Larissa está ansiosa de hacerle saber a Chelsea que su relación con Steve cada vez está mejor, por lo que planifica su segundo ataque, invitar a Fred para que vaya en compañía de la patética asistente a la grandiosa celebración que hará para celebrar su cumpleaños y a donde estarán presentes las personas más importantes y pudientes de Manhattan.Muchos de sus invitados de la élite estarán en aquel lugar, especialmente blogueros, sus seguidores y aliados en sus programas, fotógrafos, medios y midias, modelos, actrices, todo una gama de personajes del mundo del arte y del espectáculo.Esa tarde, acompañada de su cuñado, ella asiste al atelier de uno de sus modistas preferidos, Giordano. Es uno de los más renombrados en el mundo de la moda citadina. Larissa siempre se ha entendido con Larry, y eso es un punto a su favor.Mientras ella, entra a la sala VIP, Larry observa una revista, en la que se anuncia la visita de Jean Vicent ese fin de semana. No puede evitar recordar aquellos instant
El desconcierto y la tristeza en el rostro de Chelsea es evidente, aunque Fred no lo quiera, podía notar cuanto la afectó aquella noticia.—Creo que es mejor que nos vayamos. —expresó él y ella asintió.Fred la rodeó con su brazo y salieron del lugar. No hubo preguntas ni comentario alguno. No había que ser muy inteligente para saber que ocurría. Fred condujo hasta el edificio, Chelsea sonrió brevemente y se despidió de él con un beso en la mejilla.—¿Estarás bien? —finalmente le preguntó.—Sí, todo está bien. Solo necesito descansar. —Bajó del auto y entró al edificio.En tanto, Steve toma del brazo a Larissa y la lleva hasta el pasillo.—¿Por qué hiciste eso? —la confronta visiblemente enojado.—¿Hacer qué Steve?—No te hagas la tonta conmigo, Larissa. ¿Por qué mentiste diciendo que nos vamos a casar?—Amor, no te enfades. Mi manager me dijo que mi canal estaba disminuyendo en ranking y que debía hacer algo para levantarlo y solo se me ocurrió decir que nos casaríamos. Además dónde
Ese domingo, mientras aún Steve dormía, apareció Larissa en la mansión Bullock; Hugh estaba desayunando solo. Larry aún no regresaba, pero eso no es preocupación para él, ya que con el estilo de vida de su hijo, no le resultaba extraño que amaneciera fuera de casa.—Querido suegro ¿Cómo estás?—Bien, Larissa. ¿Desayunaste? Acompáñame que estos hijos míos no aparecen por ningún lado.—Con gusto le acompaño, pero solo con café y sin azúcar.Hugh le hizo señas a la empleada para que se ocupara en atender dignamente a su yerna.Para él, ella es la esposa perfecta, desde hace dos años ds relación que lleva con Steve, siempre le ha parecido una mujer bonita, y sobre todo adinerada. Andrew Hamilton, el padre de ella, que aún vive en Londres, es un excelente inversionista en su empresa de traden.Mientras la empleada, le sirve el café, Hugh le pregunta por su padre:—¿Cómo está Andrew? ¿Cuándo viene a Manhattan?—Pues está feliz con la noticia de nuestro matrimonio y la verdad es que yo tambi
Steve está demasiado ansioso y preocupado, desde que llegó al hospital en la ambulancia con su padre, no ha tenido noticias de él y su condición. En su cabeza repite la maldita discusión una y otra vez mientras se siente culpable de lo que sea que le haya pasado a su padre, no tiene un diagnóstico pero sabía que el corazón de Hugh no estaba en las mejores condiciones, los años habían pasado y ya su padre no era un roble fuerte. Evidentemente las palabras y el tono que utilizó alteraron demasiado a su viejo. ”si le pasa algo a mi parte por mi culpa no me lo voy a perdonar jamás”, se repetía una y otra vez en su cabeza.Por enésima vez, Steve llamaba a su hermano solo para obtener el mismo resultado, no le atendía el llamado ¿Cómo podía ser tan despreocupado? En ocasiones sentía celos de su hermano, a él nunca le habían dado las mismas responsabilidades, como era el más pequeño siempre se le permitieron más libertades, mientras que Steve con veintiún años ya era CEO de la empresa de la
Chelsea y Gus se quedan por un buen rato parados ahí, en medio del salón principal haciendo absolutamente nada, mientras se abrazaban con toda la fuerza del mundo. Ella creía que los abrazos eran el mejor remedio para todo mal, los abrazos y el té, había algo sencillamente mágico en esa combinación perfecta. Luego de un tiempo, Gus la tomó por los hombros y la separó de él para poder mirarla a los ojos y le dijo:—Vamos a ver, ahora que los dos estamos más calmados, cuéntame, ¿cómo pasó todo y por qué?—La verdad, no lo sé, no tengo ni idea, o sea, no con certeza, el padre de Steve me dijo que no estaba siendo profesional y que eso no podía permitirlo en la empresa, me parece que de alguna forma de enteró sobre lo de Steve y yo aunque no sé cómo, nadie nunca nos atrapó en nada raro; en fin, es solo una suposición mía, el hecho es que, en efecto, estoy desempleada con la operación de mi madre tocándome a la puerta —hizo una pequeña pausa cuando se dio cuenta de que las mejillas de su a
Larry llamó a su hermano lleno de angustia, no podía creer que su padre hubiese tenido un infarto, con ello se iba la oportunidad de él contarle a Hugh su verdad. Él no sería el culpable de la muerte de su padre, eso no.En tanto, Steve conduce de regreso a su casa, aunque de su mente no sale Chelsea, ni podía dejar a su padre solo ni mucho menos la empresa, toda la responsabilidad caía sobre su espalda nuevamente.Steve ayudó a su padre a bajar del auto, Larry esperaba preocupado en medio del salón principal. Se acercó para ayudarlo.—¡Papá! —lo abrazó— ¿Estás bien?—Por ahora sí, hijo. Solo eso me faltaba —se apoyó en su hombro y Larry lo llevó hasta su habitación.Steve se sentía tan culpable de lo ocurrido que apenas se despidió de él para volver a la oficina. Minutos después, llegó a la empresa, algunos empleados mostraban interés por la salud de Hugh, entre ellos Germán, el vigilante.—Sr Bullock ¿Cómo está su padre? —preguntó con preocupación—Ya está en casa, tuvo un pre infar
Chelsea pasó todo el resto de la noche pensando en lo mucho que había cambiado su vida en tan poco tiempo. Nunca se imaginó que la echarían del trabajo que tanta ilusión le había hecho conseguir y, mucho menos, que le aparecería otra oportunidad tan buena como la que había perdido. Las demás veces en las que Fred le había sugerido que trabajara en su empresa nunca las consideró realmente, al menos no de una manera seria, trabajaba junto al hombre que amaba sin saber que esa misma sería la causa de su despido.Otra de las cosas en las que se quedó pensando esa noche fue en que Hugh Bullock le había sugerido que algo tramaba con la competencia y, si descubría que comenzaría a trabajar con ella en solo unas pocas horas confirmaría esas sospechas; mas eso no debía importarle, ella realizó su trabajo de forma impecable, siempre hizo más de lo que se le pedía, solo habían tenido una queja de ella en aquella ocasión en la que uno de los inversionistas dijo que fue mal atendido, pero ella no
Después de todas las cosas que le había dicho Steve, después de la forma en la que la había tratado o, mejor dicho, maltratado, Larissa no pretendía quedarse con sus brazos cruzados. Ella era consciente de que Steve estaba buscando cualquier excusa para terminar la relación, así que llevarle la contraria, reprocharle o contestarle cualquier cosa, sería el fin para ella.Tenía que ser muy cuidadosa con sus movimientos y eso es exactamente lo que estaba haciendo, a pesar de la rabia contenida que tenía, supo controlarla y hacer como si no hubiese sucedido nada.Cuando estuvo completamente segura de que no había rastro de Steve por toda la zona, sacó su celular de su bolso y marcó el número de la única persona que estaría dispuesta a consolarla a cualquier hora y sin importar las circunstancias.—¿Qué le habré hecho yo de bueno al mundo para que el universo me responda con esta grata sorpresa? —dijo la voz masculina del otro lado del teléfono.—Qué exagerado eres Mick —le respondió ella