Mientras desabotonaba su camisa miraba desde el ventanal de su casa, en su mente estaba ella, a simple vista era un enfermo mental, pero eso se borra con dinero, imposible de refutar, es cuando vas a la guerra en contra de un millón de hombre siendo tú un solo, que desperdicio de tiempo. Es que con el dinero nadie puede defender una buena causa, que pena que la realidad supere la ficción, eso sólo indica que la vida es más cruel que una película.En la vida real los villanos ganan, se ríen en la cara del que intenta defender la buena causa y lo aplasta como cucaracha.Mientras él disfrutaba de pensar en ella, ella sólo sentía escalofríos de sólo pensar que no tenía otra opción en realidad, que desgraciadamente podía terminar en los brazos de su cazador, inmediatamente que dudó fue evidente que iba a caer, y ella estaba dudando, tal vez él era un buen hombre, sino llegaba a sentir nada por él, podía solicitar el divorcio, pero que ingenua no, así como hemos sido muchas una vez, y tal v
Melany mantuvo el equilibrio como pudo y con ayuda de su compañero no cayó, pero su estabilidad fue fugaz, al instante que miró los ojos del hombre que se acercaba supo sus intenciones. Abruptamente intervino usando sus dos manos para mantener un espacio entre su cuerpo y el de el hombre.—No es lo que estás pensando, es un baile, es rápido y ha sido un accidente, me distraje contigo, cálmate —Melany estaba asustada, Marcelo parecía un león dispuesto a devorar y por más que trataba de procesarlo en su cabeza no lo entendía.Marcelo estaba muy dispuesto a golpearlo, y no sólo lo haría por casi tumbarla, sino también por ponerle las manos encima, estaba cabreado y la desesperación por plantar su puño en la cara de ese tipo lo consumía.—Estoy bien —murmuró Melany, confundida y extrañada por lo loco que se veía la situación. ¿Tanto le gustaba?—Espero y tengas más cuidado para la próxima —masculló llenando al pobre hombre de balazos con la mirada.Melany casi soltó una carcajada, quería
Por más que quisiera negarlo, temía que Marcelo lograra conquistarla, pues le estaba interesando el juego, regresó al salón y recogió sus cosas para irse, tenía una cita con su amiga que había vuelto por unos días, unos días que aprovecharía para estar con su pareja, una relación que estaba al borde del colapso, pero que ambos no podían vivir sin el otro.Recogió su cabello en una coleta baja, salió de la escuela y dejó su bulto en el asiento trasero del auto de su padre, seguido se subió y manejó hacia la casa del novio de su amiga. Iba a decírselo, y hacer aquello era aceptar que lo había decidido y que así sería.Se estacionó frente a la casa y luego bajó, vestía un pantalón negro y una blusa blanca de tiras, le daba igual, si mostraba la miraban, sino lo hacía también. Presionó el timbre y le abrió la chica de servicio, la cual la saludó con una sonrisa educada.Sin tardar si dirigió hacia la entrada, en el camino venían dos hombres, pero hubo uno que no conocía, era un rubio de o
Tomó su bolso y dejó su celular a propósito, movió un flequillo de su frente y salió de la habitación. Bajó con tranquilidad, sin apuro alguno, él podía esperar, y aunque no era un buen momento para jugar con la paciencia de un hombre embobado, le daba igual, quería saber cuanto podía soportar. Desgraciadamente Melany estaba demasiada segura con lo que era, tanto así que pensó que ella era la depredadora, cuando la estaban cazando directamente sin ella darse cuenta.Abrió la puerta con su mejor sonrisa, y no era una sonrisa de la que deberías estar orgulloso de provocar, no, era su sonrisa de “llegó la diabla” y eso no era nada bueno.—Hola —saludó Marcelo formalmente.La diferencia entre ambos, era sencilla y clara, Melany era una diabla sin máscara, pero Marcelo, era un demonio vestido de ángel. —Hola —le devolvió el saludo sin apartar la sonrisa de su rostro. —. Eres rápido —comentó saliendo de la casa.—Me urgía verte —declaró Marcelo.Melnay soltó una risita sarcástica.—Extrañ
—Oh sí —soltó burlona. —. Nunca me han cogido en la calle —espetó bajando sus piernas alrededor de la cintura del hombre.Aquella frase le cayó como un balde de agua fría a Marcelo, no podía pensar en que ella había sido de alguien más, y no sólo eso, no saber cuántos hubo antes de él.—¿Qué? Aún estás a tiempo de buscarte una virgen y enseñarle cosas, no creo que tengas que enseñarme —Melany sólo estaba echándole leña al fuego, ella sabía lo que hacía, quería acabar con su paciencia y ver su reacción, pero Marcelo no era ese tipo de hombre, era un lobo silencioso.—Eso lo veremos, y sino pones límites puede que sea antes de que nos casemos.—¿Y crees que eso a mí me importa? —Melany lo miró desafiante. —. Puede que el que tenga que poner límites seas tú, para las ganas hay personas.—Evita estar a solas conmigo , creo que eres más mala que yo —sopló levemente sobre su nariz.Melany rió.—Eres impresionante Marcelo, parece que puedes lidiar con una mujer tan complicada como yo.—¿Me e
Melany no le había contestado las últimas llamadas, lo que hizo que se apresurara un poco más en volver, ni teniéndola vigilada por sus hombres lo dejaba tranquilo, aún no era ni públicamente ni legalmente suya por lo que tenía que estar muy atento.Salió de la habitación en short luego de haberse dado un baño, se sentó en el sofá de la sala y tomó su celular para marcarle a su prometida pero justo en ese momento el timbre sonó, rodó los ojos molesto y se paró para ir a abrir.Caminó con aburrimiento hacia la puerta, tanto que se escuchaba su chanclas con cada paso, abrió la puerta y sus ojos se iluminaron al ver de quien se trataba. La observó de pies a cabeza embelesado, se veía ardientemente hermosa, tal como la había dejado. Era Melany.—Hola —saludó Melany. —. ¿Vas a babear antes de dejarme pasar? —preguntó con seriedad.—Te dije que cuidaras esa boquita sino querías acabar debajo de mí antes de tiempo —la señaló en amenaza.—PUF —Melany lo hizo a un lado y entró.Marcelo cerró l
Melany levantó la mirada rápidamente para enfocar a la persona que se les acercaba, le entró cierta curiosidad cuando escuchó la palabra “ex”—Marcelo —la voz de la mujer sonó extremadamente femenina, pero era su manera de hablar, no lo estaba haciendo a propósito.—Laura —Marcelo emitió el mismo tono. —. Cuanto tiempo —expresó con una sonrisa ladeada.La mujer asintió. —Bastante.—Te presento a mi futura esposa —el hombre apresó la cintura de su compañera y la miró con una sonrisa.Melany la saludó con el mismo entusiasmo, ella pudo notar cierta tensión entre ellos, muy poca, pero si la había, lo que la hizo pensar que tal vez no habían terminado en buenas condiciones.Cuando Melany encontró oportunidad, se le escabulló a Marcelo paseando sola por el salón, algo la tenía preocupada, no tanto, pero sí algo inquieta, Marcelo no era el único con exs, sólo que los de ella formales, no había tenido muchas relaciones serias.No estaba segura, pero le pareció haber visto a su ex, o alguien
“Esa mujer sería su esposa”—muy pronto.Ante sus ojos estaba la hermana de su futuro esposo, no le parecía tan agradable pero tampoco le había caído mal, la estaba estudiando como comúnmente solía hacerlo con las personas, era un hábito que le gustaba mucho, lo hacía inconsciente en ocasiones, y eso dejó de gustarle, todo lo contrario, empezaba a desagradarle pasarse la vida estudiando a personas sin tratar de ayudarlas como antes quería.Su elección por esa carrera hasta ése momento seguía siendo un misterio.—Le dije a tu hermano que no quería algo grande —refutó.—Pero entiéndelo, es su primera vez, su primera esposa —trató de explicar la mujer.—No le cambiará lo interesante —Melany se encogió de hombros.Era evidente que convencerla no iba a ser nada sencillo que digamos, pero Melany iba a ceder, puesto que sí entendía la posición de su futuro esposo por el estilo vida que tenía.Miró a la rubia viendo que ésta no tenía nada con qué refutar lo dicho, suspiró.—Bien, que sea como