DamiánTodo mi cuerpo está sudado y siento cómo tiembla. Antonella y yo hemos sobrepasado nuestros límites esta noche.Ya he perdido la noción, no sé qué hora es. Siento que la noche ha pasado lenta. Llevamos horas y horas entregándonos. Ella aún lleva puesta su tanga, botas y mallas. Ha sido excitante haberla hecho mía mientras vestía así. Mi cumpleaños ha sido maravilloso, y todo porque ella ha podido hacerlo posible.Se levanta y se tambalea un poco, pero, como es de esperar, recupera su compostura. Sube su pie y lo ubica en la punta de la silla. Capto su mensaje, así que bajo la cremallera de la bota y se la quita. Lo mismo hago con su otro pie. Cuando ya no las tiene, bajo su minitanga con todo y mallas.—¿Quieres un baño relajante en la tina llena de mucha espuma y conmigo dentro?Beso su pierna, me pongo de pie y la alzo.—Contigo quiero todo, mi cielo.Me observa feliz.Camino con ella sobre mis brazos hasta el cuarto de baño. Entro en la tina y la bajo. Ambos nos acomodamos c
AntonellaNos acostamos a dormir como hace dos horas y media. Desperté porque mi teléfono comenzó a sonar. Damián está como una piedra, no se mueve de su lugar desde que tocó la cama y cerró sus ojos. No ha cambiado de posición. Muerdo mi labio cuando miro su gran cuerpo descubierto. Ahora comprendo por qué las mujeres se vuelven loca cuando ven a mi marido. Su físico y su cuerpo parece ser tallado por grandes dioses griegos. Es placentero pensar que todo ese cuerpo me lo disfruto, yo solita, apuesto a que sus antiguas amantes deben quererme muerta por saber que les he robado a su gran pervertido hombre. Me siento en la cama y muerdo la uña de mi dedo pulgar. Toda la habitación está horrible gracias a nuestro desastre. Sonrío como idiota cuando recuerdo la canción que le dediqué. Necesitaba transmitirle mi amor de esa manera. Quería hacerle saber que lo amo y que me he enamorado. Quise ser yo quien diera el primer paso. Sé que él lo dará cuando esté listo y seguro, y no quiero
DamiánTengo horas intentando comunicarme con Antonella, pero no me contesta. Sabe que me molesta cuando no coge el teléfono. Eso me desespera y me hace pensar lo peor. Me levanto de mi asiento y doy vueltas por mi oficina; trato de calmarme y no salir corriendo en busca de ella. Si llegara a salir y la encuentro así sea debajo de las piedras, el chaparrón de agua que le caerá por parte mía será fuerte.Centro mi intención en la puerta y no en mis pensamientos cuando veo que Trino, Alan y Renzo entran en mi oficina con una botella. No sé a qué deba todo esto, hasta donde recuerde no hay nada que celebrar. De igual forma no me interesa, solo quiero saber dónde se encuentra metida mi mujer.—¿Por qué esa cara de molesto? —Trino abre la botella para servir.—A ti que te importa.Respondo malhumorado, y me maldice.—¿Qué pasó Damián? —inquiere Renzo preocupado por mi actitud.—Tu hermana no responde a mis llamadas. Tiene el celular apagado. No sé dónde carajos está metida. Tengo toda la m
DamiánYa casi estoy por salir de la empresa. Firmo documentos, envíos, recibo correos y mando al carajo a todo aquel que me haga perder mi tiempo. Mi cielo me llamó luego de comprar su nuevo teléfono y quizá unos forros anti-Damián. Me comentó no hace mucho que ya iba de regreso en casa, cosa que me calmó bastante.Tengo muchos días recibiendo notas de amenaza que me ponen los pelos de puntas, en otra oportunidad de ser soltero no me importaría, pero ahora que tengo a Antonella no puedo ignorarlas. Es por eso que hoy perdí la cabeza cuando no supe nada de ella.No quiero que ella piense que estoy perdiendo el control y quiero tenerla encerrada en la casa, como bien dijo, había mejorado bastante en mis actitudes, pero desde que las amenazas se hicieron continuas no he podido evitar mostrarme posesivo y controlador.Quizás debería explicarle por qué estoy actuando de nuevo como un demente y eso la haría a ella tener más precaución al momento de salir.En fin, ya hablaré con ella luego.
DamiánIncómodo por lo que está sucediendo, le doy un beso a mi cielo, que duerme como lo que es, un angelito. Con cuidado, bajo su cabeza de mi pecho y me levanto de la cama para ir a la cocina por agua o quizá algo más fuerte. Al llegar abajo, saco una botella del estante, me sirvo en un vaso y lo bebo todo. Hago lo mismo un par de veces más. Necesito controlar mis nervios. Si ella me ve así, se preocupará y lo que menos quiero es que así sea. Por mi cabeza rondan muchas preguntas, entre esas cómo escapó y quién es el que le da información tan privada sobre mí. Me molesta. Me enfada cuando no tengo las repuestas que necesito. ¿Por qué todo esto cuando ella y yo íbamos de maravilla? ¿Por qué justamente ahora nos pasa esto? No quiero que mi vida o la de ella acabe aquí. Aún nos queda por vivir y ser felices.Vuelvo a servir otro trago. Cuando lo voy a beber, algo pasa por mis pies. Suelto el vaso, y este se quiebra en el suelo dándome el mayor de los sustos. Ya de por sí estoy nervi
AntonellaDamián me dejó en casa de mi madre hace más de una hora. No quiere dejarme sola en casa, así que quiso llevarme a su empresa, pero no acepté y le propuse que me dejara aquí donde mi madre, que de igual manera estaré protegida por los escoltas de papá. No quiero solo por esta vez nada más, oponer resistencia a lo que dice solo por qué no quiero que él sea el más perjudicado. Aunque me busquen a mí, sé que él saldrá herido.Tengo miedo de que ese hombre me encuentre y haga de mí lo que se le antoje. Temo estar de nuevo bajo su asqueroso cuerpo mientras me toca y me hace asquerosidades, las cuales no pudo lograr aquella vez. Es que no puedo ni imaginarme ese momento. No sé cómo existen hombres tan sucios que puedan herir a una mujer de tal manera, más bien deberían cuidarnos, y nosotras hacer lo mismo con ellos.Espero que ese hombre jamás se me acerque, y si lo llega a hacer, estaré preparada para al menos defenderme e incluso a mi infierno si así debe ser.—Gracias por presta
DamiánEl sonido que emite Lolo cuando ladra en la puerta de mi habitación hace que me despierte antes de la hora de siempre. Bostezo ante el sueño y miró a mi lado a mi hermosa esposa dormir.Antonella… una mujer sencilla, natural, espontánea y loca, logró atraparme a mí, al jodido diablo que no se dejaba mandar por nadie y menos por mujeres. Con ella soy todo lo contrario. Me dice “Lánzate de un puente” y lo hago. Me pide el mundo y se lo soy. Ante ella me pongo de rodillas. Ante ella me vuelvo tierno y romántico, y todo para verla sonreír. Quién pensaría que yo, el más rudo de todos, me volvería un poeta de mierda. Eso sí, solo para ella, porque para el resto de mundo que se jodan en el infierno.Mi motivo a vivir son mi madre y mi hermana, ahora también lo es mi cielo.¿Yo pensar en hijos? Eso jamás se me había ocurrido, es más, me cuidaba de eso. ¿Ahora? Ahora quiero cinco con mi cielo hermoso. Ella no quiere, pero ya verá que sí los tendremos. Bueno, serán seis, porque ya tenemo
DamiánMientras Antonella continúa durmiendo, yo miro el obsequio que ella recibió ayer por parte de Nicolas, junto con una nota donde volvía a resaltar que cada vez estaba más cerca de lograr recuperarla.Mis pensamientos en este instante son todo un desastre, no tengo la certeza de que sea él quien contacte con el hombre que intento causarle daño a Antonella, pero tampoco tengo a quien más responsabilizar. Podría ser cualquiera, algún resentido conmigo, por arruinar su negocio, por despreciar su trabajo o por no aceptar sus propuestas. Son tantos lo que puedan querer verme hundido, que no sabría decir con exactitud cuál es quien se acerca a ser el culpable. Este tema me va a volver loco.—Vamos a dormir. —Antonella palmea la cama invitándome.—No puedo, debo ir al trabajo. —me levanto de mi asiento solo para ir a darle un beso en la frente.—Hueles rico, diablo. Me gusta ese olor. —Absorbe todo mi aroma—. ¿Te vas a ver con alguien? —Toma asiento en la cama—. Estás muy guapo y perfu