“Esa mujer sería su esposa”—muy pronto.Ante sus ojos estaba la hermana de su futuro esposo, no le parecía tan agradable pero tampoco le había caído mal, la estaba estudiando como comúnmente solía hacerlo con las personas, era un hábito que le gustaba mucho, lo hacía inconsciente en ocasiones, y eso dejó de gustarle, todo lo contrario, empezaba a desagradarle pasarse la vida estudiando a personas sin tratar de ayudarlas como antes quería.Su elección por esa carrera hasta ése momento seguía siendo un misterio.—Le dije a tu hermano que no quería algo grande —refutó.—Pero entiéndelo, es su primera vez, su primera esposa —trató de explicar la mujer.—No le cambiará lo interesante —Melany se encogió de hombros.Era evidente que convencerla no iba a ser nada sencillo que digamos, pero Melany iba a ceder, puesto que sí entendía la posición de su futuro esposo por el estilo vida que tenía.Miró a la rubia viendo que ésta no tenía nada con qué refutar lo dicho, suspiró.—Bien, que sea como
Melany se quitó los tacones sin siquiera tocarse los pies, se colocó de rodillas en el asiento y seguido pasó a sentarse a horcajadas sobre su amante, rodeó su cuello con ambos brazos mientras devoraba sus labios, sí, a ella también le gustaba tener el control. Dejó que su compañero la tocara como quisiera, pero sólo sobre la ropa, tenía presente que su chófer estaba ahí—claramente. Movió sus labios a su cuello mientras sus manos seguían en su cuello, se inclinó hacia atrás y tomó la corbata de su esposo para quitársela con lentitud.Marcelo la atrajo de la cintura y aterrizó sus labios entre sus pechos provocándole un leve jadeo de la impresión, besó lentamente parte de sus senos y deslizó una tira de su vestido para descubrir completamente uno de sus pezones.—¿Tuviste algo con el doctor Frank?Toda chispa de placer desapareció del cuerpo de Melany al escuchar la pregunta, se alejó y miró a su esposo a los ojos mientras regresaba la tira de su vestido a su lugar.—¿Por qué lo pregun
Luego de varios párpados, abrió sus ojos, veía todo borroso por unos segundos hasta que logró enfocar bien la mirada, la luz del sol apenas penetraba la habitación, además del cristal, las cortinas le impedían deslumbrar por la habitación.Miró a su lado y notó que estaba sola, movió los ojos de un lado a otro buscando nada en sí, se incorporó y se inclinó un poco tomando el fino vestido que la cubría antes de que su esposo la tomara casi toda la noche. Se puso el vestido que apenas le cubría el trasero, bajó de la cama y salió de la habitación estando descalza.Unos ruidos que venían de abajo llamaron su atención, lentamente bajó las escaleras tratando de seguir el ruido, al fondo, a unos metros de las escaleras venía Marcelo, detrás había una puerta, ella lo observó con cierta curiosidad.—¿Qué estabas haciendo tan temprano? —preguntó confundida.Cuando estuvo frente a ella le plantó un intenso beso.—Buenos días mi amor.Melany se mantuvo en silencio esperando que le contestara, po
Los árboles se movían de un lado a otro por le fuerte viento que los azotaba, pequeñas flores y hojas secas eran arrasadas por el viento hacia las ceras de las calles y más allá, pareciera que una tormenta se avesinara, pero en realidad, en ocasiones el clima daba un drástico cambio.Cubrió más su cuerpo mientras caminaba junto a su madre quien era guiada por su enfermera, ya estaba en casa, eso hacía todo diferente, era sinónimo de mejoría. Los hospitales sólo llevaban a las personas a imaginarse lo peor, desgraciadamente.—Hija...La joven regresó a la realidad, tenía la mirada perdida en los arbustos que desde el patio de la casa de sus padres podía ver, mientras se abrazaba con fuerza y fruncía el ceño. No sacaba algo de su cabeza.—¿Sí? —respondió, todavía algo perdida en sus pensamientos.“Eres mía, Melany. Mía hasta la muerte”No, esas palabras no tenían nada de bonito, para otra persona que no fuese ella sí, ella sabía que él no lo había dicho en modo romántico, ella conocía é
Los árboles se movían de un lado a otro por le fuerte viento que los azotaba, pequeñas flores y hojas secas eran arrasadas por el viento hacia las ceras de las calles y más allá, pareciera que una tormenta se avesinara, pero en realidad, en ocasiones el clima daba un drástico cambio.Cubrió más su cuerpo mientras caminaba junto a su madre quien era guiada por su enfermera, ya estaba en casa, eso hacía todo diferente, era sinónimo de mejoría. Los hospitales sólo llevaban a las personas a imaginarse lo peor, desgraciadamente.—Hija...La joven regresó a la realidad, tenía la mirada perdida en los arbustos que desde el patio de la casa de sus padres podía ver, mientras se abrazaba con fuerza y fruncía el ceño. No sacaba algo de su cabeza.—¿Sí? —respondió, todavía algo perdida en sus pensamientos.“Eres mía, Melany. Mía hasta la muerte”No, esas palabras no tenían nada de bonito, para otra persona que no fuese ella sí, ella sabía que él no lo había dicho en modo romántico, ella conocía é
Dejó que el agua desapareciera todos esos estúpidos pensamientos, tal vez estaba precipitando las cosas, y como ambos eran principiantes en eso de esposos, podía ser normal su comportamiento repentino.Salió del baño con la toalla alrededor de su cuerpo y se dirigió hacia el armario, eligió una blusa de tiras y un short de tela aunque hacía algo de frío. Iba de camino hacia el escritorio para tomar su celular cuando la puerta de la recámara se abrió.—¿Quieres comer ahora? —preguntó.—No, son recién las siete —y él salía del trabajo a esa hora. —. Llegaste antes.—Como te dije, me tenías preocupado ya que no contestabas, no me dijiste donde estabas —se acercó, y ésta vez con delicadeza la tomó de la cintura, sí, ése era el Marcelo que todos conocían.—En casa de mi madre —contestó Melany algo seca.—Siempre te ves increíblemente fresca después de una ducha, de hecho más hermosa —y aunque estaba algo indignada por el suceso no pudo evitar reír. —. Ni hablar de cuando sonríes.Alzó la m
La mujer se dejó guiar por su pareja hacia dentro del local, no había mucha gente, pero sí suficiente para la hora que era, el ambiente era acogedor, fueron acogidos rápidamente por el personal. Los ojos de la mujer estaban ondeando por el lugar mientras su esposo hablaba con el personal que los atendían. Sus ojos se detuvieron en un joven delgado y alto que estaba de espaldas, su oscuro cabello negro rozaba su cuello, tapando bastante bien el tatuaje que tenía allí.Cuando aquel joven giró para retirarse de su lugar quedó muda al reconocerlo, su mente viajó inmediatamente de manera fugaz al pasado, esos momentos de bailes intensos, podía asegurar que era el mejor bailarín con el que había bailado, aunque, esté no corrió con la misma suerte que ella.Cuando el chico la notó, ella pudo evitar sonreír, eran tiempos buenos, tal vez los mejores, él tuvo la misma impresión que ella, y tardó unos segundos antes de apresurarse a avanzar.—¿Vamos? —propuso su esposo, sacándola de su burbuja
El dolor en su mejilla se intensificó, podía asegurar que estaba mareada, un sentimiento recorrió cada partícula de su ser, luego de asimilar el dolor, el dolor de aquel golpe que había sido propiciado de parte de su esposo, una llama se activó dentro de ella.Abrió los ojos aún estando algo ida, es que no se lo podía creer, estaba estancada en su cabeza, parecía un sueño, una pesadilla.—Preciosa...Giró para encontrarse con los ojos arrepentidos de su esposo, sin pensar ni un segundo le devolvió el golpe con una fuerza increíble. El hombre lo aceptó, cerró los ojos respirando hondo.—Quita el seguro —ordenó la mujer.—Melany...—Quita el maldito seguro —masculló. —. Maldito infeliz —arrojó saliendo de la camioneta.En su interior había una mezcla de sentimiento, esos momentos donde la rabia que se apoderaba de ti no es suficiente, donde el dolor se siente como un cuchillo enterrado hasta el fondo. Donde lo peor de todo es que no tienes idea de cómo reaccionar, y sientes que ni siqui