Gaby estaba furiosa, caminaba de un lado a otro en su habitación pensando en como salir de aquel lugar, Juan del Pino, era un hombre sin corazón capaz de hacer cualquier cosa por dinero, si se le había metido en la cabeza casarla, nada lo haría desistir, sin perder tiempo, fue hasta la ventana y la abrió, se asomó y observó estaban en un segundo piso, era un poco alto, pero decidió arriesgarse, era morir en el intento y escapar o quedarse allí y cumplir los caprichos de ese miserable, ella nunca cedería a su chantaje.
Salió de la ventana y trató de ir bajando lentamente, pero su pie se enganchó en una de las piedras de la fachada, haciendo que cayera estrepitosamente al piso y se fracturara el tobillo.
El dolor era tan insoportable que soltó un alarido de dolor, que alertó a los hombres de su abuelo, quienes al verla corrieron hacia ella y la levantaron del piso y la llevaron de nuevo a la casa, Gaby gritaba del dolor y de la desesperación, pero eso a Juan no le importó.
—Enciérrenla en el cuarto oscuro, de allí no podrá escapar. —Ordenó.
—Llévenme a un hospital, este dolor es insoportable. —Suplicó Gaby.
Juan la miró con frialdad.
—Esas son las consecuencias de la desobediencia.
Los hombres la arrastraron y la encerraron en una habitación muy pequeña y sin ningún tipo de ventilación, pero en ese instante aquello era la más pequeña de sus preocupaciones.
Y allí, mientras Gaby sufría con un dolor espantoso y lacerante en su pierna, ideando la manera de salir de allí y resguardar la vida de su bebe, Leonardo, en cambio, se encontraba enfurecido y despechado, tanto era su frustración porque Gaby lo había dejado que le ordenó a todo el personal de la casa y a sus familiares que no quería escuchar el nombre de ella, nunca más, era la primera vez que una mujer lo abandonaba, que lo echaba a un lado, y era Gaby la única de la que estaba profundamente enamorado.
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A la mañana siguiente la puerta de la habitación donde Gaby se encontraba se abrió y Juan entró; Gabrielle estaba casi desmayada del dolor, pero al sentir la llegada de este se sentó como pudo.
—Espero que esta noche de encierro te haya hecho recapacitar —dijo Juan con ironía. —Hoy vendrá Horacio Belmonte para finiquitar lo del compromiso y el enlace matrimonial, espero que aceptes gustosa o aquí te vas a podrir.
—Para tu información Juan del Pino, yo no me voy a casar con ese mequetrefe idiota al que intentas estafar, primero porque no me da la gana y segundo porque estoy embarazada.
Juan la miró con odio, fue hasta ella y le dio una fuerte bofetada.
—Ya decía yo que eras igual a la zorra de tu madre, pero ni creas que ese bastardo que llevas en tu vientre me va a detener de cumplir mis planes, hoy mismo nos desharemos de ese problema.
Los hombres de su abuelo la agarraron y la sacaron de la casa, un par de horas después, la llevaron al hospital central de la ciudad.
Una vez en el hospital, ella comenzó a quejarse de dolor, a pesar de que Juan intentó varias veces infructuosamente en hacerla callar. Uno de los médicos al verla tan adolorida se acercó a ella y de inmediato reparó en la magulladura de su pierna y al instante se la llevó para atenderla. Juan estaba furioso, había llevado a Gaby para ese sitio, ya que un médico amigo suyo le practicaría un aborto, pero el galeno no había llegado aún, por lo que no pudo hacer nada para que no se la llevaran a otra sala para atenderla.
Gaby suspiró aliviada cuando le pusieron unos calmantes, además después de hacerles unos RX se dieron cuenta de que su herida no era tan graves y solo le colocaron una escayola.
Gabrielle sabía que la vida de su bebé corría peligro y que necesitaba librarse del yugo de Juan, así que le pidió ayuda al médico que la estaba atendiendo, le contó toda la verdad y este al ver a la mujer tan conmovida se comprometió a ayudarla.
El médico sentó a Gaby en una silla de ruedas y la condujo por otra sala evitando a Juan y a sus secuaces, iba casi saliendo por la parte trasera del hospital, cuando vio a Leonardo acompañado de una mujer que estaba recostaba en su hombro y él le rodeaba la cintura con su brazo, mientras hablaban con una enfermera. La mujer que se encontraba al lado de él, agarrándolo de una manera muy íntima, ella la reconoció de inmediato, si no hubiera estado sentado en aquella silla, se habría levantado y los hubiera abofeteado a los dos, las manos le temblaban de la rabia y la frustración. La vista se le nubló por las lágrimas y el corazón terminó de romperse, al contemplar al hombre que amaba con su mejor amiga.
El médico que la ayudó a escapar fue como un ángel para ella, ya que no solo la sacó del hospital, sino que le dio dinero y le entregó una tarjeta de unos amigos suyos que vivía en el interior. Esa familia de extraños fueron su salvación, la acogieron sin conocerla, la ayudaron a sanar sus heridas, física como emocionales. Ellos vivían en una granja, así que Gaby los ayudó en todo lo que podía cuando ya estuvo recuperada, en la granja ayudaba desde recoger estiércol de las vacas y los cerdos, hasta lavar los caballos y darle de comer. Se levantaba muy temprano y se acostaba muy tarde. Su barriguita fue creciendo y ganando peso, su bebé era su mejor incentivo, el motor para seguir adelante. A pesar de todo, y que muchas veces deseaba odiarlo, el amor que sentía por Leonardo seguía tan fuerte como al principio, ni la distancia, ni la traición que le había hecho, nada de eso era suficiente para borrarlo de su corazón. En las tardes, cuando bajaba el sol, Gaby solía dar un paseo y le ib
5 años después. En la ciudad capitalina, se estaba dando un gran evento, esa noche se premiaría a los mejores empresarios del país, era una celebración donde asistirían las personas más selectas de la crema y nata de la sociedad. Los periodistas y fotógrafos se encontraban a las afueras de recinto, apostados para sacar las mejores fotos a los empresarios del país. Esa noche el magnate Leonardo Aristizábal sería galardonado como uno de los empresarios más influyente y poderosos del momento. Ese fue el momento que Gabrielle eligió para hacer su aparición luego de cinco años de ausencia. El amplio vestíbulo estaba decorado para la ocasión con guirnaldas doradas y mesas negras. Todo era glamur y opulencia, camareros recorrían la sala con bandejas de champán. Lo más selecto de la sociedad se encontraban allí sé luciendo sus vestidos y trajes caros. La celebración comenzó y Gabrielle esperó su momento entre las sombras, esperando que él hiciera acto de presencia. Leonardo Aristizábal
Todos los presentes se quedaron anonadados, con la llegada del niño y más que hubiera llamado papá a Leonardo Aristizábal, que era el soltero más codiciado entre las mujeres de la alta sociedad, en más de una ocasión se le había visto rodeado de chicas, pero ninguna había ocupado el puesto oficial que todas anhelaban con locura, por eso la existencia de un hijo caía como una bomba entre todos los presentes.Debido a la conmoción provocada por el pequeño, Gabrielle se alejó de Leonardo, él se le quedó mirándola e intentó agarrarla, pero ella se escabulló, aunque no abandonó el lugar, sino que permaneció en el recinto, aquello no estaba dentro de los planes y esa escena familiar la había desestabilizado. Tuvo que echar fuerza de todo su autodominio, para poder seguir adelante.Minutos después, el nombre de Leonardo era
Gaby caminaba por el pasillo de su penthouse con una mezcla de frustración y enojo. A pesar de que había tanto tiempo, no podía entender que Leonardo la descolocara de esa manera, le parecía increíble que aún se sintiera vulnerable a su presencia. Ella había hecho todo lo posible para superarlo, pero en ese momento, su fuerza de voluntad parecía haber desaparecido. Se sentía débil y derrotada, incapaz de controlar sus emociones y pensamientos por ese hombre que la despreció y la engañó con su mejor amiga. Ahora él tenía una maravillosa familia, una que ella nunca podría tener, y eso solo aumentaba su sensación de pérdida y desesperanza. Gaby se sentó en su sofá, tratando de respirar profundamente y controlar sus emociones, sabiendo que aún tenía un largo camino por recorrer para poder dejar completamente atrás su pasado con Leonardo.✨ ✨ ✨ ✨ ✨ ✨Al día siguiente, Gabrielle llegó a su oficina con una expresión adusta en su rostro. Había tenido una noche terriblemente inquieta y apenas
La imagen de Leonardo con su hijo y Esperanza, juntos como una familia feliz, se grabó a fuego en su corazón. Y aunque intentaba alejar esos pensamientos de su mente, no se iban y no podía evitar sentir una punzada de dolor en lo más profundo de su ser.Gabrielle se preguntaba una y otra vez cómo había podido confundir los sentimientos de Leonardo hacia ella, como pudo enamorarse de un hombre tan vil y despreciable y lo peor de todo, es que ella no había podido borrarlo de su vida. Pero de algo estaba muy segura, no iba a permitir que esos sentimientos la dominaran. Había regresado con un objetivo claro en mente: vengarse de todos aquellos que le habían hecho daño en el pasado y no iba a desistir hasta cumplir esa promesa.Horacio la observó con detenimiento, no le pasaba desapercibido las diferentes emociones que pasaban por su rostro. Finalmente, no pudo resistir más su curiosidad y preguntó:—¿Todo bien? Parece que la información que había en esa carpeta, te ha perturbado ¿Qué in
Después de que regresaron de la fiesta donde Leonardo fue galardonado, Esperanza se retiró a su habitación. Ella se recostó en su cama, sintiendo el frescor de las sábanas sobre su piel. Cerró los ojos y dejó que su mente divagara, recordando la fiesta en la que Leonardo fue galardonado como el mejor empresario del año. La música, el glamour y las sonrisas falsas de la gente. Todo había sido una farsa, una ilusión que se desvanecería pronto. Tomó su celular y buscó la foto que había tomado con Leonardo y Emiliano. Observó la imagen con una sonrisa maliciosa en los labios, sintiendo el poder que tenía sobre la familia Aristizábal. Sabía que todos pensaban que el pequeño Emiliano era hijo suyo, y eso le daba una satisfacción perversa.De repente, el sonido de un mensaje en su celular interrumpió sus pensamientos. Era Leonardo, que le pedía que lo esperara en el jardín trasero de la mansión. Esperanza se levantó de la cama con rapidez, sintiendo la adrenalina correr por sus venas. Se arr
—¿Papá, es malo que yo te llame papá? — preguntó Emiliano con la voz temblorosa. Leonardo lo miró con ternura y le acarició el cabello con suavidad. —No, chiquitín, no es malo. Tú eres mi hijo y yo soy tu papá— respondió con seguridad en su voz.Emiliano frunció el ceño y lo miró con curiosidad.—Pero Esperanza me dijo que, si la obedecía en todo, ella sería mi mamá. ¿Eso es verdad, papá? — preguntó con cierta angustia. Leonardo sintió un nudo en la garganta al escuchar las palabras de su hijo. ¿Cómo había permitido que Esperanza manipulara de esa manera a su hijo? Se prometió a sí mismo que no volvería a permitir que eso sucediera.—No, hijo, Esperanza, no es tu mamá, no, tampoco lo será— explicó Leonardo. —Ella es una amiga muy cercana, pero no tiene ningún derecho a decirte esas cosas.Emiliano asintió con tristeza y se aferró a su padre con fuerza.—No me gusta Esperanza, papá. No quiero que sea mi mamá—confesó con lágrimas en los ojos.Leonardo lo abrazó con fuerza y le susurró p
Gabrielle yacía en la camilla de hospital, con su cuerpo inmóvil y la mente en un estado de confusión. Todo en el lugar era lúgubre y tétrico, como si la muerte estuviera acechando en cada esquina. El doctor que atendía el parto estaba a su lado, entregándole a su hijo y colocándolo en su pecho. Ella sonrió y lo abrazó con fuerza, sabiendo que algo malo estaba a punto de suceder.De repente, el abuelo de Gabrielle apareció en la habitación. Intentaba arrebatarle al bebé que lloraba desconsolado en sus brazos. Juan del Pino repetía una y otra vez que ella nunca sería una buena madre, que él no lo permitiría. La tensión en la habitación era palpable, como si la oscuridad se estuviera tragando todo lo que estaba a su alrededor.De repente, el niño que tenía en brazos se convirtió en el hijo ilegítimo de Leonardo. Gabrielle gritó y luchó por su hijo, pero todo parecía estar perdido. Se despertó con el corazón agitado y lágrimas en los ojos, su cuerpo temblando de miedo. Esta pesadilla la