Larry llamó a su hermano lleno de angustia, no podía creer que su padre hubiese tenido un infarto, con ello se iba la oportunidad de él contarle a Hugh su verdad. Él no sería el culpable de la muerte de su padre, eso no.En tanto, Steve conduce de regreso a su casa, aunque de su mente no sale Chelsea, ni podía dejar a su padre solo ni mucho menos la empresa, toda la responsabilidad caía sobre su espalda nuevamente.Steve ayudó a su padre a bajar del auto, Larry esperaba preocupado en medio del salón principal. Se acercó para ayudarlo.—¡Papá! —lo abrazó— ¿Estás bien?—Por ahora sí, hijo. Solo eso me faltaba —se apoyó en su hombro y Larry lo llevó hasta su habitación.Steve se sentía tan culpable de lo ocurrido que apenas se despidió de él para volver a la oficina. Minutos después, llegó a la empresa, algunos empleados mostraban interés por la salud de Hugh, entre ellos Germán, el vigilante.—Sr Bullock ¿Cómo está su padre? —preguntó con preocupación—Ya está en casa, tuvo un pre infar
Chelsea pasó todo el resto de la noche pensando en lo mucho que había cambiado su vida en tan poco tiempo. Nunca se imaginó que la echarían del trabajo que tanta ilusión le había hecho conseguir y, mucho menos, que le aparecería otra oportunidad tan buena como la que había perdido. Las demás veces en las que Fred le había sugerido que trabajara en su empresa nunca las consideró realmente, al menos no de una manera seria, trabajaba junto al hombre que amaba sin saber que esa misma sería la causa de su despido.Otra de las cosas en las que se quedó pensando esa noche fue en que Hugh Bullock le había sugerido que algo tramaba con la competencia y, si descubría que comenzaría a trabajar con ella en solo unas pocas horas confirmaría esas sospechas; mas eso no debía importarle, ella realizó su trabajo de forma impecable, siempre hizo más de lo que se le pedía, solo habían tenido una queja de ella en aquella ocasión en la que uno de los inversionistas dijo que fue mal atendido, pero ella no
Después de todas las cosas que le había dicho Steve, después de la forma en la que la había tratado o, mejor dicho, maltratado, Larissa no pretendía quedarse con sus brazos cruzados. Ella era consciente de que Steve estaba buscando cualquier excusa para terminar la relación, así que llevarle la contraria, reprocharle o contestarle cualquier cosa, sería el fin para ella.Tenía que ser muy cuidadosa con sus movimientos y eso es exactamente lo que estaba haciendo, a pesar de la rabia contenida que tenía, supo controlarla y hacer como si no hubiese sucedido nada.Cuando estuvo completamente segura de que no había rastro de Steve por toda la zona, sacó su celular de su bolso y marcó el número de la única persona que estaría dispuesta a consolarla a cualquier hora y sin importar las circunstancias.—¿Qué le habré hecho yo de bueno al mundo para que el universo me responda con esta grata sorpresa? —dijo la voz masculina del otro lado del teléfono.—Qué exagerado eres Mick —le respondió ella
Luego de aquella propuesta inesperada, Chelsea estuvo toda la noche sin dejar de pensar, llena de angustia y de dudas. Era como si el universo se hubiese empeñado en ponerla a prueba en esas semanas, dos propuestas irresistibles por parte de Fred que la ponían en jaque frente a su propia realidad. Ya había aceptado trabajar con él por la misma necesidad que tenía de resolver su situación rápidamente. Ahora aquella segunda oferta sumamente tentadora la mantenía despierta, realmente casarse con Fred, era el sueño de toda mujer hecho realidad, era guapo, adinerado y sincero.—¿Qué más necesitas Chelsea? —Se confrontó a sí misma.Nuevamente ella y sus sentimientos pasaban a segundo plano, debía hacerlo para poder tener dl dinero y quevsu madre recuperara la salud o por lo menos que sus años de vida se alargaran un poco luego de que aquella terrible enfermedad la atacara.Susane era una mujer fuerte o parecía serlo, trabajaba de sol a sombra para darle a Chelsea todo lo que necesitaba. Cua
Chelsea salió apresuradamente de la habitación hasta el dormitorio de su madre, Susane estaba pálida y mostraba tensión en el rostro, él dolor parecía tenerla en shock.—Vicky ve por Fred por favor —le ordenó a la chica, quien fue a toda prisa hasta la habitación.Fred venía saliendo del baño, emocionado y totalmente desnudo para su encuentro con su esposa, cuando Vicky se acercó a la puerta y se topó con la perfecta anatomía de su cuñado.—¡Vicky! —ella se cubrió el rostro y él trató de cubrir su sexo con sus manos.—Disculpa Fred, es que mi tía no está bien, Chelsea me pidió que te llamara.—Ya voy para allá —Ella no se movió de allí, por el contrario se quedó en la puerta, mientras Fred, tomaba su pijama de seda y se vestía frente a ella.Ambos fueron hasta el cuarto contiguo, Susane continuaba privada del dolor, mientras Chelsea buscaba con afán dentro de las cosas de su madre, las píldoras de su tratamiento.—Déjame cargarla —dijo Fred, se acercó y logró levantarla con facilidad
Desde que Chelsea se había marchado de su vida, Steve no hacía más que pensar en ella, no se había percatado de lo fuerte que eran sus sentimientos por ella hasta ese momento, pudo comprobar que no en vano decían “Nunca se sabe lo que se tiene hasta que se pierde”, en efecto, era el refrán más cierto que existía sigue la faz de la tierra.Pasaba noches en vela, reuniones completamente distraído, conversaciones ausentes imaginando cómo sería su vida en estos momentos si hubiese tenido el valor de dejar a Larissa y oficializar su relación con Chelsea, definitivamente ahora sería feliz y no miserable como lo estaba siendo.Últimamente, no era capaz de mirar a Larissa a los ojos, sabía que ella había sido la culpable del despido de Chelsea y eso lo irritaba cada vez más, la repudiaba demasiado y ya no se interesaba en ocultarlo; llevaba varios días sin tocarla, sin estar con ella, no tenía palabras agradables, gestos cariñosos, nada, sencillamente la ignoraba desde su última discusión y e
En cuanto Chelsea sintió esa mano en su hombro supo que no se trataba de Gus, ella podría reconocer ese tacto en cualquier lugar del mundo sin importar el tiempo que pasara además, su olor era inconfundible, antes de girarse hacia él, antes de que él pronunciará una sola palabra ya ella sabía quién estaba a sus espaldas.El diálogo no hizo falta entre ellos dos, en cuanto sus ojos se encontraron supieron lo que estaban necesitando. Steve la tomó por su cintura y la logró poner en pie, ella rodeó su cuello con sus manos parándose en puntillas, dejó caer su cabeza en el cuello de él y siguió dando rienda sueltas a su duelo. Lloró, lloró con todas sus ganas, sacó de dentro de ella todo el dolor que llevaba y Steve se mantuvo ahí abrazándola, acariciando gentilmente su cabello una y otra vez.—Shhhh, tranquila Chel, todo va a estar bien —consiguió decir finalmente.—No, todo no va a estar bien, mi madre ha muerto ¿cómo es posible que haya dejado de existir en este mundo de un momento a ot
La sirena de la ambulancia, las voces de las personas gritando horrorizadas por lo que acaba de ocurrir genera caos en la autopista. Fred siente la humedad sobre su rostro, limpia con su mano y solo ve la sangre, por unos segundos pierde el conocimiento.El grupo de rescate baja, y logra sacarlo del auto amasijado con las vueltas que dio en la pendiente de casi cinco metros de profundidad. Las preguntas del paramédico lo aturden.—Señor me escucha ¿puede escucharme? —Fred se siente mareado, un dolor incesante en su muslos izquierdo lo mantienen en absoluto stress.—Mi pierna, mi pierna. —se queja, mientras sl paramédico coloca una dosis de analgésico bastante fuerte para tranquilizarlo.En tanto, en la clínica, Chelsea aguarda por la entrega del cadáver de su madre, era un deseo suyo, ser incinerada y que sus cenizas fuesen esparcidas debajo del gran árbol sembrado a la orilla del río en el pueblo donde vivió durante más de cuarenta años.Repentinamente escucha las sirenas y ve la amb