«¡Pareces una plaga!»Belinda se sintió indignada ante las palabras de Alexander, ¿cómo se atrevía a compararla con una plaga? ¿Quién o qué se creía ese hombre arrogante que era para tratarla de esa manera?—Bájate de tu nube, Alexander, ni en mis peores sueños iría tras de ti. Tu rostro bonito no compensa tu arrogancia y brutalidad —se defendió.—Muchachos, estamos en un hospital, no me parece que ese sea un buen lugar para…—¡Cállate! —gritó la pareja al unísono, ninguno de ellos se molestó en dedicarle una mirada a Adam, ellos tenían clavados los ojos en el otro, un duelo de miradas que ninguno pensaba perder.—Estás sobrepasando los límites, Belinda Ford —gruñó Alexander.—No sé a qué límites te refieras, pero voy a dejarte muy claro dos cosas, Alexander Cameron, la primera, no me interesas de ninguna manera posible, y la segunda, no estoy persiguiendo tu bonito y redondo trasero. ¡Estoy acá por trabajo! —gritó—. Así que, no te hagas ideas que no son —añadió, cantándole al magnate
Alexander no entendía lo que le sucedía con Belinda Ford, pero estaba seguro de que amor no era, no podía ser. Lo suyo con ella era más bien odio puro, era la única cosa que tenía clara o ¿se estaba equivocando? ¿Era posible que Adam tuviese razón?El hombre negó, Adam solo estaba poniendo en su cabeza cosas e ideas que no eran. Con enojo, salió de la oficina, pero sin dejar la blusa de Belinda, iba a dejarla en el primer depósito de basura que encontrara, sin embargo, no fue capaz y terminó yéndose a casa con la blusa en mano. Incluso, la metió a la lavadora junto con su traje, quizá esperaba que se estropeara o algo le sucediera a la prenda, pero cuando la retiró y metió a la secadora, esta seguía igual, aunque sin la mancha.Alexander gruñó, estaba frustrándose y eso solo le confirmaba, que Belinda Ford era una plaga, una autentica plaga en su vida, de esas que sin importar el insecticida a utilizar no iba a desaparecer con tanta facilidad.El sonido estrepitoso de su móvil se escu
Los rayos del sol iluminaron dos cuerpos enredados sobre la cama, cubiertos escasamente por las blancas sábanas. El gemido femenino irrumpió el silencio de la habitación, Belinda se llevó una mano a la cabeza, se sentía ligeramente aturdida, creyendo erróneamente que había bebido demasiado la noche anterior.—Juro que jamás volveré a beber en lo que me reste de vida —gruñó, mientras abría y cerraba los ojos, tratando de adaptarse a la luz que se filtraba por las ventanas.—Deja de hablar, la maldita cabeza va a estallarme —se quejó Alexander, intentando abrir los ojos. ¡No había bebido demasiado como para sentir tanto dolor!La pareja abrió los ojos de manera desmesurada, giraron sus cabezas y sus miradas se encontraron.—¡Mierda! —gritaron al unísono.Belinda haló la sábana para cubrir su desnudo cuerpo, dejando a Alex como Dios lo trajo al mundo.—¡Cúbrete! —gritó Belinda, sin embargo, no apartó la mirada del cuerpo bien dotado de Alex.—¡No me mires! —refutó él, tomando una almohad
Mina y Evan fueron atrapados por los miembros de la familia Cameron. Pese a que ya lo conocían, de sus visitas al hospital, el pequeño se robó el corazón de todos, en especial, la atención de los pequeños.—Dejen que el pequeño Evan descanse —pidió Hope a sus otros nietos.—¿Cómo puede estar cansado si es un bebé? —preguntó Tessa, la hija de Daphne.—Bueno, mi niña, los bebés se cansan de estar en brazos —le explicó Hope.Tessa asintió.—¿Podremos cargarlo más tarde, abuela? —preguntó Gala, entregando al pequeño.—Por supuesto, Evan no va a irse a ninguna parte —dijo, tomando al pequeño y depositándolo en la cuna que habían dejado en la sala.—Es muy bonito, ¿verdad Sam? —preguntó Melissa.El niño de cinco años asintió, Sam se estiró sobre sus pies para ver a Evan en la cuna.—Bonito —dijo.Abby tomó a su pequeño en brazos y lo llevó hasta donde Isaac conversaba con Henry y Mina, mientras Ava y Cody se ocupaban de su hija, la pequeña Melissa, y se reunían con los demás miembros de la
«Entonces, vuelve pronto, querida enemiga»Belinda no pudo dejar de pensar en las palabras de Alexander en el aeropuerto, ni con todas las horas y la distancia que ya existía entre ellos pudo apartar el momento de su cabeza. ¿Qué le sucedía con Alexander? ¿De verdad había sido tan loca como para ofrecerle una enemistad con derechos? ¿En qué estaba pensando?Belinda estaba segura de que ni siquiera lo había analizado, simplemente se dejó llevar; tenía que admitir que estaba atravesando un mal momento y se sentía tan vulnerable, como nunca.Descubrir que su padre tuvo una amante no fue tan doloroso como saber que tenía un hermano pequeño, según el reporte, Dereck solo tenía ocho años. ¿En qué estaba pensando Arlene Dawson para embarazarse de un hombre de cincuenta años? ¿En qué demonios estaba pensando su padre para meterse con una chica que podía ser su hija? ¡Arlene solo tenía veinte en ese momento!Un escalofrío le recorrió la columna vertebral, ni siquiera podía imaginárselo. Aunque
—¿Se acabo el drama? —preguntó Mina, mientras caminaban al estacionamiento y dejaban la clínica.—¿Cuál drama? ¿Quién ha hecho drama? —preguntó Holly tomando la mano de su padre.Bastian resopló.—Pues tú, Holly, no puedo creer todo lo que lloraste y para nada —le dijo.Holly le sacó la lengua.—Bueno, ni tan para nada, estaba practicando. Quizá debería ser actriz y no pintora —dijo, quitada de pena.—Yo creo que deberíamos volver a casa y olvidarnos de este pequeño incidente —convino Henry, saliendo en ayuda de su hija.—Estoy de acuerdo, papi, nadie tiene por qué saberlo —aceptó Holly feliz.Mina y Bastian se miraron.—Se enteró todo el hospital —dijo Bastian.Holly se encogió de hombros.—Nadie me conoce y no volveré —aseguró la niña, provocando que su familia se echara a reír por la rapidez de sus respuestas.—¿Qué les parece si vamos a tomar un helado? —preguntó Henry.—¡Super! —gritaron los gemelos.Henry ayudó a Mina a subirse al auto, mientras los niños se acomodaron en la par
El corazón de Belinda se agitó con violencia, no podía creer que el dueño de sus pensamientos estuviera delante de ella, así, tan tranquilo y quitado de pena.—¿Alex? —preguntó, sin poder creer que era él.—¿Me extrañaste, querida enemiga? —cuestionó él con una ligera sonrisa en los labios.Belinda negó, pero no lo expresó, en su lugar, se lanzó a sus brazos y unió sus labios a los labios del hombre.Alexander la atrapó entre sus brazos, la atrajo hacia él sin importar que estaban en la villa pública, en la entrada de uno de los hoteles más prestigiosos de la ciudad y, que posiblemente había cámaras y no de seguridad, sino de algún medio de comunicación.No obstante, todo eso perdió sentido, Alex saqueó la boca de Belinda como si no se hubiesen visto en años, como si no la hubiese besado en siglos.Belinda enredó sus dedos en los cortos cabellos de Alexander, según su poca experiencia con él, Alex se prendía como una llama cuando sus dedos rozaban y presionaban su cuero cabelludo.—¿M
«¿Tienes miedo de averiguarlo?»Belinda no podía creer que hubiese hecho esa pregunta y Alexander no podía creer que ella lo estuviese retando.—¿Quién dijo miedo? —cuestionó él, acariciando el hombro desnudo de la muchacha, haciendo que su piel volviera a erizarse.—¿Qué haces? —un suspiro abandonó los labios de Belinda mientras preguntaba, aunque no necesitaba una respuesta, las habilidosas manos de Alex le respondían de manera silenciosa.—¿Lo hacemos de nuevo?Belinda abrió los ojos como platos, sin embargo, no puso objeción alguna, su corazón se agitó y se entregó al placer que los brazos de Alex le ofrecían.La mañana siguiente llegó y con ella la realidad de lo que habían hecho la noche anterior, por un momento Belinda llegó a pensar que todo había sido un sueño, demasiado vívido, pues sentía su coño dolorido, pero… Alexander no estaba en la cama, su lugar estaba vacío y casi frío. Un nudo se formó en la garganta de Belinda y un escalofrío le recorrió el cuerpo, su corazón doli