Tomó su bolso y dejó su celular a propósito, movió un flequillo de su frente y salió de la habitación. Bajó con tranquilidad, sin apuro alguno, él podía esperar, y aunque no era un buen momento para jugar con la paciencia de un hombre embobado, le daba igual, quería saber cuanto podía soportar. Desgraciadamente Melany estaba demasiada segura con lo que era, tanto así que pensó que ella era la depredadora, cuando la estaban cazando directamente sin ella darse cuenta.Abrió la puerta con su mejor sonrisa, y no era una sonrisa de la que deberías estar orgulloso de provocar, no, era su sonrisa de “llegó la diabla” y eso no era nada bueno.—Hola —saludó Marcelo formalmente.La diferencia entre ambos, era sencilla y clara, Melany era una diabla sin máscara, pero Marcelo, era un demonio vestido de ángel. —Hola —le devolvió el saludo sin apartar la sonrisa de su rostro. —. Eres rápido —comentó saliendo de la casa.—Me urgía verte —declaró Marcelo.Melnay soltó una risita sarcástica.—Extrañ
—Oh sí —soltó burlona. —. Nunca me han cogido en la calle —espetó bajando sus piernas alrededor de la cintura del hombre.Aquella frase le cayó como un balde de agua fría a Marcelo, no podía pensar en que ella había sido de alguien más, y no sólo eso, no saber cuántos hubo antes de él.—¿Qué? Aún estás a tiempo de buscarte una virgen y enseñarle cosas, no creo que tengas que enseñarme —Melany sólo estaba echándole leña al fuego, ella sabía lo que hacía, quería acabar con su paciencia y ver su reacción, pero Marcelo no era ese tipo de hombre, era un lobo silencioso.—Eso lo veremos, y sino pones límites puede que sea antes de que nos casemos.—¿Y crees que eso a mí me importa? —Melany lo miró desafiante. —. Puede que el que tenga que poner límites seas tú, para las ganas hay personas.—Evita estar a solas conmigo , creo que eres más mala que yo —sopló levemente sobre su nariz.Melany rió.—Eres impresionante Marcelo, parece que puedes lidiar con una mujer tan complicada como yo.—¿Me e
Melany no le había contestado las últimas llamadas, lo que hizo que se apresurara un poco más en volver, ni teniéndola vigilada por sus hombres lo dejaba tranquilo, aún no era ni públicamente ni legalmente suya por lo que tenía que estar muy atento.Salió de la habitación en short luego de haberse dado un baño, se sentó en el sofá de la sala y tomó su celular para marcarle a su prometida pero justo en ese momento el timbre sonó, rodó los ojos molesto y se paró para ir a abrir.Caminó con aburrimiento hacia la puerta, tanto que se escuchaba su chanclas con cada paso, abrió la puerta y sus ojos se iluminaron al ver de quien se trataba. La observó de pies a cabeza embelesado, se veía ardientemente hermosa, tal como la había dejado. Era Melany.—Hola —saludó Melany. —. ¿Vas a babear antes de dejarme pasar? —preguntó con seriedad.—Te dije que cuidaras esa boquita sino querías acabar debajo de mí antes de tiempo —la señaló en amenaza.—PUF —Melany lo hizo a un lado y entró.Marcelo cerró l
Melany levantó la mirada rápidamente para enfocar a la persona que se les acercaba, le entró cierta curiosidad cuando escuchó la palabra “ex”—Marcelo —la voz de la mujer sonó extremadamente femenina, pero era su manera de hablar, no lo estaba haciendo a propósito.—Laura —Marcelo emitió el mismo tono. —. Cuanto tiempo —expresó con una sonrisa ladeada.La mujer asintió. —Bastante.—Te presento a mi futura esposa —el hombre apresó la cintura de su compañera y la miró con una sonrisa.Melany la saludó con el mismo entusiasmo, ella pudo notar cierta tensión entre ellos, muy poca, pero si la había, lo que la hizo pensar que tal vez no habían terminado en buenas condiciones.Cuando Melany encontró oportunidad, se le escabulló a Marcelo paseando sola por el salón, algo la tenía preocupada, no tanto, pero sí algo inquieta, Marcelo no era el único con exs, sólo que los de ella formales, no había tenido muchas relaciones serias.No estaba segura, pero le pareció haber visto a su ex, o alguien
“Esa mujer sería su esposa”—muy pronto.Ante sus ojos estaba la hermana de su futuro esposo, no le parecía tan agradable pero tampoco le había caído mal, la estaba estudiando como comúnmente solía hacerlo con las personas, era un hábito que le gustaba mucho, lo hacía inconsciente en ocasiones, y eso dejó de gustarle, todo lo contrario, empezaba a desagradarle pasarse la vida estudiando a personas sin tratar de ayudarlas como antes quería.Su elección por esa carrera hasta ése momento seguía siendo un misterio.—Le dije a tu hermano que no quería algo grande —refutó.—Pero entiéndelo, es su primera vez, su primera esposa —trató de explicar la mujer.—No le cambiará lo interesante —Melany se encogió de hombros.Era evidente que convencerla no iba a ser nada sencillo que digamos, pero Melany iba a ceder, puesto que sí entendía la posición de su futuro esposo por el estilo vida que tenía.Miró a la rubia viendo que ésta no tenía nada con qué refutar lo dicho, suspiró.—Bien, que sea como
Melany se quitó los tacones sin siquiera tocarse los pies, se colocó de rodillas en el asiento y seguido pasó a sentarse a horcajadas sobre su amante, rodeó su cuello con ambos brazos mientras devoraba sus labios, sí, a ella también le gustaba tener el control. Dejó que su compañero la tocara como quisiera, pero sólo sobre la ropa, tenía presente que su chófer estaba ahí—claramente. Movió sus labios a su cuello mientras sus manos seguían en su cuello, se inclinó hacia atrás y tomó la corbata de su esposo para quitársela con lentitud.Marcelo la atrajo de la cintura y aterrizó sus labios entre sus pechos provocándole un leve jadeo de la impresión, besó lentamente parte de sus senos y deslizó una tira de su vestido para descubrir completamente uno de sus pezones.—¿Tuviste algo con el doctor Frank?Toda chispa de placer desapareció del cuerpo de Melany al escuchar la pregunta, se alejó y miró a su esposo a los ojos mientras regresaba la tira de su vestido a su lugar.—¿Por qué lo pregun
Luego de varios párpados, abrió sus ojos, veía todo borroso por unos segundos hasta que logró enfocar bien la mirada, la luz del sol apenas penetraba la habitación, además del cristal, las cortinas le impedían deslumbrar por la habitación.Miró a su lado y notó que estaba sola, movió los ojos de un lado a otro buscando nada en sí, se incorporó y se inclinó un poco tomando el fino vestido que la cubría antes de que su esposo la tomara casi toda la noche. Se puso el vestido que apenas le cubría el trasero, bajó de la cama y salió de la habitación estando descalza.Unos ruidos que venían de abajo llamaron su atención, lentamente bajó las escaleras tratando de seguir el ruido, al fondo, a unos metros de las escaleras venía Marcelo, detrás había una puerta, ella lo observó con cierta curiosidad.—¿Qué estabas haciendo tan temprano? —preguntó confundida.Cuando estuvo frente a ella le plantó un intenso beso.—Buenos días mi amor.Melany se mantuvo en silencio esperando que le contestara, po
Los árboles se movían de un lado a otro por le fuerte viento que los azotaba, pequeñas flores y hojas secas eran arrasadas por el viento hacia las ceras de las calles y más allá, pareciera que una tormenta se avesinara, pero en realidad, en ocasiones el clima daba un drástico cambio.Cubrió más su cuerpo mientras caminaba junto a su madre quien era guiada por su enfermera, ya estaba en casa, eso hacía todo diferente, era sinónimo de mejoría. Los hospitales sólo llevaban a las personas a imaginarse lo peor, desgraciadamente.—Hija...La joven regresó a la realidad, tenía la mirada perdida en los arbustos que desde el patio de la casa de sus padres podía ver, mientras se abrazaba con fuerza y fruncía el ceño. No sacaba algo de su cabeza.—¿Sí? —respondió, todavía algo perdida en sus pensamientos.“Eres mía, Melany. Mía hasta la muerte”No, esas palabras no tenían nada de bonito, para otra persona que no fuese ella sí, ella sabía que él no lo había dicho en modo romántico, ella conocía é