—Tiene una hija muy talentosa —comentó Marcelo. —. Y hermosa —agregó.—Eso sí —Rafael rodeó los hombros de su hija. —. Sino me equivoco es su fiesta ¿no? —señaló hacia Marcelo.—Sí, hemos obtenido uno de los tratos más importantes de éste año para la empresa, nuevos proyectos y entre muchas cosas —habló Marcelo con orgullo.—Eso es grandioso, de hecho tu apellido me es familiar.Mientras Melany se desesperaba, ellos más a fondo entraban en la conversación.—La familia Almeida, producción de azúcar y recientemente de petroleo —dijo Marcelo entrando ambas manos en los bolsillos de su pantalón.El padre de Melany meneó la cabeza asintiendo al reconocer al hombre, y no podía estar más satisfecho de que su hija conociera a tal celebridad, y en su mejor momento.—Papá —Melany llamó a su padre entre dientes. —. ¿Ya terminaste? —preguntó con seriedad.—No me digas que ya te quieres ir —exclamó su padre volteando a verla indignado. —. ¿Te aburriste?Melany no tenía planeado que excusa usaría,
Ella juntó sus manos sosteniendo su celular con fuerza, suspiró, tenía que ponerse fuerte y no decaer. Asintió levemente con la cabeza a la pregunta del doctor.—¿Cuánto tiempo tengo? —preguntó mirando al doctor a los ojos.—Tómate el tiempo que desees —Frank le sonrió comprensible. —. ¿Quieres que te acompañe? —preguntó moviéndose de la puerta.Ella negó con la cabeza.—No te preocupes, muchas gracias.Frank asintió con una sonrisa y se alejó completamente de la puerta dejándola pasar, la observó entrar y con pena se dio la vuelta.Melany hizo lo posible para no hacer ruido al entrar a la habitación, no quería despertarla, en ocasiones no era capaz de verla a los ojos y no poder darle buenas noticias, no poder hacer nada por sacarla de ahí, pero no era su culpa, y no se lo creía, simplemente sentía la necesidad de hacer algo, más bien la obligación de quitarla de esa situación.Observó el frágil cuerpo de su madre tendida en la cama y no pudo evitar recordar lo fuerte y hermosa que e
—Melany —exclamó tratando de que no se notara el disgusto en su voz.Melany se sintió terriblemente incómoda, no le gustaba mucho la presencia de Marcelo, él parecía alguien que quería tomarla y llevársela como si nada si podía.—Estuviste excelente, felicidades —agregó.Melany giró sobre sus talones y le sonrió.—Muchas gracias señor Almeida, no sabía que venía —comentó disimulando su duda.—Quería darte la sorpresa.—Sí que me la dio —fingió su mayor sonrisa y se giró hacia frank tomándolo del brazo. —. Te presento a Frank, el doctor de la familia.—Marcelo Almeida —Frank le estrechó la mano. —. Un placer.—¿Lo conoces? —preguntó Melany sorprendida.—Sí —respondió sonriendo. —. Sólo tú no conocerías una celebridad como él.—El placer es mío —Marcelo retiró su mano del suyo con molestia, pero no lo demostró.—Ya veo —comentó Melany pensativa. —. ¿Has visto a mi padre? ¿No vino?La mirada de Frank no fue una agradable, juntó sus labios en una línea apartando sus ojos de Marcelo para p
CAPÍTULO #8 Se miró en el espejo tratando de encontrar una razón por la que hacía aquello, una vez más había visitado a su madre y no había tenido la oportunidad de escuchar su voz, esperaba la próxima poder hablarle, porque necesitaba no sólo escuchar su voz, sino su opinión. Lo único que quería de ella, era que se aferrara a la vida mientras ella y su padre buscaban los medios para ayudarla, y también a la empresa.Ella se sentía con un arma de doble filo en las manos, y ése, era Marcelo, podía ayudarla, pero también podía ser que la dañara, peor aún, podía elegir sus medios o meterse en la boca del lobo, así de simple.Echó su cabello hacia atrás con elegancia y salió de la habitación, sosteniendo su bolso con ambas manos salió de la casa encontrándose en la entrada con una camioneta estacionada en frente. Vestía un vestido rojo vino con tiras de espaguetis ajustado a todo su cuerpo y llegaba sobre su rodilla, llevaba un collar blanco y un par de aretes del mismo color, una parte
Si bien eran muy obvias sus intenciones, Rafael no esperaba que fuera a tomar la iniciativa de esa manera, aunque a él muy poco le interesaba, sabía que su hija podía ser muy amable y coqueta, pero eso no significaba nada, la conocía y ella no era de ilusionarse, ni encapricharse con nadie.—¿Me estás pidiendo mi consentimiento u quieres un intercambio? —inquirió parándose también.—No, no señor Mendes, quiero que lleguemos a un acuerdo, no pienso estar conquistando a su hija mientras observo como su familia queda en banca rota, y sé perfectamente que ella no me aceptaría nada —explicó. —. No quiero que ella se entere de esto, quiero que lo sepa de mí, sé que puedo convencerla.—¿Estás seguro de que puedes conquistarla? En todo caso de que no funcione, no tendrá que ver con nuestro trato —era irónico lo que estaba defendiendo aquel señor, pero que se podía esperar de personas así, y no hay que culparlo, el dinero es la otra droga mortal del universo.—Le aseguro que no —Marcelo le ext
Melany no lo podía creer, aquel hombre la había citado para tal cosa, ni siquiera sabía lo que sentía en ése momento, sólo que quedó pensativa por unos segundos del shock.Con un hondo suspiro se paró del sofá sin soltar su chaqueta y miró hacia el sujeto.—¿Me citaste para eso? —preguntó con algo de reproche en la voz.—Sí —contestó con firmeza el hombre.—No quiero tu dinero —arrojó la mujer con furia.El hombre meneó la cabeza sin molestarse.—De una mujer como tú me esperaba una repuesta como tal —la miró a los ojos. —. Y no te preocupes, tienes todo el tiempo que quieras para pensarlo.—No necesito tiempo para pensarlo, no quiero su dinero —declaró entre dientes. —. Y sino me equivoco debe haber algo a cambio, no soy la persona correcta para jugar ese jueguito señor Almeida —se dio la vuelta y empezó a alejarse de él para marcharse, mientras daba zancadas su cabello se movía de un lado a otro sobre su espalda, estaba molesta por dentro, y aquel sujeto se salvó de que ella no se
El clima estaba siendo fresco, y el ambiente era cómodo, pero ella no lo estaba, se sentía extraña, pero el lugar era acogedor y bonito. La sala tenía varios sillones negros, las cortinas también eran negras, al fondo había dos habitaciones y un salón de estudio, siendo un Frank un médico, lo normal es que estuviera lleno de libros.—¿Por qué de la nada irían a hacer eso? —la voz de Frank la sacó de sus pensamientos.Levantó la mirada y miró hacia él retirando su brazo del borde del sofá, se movió un poco dejando que él se sentara a su lado sobre el sofá.—Alguien debió de haberles exigido aquello a propósito —comentó entregándole una tasa de café.—No lo sé, y la verdad no tengo cabeza para eso —Melany tomó la tasa con la mirada perdida, sopló levemente antes de llevarlo a sus labios.—Sabes que cuentas conmigo para lo que sea —Frank estiró su mano y le tocó el cabello suavemente.Ella dejó la tasa de café sobre la mesita y se acomodó nuevamente pero ésta vez de frente hacia él.—Has
—Créeme, lo que espero de ti, no tiene comparación a lo que te imaginas.“Y insistente que es el hombre”—pensó con desagrado.—Pero no estoy aquí para hablar del trato, te dije que tenías todo el tiempo que quisieras, no he visto a nadie contigo, sólo quiero estar aquí, sin ningún compromiso.—Gracias, pero estoy bien —respondió Melany secamente. Pero se sintió mal, porque estaba rechazándolo cuando muchas veces ha intentado acercarse, aunque no de la mejor manera tal vez, pero ahí estaba, intentando estar con ella cuando no tenía a nadie con ella en esos momentos tan difíciles.—Bien, pero me gustaría ver a tu madre antes de marcharme, ¿puedo? —la voz de Marcelo se tornó muy seria, giró hacia ella completamente y la miró con neutralidad. Podía ser lo que quería cuando quería, un loco enamorado en ocasiones, en otras un viril y rudo hombre de negocios.—Está bien.—Bien —el hombre meneó la cabeza dándose la vuelta para dirigirse hacia el hospital de regreso.—¿Mi madre te conoce? —pre