LeonoraSu espalda la estaba matando al igual que sus pies. Tenía muchas quejas sobre su cuerpo con respecto al embarazo, pero una de las mejores cosas era que su sensibilidad se había incrementado muchísimo, lo que quería decir, que cada caricia de su esposo se sentía un millón de veces mejor. Le encantaba que solo hiciera falta un beso, un toque en su cuello o un roce accidental en una de sus zonas erógenas para que estuviera lista para lanzarse sobre el cuerpo de Giancarlo.Él lo disfrutaba, lo sabía, aprovechaba cada uno de los momentos para demostrárselo y ella fingía hacerse la dura, solo para hacerlo divertido para ambos. La mayor parte de las veces terminaban desnudos y satisfechos, las otras pocas ocasiones, alguna molestia menor del embarazo preocupaba a su esposo hasta el punto en el que el deseo quedaba en un segundo plano y llamaba a la doctora González para preguntarle si sus síntomas eran normales.Esa mañana, sin embargo, luego la diversión que habían tenido en la bañe
GiancarloLos minutos que habían pasados desde que habían subido al helicóptero para poder llevar a Leonora al hospital, hasta que habían llegado, eran los más oscuros de su vida. Nunca antes se había sentido tan asustado, aterrado de que la mujer que más había amado pudiera marcharse sin poder vivir la vida que merecían juntos. Había llorado al verla tan débil en la camilla, tan pálida y desvalida, luego había llorado un poco más cuando se la habían llevado a urgencias para poder hacer una cesárea de emergencia.Las horas siguientes habían sido las peores que alguna vez había experimentado. Sus familiares habían llegado media hora más tarde y había llorado en el hombro de su padre hasta que la tía Bianca y su madre tomaran turno para consolarlo. No le había importado que lo vieran derramar lágrimas o que su debilidad quedara al descubierto, su corazón se sentía herido hasta el punto en el que solo saber la condición de Leonora lo haría sentirse mejor.Miraba en ese instante a su espo
LeonoraToda su vida había deseado poder cumplir las metas que se había hecho con respecto a la compañía que su abuelo le había heredado a sus padres y ellos a su vez, se la habían dejado a ella. Mucho tiempo había creído que para poder tener lo que deseaba en el campo laboral, necesitaba hacerlo sola. Conseguir esas metas por sí misma sin que nadie más se interpusiera en su camino. El tiempo, la vida y las situaciones, le había demostrado que estaba equivocada.Con la ayuda de Giancarlo había logrado crecer en el campo laboral, poder desarrollar habilidades con su trabajo en Future y que agradecía. Había comprendido el trabajo que él había querido lograr con IA Artist y en ese momento, lo aceptaba todo. Sus empresas tenían una asociación de colaboración que básicamente había unido muchas de los productos de sus empresas y las había hecho crecer más que nunca.Todo el mundo parecía feliz e impresionado con esos resultados, sobre todo su padre. Las nuevas alianzas los habían hecho trab
LeonoraSu alarma sonaba insistentemente, molestándola hasta que sus ojos se abrieron y un gruñido de queja salió de sus labios. Se revolvió en la cama sin querer moverse ni un poco, pero el estúpido sonido del su celular impidió que volviera a dormirse cómodamente. Rebuscó debajo de sus almohadas hasta encontrar el aparato y acabó con el pitido resonante que se suponía eran sonidos de la naturaleza. Con un suspiro volvió recostarse en las tres almohadas mullidas con las que dormía, pero antes de que cerrara los ojos unos fuertes golpes en la puerta se escucharon.-Leonora, levanta tu culo de la cama -se escuchó la voz de una de sus mejores amigas desde el otro lado -tienes cosas que hacer, no puedes quedarte a dormir todo el día.Ella gruñó con enojo, tapándose la cabeza con la almohada más cercana.-¡No me gruñas! -exclamó la misma voz volviendo a tocar con fuerza -levántate ya, no me hagas entrar a tu habitación.-Sí, mamá -se burló ella alzando la voz, pero levantándose definitiva
LeonoraLa puerta de la oficina estaba entreabierta y pudo observar a sus padres discutir en silencio en la privacidad de la habitación. Vio a su padre hablar lentamente mientras revisaba documentos en varias carpetas o en su computador, su madre por otro lado intentaba mantener sus nervios calmados y lo sabía por la forma en la que sus piernas no dejaban de moverse ni un segundo. Intentó respirar profundamente, pero supo entonces que las noticias no serían sobre decoración como en las ocasiones anteriores.Tocó con suavidad la puerta antes de entrar y sus padres la miraron al mismo tiempo. Su madre se levantó como un resorte para saludarla, luego abrazó a su padre sin dejar de ver los documentos en el escritorio, pero no pudo llegar a ninguna conclusión sin información contextual. Así que, se sentó en la silla más cercana junto al escritorio y esperó a que sus padres estuvieran listos para explicarle lo que sucedía.-Estoy aquí -comentó ella cuando el silencio se hizo demasiado incom
LeonoraUnas horas más tarde de que las nuevas noticias fueran lentamente procesadas por su mente, dejó a sus padres calmarse un poco tomando el almuerzo delicioso que les hizo Carmela. Ella se mantuvo en la oficina por lo que pareció una eternidad mientras intentaba que su enojo no se saliera de control. Ahora que comprendía que su familia estaba siendo estafada, le molestaba que una persona con poder pudiera creer que podía aprovecharse de ellos del modo en el que Future lo intentaba.El plan que su padre deseaba seguir era reconfortante, pero al mismo tiempo comprendía lo que todos estaban arriesgando en esas instancias. La situación era difícil y estaba llena de baches en los que todos podían perder lo que estaban defendiendo. Sin embargo, ella tampoco iba a dejarse vencer por una empresa que consideraba correcto lo que estaban haciendo, primero lucharía con todo lo que pudiera antes de aceptar la derrota.Caminó hasta el comedor para poder encontrarse con sus padres y Carmela, se
LeonoraSin perder el tiempo, guardó toda la información que pudo de la pareja y apagó por fin el computador. Unos segundos más tarde su celular comenzó a sonar con fuerza, por lo que se acercó para atenderlo.“-Leonora, ¿cómo es que todavía no te has dignado a llamarnos? -se escuchó la voz de Anya bastante molesta -te recuerdo que tus mejores amigas siguen preocupadas por tus noticias”.“-Lo sé, mi Ann -respondió ella -pero tuviste razón, en esta ocasión las noticias fueron tan malas como te imaginabas”.Un tenso silencio llenó el espacio en la línea.“-¿Qué es lo que sucede? -preguntó Anya con esa seriedad característica de los abogados -¿tus padres están bien?”.“-Ellos están bien -afirmó ella -al menos físicamente, pero la situación nos tiene bastante presionados hasta ahora. De verdad es complicado”.“-De acuerdo, dejaré un mensaje en la oficina y me comunicaré con Carolina -le indicó su amiga -estaremos allí tan pronto como sea posible. Hablaremos entonces”.“-Está bien -aceptó
LeonoraNo tenía ni idea de qué era lo que estaba haciendo en ese momento, pero lo que sí sabía era que tenía un objetivo fijo y pensaba cumplirlo.Se había levantado esa mañana con una extraña sensación en el estómago, por alguna razón no podía desprenderse de la idea de que debía estar haciendo algo productivo con su tiempo, cualquier cosa que ayudara con la situación de la empresa y familiar. Nada de eso era lo que sentía, la calma de la mañana no había logrado relajarla, por lo que se levantó de la cama sin despertar a sus amigas que parecían profundamente dormidas y se reunió con Carmela en la cocina.La mujer tarareaba mientras preparaba el desayuno y sonrió al verla, le dio algo de comer y luego de varios minutos de contemplación silenciosa, la dejó sola. La misma sensación volvía una y otra vez a su cuerpo, una y otra vez a su mente. Intentó distraerse con todos los métodos posibles sin salir de la casa o causar mucho ruido, pero nada funcionó. Así que, en lugar de quedarse va