Cuando ya estaban avanzando por la carretera, Sophie se había olvidado de todo alrededor mientras su atención estaba puesta únicamente en el panorama de el camino.—Es muy bello... —susurró en voz baja, mirando los extensos pastos y las casas del campo que pasaban de largo en la carretera, veía a los niños jugar en ellos y algunos de los campos donde algunos caballos pastaban cerca de establos.Layla la escuchó y soltó una breve risa. Durante todo el camino, Sophie había llevado una mirada apagada, pero ahora sonreía embobada como niña en un paseo.—Te va a gustar tu estadía aquí. —Se volteó por sobre su asiento para hablar con ella—. Bien Sophie prepárate para ver lo más bello de nuestro pequeño rincón de Rumanía —avisó en cuanto llegaban a una pintoresca comunidad con casas de arquitectura antigua mezclada con la moderna.Estaban tan bien conservadas que daba la sensación de estar retrocediendo un par de años en la historia y encontrarse en uno de los cuentos míticos que leía cuando
—Me sorprende que sean hermanos, no se parecen. —Sophie había estado hablando de forma distraída el último par de minutos con la expresión distante.—Los padres de Lily, prácticamente son mitad y mitad, ya que los Novak solo se relacionan con personas de gran importancia, el padre de Lily se casó con una mujer de Alemania que también provenía de una casa familiar de renombre.—Oh…—Aunque ella solo sacó de su madre el color de ojos, todo lo demás es de una Novak por donde la mires. Anatoly sí se parece en un aspecto a su madre, el mismo cabello y los mismos ojos, pero con el privilegio de el porte de un Novak. —Le dio con el codo a Sophie antes de guiñarle un ojo.»Como Lucyan.—Eh, bien… —murmuró con una sonrisa nerviosa, sí lo había notado un par de veces y sabía a qué se refería ella, Layla no ignoraba las veces que ella se quedaba embobada soñando despierta mientras veía fijamente a Lucyan.»Si son primos, ¿porqué la diferencia de clases entre ellos?, ¿no deberían ser lados iguale
Finalmente llegaría, ese día que tanto había esperado finalmente había llegado. Cada vez estaba más cerca de poder estar ahí, con cada kilómetro que avanzaba por el camino en su vehículo, era un kilómetro más cerca de su destino, pronto vería a su hermana, ya había pasado un largo tiempo desde la última vez que pudo verla. Estaba ansiosa de poder reencontrarse. El tiempo lejos de ella se sintió más largo al no verla en persona, tan solo llamando en ocasiones. Tarareando una melodía mientras observa el camino, fue interrumpida por el sonido del teléfono en su bolsillo. Sacándolo con la mano y colocando el altavoz lo dejó a un lado de ella devolviendo su mano al volante. —Diga —habló esperando una respuesta. —Es bueno oír tu dulce voz —se escuchó una voz masculina al otro lado de la llamada—, dime una cosa, ¿cuándo pensabas avisar que ya habías llegado? —Deberías de ser el que más pronto se entera, eres mi agente. Aunque resaltando la redundancia en realidad lo has hecho, a nadie avi
Al ir bajando las escaleras, Sophie no le quitaba los ojos de encima, mientras ella seguía poco a poco hasta que habían llegado a la planta baja. En cuanto Rose la vio se alarmó y soltó una taza que llevaba en la mano. —¡Señora! —Se asustó, pero de inmediato Haley le sonrió y negó con la cabeza—. Debería estar en cama, si se esfuerza su condición... —Esta bien Rose, solo voy afuera un minuto, quiero ver el atardecer con Sophie. —Rose no puso queja, pero sus ojos mostraron la preocupación que no podía mencionar. Sophie y su hermana salieron por la puerta, mientras que a Rose con la mirada triste se le humedecían los ojos. A ella la vio una chica joven, otra de las sirvientas de la casa y un mayordomo que se acercó a verla. —¿Qué ocurre? —le preguntó viéndola casi al borde de las lágrimas. —No es nada, no ha pasado nada —dijo Rose, dándose media para agacharse a recoger los trozos rotos de la taza. Mientras la muchacha y el mayordomo la veían en silencio. Su gesto les decía todo. A
El largo camino de regreso a su casa transcurrió en un paso más lento que al recorrerlo temprano para llegar allí, aproximadamente eran poco más de las ocho de la noche cuando volvió a poner los pies en su apartamento. A pesar de haber estado más temprano allí cuando llegó solo unas horas antes, ahora le pareció muy lejano, casi de otra vida. Estaba tan inmutable y en silencio como al principio de varios meses atrás cuando salió a su gira dejando todo en un estático vacío intacto. Un par de toques a su puerta la hizo ir a ver quién podía ser, al abrir se halló de frente con Lucy, su vecina y una de sus amigas de su circulo social clásico. —Sophie no me lo puedo creer que llegas después de tanto y lo primero que hiciste fue salir disparada en un pitido. La chica de mas o menos la edad de Sophie tenía los brazos cruzados mirándola con la cabeza inclinada a medio lado. Su cabello castaño caía liso y le llegaba hasta la espalda, su estatura apenas más alta que la de Sophie no destacaba
—Aún no le veo sentido, comenzaste a salir con él de nada y dos días antes de irte de gira. Ahora se distancian y ni juntos están, parece ser adorno. —Quizá —respondió ella, bajando la mirada ausente a un rincón. —Suena a que parece un despecho si me preguntas. ¿Acaso lo usas de excusa para olvidar algo? —Oye que directa, no me simpatizas —respondió fingiendo ofensa sin poder evitar burlarse al darle con el codo—, aunque… —Por un breve instante se detuvo a pensar en el detalle. —Bueno, si no es con él, ¿dónde estabas? —Me quedé con Haley, ella me invitó a pasar la noche. Su marido no iba a estar por algún asunto importante y me pidió que la fuera a acompañar. —Ah, ya veo. ¿Y entonces? —¿Y entonces qué? —¿Solo eso hiciste?, ¿no hiciste más en tu fin de semana? —¿Qué quieres que te diga?, tú estabas ocupada, Lucy tenía trabajo y Doria había salido por ahí con alguien, solo con ustedes trato. —Que triste ser tú —respondió a modo de broma viéndola con cara lamentable. —Te pasas
En el estudio, Lucyan seguía en el balcón viendo al cielo, perdido en la oscuridad con la mirada vacía, detrás de él escuchó que se abría la puerta y de inmediato la voz de Sophie. —¡¿De verdad no piensas hacer nada?! —gruñó entrando, dirigiéndose hasta donde él estaba, quedó a unos pasos detrás de él. Lucyan estaba allí sin responder, aún recargado en el balcón dándole la espalda—. Vamos dime, ¿acaso no piensas hacer nada? —Ya no hay nada que hacer... —murmuró con la voz sombría y pesada. Arrastraba las palabras mientras el viento soplaba directo sobre él haciéndolo sentir el frío. —Pero ¿cómo puedes decir eso?, ¿es que en serio piensas solo sentarte a ver?, ¿quedarte cruzado de brazos solo observando...? —El doctor ha dicho que lo más humanitario es que viva en paz sus últimos momentos, eso es lo que ella quiere... —Sophie sintió como le hervía la sangre y se comenzaban a impregnar sus ojos de lágrimas. —¡¿Solo la vas a dejar así?! ¡¿La dejarás que se vaya y dejarla morir?! Ere
Junto a ella se hallaba la persona que había hablado, dejándose las manos en las caderas, veía de forma arrogante y despectiva a Sophie. —Hola, Sasha —habló con el gesto frío. No le caía en buen agrado su prima, ella a pesar de lucir encantadora era tan venenosa por su lengua que era difícil creer que tal ser cínico se ocultara bajo ese tierno exterior de cabellos cobrizos oscuro y ojos azabache. Pero ella ya conocía de sobra las andanzas de Sasha y en ese momento no estaba para tolerar palabras de nadie. Mantenía sin embargo sus reservas. —Hola, Sophie —habló su madre aún con la voz triste—, has cambiado mucho, mírate cuánto has crecido, estás hecha una mujer hermosa. Sophie no sabía cómo responder a las palabras de su madre, que en lugar de endulzar su ánimo muy por el contrario le hacía tener una espina de rencor y enojo. Aún se contrariaba entre echarse hacia su madre o no. No se veían desde mucho, cuando sus padres decidieron divorciarse, ninguno había tenido contacto con la