Capítulo 1
Yeray nació ciego, y Aiden se lamentó por eso. Siempre sintió que era su culpa el que eso pasara, que su hijo estaba pagando por algo que nunca debió de hacer por su hermano. Todos sus conocidos conocían la versión; que siempre fue el típico omega que con una sonrisa angelical conseguía lo que deseaba en su vida, pero eso cambió cuando se dio cuenta de que con el sexo seguro podía conseguir las cosas materiales que deseaba, hasta que en un momento dado de su vida, decidió ponerle fin a su principal fuente de ingresos, a su padre. Después de haber conseguido una buena follada, lo mató a sangre fría sin ningún escrúpulo y con ayuda de su hermano.
La misma basura que se contó por años en la prisión, algo que no era cierto. Aiden vivió una vida miserable a manos de las personas que debían de protegerlo, cuando Frederick investigó su pasado cuando llegó a la casa, le dieron la versión que rodeaba la prisión y tiempo después investigó lo que en verdad había pasado. Ahora años después, tenía a cuatro cachorros y dos más en camino que eran su adoración sin importar lo que en verdad pasara. Porque Mathew era su hijo
Cada día miraba a su hijo crecer y convertirse en alguien fuerte que lo salvó de morir a manos de su hermano. Casi se pone a llorar cuando lo vio salir de su casa con varias maletas y mudarse lejos a terminar de cumplir sus sueños, crecen tan rápido.
Después estaba su pequeño y sabio omega Yeray. Quien siempre trataba de siempre sonreír a pesar de que no tenía nada que dar o hacer por la vida.
— Es momento de irnos, príncipe — Aiden arregló el cuello de su camisa — Estás muy guapo.
— Siempre me dices eso — tomó una de sus manos — Pero no siempre podrán cuidarme.
— Yo no, pero Frederick si — tomó la mochila de su hijo — Le diré a tu padre lo que escuchaste.
— No, seguro fue algo que...
— Nada, jovencito — Yeray pateó el piso — No hagas rabietas, estás grandecito como para hacer ese tipo de cosas.
— Es la verdad, mamá — bajaron las escaleras — Creo que escuché a tus demás hijos llamarte.
— Que buen intento — le dio un último beso — Nos vemos más tarde, si tienes que hacer tareas...
— Traerlos aquí, anotado y aprendido.
Cuando llegó a la escuela era lo mismo y lo mismo, sus supuestos compañeros de clases se burlaban de su discapacidad. Hasta que antes de poder dar un paso sobre los escalones, unos chicos tumbaron sus libros, y le quitaron su bastón.
Se dejó caer al piso sin poder hacer nada, hasta que escuchó unos golpes a su alrededor y unas fuertes manos que lo ayudaron a colocarse de pie. Fue hacia donde estaba el omega y lo ayudó a colocarse de pie, con todas sus en orden.
— Gracias — susurró el omega, hasta su voz le parecía angelical y eso le desagradaba.
— Sólo no vuelvas a meterte en problemas — se quitó el polvo imaginario.
— Si, eso haré — sin más volvió a su camino hacia su salón de clases.
Su corazón latía mucho, al fin pudo sentirlo cerca de él, y al menos poder decirle unas cuantas palabras, aunque su patética huida fue el detonante para sus mejillas se encendieran. Buscó tocando las paredes su lugar de siempre y lo tentó para prevenir que alguien no le haya puesto algo.
— Hola, nuevo amigo — Yeray se quedó mudo — ¿Ahora no habla, fenómeno?
— Colton, déjalo — el chico a su lado se puso de pie — Eres tan débil, por esa razón los omegas están por debajo de nosotros.
— Hay un omega que si desea puede matarte... así que no lo diría de esa forma — dijo, en voz baja — No sé qué les hice.
— El simple hecho de ser ciego — era la misma voz que lo ayudó con sus cosas esa mañana — Déjame hablar un momento con él, Colton.
— No quiero hablar...
— No te lo estoy preguntando, fenómeno — Yeray frunció los labios, detestaba a todos en esa escuela y más cuando le ponía ese tipo de sobre nombres — ¿Por qué estás aquí?
— Por nada en particular, vine a estudiar — jugó con sus dedos — No le encuentro nada de malo a eso.
— Tiene muchas cosas malas, pero como eres ciego no las ves — le dio un golpecito en la frente — Los omegas son débiles.
— Quiero estar solo — sus manos comenzaron a temblar — Por favor.
— Eso está por verse — se puso de pie — Nos veremos por ahí, fenómeno débil. Será un año muy divertido.
Las cosas siguieron por más días, los insultos iban y venían pero ya con menos intensidad que antes. Yeray no sabía porque, pero al menos ya nadie iba tirando sus libros por ahí. Estaba en su salón de clases, con la cabeza agachada, nunca salía de ese lugar, no tenía amigos y su vida social no era la mejor de todas.
El timbre sonó y tomó sus cosas, y las fue colocando en orden.
— Ven, te ayudo con tus cosas — antes de que pudiese decir que no, uno de los chicos que lo había ayudado hace unos días le quitó sus libros — Soy Ezra.
— Yeray.
— Lo sé, mi hermano habla mucho de ti — Yeray sacó su bastón.
— Me imagino que son las mismas cosas que todos hablan de mí — dijo, triste.
— Bueno, eso es algo que debes de investigar por ti mismo — le pasó nuevamente sus cosas — Ya vinieron a buscarme, espero que podamos ser amigos.
— También yo — los brazos de su padre lo rodearon y luego lo sintió tenso cuando una presencia se puso detrás de ellos.
— Eliot.
— Frederick.
Frederick tenía una enorme sonrisa en su rostro, sin duda jamás pensó que su hermano caería en sus garras después de tantos años. Estaba en su territorio y eso era algo inevitable.
— ¿Se puede saber qué demonios haces en éste lugar? — preguntó Eliot, colocándose frente a sus hijos.
— Esa pregunta te la debo de hacer yo, hermano mayor — se pasó la lengua por los labios — Estás en mi territorio.
— ¿Eres el dueño de Montenegro? — preguntó, incrédulo.
— Es que no lo estás viendo — señaló todo a su alrededor — Es mi ciudad y tú estás aquí huyendo, como lo estarás el resto de tus días.
— Esto debe de ser una pésima broma del destino, no puedes estar hablando en serio — se acercó a él — Vine a caer en manos de la persona que desea matarme.
— Oh, no — se llevó una mano al pecho — No deseo matarte, no vales la pena, hermano mayor — colocó uno de sus brazos alrededor de su hijo — Ya lo vales mi tiempo, por si no lo sabías tengo una familia ahora.
— ¿Es su hijo mayor? — preguntó Jace, colocándose al lado de Eliot, junto con su hermano — ¿Su primer hijo nació ciego?
— Si lo vuelves a decir con burla, créeme que tu padre no podrá salvarte de lo que te haré — gruñó — Están en mi territorio y con mi familia no se metan.
— Contrólate, Jace y deja tus burlas para la casa — dijo Ezra.
— Y respondiendo a tu pregunta, es mi segundo hijo — le dio una sonrisa de boca cerrada.
— No sabía que te habías casado — Eliot se posicionó frente a su hermano — Espérenme en el auto, es una orden, niños.
— Ahora éste anciano nos dice niños — Eliot casi logra que su hijo caiga al suelo — Es lo que dice mamá.
— Morirás por siempre llevarte de lo que te dice Michael, ahora lárgate — le dio otro golpe.
— Entra, amor — le abrió la puerta a su hijo, enciende la calefacción o el aire acondicionado.
— Tiene que ayudarlo, recuerde que engendró un hijo ciego.
— Por el diablo que está en el inframundo, Jace. Cállate — Eliot se sentía exasperado por su hijo — Ahora si podemos hablar.
— Supongo que no hay nada de qué hablar, hermano — Frederick cerró la puerta de su camioneta — Ya todo se quedará como estaba, ya te perdoné por lo que pasó en esa isla con nuestros padres, entendí que la culpa fue de nuestra madre y de nadie más.
— Las cosas no quedaron como...
— Si lo dices por lo de tu pareja, olvida eso — lo detuvo — Ya han pasado años desde que pasó eso y como dije no hay rencores.
— ¿Con quién te casaste? — La mirada de su hermano cambió a una de burla total — ¿Te casaste con Aiden? ¿El mismo Aiden que estaba en la prisión conmigo?
— Si haces la pregunta que ronda tu cabeza te pego dos disparos aquí mismo, Eliot y no estoy bromeando — Eliot lo miró en silencio — Si, me casé con él, Yeray es mi segundo hijo y el primero lo tuve mucho antes de conocerlo y como sabes, tengo el don que muy pocos tienen de vivir por toda la eternidad.
— Si, ya me di cuenta, pensé que te vería más viejo con eso de que no creías en las almas gemelas, me enteré que fue por lo que pasaste con tu primera pareja — Frederick suspiró — ¿Es un tema delicado?
— No es el momento de hablar, estoy seguro de que tus hijos podrán leerme los labios — metió sus manos en los bolsillos del pantalón — Me tengo que ir, fue un gusto verte aquí, hermano mayor.
— Lo mismo digo, hermano menor — imitó su acción — ¿Podemos algún día vernos y conversar?
— No creo que sea bueno — sonrió, triste — De la misma forma en la que Aiden le hizo daño a tu pareja, pero lo que le hiciste a Aiden fue peor y eso es algo que no puedo perdonar.
— Pero...
— No hay peros, te perdoné por lo de nuestra madre, pero nunca te detuviste a preguntar porque Aiden hizo eso con tu alfa — Eliot se mantuvo en silencio — Eres mi hermano, pero tengo una familia por la cual velar.
— Aiden no era un santo y tampoco se merecía compasión alguna. Se merecía eso y más.
— ¿Alguna vez tuviste sexo con Aiden estando en sus cinco sentidos?
— No, siempre estaba con algo en su sistema — recordó — Eso no tiene nada que ver.
— Acabas de darte la respuesta — abrió la puerta del piloto — Mantén a tus hijos lejos del mío y no habrá una masacre... le tocan un solo cabello a Yeray y los mato con mis propias manos —Cerró la puerta con un fuerte golpe, logrando que el omega diera un salto en su lugar.
— ¿Está todo bien, papá?
— Si, ¿Hablaste con tu mamá? — le dio una última mirada a su hermano, quien subía a su carro.
— Si, no supe que decirle que viste a tu hermano era lo correcto.
— Está bien, gracias.
Eliot apretó los puños contra el volante, se sentía cansando de todo. Una opresión en su pecho le indicaba que algo no andaba bien y tenía una idea de eso. Sus hijos se mantenían en silencio, Ezra se mantenía en el chat con Zac.
— ¿Por qué molestas a ese omega, Jace?
— Por qué está enamorado, papá — respondió Ezra, sin dejar de ver su teléfono — Estúpido Zac.
— El amor de tu vida te dejó tirado — lo molestó Jace — Y no me gusta ese ser inservible, ¿Cómo me puede gustar ese omega ciego? ¿Es qué no ven que soy alguien muy especial e inteligente?
— Tan inteligente que molestas a ese omega — se burló su hermano — Ya quiero ver tu cara cuando le pida una cita.
— No te harás eso.
— Es mi mismo que acabo de decir — le guiñó un ojo a su hermano — Síguelo negando como lo estás haciendo y sabrás lo que se siente estar enamorado.
Eliot se mantenía en silencio escuchando la conversación de su hijo, no sabía su era buena idea contarle a Michael lo que estaba ocurriendo. Se mantuvo en silencio y no habló cuando llegaron a la casa, sus hijos tampoco lo hicieron. Todavía no conocían esa parte del pasado de sus padres como para tocar ese punto.
Al día siguiente, Jace ajustaba mejor el pantalón en su cuerpo, desde que se habían mudado hace años a ese país, sus padres se habían mantenido a bajo perfil, hasta que Eliot decidió que era momento de hacer que su empresa fuera a otro lado del mundo. Ahora estaba en la misma escuela que ese niño que tanto le irritaba, veía a su hermano ya Ezra caminar hacia él y ayudarle con sus libros y demás útiles.
— Te tengo una apuesta — Colton llegó a su lado junto con Theo — Es algo que llevo pensando desde que llegó ese omega al que tu hermano ayuda ahora.
— ¿Qué es lo que tienes en mente? — preguntó, sin dejar de mirar a Yeray caminar con ayuda de Erza.
— Si ganas, te daremos lo que desees — Theo sonrió, maléficamente — Si ganamos nos darás lo que nosotros deseemos, sin queja alguna.
— Eso es pan comido, ¿Qué es lo que tengo que hacer?
— Desvirgar al omega ciego y grabarlo para enseñárselo a toda la escuela — dijo Colton.
— Trato.
Capítulo 2Yeray no confiaba del todo en sus nuevos amigos, pero al menos nadie lo había molestado con palabras hirientes. Eso sólo se debía porque estaban juntos en muy pocas clases. Estaba encogido en su lugar, no sabía cómo podía relacionarse con las personas de su entorno.— Aquí tienes — Zac colocó un plato con algunas frutas sobre la mesa — Tiene fresas, guineos y piñas — tomó la mano derecha del menor para colocarle un tenedor — Y un jugo de limón, tal y como lo pediste.— Gracias, eres muy amable — dejó su bastón a un lado — No creí fueras a buscar todo esto.— No es nada, por algo eres nuestro mejor amigo — Erza estaba en su teléfono — Al fin lo logré — le mostró su teléfono a Erza — Ya estamos en la misma aula que tú y mi hermano.— ¿Cómo hiciste eso? — Yeray comenzó a comer — Ya se escogieron las aulas.— Lo sé, pero como me gusta ver a mi hermano enojado con el mundo — se encogió de hombros — Como lo está ahora, junto con
Capítulo 3Aiden estaba sentado junto a Yeray en la cama, bueno el omega menor estaba durmiendo y él estaba acariciando su cabello negro. El pequeño omega había caído rendido desde que subió a la camioneta de Frederick.El omega mayor, podían sentir que algo le está en ocultando tanto Yeray como Frederick, no podía ser cierto que los pocos días que su hijo se había ido a la escuela, regresara teniendo esas crisis o que estuviese llorando. Frederick estaba con los demás cachorros corriendo por el bosque, el mismo donde había llevado a Mathew cuando era pequeño.— ¿Mamá? — Yeray olió la mano de Aiden, quien se mantuvo en silencio — ¿Por qué no hablas conmigo?— Eres igual que Frederick — dejó de acariciar su cabello — Me ocultan cosas que al final terminan diciéndome.— ¿Qué? — El menor se sentó en la cama — No te estamos ocultando nada, mamá. Además, sabes que papá nunca te dice mentiras.— Claro que me las ha dicho al igual que tú —
Capítulo 4— Me mandó a la friendzone — le dijo Jace a sus amigos, de forma dramática — ¿Quién se cree ese ciego de mierda?— Debió de ser algo digno de ver — se burló Theo — Por lo visto ese niño tiene agallas y muchas, pero al parecer tus encantos no tuvieron efectos en él.— Créeme que si no es por las buenas, será por las malas — entró a la cafetería — Ese niño no sabrá quién lo golpeó — se detuvo frente a un letrero — ¿Quiénes de ustedes andan con un lapicero?— ¿Qué pretendes hacer? — Colton le pasó un lapicero.Había una visita Kenia, específicamente en Nairobi, pero eran en parejas. Vio su oportunidad de vengarse de Yeray, por lo que escribió el nombre de hombres. Si se ganaban el puesto de entre las diez parejas, el omega no podría negarse por más que deseara hacerlo, eso haría que sus notas bajaran un treinta por ciento. Pero, si iba, subirían.— Listo — se pasó la lengua por los labios — Veremos cuánto dura después...
Capítulo 5Michael estaba en la habitación que compartía con Eliot, bueno la que compartía anteriormente, pues el alfa mayor dormía en la de invitados desde hace unos días. Estaba encerrado, puesto que estaba sólo en casa y tenía a uno de sus hijos pasando su primer celo. Había estado analizando la situación, su hijo Jace estaba cometiendo los mismos errores que él en el pasado.— Mamá, ya me voy — Jace entró a la habitación, y Michael se seca las lágrimas rápidamente — ¿Estás bien, mamá?— Sí, estoy bien — le sonrió, a medias — ¿Tu hermano está dormido?— Si, se durmió hace un rato — se sentó a su lado — Le di una camiseta de Zac que robé de los vestidores de la escuela — Michael lo miró confundido — Zac fue el primer celo de Ezra, mamá. Su cuerpo no pudo seguir resistiéndolo y terminó por aceptarlo antes de cumplir los dieciocho. — Pero...— Sabemos que han crecido juntos, han estado en todo juntos. No veo nada de malo en que ambo
Capítulo 6Michael observó como Eliot entrababa a la casa desde la habitación de Ezra, quien aun abrazaba como si fuera su último aliento de vida a esa prenda de Zac. Las cosas en esos días estaban realmente tensas, Eliot ni le hablaba para nada que no fuera relacionado con las cosas de la casa. Jace era su reflejo de cuando tenía esa edad, pero no tenía la menor idea de cómo hacerlo.Estaban en un país al que habían llegado huyendo una y otra vez por lo que hizo por culpa de su padre, y que le costó más de una vez el amor que su madre le tenía sin importar los errores que cometió. Se colocó cerca de la puerta al escuchar los pasos de Eliot, le hacía tanta falta que en esos días se pasaba las noches llorando.Salió de la habitación de su hijo y caminó a la principal, pasando sus manos por su vientre, el cual estaba cada día más grande. Se dejó caer en la cama, abrazando la almohada que se había robado esa mañana y que se olvidó de devolver a su lugar. No
Capítulo 7Zac dejó que Ezra quitara su camiseta sin ningún tipo de resistencia. El celo del otro alfa lo tenía cegado y lleno de placer.— Ezra, espera — puso distancia entre ellos colocando sus manos en su pecho — No estás en todos tus sentidos para no decir en ninguno — susurró — Sólo vine porque me mandaste unos mensajes.— No te puse ningún mensaje — mordió el labio del otro — Pero no importa, te deseo.— No, no está bien — gimió — Por Dios, detente.— No — metió una de sus en los pantalones del otro alfa — Sé que quieres esto al igual que yo, no te resistas a mí.— Esto es un error...— Error seria el no hacerlo — lo atrajo hacia él — Nadie nos escuchará, mis padres deben de estar en su mundo... y nosotros debemos estar en el nuestro, ¿No es algo genial?— Nunca hemos hecho esto — se dejó caer en la cama — Bueno, sólo una vez.— Habías dicho que te parecía extraño y que no lo volveríamos hacer — besó su pec
Capítulo 8Zac estaba sentado lo más alejado posible de Ezra, si se acercaba lo golpearía tan fuerte que no sabría donde quedaría su nariz o parte de su rostro. Tantos años de amistad echados a la basura por una calentura.Ni siquiera sabía cómo podía considerarse su amigo. Aunque, él también tenía la culpa en todos los sentidos por dejarse llevar por el celo de Ezra. Ahora, estaba seguro de que el otro alfa debía de estar burlándose de él por caer en sus encantos.El timbre sonó y el recogió sus cosas de forma lenta, esperando que el otro saliera primero.— Zac, tenemos que hablar — el mencionado bufó — No te pongas así, no puedes tirar los años de amistad a la basura como si nada.— No lo estoy haciendo, simplemente estoy colocando nuestros espacios. No deseo tenerte cerca y creo que tus padres te lo dijeron — siguió entrando sus útiles — Olvidemos lo que pasó el viernes.— No, no lo haré — se colocó frente a él — Sé que lo que hic
Capítulo 9— Esto es algo que no me esperaba... — fue todo lo que dijo — Yo... sabía que éste día llegaría, pero no creí que tan rápido.— No estás enojado — dijo, en voz baja — ¿Estás enfermo?— Estoy bien — se encogió de hombros — Es normal, pero no estoy del todo de acuerdo con esta relación. No me gusta que tengas novio todavía, apenas entras a la escuela.— Pero... hay algo que no sabes — siguió comiendo de su helado — Somos novios falsos, así que puedas alejar tu mano del arma de tu cinturón, no creí nada de lo que dijiste.— ¿Me iba a disparar?— Si, lo iba a hacer — Frederick afirmó lo que dijo su hijo — No me gusta que estén cerca de él, y tú todavía no me das buena espina.— Es un buen actor — dijo, nervioso — Nos vemos mañana, cuídate.— Vamos a casa — ayudó a su hijo a subir en el asiento de copiloto — ¿Cómo estuvo tu día?— Estuvo bien... ¿Seguiremos con mis pruebas?— ¿Para que las necesitas?