—Será mejor que nos calmemos, bizcocho — mordí mis labios al sentir su boca lejos de la mía—. Te espero abajo mientras te arreglas.Se quedó mirándome por un momento, esperando a que le respondiera todas esas palabras tan bonitas que dijo, pero sencillamente las palabras no salieron de mi boca. Es tanta la dicha, la emoción, la traga y lo atontada que me dejó, que no encuentro qué decirle.—¿A qué hora es la boda?Saqué mi celular de entremedio de mis senos para mirar la hora en este. La picardía en su mirar no me pasó desapercibida, aunque solo se relamió los labios y sonrió ladeado.—En treinta minutos — desvié la mirada tan pronto lo vi desabrochando su pantalón—. ¿Qué crees que haces?—Voy a tomar una ducha, desde luego.—Al menos espera que me vaya. ¿Cómo se te ocurre desnudarte frente a mí?Contemplé a detalle cada uno de sus músculos, de la anchura de sus brazos y hombros y ese definido camino que va más allá de su ombligo y se alcanza a ver una montaña de lo que quiero creer q
La boda de mi prima fue hermosa, estuvo llena de sentimientos y me hizo soñar despierta con el día en el que mi amado me tome de la mano y se luzca conmigo y todos mis defectos. Que me ame de pies a cabeza sin importar nada y me lleve cada noche si es posible al cielo, aunque otros días me guie por el infierno. No busco perfección en la vida, pero sí amor sincero y del más bueno.En la boda de Amelia recibí el ramo viniendo de sus propias manos, ahora que, estoy en medio de la turba de mujeres de mi familia, por más que digo que ojalá no me caiga a mí, el ramo parece tener un destino fijo en mis manos. Pareciera que yo fuera la mitad de un imán y el ramo la otra parte, y este está en busca de hacer conexión conmigo a como dé lugar.El ramo de flores blancas y amarillas dio en mi cabeza y, seguidamente, golpeó el pastizal. Aunque todas me miraron, pensando que lo tomaría en mis manos, al ver que no me moví ni un solo centímetro de mi lugar, se abalanzaron sobre mí diciendo un sinfín de
Hablar de mis sentimientos no es algo fácil de hacer, mucho menos cuando la persona que creía inalcanzable es la que me insta tanto a decir lo que he guardado hace algunos años. Si siento que con un simple beso voy a desfallecer, ahora pensar en sentimientos me genera pánico. Siendo realista, un sentimiento de parte suya no puede nacer de la noche a la mañana. Sí, hemos compartido mucho desde hace unas semanas atrás cuando vivimos juntos y cuidamos de Serena, también nos hemos conocido mediante un intercambio intenso de mensajes y en estas vacaciones que no quería que tuvieran un fin. Pero hablar de un sentimiento genuino y sincero no nace de la noche a la mañana, lo tengo claro y es lo que quiero hacerle comprender a Colin.—No es fácil hablar de sentimientos, Colin. —¿Por qué no? Si algo he aprendido en la vida, es que la sinceridad va de la mano con el corazón — suspiró, apretándome contra su pecho—. Es irónico, sabes bien que entregué mis sentimientos a una persona que no me cor
Descendió por mi vientre con lentitud, soplando su aliento por encima de la tela de mi blusa y enloqueciéndome con esa mirada tan erótica y tierna que me dedicaba. En su mirar estaba clara su intención de enloquecer cada uno de mis sentidos. Al llegar a mi pantalón, jugó con mi cordura y mis ansias al dejar un fugaz beso a la altura de mi vientre bajo, quemando mi piel con la tibieza de su aliento.—Colin — se me escapó su nombre mientras trataba de controlar esas pulsaciones que me estaban dominando—, no seas tan cruel.—No comas ansias, dulzura — presionó sus dedos en el botón de mi pantalón hasta soltarlo—. Nos aguarda un viaje lento y largo — volvió a presionar, pero esta vez para bajar la cremallera—, así que relájate y disfruta de mis atenciones.Levanté la cadera para ayudarle a quitarme el pantalón por completo. Al quitarlo y dejarlo a un lado de la cama, me contempló a detalle las piernas y la diminuta prenda que cubre mi sexo. Sus ojos se oscurecieron un poco más al verme, i
Colin—Espero que, eso que tienes para decirme, sí sea verdaderamente importante — gruñí una vez pegué la bocina a mi oreja. —Hola, capullito. ¿Cómo estás? ¿Me has extrañado? Fruncí el ceño, cerrando los ojos y suspirando hondo para no responder como Harper se lo merece, sobre todo cuando usa ese sarcasmo que desconocía por completo de él. —¿Qué es lo que tienes que decirme? Estaba muy ocupado durmiendo. —Me imagino cuán ocupado debías estar — escuché la voz de Amelia de fondo, así que solo me limité a presionar los labios mientras trataba de tranquilizar el fuego que aún se extendía por toda mi piel—. Yo sí te he extrañado, no es lo mismo esta vida sin ti. —Apenas me fui un par de días. —Pero no llamaste ni uno solo. —Bueno, ya no tengo porqué hacerlo. Ahora tienes una familia que le debes tiempo y amor — suspiré—. ¿A qué has llamado? ¿Ocurrió algo? —Serena está dormida, Amelia un poco enferma y yo estoy aburrido y solo quería hablar un poco con mi hermanito menor. Claro, a m
Desperté entre la calidez y el dulce aroma de un perfume que está regado en todo mi ser y me tiene delirando. Al abrir los ojos y acostumbrarme a la luz, sonreí al ver a Emma viéndome fijamente aún estando a mi lado. Me acerqué más a ella, quedando nuestros rostros a tan solo centímetros. Podía fácilmente hasta robar sus labios, pero no podía dejar de mirar sus ojos brillosos y hermosos.—Hola, dulzura mía.—Hola, bizcocho mío — sonrió ladeado—. Me quedé dormida cuando te fuiste.—Sí me di cuenta — la acerqué más a mí por la cintura— ¿Cuánto hemos dormido?—No lo sé — rozó nuestros labios—. No he podido ni ir al baño por tu culpa.—¿Y por qué es mi culpa?—Eres el culpable de que tenga ganas de ir y no pueda porque me tienes muy embobada viéndote dormir. Te ves más papacito cuando duermes.No pude ocultar la emoción y la vergüenza que sus palabras me causaron.—Bueno, tú pareces un peluche muy tierno y suavecito.Soltó una risita, acercándose más a mí y viéndome con ojos brillantes. L
Fui a mi apartamento a tomar una larga ducha y dejar mi maleta. Emma no ha salido de mis pensamientos ni un solo segundo, no dejo de recrear en mi mente sus movimientos y sus gemidos. Quería pasar un poco más de tiempo con ella, pero debía cumplir con sus deberes al igual que yo. Me gusta y me encanta que sea tan responsable en su trabajo. De otra, no hubiese accedido a la petición de su jefe estando en los días de sus vacaciones.Una vez terminé de arreglarme, salí en mi auto a la empresa. Tengo una sonrisa idiota en los labios, me di cuenta de mi expresión cada que me miraba por el espejo retrovisor. Aunque dormí muy poco, no me siento exhausto como otras veces. Ahora siento mucha energía, es como si me hubieran dado un revitalizante o inyectado adrenalina en la sangre.—Buen día, Sr. King. Es un gusto volver a verlo — saludó Keyla tan pronto me vio salir del ascensor—. ¿Qué tal estuvo su viaje?—Buen día. Estuvo fabuloso, conocí un país muy bonito. ¿Cómo van las cosas por aquí?—Me
EmmaEl día se me hizo eterno y agotador. Sentía que las piernas no me daban para más y la cabeza la sentía a punto de estallar. Nunca había trabajado así de mal, con el peso del cuerpo sobre los hombros. Los ojos se me cerraban por sí solos cada cinco minutos. El no dormir bien y ese rico momento me estaban pasando factura.—Hoy fue un día bastante productivo - mencionó mi jefe llegando a mi lado-. Y todo es gracias a ti, Emma.—No hay nada que agradecer. Es mi trabajo, pero eso sí, quiero una buena recompensa por tanto sacrificio.—Ve a descansar, lo necesitas — golpeó mi hombro—. Perdóname una vez más por arruinar tus vacaciones en Colombia. Sé que habían pasado varios años sin ir a visitar a tu famila.—No pasa nada. Lo importante es que los vi y pude compartir con ellos unos cuantos días — saqué el celular de mi bolso—. Ana está trabajando en el presupuesto final del evento.—Ah, esa — hizo cara de desagrado—. Tendré que aguantarme a esa mujer lo que me resta de noche.—No te cre