ALANA GERBERVerlo en medio de la gran sala no aceleró mi corazón como esperaba, pero la tensión en el ambiente era palpable. Jasiek se acercó hacia mí, su mirada escudriñándome hasta llegar directamente a mis ojos. Sus manos ascendieron hasta mi rostro, y yo instintivamente posé las mías en su cintura, anticipando un beso que nunca llegó. En su lugar, me examinó, detenidamente, su atención centrada en mi vestido. Sus dedos recorrieron mis mangas, notando la ausencia de heridas abiertas en mi piel. Sus cejas se fruncieron mientras su mirada escudriñaba el entorno.— Estamos solos, Izan está en su estudio —murmuré, aferrándome a su torso en busca de cercanía, pero él permanecía distante —, Jasiek, no sabes cuando quería verte luego de lo que paso. Sabes dentro de unos días volveremos a Boston, aunque aún no tengo la fecha exacta y podremos salir juntos y conversar mejor. Sonrió y le pido que se siente.— ¿Ya tuvieron sexo? Responde y dejamos esto hasta aquí, no te hagas la que no c
Jasiek, se revolcaba del dolor en una de las salas médicas. Pavel, luego de darle otra golpiza lo dejó tirado en la entrada de una clínica. Después de ser atendido, Jasiek llamó a su padre. Podía ver en la mirada de Alana que algo pasaba y estaba seguro de que sus sentimientos habían vuelto, pero lo que más lo aturdió fue ver a Izan de pie. Hubo momentos mientras crecía que su corazón lo traicionaba y sentía celos del amor y cariño que Alana sentía por alguien que la había dejado sin mirar atrás, pero luego recordaba que mi único deber era cuidar de ella por orden de su padre.—Mi heredero, mi hijo, dime que tienes buenas noticias, mejor aún, dime que ya viene en camino —su padre le dice con emoción, mientras de fondo suena música de su país.—Padre, no son buenas noticias, o tal vez sí, la verdad no sé. Ya no quiero seguir con esto, deja a Alana, puedes encontrar a otra chica pura e igual de hermosa. Yo te ayudaré, pero dejala. —Habla, ¿qué sucedió?. —Izan me ha dado una golpiza y
IZAN RIBEIRO♛Mis ojos no se apartaron de ella hasta que ya no pude verla más. La sangre hervía en mis venas, una mezcla de ansiedad y determinación. Sin perder tiempo, envié un mensaje a Pavel para que reuniera a todos mis hombres en el galpón y luego regresará para cuidar de Alana. Subí a mi coche, activando la llamada justo cuando empezaba a conducir.—¡Papi! —La voz alegre y contagiosa de mi hija irrumpió en la cabina.—Hola, amor. ¿Qué hace mi patito? —respondí, intentando ocultar la turbulencia que sentía dentro de mí.—Estoy jugando con Tobías. Mami no está en casa y Tobías me llevó a ensayar. Papi, te extraño, regresa por favor —suplicó con dulzura, y un nudo se formó en mi garganta al escucharla.Joder, solo escucharla, deseaba estar a su lado. Mi pequeña hija, pero Alana me necesitaba, no podía dejarla sola en este momento, pero mi hija también necesitaba de mi presencia, especialmente con la locura de su madre. Un error que me había dado un ancla a la felicidad, mi Ariel.
Alana entra al tocador y llena la tina, sus lágrimas caen sin piedad y el dolor se hace presente, no hay espejo para verse, pero se detiene en el lugar que estaba el que destruyó.«Eres hermosa, no eres defectuosa, eres especial, eres la joya más preciada — se repite una y otra vez en su mente. Marta llega, temiendo lo peor, pero Alana simplemente permanece mirando la pared —, eres una sobreviviente y tu madre es ejemplo de resiliencia, ella te entenderá, mi padre me perdonará» —Señorita, ¿no cierra la puerta, por favor? Yo espero de espaldas, pero no cierre la puerta...Alana sonríe con tristeza y se despoja de su vestido, dejando al descubierto su cuerpo quedando en ropa interior. —Izan curó de ellas, y no pienso volver a abrir la herida. Gracias, Marta.—¿Por qué, señorita?Alana sostiene las manos de Marta y deposita un beso en la parte superior.—Porque, a pesar de que le temes y dices miles de cosas sobre él, nunca lo has abandonado. Sé que él te tiene aprecio; solo pensó en t
Alana se vistió y se sentó en el borde de la cama, buscando el collar que Izan le había regalado. Al colocárselo, sus ojos se posaron con tristeza en su anillo de compromiso. Lo retiró de su dedo y lo guardó. Se dio cuenta de que la vida que había planeado no era la que realmente deseaba. Había seguido el camino correcto a los ojos de Jasiek, pero ahora que las vendas de sus ojos caían, veía que él la había manipulado a su antojo. Era culpable de sembrar en ella un sentimiento de desprecio hacia el hombre que la había amado como a una hija, el hombre que había arriesgado su vida por ella y su madre.Decidió buscar a Izan. Sus pasos eran lentos mientras sonreía al ver a Marta colocando los espejos de nuevo en cada rincón del castillo. La puerta de estudio de Izan estaba abierta, toca y entra sin esperar su respuesta, para encontrarlo sentado sobre su escritorio, sostiene su celular en su oído y su rostro cambia al verla y cuelga la llamada.—Ven — le pidió, extendiendo la mano para que
»Esperé cada una de ellas durante meses, y nunca me atreví a responder. Sus palabras eran diferentes. Ese ser no siente amor, lo sé. Lo viví en carne propia. Pero una parte fantasiosa de mí decía lo contrario, lo quería aunque él nunca me quiso —suelta una risa irónica—, pensarás que soy una estúpida, pero nunca recibí un gesto de cariño de parte de mi padre. Él era el señor y se le debía respeto.Limpia sus lágrimas.»Me esforzaba por odiarlo y no podía. Nunca lo odié. Le temía, y mucho, pero no soy capaz de odiar, ni siquiera a ti que me dejaste, podrías lograr tal sentimiento.Izan sentía un nudo en su garganta y apoyó su mentón en su coronilla, guardando silencio.»Hasta que deseé verlo, y mirar a los ojos al hombre que dañó la vida de mi madre y la mía. Al hombre que nos dejaba pasar necesidades. Dios, Izan, si supieras lo que es dormirse con el estómago vacío. Pero nada es peor que ver a tu madre llorar…—No continúes... Sé que te duele. No es necesario.—Sí lo es. Falta lo peor
La tensión se esfumó del castillo, y vivieron unos días que parecían un espejismo, algo irreal. Cada día avanzaban un poco más en su amistad, y sobre todo, ese sentimiento que habían ocultado bajo llave durante muchos años cobraba más fuerza. Pero Izan tenía claro que no era un cuento de hadas. Debían enfrentarse a su padre, resolver el negocio que tenía en Rusia con el desquiciado ruso, proteger a Alana y alejar a esos árabes de ella.No volvieron a besarse, no porque no quisieran, sino porque un beso no sería suficiente para saciarlos. Alana avanzaba un poco más cada día, pero algo la perturbaba, y ya no era Jasiek. Sino ver a Izan conversar por horas por teléfono. Quería saber por qué no era sincero con ella. No quería lastimarse más, así que ese día se levantó decidida y bajó las escaleras. Pavel se puso de pie al verla y asintió hacia ella.—Puedes sentarte, Pavel. No es necesario que te levantes —le dijo, e Izan extendió su mano hacia ella, llevándola a su lado y dejándo un beso
ALANA GERBER Regresar a casa era lo que más deseaba, pero ahora, no sé qué pasará con esto que crece entre Izan y yo. Si Jasiek era un NO, Izan lo será mucho más. Tal vez me estoy apresurando, sí, tal vez sí. Él mismo ha dicho que no quiere ninguna relación, y lo mejor será poner un stop a esto que poco a poco agarra más fuerza dentro de mí, algo que quise mantener bajo tierra, bajo llave, bajo escombros, pero cuando las conexiones van más allá de lo físico, es imposible hacerlas a un lado.Mientras vamos en el avión, Izan sostiene mi mano y su mirada me escudriña por completo. No ha dicho nada de mi ropa.—Deja de mirarme así —le digo, mirando por la ventanilla, mientras sus dedos hacen círculos en la parte superior de mi mano. Sus caricias son tan tiernas y delicadas, pero sé que dentro de él debe estar contenido.—Te queda hermoso el vestido —susurra en mi oído, y mi piel se eriza—, quisiera verlo mejor si te quitas ese sobretodo.Lo miro a los ojos mientras ajusta su corbata, not