LeonoraSolo cinco días habían transcurrido desde su graduación. Se suponía que todavía estarían de celebración y durante ese tiempo lo habían estado, raramente habían salido de la cama si ambos estaban en la casa al mismo tiempo. Se había sentido como otra luna de miel, la que nunca tuvieron, y que podrían compartir todo el tiempo que quisieran porque tenían todas las noches para hacerlo. Su emoción crecía al ver a su esposo regresar a casa al mismo tiempo que solo deseaba desnudarse para recibirlo de ese modo y así terminar en el lugar donde quería: en su cama.Claro que, la realidad siempre debe golpear cuando las cosas se sentían un poco más normales para ellos, al menos era lo que su mente le decía.Ese día había ido por primera vez a la compañía de sus padres, todo funcionaba con mayor normalidad desde que el contrato de propiedad les había sido entregado. Había iniciado con sus labores formales y se había sentido completa de formas que no podía explicar al estar allí. Se había
LeonoraSu relación con Giancarlo se había sentido diferente después de la noche de la cena. Ella se había marchado sin decirle una palabra y cuando lo había escuchado llegar a casa, imaginando que la reclamaría su ausencia, había esperado que fuera a la habitación para hablar, pero eso no había sucedido. En cambio, lo había escuchado llegar a su habitación y encerrarse allí sin hacer ningún otro sonido por el resto de la noche. Nada de reproches, quejas o enojo, solo una fría indiferencia que la hizo sentir peor.El resto de los días habían sido igual. Ambos se marchaban en la mañana para involucrarse con sus trabajos, cumplían con sus responsabilidades y luego se encontraban una vez más en casa. No había conversaciones ligeras, nada de sonrisas o risas de comodidad, ninguno comentaba nada sobre su día y a ella le impresionaba lo mucho que un instante podían influir en la forma en la que ellos se relacionaban. Ella se había marchado y él se había aislado.Estaba regresando a casa más
GiancarloAquel día estaba siendo cansado. Había tenido una intensa y desagradable reunión con el departamento administrativo, al parecer uno de sus más viejos empleados era el responsable de la malversación de los fondos de la empresa. Conocer ese hecho lo había desmotivado en muchas formas, habían sentido que fallaba en su trabajo, falaba en darle un ambiente estable a aquellos que estaban bajo sus alas para evitar que hicieran ese tipo de cosas.Además, no había podido concentrarse el resto del tiempo. Lo único en lo que podía pensar era en su esposa. La forma en la que Leonora lo había abandonado en la cena, como había deseado correr detrás de ella para saber la razón de su enojo, aunque imaginaba que Marina tenía algo que ver. El cómo se había sentido emocionado al comprender que los celos eran probablemente lo que estaba sintiendo su esposa y lo tonto que había sido al escuchar las palabras de su vieja amante.No corras tras ella, cariño. No te destruyas completamente tu reputac
LeonoraSe levantó con una extraña sensación en el estómago. La noche anterior, luego de que Rinaldi la fuera a buscar al club, habían discutido. Una fuerte y de alguna forma más desagradable discusión que cualquier anterior, hasta que Giancarlo la había besado diciéndole todas esas palabras llenas de emociones y afecto. Luego de eso, habían llegado a casa solo para terminar en la cama, disfrutando de sus cuerpos dos veces más.No sabía si las cosas estarían bien entre ellos, pero en ese momento lo esperaba recostada en la cama aguardando por el desayuno. Su pecho estaba lleno de emociones confusas que no quería analizar mientras sus ojos divagaban en la habitación. Unos minutos más tarde Rinaldi regresó a la habitación con una bandeja inmensa llena de comida.-¿Qué te parecería si fuéramos a un hotel? -preguntó él de pronto interrumpiendo su bocado.-¿Hotel? -inquirió ella confundida -¿para qué?Giancarlo la miró una extraña expresión en el rostro antes de tomar un sorbo de su vaso.
LeonoraÉl al hizo recostarse contra su pecho desnudo, mientras el agua tocaba cada centímetro de su cuerpo. Esperaba a que se moviera, que la besara o que mostrara que el placer también estaba torturándolo, pero no se movió. Se mantuvo a su espalda, al mismo tiempo que ella no dejaba de retorcerse con los ecos de su deseo volviéndose cada vez más grandes e intensos. No pudo permanecer callada.-Tócame -pidió ella a media voz.-Jamás imaginé que me pedirías algo como eso, luego de la conversación anterior -respondió él con ese tono oscuro que la golpeaba como veneno -¿dónde quieres que te toque, Leonora?Un gemido se escapó de sus labios como si esas palabras la hubieran acariciado. Su vello se erizó con anticipación y ella supo que estaba a punto de hacer algo realmente atrevido.Se alejó del toque de su esposo y se inclinó lentamente, mostrándole todo de ella en un movimiento donde quedaba completamente vulnerable para él. Se sentía tan bien y correcto, que no tuvo que detenerse en
GiancarloSe había levantado con los brazos alrededor del cuerpo sensual y cálido de su esposa. Con una sonrisa se acurrucó contra ella hasta que la alarma que Leonora usaba en las mañanas lo levantó, y luego él tuvo que levantarla. Entre risas escuchó sus quejas hasta que la desnudez resultó ser una ventaja y aprovechó para darse un festín entre las piernas de su esposa y así lograr que se despertara por completo con una sonrisa en el rostro.Y no fue un error hacerlo, porque debido a ese detalle, ella lo llevó hasta la ducha y lo dejó llenarla con intensidad y golpearla con embestidas salvajes hasta que el éxtasis los alcanzó. Fue rápido, pero placentero, le encantaba ver ese lado sensual de Leonora.Unas horas más tarde se encontraba en la oficina con su rostro lleno de seriedad. Aquel era otro día lleno de responsabilidades en el que su esposa lo acompañaría. Todos en la oficina se habían asombrado al verlos llegar juntos unas semanas atrás, nadie sabía cómo comportarse alrededor
GiancarloDisfrutaron del resto de su almuerzo con tranquilidad hasta que fue momento de regresar a la oficina. Él tuvo que continuar con todos los papeles en su escritorio, mientras Leonora regresaba a IA Artist para continuar con su trabajo diario. Se suponía que se reencontrarían más tarde para poder prepararse para la cena de esa noche y se sentía emocionado por ese encuentro. Estaba seguro del lugar al que llevaría a su esposa a cenar, tenía la impresión de que a ella le encantaría, por lo que no se arrepentía de ese hecho.Unas horas más tarde, cuando ya estaba listo para lanzar los papeles por la ventana, Santiago le indicó que era el final del día y que su esposa lo esperaba en la compañía de sus padres para que pudieran regresar juntos a casa. Ese anuncio lo había sorprendido, pero también le había agradado muchísimo. Sonrió mientras recogía sus cosas para poder marcharse a casa, se dirigió al estacionamiento sin mirar atrás y condujo hasta IA Artist sin dudar.Resultó que su
LeonoraMás de un mes había transcurrido desde que había iniciado su trabajo junto a Giancarlo. Los objetivos que habían alcanzado con el trabajo del hotel habían resultado impresionantes para todos, incluida ella. Todo el mundo en Future la felicitaba por las metas alcanzadas, los directivos ya no parecían tan fríos con ella, de hecho, había notado que muchos la habían aceptado para ese momento y la junta de la empresa, al menos la toleraba.Los empleados y directivos se dieron cuenta de que ella no se iría, poseía el apoyo de su esposo y le gustaba trabajar en el proyecto del que era encargada allí. Nadie dudaba ya de sus decisiones, lo que había hecho que todos los procesos fueran mucho más sencillos y el avance mucho más rápido, estaba emocionada de recibir las ganancias de aquel trabajo, pero también temía que se terminara. Se había encariñado de Future, y aunque todavía no aprobaba del todo su ambiente de trabajo, sentía que había logrado cambiarlo un poco desde su llegada.Se s