Erika Camel Cada día se me cierra mas el cerco, me siento como una fiera a la cual están acorralando constantemente. No puedo evitar sentir la presión, y esta viene de todas partes. A veces es Julie con sus constantes inseguridades por lo que estoy haciendo, se que es peligroso pero aún no estoy lista para retirarme con mi propósito casi logrado. A veces es mi padre, que ha comenzado a sospechar que en esta historia hay gato encerrado y ahora aparece a cualquier hora y con cualquier excusa por las oficinas de mi propia empresa. Sabia que esto pasaría , solo que no pensé que sería tan pronto. La realidad es que yo no estoy lista para alejarme de Derek, y no sé si él esté preparado para aceptar la verdad de lo que soy a fin de cuentas: Su competencia en los negocios. Por eso decidí no competir por el proyecto en cuestión. Así si Derek pierde... pues no será contra mi. No podrá decir que fui yo... que yo espié o robe algún tipo d e información clasificada que le hubiera perjudicado
Derek Mayer —Señorita Julie, por favor, infórmele a Dominico que lo quiero en mi oficina, ¡ahora!— mi tono esta mañana no es amable, estoy a punto de gritar. Julie se debe haber percatado de ello en mi forma de tratarla. —Si señor Derek, cómo ordene—ella responde respetuosamente y cierro la línea de intercomunicación con mi asistente. Sigo rondando por mi oficina hecho una fiera, esperando el momento que Dominico se decida a honrarme con su presencia. Estoy por demás impaciente y mi hermano se da el lujo de hacerme esperar precisamente hoy, después de la bomba que me soltó anoche. Con esta, ya va la tercera vez que lo llamo en los últimos diez minutos. «¿Cómo diablos esa mujer lo volvió a hacer?» No he pensado en otra cosa desde anoche. La duda me martillea en la cabeza. Me resultaba increíble que estando tan alejada de sus negocios cómo afirmaban en las noticias, la tal Érika fuera capaz de haberme arrebatado de las manos el jugoso contrato por el que llevaba más de dos meses
Érika Camel A pesa de haberle propuesto a Derek pasar el fin de semana juntos otra vez, la tarde del viernes fue rotundo al decirme que no se sentía bien, y que sin duda no sería una buena compañía. Se disculpó como un príncipe y pasó de mi olímpicamente. Solo me comentó que se retiraría un poco antes y que pasaría el fin de semana retirado pensando en los sucesos de las últimas semanas. Su paz mental lo necesitaba.Eso y su negativa terminaron por destrozarme el estómago. Me pase el sábado en muy mal estado, vomitando cada cosa que probaba. Sentía que en cualquier momento sería capaz de expulsar el hígado por la boca. El domingo fue aún más difícil, pues aunque no vomite el día entero me agarro una depresión horrible, eso liado a un estado de soñolencia casi patológico que me mantuvo atada a la cama en modo harapo humano. Si Derek no se comunicaba conmigo pronto creí que moriría, pero no lo hice...no morí y él tampoco se comunicó. Cada vez que le marque o insistí.... su tel
Érika Camel Cuando Dominico junto a dos hombres de seguridad bloquearon mi auto en el parqueadero pensé que si me desmayaría. Estaba atrapada, lo sabía. Ni siquiera podía hacer otra cosa más que descender del auto y enfrentar las consecuencias. Finalmente se había cercado el cerco. Ahora yo era víctima u victimario. No podía imaginar en qué estado estaría Derek.Tenía que enfrentar su ira, si desprecio y todo el cúmulo de emociones que descubrir el engaño hubiese desatado en él. El único problema es que me estaba sintiendo como la m****a. Un cosquilleo en las manos me recorría todo el cuerpo. Estaba mareada, y intensamente fatigada al punto de costarme respirar.Antes de bajar del auto tecleé un mensaje a Julie.«Me estalló la verdad en la cara, fui descubierta de la peor manera... por favor ven por mi. Me estoy sintiendo como la m****a. Tenías razón en todo no debí exponerme a esto. No demores… solo ven por mi»— Venga conmigo Señora Erika Camel. Por extraño que parezca mi Hermano D
Erika CamelAl día siguiente no tuve fuerza para nada, me queden en cama y Julie tampoco fue capaz de despegarse de mi. Mi padre pasó por mi habitación e hice lo posible por que no percibiera mi estado anímico. —¿Tienes gripe Érika?— inquirió al verme los ojos llorosos y la nariz de payaso que tenía. Aún así me recompuse para responder mejor de lo que me sentía. Imposible que pudiera ser peor. —Estaré bien papá, parece ser una alergia de estación. —No te ves bien en absoluto. ¿estás al tanto de eso?— insistió —No es necesario que seas tan sincero, papá. Ya me pondré mejor. —Ya… —hizo una pausa dudando que fuera gripe. ¿Llamaron a un doctor?—Lo llamaré padre de ser necesario. —Dime algo Érika. ¿Esta…— hizo una pausa tratando de recordarle término exacto con qué yo había nombrado mi dolencia— “alergia de estación” repentina tuya tiene algo que ver con tu desaparición constante de los últimos meses? — no pude evitar cambiar la mirada. —No papá. No te preocupes… todo estará bi
Derek Mayer.—Ya está hecho— anuncio Dominico irrumpiendo el silencio casi sepulcral de mi despacho. — Ya fue detenida. Tal y como… me pediste. ¿Contento? — era evidente que había ironía en su voz.Caminó a encender la lámpara, mas lo detuve con voz afectada por las horas sin pronunciar ni una sola sílaba.—No enciendas las luces— ordené y el me miró rodando los ojos. Sin duda Dominico tendría alguna afección ocular al final de su vida, por las veces al día que hacu ese gesto.Apoyé ambos codos en el cristal laqueado del escritorio y me cubrí la cara con la palma de las manos. «Debería sentir algo más» «¿Sentirme aliviado quizás?» pero no logró sentir nada que logre consumir el fuego ardiente que se volvió mi interior. Estoy ebrio hace tres días, desde el día que se descubrió toda la m*****a verdad y que ella salió de mi despacho; estoy bebiendo para olvidar para sobrellevar lo que me hizo esa mujer. Aunque la pérdida de memoria no llega, no tengo el valor para enfrentar mi dolo
Érika Camel Una semana entera había una pasado y yo seguía allí, en el mismo asqueroso calabozo de la comisaría. Me sentía sucia, humillada , y el embarazo no ayudaba con las nauseas y las fatigas. No me habían transferido a la cárcel del condado solo porque las influencias de mi padre en esta ciudad eran demasiado grandes para pasar por encima del magnate Alejandro Camel, pero no dudaba que ese momento estaba por llegar y ni todo el poder de mi padre lo impediría. Los abogados no habían podido hacer mucho, ya que las pruebas de mi supuesto delito de espionaje estaban por todas partes y eran absolutamente contundentes; eso aunado a los documentos falsificados que estaban en poder de las autoridades pertinentes. Cómo nunca creí que Derek me acusaría pues no me ocupe de tapar ni una sola de mis huellas. «Ingenua que fui». Si hubiera sabido lo que ahora sé ese hombre no me hubiera podido tocar con la mirada. De haber tenido una bola mágica jamás hubiera caído ante él. El equipo d
Julie Peterson Durante toda la mañana he estado sentado con el alma pendiendo de un hilo en el lobby de la empresa de Derek Mayer. Han pasado dos horas y aún más aque me recibe aunque sé que está en la empresa. La recepcionista me anunció y me puso en espera desde entonces. «Maldito arrogante»La chica solo cumplió con sus ordenes directas y me explico educada y amablemente que hasta que no terminara la junta de accionistas no sería atendida y que eso podía llevarse perfectamente todo el maldito día . Y aún estoy aquí. Esperando..., y aquí estaré así me tengan que echar cuando se acabe la jornada, pero me tendrá que escuchar así sea a los gritos. Ya no me interesa dar un escándalo más o un escándalo menos. Ese hombre tiene que escucharme, tiene que sacar a Erika de la cárcel. Ya tuvo su venganza, si le parece que con esa semana y tanto que lleva Érika retenida no es suficiente, pues que se joda... porque ya fue suficiente de salirse con la suya. Tiene que entender que no hubo es