

—Me gusta estar solo.

—¿No deseas tener tu propia familia, un matrimonio feliz, hijos? —El corazón de Gabrielle latía enloquecido, nerviosa, cogió su copa de champaña que había dejado olvidada y bebió un poco para calmarse y esperar con ansia la respuesta de Leonardo, con esperanza esperaba esa respuesta que lo cambiara todo, quería confiar que todo ese año que habían pasado juntos amándose, fuera suficiente para que Leonardo cambiara su manera de pensar, al menos un poco.

—¿A qué viene esto ahora? —Preguntó él contrariado —Ya sabes lo que pienso de ese tema, nada ha cambiado. El matrimonio no es para mí, no estoy interesado en lo absoluto y menos tener hijo, es lo último que deseo en mi vida —él clavó los ojos sobre ella y la escudriñó —¿No te estarás haciendo falsas ilusiones con esta relación? Porque estarías cometiendo un grave error.

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo