Encerrada en el baño, Gabrielle no apartaba la mirada de la prueba de embarazo que tenía enfrente, llevaba más de media hora sentada sin moverse y poder dejar de mirar las dos rayas rosadas que se erguían orgullosas recordándole en el gran problema en el que estaba medita, justamente esa noche, donde ella quería que todo fuera perfecto. ¿Por qué tenía que ocurrirle eso a ella? ¿Por qué en esos momentos, en lo que se encontraba tan feliz con su vida y sobre todo con él?
Escuchó unos toques en la puerta.
—Gaby date prisa, que Leonardo está por llegar.
La joven se limpió las lágrimas, cogió la prueba de embarazo y la tiró en el bote de la basura, se limpió la cara y se retocó el maquillaje.
Inspiró y exhaló varias veces antes de salir y saludar a las personas que se encontraban afuera.
Esa noche era el cumpleaños de Leonardo, ella había preparado ese agasajo para él, quería sorprenderlo, pero la vida la había sorprendido a ella.
Leonardo Aristizábal, era el hombre del que estaba completamente enamorada, llevaban un romance secreto, en pocos días se cumpliría un año de su primer escarceo amoroso, ella no solo admiraba a ese hombre por su inteligencia, sino también por su generosidad, fue él, el único que le tendió la mano cuando su familia la echó a la calle sin ninguna contemplación, siendo apenas una jovencita.
Leonardo le dio abrigo en su casa, y siempre la trató como a una igual, al principio él la miraba como una niña, mientras que ella desde el primer momento suspiraba ante su poderosa presencia. A medida que Gaby fue haciéndose mujer, Leonardo no pudo evitar sentirse atraído por ella, hasta que finalmente una tarde la invitó a salir y ya después de esa noche, les fue imposible separarse, ella no solamente lo admiraba, sino que estaba completamente enamorada de él.
Gabrielle había pasado el mejor año de su vida a su lado, amándose con locura, Leonardo le había robado el corazón y su alma por completo, pero no todo era perfecto, el heredero de los Aristizabal le tenía fobia a las relaciones a largo plazo, siempre había sido muy enfático al decir que en su vida no deseaba ningún tipo de compromisos sentimentales, no quería matrimonio y mucho menos hijos, ella que lo conocía a la perfección conocía su fobia a esos temas, ella aceptó sus condiciones sin ningún problema, se conformaba con estar con él, para ella eso era suficiente. Pero ahora un mal cálculo en la dosis del anticonceptivo le daba una vuelta a su vida.
El salón de la casa de los Aristizábal se encontraba repleta de personas, Gaby saludaba a familiares y amigos de Leonardo, sonreía y simulaba estar tranquila, pero su mente seguía clavada en las dos rayas rosadas.
El ruido potente de un vehículo les indicó que él agasajado de la noche acababa de llegar, por lo que Gaby y los invitados corrieron a ocultarse para sorprenderlo a su llegada.
Esperaron unos minutos y la puerta se abrió, los invitados hicieron la habitual algarabía, sorprendiendo completamente a Leonardo.
Por unos instantes la chica olvidó su gran problema y se abocó a agasajar al hombre que amaba, en hacer que él disfrutara de la fiesta que había preparado en su honor.
Pero Gaby al poco tiempo se dio cuenta de que Leonardo no se veía lo suficientemente contento con aquella reunión, ella lo observó con deteniendo, estaba tan guapo con su traje negro, su elegancia siempre la seducía, la chaqueta se ajustaba a sus hombros fuertes, un conjunto hecho a medida, un Armani por supuesto. Bajo la camisa y la chaqueta se insinuaba un cuerpo vigoroso, una pared de músculos que se encontraban allí escondido y que ella cada noche recorría con su boca y sus labios, los ojos verdes de Gaby siguieron recreándose en él, hasta que contempló su rostro adusto y sombrío.
A pesar de que saludabas a las personas con una mueca de sonrisa, a simple vista se notaba la tensión en su postura, evidentemente él no estaba muy contento.
Ella se le acercó y lo felicitó, tratando de guardar la distancia para que nadie se enterara de lo que pasaba entre ellos, aunque muchos ya sabían que existía una relación entre ambos, era un secreto a voces.
—Felicidades —Le dijo Gabrielle, sonriendo, obnubilada por su presencia, Leonardo era un hombre de un metro noventa de altura, se veía esa noche tan espléndido, tenía la mandíbula recién afeitada, y su piel clara era impecable, ella se moría por besarlo.
Él agarró su cintura con sus enormes manos, clavando los dedos en su piel, el contacto visual era suave, pero a la vez ardiente y duro, le dio un beso en la mejilla y su boca la recorrió hasta posar sus labios en la oreja y le susurró que necesitaba hablar a solas con ella.
Aunque lo intentaron no pudieron escaparse porque era muchas las personas que quería saludar a Leonardo y compartir con él, un poco más tarde se dio la oportunidad y al fin pudieron estar solo.
Al verla, Leonardo no perdió tiempo y la tomó entre sus brazos, lentamente deslizó una mano hacia mi nuca y le sostuvo la cabeza. Clavó los ojos en los labios carnosos y rosados de Gabrielle, pero no la besó al instante, sino que prolongó el momento, provocándola, como siempre hacía, volviéndola loca de deseo, luego muy despacio puso su boca en la de ella y la besó, enviando sus deliciosos y calientes jadeos directos a su boca. Al principio la torturó con contacto inicial suave y lento, después su beso aumentó la pasión con una intensidad desbordada, Leonardo le pasó los dedos por la nuca y estrechó el abrazo, mientras que, con la otra mano, le tocó los pechos, masajeándolos con agresividad y rozando el pezón a través de la tela con el pulgar.
El beso fue subiendo de tono, tanto que estaba perdiendo la cordura, cualquiera podía encontrarlos allí, así que Gabrielle cortó el beso poco a poco.
—¿Qué pasa? —Le preguntó él con el ceño fruncido.
—Alguien puede vernos.
—No me importa, ya que has preparado esta celebración, por lo menos déjame recrearme en mi regalo, que eres tú.
Gabrielle se giró para ver si no venía nadie, momento que Leonardo aprovechó para agarrar por la cintura nuevamente a la chica y la pegó a su cuerpo, ella sonrió y recostó la cabeza en su pecho.
Las dos rayas rosadas regresaron a la mente de Gaby, ella aprovechó ese momento en el que se encontraban relajados y tranquilo para probar a Leonardo y saber a dónde estaba parada en la relación.
—¿Te ha gustado la sorpresa? —Preguntó con inocencia.
—Ya sabes que esta fecha, me disgusta —le dijo le besándole en cuello, para luego agarrar su vaso de whisky y lo bebió de un solo trago, eran varios los que ya había bebido ese día.
—Pensé que sería buena idea celebrarlo, de vez en cuando necesitamos hacer cambios en la vida y por qué no, también cambio de ideas.
—Sigo pensando exactamente igual, este es un día de m****a, no hay nada que celebrar y mis ideas siguen siendo exactamente las mismas —Respondió él en tono serio.
—No puedes seguir siendo un hombre tan solitario, quizás ya es hora, vayas pensando en un futuro, no es bueno tanta soledad.
—Me gusta estar solo.
—¿No deseas tener tu propia familia, un matrimonio feliz, hijos? —El corazón de Gabrielle latía enloquecido, nerviosa, cogió su copa de champaña que había dejado olvidada y bebió un poco para calmarse y esperar con ansia la respuesta de Leonardo, con esperanza esperaba esa respuesta que lo cambiara todo, quería confiar que todo ese año que habían pasado juntos amándose, fuera suficiente para que Leonardo cambiara su manera de pensar, al menos un poco.
—¿A qué viene esto ahora? —Preguntó él contrariado —Ya sabes lo que pienso de ese tema, nada ha cambiado. El matrimonio no es para mí, no estoy interesado en lo absoluto y menos tener hijo, es lo último que deseo en mi vida —él clavó los ojos sobre ella y la escudriñó —¿No te estarás haciendo falsas ilusiones con esta relación? Porque estarías cometiendo un grave error.
Todas las ilusiones de Gaby cayeron estrepitosas en el piso y fueron pisoteadas por Leonardo.—Y no deseo más sorpresas como estás —Soltó el malhumorado.Gabrielle agarró la copa de champaña, bebió de un solo trago, el líquido burbujeó en su boca y en su garganta. Enojada le contestó:—Puedes quedarte tranquilo, jamás incurriré en esa falta nuevamente, nunca osaré cambiar tu tan estructurada burbuja. —El sarcasmo impregnaba su voz.—Me alegro de que hayas entendido —dijo él cabreado.—Eres un idiota— Le respondió Gabrielle antes de darle la espalda y marcharse de su lado.Leonardo entró al salón donde la gente se divertía y disfrutaba de su cumpleaños, mientras que él deseaba mandar todo al demonio. Enojado, cogió una botella de licor y se encerró en su habitación y se emborrachó.Él odiaba la fecha de su nacimiento, lo detestaba más que cualquier cosa, pues le recordaba la ausencia de su madre. Natalia, así se llamaba, era una mujer frágil a la que los médicos le habían prohibido ten
La discusión con Leonardo le había abierto los ojos a Gaby, para él ella era solo una diversión, un cuerpo en el cual desahogarse, pero nada más, era cierto que él le había hablado claro desde un principio, pero el corazón no entiende de acuerdos ni tratos, y allí estaba ella enamorada hasta la médula y con un bebé en camino. El amor que sentía por Leonardo no era suficiente, cuando había un bebé en su vientre, no podía permanecer a su lado, no iba a obligarlo a cumplir, cuando era más que evidente que no deseaba esa clase de vida, tenía que alejarse de él, no era factible quedarse a su lado, aunque lo amara profundamente, ahora tenía que pensar en su bebé. Esa misma noche, después de discutir con Leonardo, tomó todas sus cosas y se marchó de la casa con el corazón roto, los Aristizábal eran su familia y el único lugar seguro a donde ella se refugiaba, desde el viejo sátrapa de su abuelo la echó a la calle. Gabrielle tuvo una infancia privilegiada a lado de unos padres amorosos que
Gaby estaba furiosa, caminaba de un lado a otro en su habitación pensando en como salir de aquel lugar, Juan del Pino, era un hombre sin corazón capaz de hacer cualquier cosa por dinero, si se le había metido en la cabeza casarla, nada lo haría desistir, sin perder tiempo, fue hasta la ventana y la abrió, se asomó y observó estaban en un segundo piso, era un poco alto, pero decidió arriesgarse, era morir en el intento y escapar o quedarse allí y cumplir los caprichos de ese miserable, ella nunca cedería a su chantaje. Salió de la ventana y trató de ir bajando lentamente, pero su pie se enganchó en una de las piedras de la fachada, haciendo que cayera estrepitosamente al piso y se fracturara el tobillo. El dolor era tan insoportable que soltó un alarido de dolor, que alertó a los hombres de su abuelo, quienes al verla corrieron hacia ella y la levantaron del piso y la llevaron de nuevo a la casa, Gaby gritaba del dolor y de la desesperación, pero eso a Juan no le importó. —Enciérren
El médico que la ayudó a escapar fue como un ángel para ella, ya que no solo la sacó del hospital, sino que le dio dinero y le entregó una tarjeta de unos amigos suyos que vivía en el interior. Esa familia de extraños fueron su salvación, la acogieron sin conocerla, la ayudaron a sanar sus heridas, física como emocionales. Ellos vivían en una granja, así que Gaby los ayudó en todo lo que podía cuando ya estuvo recuperada, en la granja ayudaba desde recoger estiércol de las vacas y los cerdos, hasta lavar los caballos y darle de comer. Se levantaba muy temprano y se acostaba muy tarde. Su barriguita fue creciendo y ganando peso, su bebé era su mejor incentivo, el motor para seguir adelante. A pesar de todo, y que muchas veces deseaba odiarlo, el amor que sentía por Leonardo seguía tan fuerte como al principio, ni la distancia, ni la traición que le había hecho, nada de eso era suficiente para borrarlo de su corazón. En las tardes, cuando bajaba el sol, Gaby solía dar un paseo y le ib
5 años después. En la ciudad capitalina, se estaba dando un gran evento, esa noche se premiaría a los mejores empresarios del país, era una celebración donde asistirían las personas más selectas de la crema y nata de la sociedad. Los periodistas y fotógrafos se encontraban a las afueras de recinto, apostados para sacar las mejores fotos a los empresarios del país. Esa noche el magnate Leonardo Aristizábal sería galardonado como uno de los empresarios más influyente y poderosos del momento. Ese fue el momento que Gabrielle eligió para hacer su aparición luego de cinco años de ausencia. El amplio vestíbulo estaba decorado para la ocasión con guirnaldas doradas y mesas negras. Todo era glamur y opulencia, camareros recorrían la sala con bandejas de champán. Lo más selecto de la sociedad se encontraban allí sé luciendo sus vestidos y trajes caros. La celebración comenzó y Gabrielle esperó su momento entre las sombras, esperando que él hiciera acto de presencia. Leonardo Aristizábal
Todos los presentes se quedaron anonadados, con la llegada del niño y más que hubiera llamado papá a Leonardo Aristizábal, que era el soltero más codiciado entre las mujeres de la alta sociedad, en más de una ocasión se le había visto rodeado de chicas, pero ninguna había ocupado el puesto oficial que todas anhelaban con locura, por eso la existencia de un hijo caía como una bomba entre todos los presentes.Debido a la conmoción provocada por el pequeño, Gabrielle se alejó de Leonardo, él se le quedó mirándola e intentó agarrarla, pero ella se escabulló, aunque no abandonó el lugar, sino que permaneció en el recinto, aquello no estaba dentro de los planes y esa escena familiar la había desestabilizado. Tuvo que echar fuerza de todo su autodominio, para poder seguir adelante.Minutos después, el nombre de Leonardo era
Gaby caminaba por el pasillo de su penthouse con una mezcla de frustración y enojo. A pesar de que había tanto tiempo, no podía entender que Leonardo la descolocara de esa manera, le parecía increíble que aún se sintiera vulnerable a su presencia. Ella había hecho todo lo posible para superarlo, pero en ese momento, su fuerza de voluntad parecía haber desaparecido. Se sentía débil y derrotada, incapaz de controlar sus emociones y pensamientos por ese hombre que la despreció y la engañó con su mejor amiga. Ahora él tenía una maravillosa familia, una que ella nunca podría tener, y eso solo aumentaba su sensación de pérdida y desesperanza. Gaby se sentó en su sofá, tratando de respirar profundamente y controlar sus emociones, sabiendo que aún tenía un largo camino por recorrer para poder dejar completamente atrás su pasado con Leonardo.✨ ✨ ✨ ✨ ✨ ✨Al día siguiente, Gabrielle llegó a su oficina con una expresión adusta en su rostro. Había tenido una noche terriblemente inquieta y apenas
La imagen de Leonardo con su hijo y Esperanza, juntos como una familia feliz, se grabó a fuego en su corazón. Y aunque intentaba alejar esos pensamientos de su mente, no se iban y no podía evitar sentir una punzada de dolor en lo más profundo de su ser.Gabrielle se preguntaba una y otra vez cómo había podido confundir los sentimientos de Leonardo hacia ella, como pudo enamorarse de un hombre tan vil y despreciable y lo peor de todo, es que ella no había podido borrarlo de su vida. Pero de algo estaba muy segura, no iba a permitir que esos sentimientos la dominaran. Había regresado con un objetivo claro en mente: vengarse de todos aquellos que le habían hecho daño en el pasado y no iba a desistir hasta cumplir esa promesa.Horacio la observó con detenimiento, no le pasaba desapercibido las diferentes emociones que pasaban por su rostro. Finalmente, no pudo resistir más su curiosidad y preguntó:—¿Todo bien? Parece que la información que había en esa carpeta, te ha perturbado ¿Qué in