—No es malo, puedes decir que lo tuyo no se lo debes a nadie, además eres modesta, no te veo por allí alardeando en las redes ni posando desnuda para revistas como han llegado a hacer otras artistas después de hacer su debut. Sophie se cubrió el cuerpo con los brazos ante la idea de que la atrevan a hacer posar para una revista donde se deba mostrar desnuda. —No gracias —respondió. —Vale, además ahora tiene dueño. —Las pupilas de Sophie se dilataron cuando abrió los ojos con bochorno. —Él no es mi… —Su voz se cortó antes de que pudiera decir lago, ¿qué iba a responder? Se quedó callada y miró para otro lado evitando que se note directamente el rubor de su cara. «¿Qué se supone que debo decir?… Prácticamente me rechazó» No tuvo tiempo de formular bien una reflexión sobre ello. En ese momento, Sebas llegó mientras limpiaba sus manos en un pañuelo antes de guardarlo en un bolsillo de su chaqueta. —Lamento la tardanza, una de las entregas traía botellas rotas y al destaparlo me manc
Sophie ya no quería seguir escuchando nada de eso, quería irse. Un amargo revoltijo estrujaba su cuerpo por dentro oprimiendo sus entrañas. —¿Qué piensas hacer si eso sucede? —Sophie alzó la vista hacia Layla, desconcertada de qué decisión podría tomar, el cómo reaccionaría a ello era un tema desconocido, pero al mismo tiempo obvio y doloroso. »Lucyan ya una vez se negó a ello cuando se comprometió con Haley. —Sophie miraba confundida a Layla, ¿Lucyan y su hermana se habían casado por ese motivo? Explicaría lo apresurado de casarse tan pronto aún tan jóvenes. —¿Cómo que decidió comprometerse con Haley por eso? —Cuando estaban juntos si no se hubiera casado con ella antes los hubieran hecho separar —respondió—, Lucyan es un Novak, su familia se toma muy en serio las conexiones matrimoniales, no aceptan a cualquiera. —¿Dices que mi hermana para ellos fue cualquiera? —habló con un brote de enojo. —No en realidad, como no la conocían podrían haber hecho separarlos antes de que se con
En su mente pensaba, si tan solo Lucyan hubiera podido ser más abierto y menos desconfiado y receloso. Como lo era Sebas; afectuoso, alegre, y juguetón a veces. Pero en realidad detrás de ello, Sophie no quería que él cambiara nada de eso, porque lo hacía ser quién él es. Como en un frágil cristal ante el mínimo roce de un pequeño golpe, esa idea se volvió una pequeña grieta desapercibida que en algún momento abriría una fisura entre lo que pensaba. Algo que podría convertirse en una futura confusión. Esas dudas y emociones contradictorias creaban una distorsión en sus ideas. Nublaban su conciencia abriendo abismos dentro de la poca estabilidad que había logrado mantener dominada. Al irse a dormir llevó con ella esas emociones en el inconsciente. Poco a poco sus sueños fueron tomando forma cuando cayó en el entorno de surrealidad etérea que era su mente en ese momento. Tuvo una serie de sueños irreconocibles sin orden, disparejos y en caos que se descontrolaban como la marea de una
La mirada de Lucyan cambió al verla, estaba perplejo y el mundo se detuvo por completo. Su disgusto se había esfumado, sus ojos no se apartaban de los de ella. Lily se paró junto a Layla al mismo momento que volteó a verla, también se reía en silencio disimulando e hizo un ademán moviendo a los lados su mano, Layla se encogió de hombros como respuesta. La expresión atónita y perpleja de Sophie, bastaba para que eso le paralizara el mundo y se quedara congelado contemplando su mirada, atento de sus grandes ojos cristalinos, sonrojadas mejillas y cabello suelto cayendo ondulado por su espalda. «Está aquí...» fue lo único que él llegó a pensar mientras la veía de pie frente a él. En ese momento parecía que un abismo los separaba. Aunque por impulso, tenía el instinto de ir más cerca. Había algo que le frenaba los pasos de hacerlo. Sophie parecía dudar las cosas anteriores y querer ir donde Lucyan estaba. Seguía ardiendo con fuerza en ella la intensidad de querer verlo como estaba ahor
—Permítame la siguiente pieza. —En los fríos ojos de Lucyan, así como también en los de Sebas, destellaban los brotes de una evidente rivalidad. —¿Lucyan?, ¿pero qué…? —murmuró Sophie desconcertada, mirando la situación que pasaba ante ella. —Por favor, permítame bailar la siguiente pieza con la señorita —repitió Lucyan de modo firme con voz segura, actuando con formalidad y educación a pesar de el ronco gruñido que se mantenía prisionero en su garganta. Sebas parecía igualmente disgustado, Layla desde el lugar donde estaba observaba con interés y atención el momento llena de intriga, mientras permanecía en su rostro esa sonrisa que había llevado desde que todo empezó. —Lamento decirle que no me agrada la idea —respondió Sebas. —Y yo no estoy dispuesto a escuchar un no como respuesta. —La forma que se fulminaban con la mirada los hacían parecer dos lobos peleando por una oveja. —¿Qué rayos haces Lucyan? —Sophie se giró y trató de irse de allí, incómoda por la situación que pasaba
Los barrotes de aquella oscuridad infinita que lo aprisionaban en sus fauces le impedían moverse, esa pequeña y diminuta luz permanecía cerca; flotando sobre él, más allá de los barrotes. Miraba al piso bajo sus pies ignorando aquellas chispas revoloteando a sus espaldas. Se daba cuenta de que se encontraba allí con él, debido al reflejo que emitía sobre su persona, era una luz cegadora y tranquila, pero se hallaba donde no la podía tocar, tan cerca y tan lejos a la vez. La podría alcanzar con su mano si la extendía, pero se lo impedían las tinieblas que lo envolvían. Le pareció escuchar la voz familiar de alguien al llamarlo y vio levemente el rostro de una persona conocida, despertó sin saber quién fue la persona que había visto en sus sueños, pero se daba una idea, por ese motivo siempre le daba a aquella luz la espalda, intuía de quién se trataba. Se frotó los ojos y fue caminando hacia el balcón, contemplando la penumbra de esa madrugada. Habían pasado un par de días desde que
Tras levantarse nuevamente por una pesadilla, esa mañana se encontraba detrás de su propiedad, recargado en la cerca por uno de los costados del invernadero, llevaba allí desde el alba, había pasado la noche previa pensando en muchas cosas hasta que finalmente determinó una resolución. Ahora mismo tenía una expresión nebulosa, permaneciendo inmutable ante la brisa gélida de la mañana. —Mírate, tienes aspecto lamentable —se quejó una voz detrás de él. Por un momento se sintió esperanzado al escuchar lo que parecía un regaño bastante familiar a sus espaldas, pero se llevó una decepción al ver que se trataba de Layla. Su mirada cambió de una fugaz alegría a disgusto inmediato y reproche, Layla se percató de ello y alzó las cejas. Parpadeó inocente un par de veces haciendo revolotear las pestañas burlándose de él. —¿Qué?, ¿no te alegras de verme? —La mueca de gruñido de Lucyan fue respuesta más que suficiente—. Oh… Esperabas otra persona —dijo ella tras comprender por una conjetura—, p
Su fugaz presencia lo había hecho sentir tan feliz que le dolía recordarla, por como se hallaba ahora en un momento que era todo lo contrario. Suspiró y bajó de la cama para salir de la habitación, todo estaba en silencio. Su personal ya debían haberse ido a dormir, no se escuchaba ningún ruido en toda la mansión, admitía que en ese momento se sintió mucho más lejano y desolador, de manera incómoda tal como habría de parecer una casa abandonada. La ausencia de todo sonido hacía más pesada y difícil la solitaria oscuridad. Fue hasta el salón, hacia su piano. Necesitaba distraer su mente con algo, si volvía a dormir era lo más probable que comenzara a soñar con ella de nuevo. El resto de la noche lo pasó en el piano, por más que se intentaba enfocar en lograr olvidarse de esos sueños no lo conseguía. Tampoco podía concretar nada, aún seguía sin que sus dedos lo obedecieran correctamente y detenía abruptamente sus melodías con una estridente nota en el piano. Se terminó desvelando int