Desde que Chelsea se había marchado de su vida, Steve no hacía más que pensar en ella, no se había percatado de lo fuerte que eran sus sentimientos por ella hasta ese momento, pudo comprobar que no en vano decían “Nunca se sabe lo que se tiene hasta que se pierde”, en efecto, era el refrán más cierto que existía sigue la faz de la tierra.Pasaba noches en vela, reuniones completamente distraído, conversaciones ausentes imaginando cómo sería su vida en estos momentos si hubiese tenido el valor de dejar a Larissa y oficializar su relación con Chelsea, definitivamente ahora sería feliz y no miserable como lo estaba siendo.Últimamente, no era capaz de mirar a Larissa a los ojos, sabía que ella había sido la culpable del despido de Chelsea y eso lo irritaba cada vez más, la repudiaba demasiado y ya no se interesaba en ocultarlo; llevaba varios días sin tocarla, sin estar con ella, no tenía palabras agradables, gestos cariñosos, nada, sencillamente la ignoraba desde su última discusión y e
En cuanto Chelsea sintió esa mano en su hombro supo que no se trataba de Gus, ella podría reconocer ese tacto en cualquier lugar del mundo sin importar el tiempo que pasara además, su olor era inconfundible, antes de girarse hacia él, antes de que él pronunciará una sola palabra ya ella sabía quién estaba a sus espaldas.El diálogo no hizo falta entre ellos dos, en cuanto sus ojos se encontraron supieron lo que estaban necesitando. Steve la tomó por su cintura y la logró poner en pie, ella rodeó su cuello con sus manos parándose en puntillas, dejó caer su cabeza en el cuello de él y siguió dando rienda sueltas a su duelo. Lloró, lloró con todas sus ganas, sacó de dentro de ella todo el dolor que llevaba y Steve se mantuvo ahí abrazándola, acariciando gentilmente su cabello una y otra vez.—Shhhh, tranquila Chel, todo va a estar bien —consiguió decir finalmente.—No, todo no va a estar bien, mi madre ha muerto ¿cómo es posible que haya dejado de existir en este mundo de un momento a ot
La sirena de la ambulancia, las voces de las personas gritando horrorizadas por lo que acaba de ocurrir genera caos en la autopista. Fred siente la humedad sobre su rostro, limpia con su mano y solo ve la sangre, por unos segundos pierde el conocimiento.El grupo de rescate baja, y logra sacarlo del auto amasijado con las vueltas que dio en la pendiente de casi cinco metros de profundidad. Las preguntas del paramédico lo aturden.—Señor me escucha ¿puede escucharme? —Fred se siente mareado, un dolor incesante en su muslos izquierdo lo mantienen en absoluto stress.—Mi pierna, mi pierna. —se queja, mientras sl paramédico coloca una dosis de analgésico bastante fuerte para tranquilizarlo.En tanto, en la clínica, Chelsea aguarda por la entrega del cadáver de su madre, era un deseo suyo, ser incinerada y que sus cenizas fuesen esparcidas debajo del gran árbol sembrado a la orilla del río en el pueblo donde vivió durante más de cuarenta años.Repentinamente escucha las sirenas y ve la amb
La vida de Chelsea acababa de dar un giro de 180°. Primero la muerte de su madre y ahora Fred, acababa de sufrir aquel terrible accidente, por suerte estaba con vida. Aún recuerda las palabras de su prima culpándola de aquello que acababa de pasar. La pobre no había tenido tiempo de vivir el dolor por el duelo de su madre y ahora debía lidiar con la culpa por las consecuencias de aquel terrible accidente.¿Alguien podía ponerse por unos segundos en su lugar? ¿Alguien podía entender su dolor y frustración? Se había comprometido con Fred para poder olvidar a Steve, cosa que no resultó para nada. Se casó con Fred para que este pudiera recibir el dinero y poder salvarle la vida a su madre y ahora Susane estaba muerta, lo peor de todo era que tendría que seguir al lado de Fred, no podía abandonarlo en ese momento cuando él tanto la necesitaba.Se sentó en la cama donde su madre durmió dos días atrás, agarró la biblia que su madre siempre llevaba consigo, la abrió y dejó que las hojas se pa
—¡Doctor! ¿Por qué no puedo sentir mis piernas? —preguntó Fred, aterrorizado.—Señor Sielgman, es muy importante para su condición que mantenga la calma. Acaba de tener una operación bastante complicada en su pierna, lleva varios días acostado; a pesar de ello, no le voy a mentir tampoco, usted sufrió de una pequeña lesión lumbar, siempre existió la posibilidad de que algo como esto pasara a llevar de que lo habíamos descartado, sea cuál sea la causa, tenemos que hacer unas pruebas para asegurarnos de la razón y la connotación que ello podría traer. Dentro de nada estará nuestro mejor traumatólogo con ustedes, con su permiso —y sin decir más salió de la habitación.Fred estaba en un puro nervio, sentía terror solo con la idea de no poder caminar más. A Chelsea, la estaba matando verlo de esa manera, jamás lo había visto tan indefenso, tan pequeño y temeroso, era como si otra persona completamente diferente hubiese ocupado el lugar del Fred que ella había conocido hace meses atrás.Est
A pesar de que Larry había llamado a Gus para despedirse de él hacía ya varios días, todavía seguía en New York, no se había decidido a marcharse, no se podía ir quedando en malos términos con Gustavo, él se había comportado de forma maravillosa, le había dado en empuje que le había estado haciendo falta por allá y eso sin mencionar lo mucho que lo había apoyado emocionalmente y toda la paciencia que había tenido con él. Necesitaba tener su perdón, necesitaba irse sin tener cuentas pendientes, solo así su corazón estaría en paz consigo mismo al igual que su consciencia.Por segunda vez intenta llamarlo anhelando que Gus acceda a hablar con él, no tenía ni la más mínima idea que, del otro lado del teléfono, Gustavo estaba temblando, los nervios se lo estaban comiendo. Había pasado por muchas experiencias, había sido testigo de mucho sufrimiento y no podía dejar de decirte a sí mismo que la vida era demasiado corta para estarse reprimiendo, demasiado efímera para estar resentido con las
La situación de Larry con su padre y la noticia de la boda de Chelsea, sumen a Steve en el alcohol. Esa noche es su tercer wiskhy y aunque ha estado evadiendo a Larissa, ella es la única que puede escucharlo. No resulta fácil para él saber que su hermano menor es gay, mas no por prejuicios sociales sino emocionales. Ahora entiende a que se refería él cuando hablaba de lo difícil que era su vida, de tener que fingir quien realmente era para no decepcionar a quienes amaba.Escuchó el timbre sonar, y supuso debia ser ella. Por lo que aguarda a que la empleada se encargue de recibirla y hacerla pasar hasta la biblioteca, es el lugar donde Steve suele sumergirse cuando está agotado física o mentalmente. Esta vez eran ambas, el estrés de la oficina y la ansiedad de no saber que hacer con su vida lo agobian.—Buenas noches —entró Larissa, caminando hacia él de manera sinuosa—. Vine a ver para que soy buena.—Bienvenida. —extendió su mano con un trago que acababa de servir para ella. —Quiero
Chelsea llevaba días yendo a la empresa solo para supervisar que todo estuviera bajo control, pero con la terrible noticia de la condición de Fred, ahora deberá asumir las riendas de la empresa. De asistente, ahora era la CEO de la famosa Sielgman Emporio.Su llegada a la empresa como jefa del departamento ejecutivo provoca rumores por parte de algunos empleados que se sienten denigrados al tener que obedecer a quien días atrás, era apenas la asistente del CEO.—No puedo creer que el Sr Sielgman haya permitido esto —comentarios con notable irritabilidad el jefe del departamento de Recursos Humanos.—Eso se llama ser astuta. Llegó como quien no quiere la cosa, se acostó con el jefe y mira, ya es nuestra jefa. —dice con sarcasmo la CFO, Margaret Brown.—No voy a permitir que me esté dando órdenes —insiste Terry Blard al ver que Chelsea se aproxima a ellos.—Buenos días —ambos empleados responden.— Sra Brown, podria acompañarme a mi oficina, necesito conversar con usted.—Sí, Sra Sielgma