Derek MayerAmanece, es Martes y yo estancado en Colorado en una semana tan importante cómo esta. Para ser sincero llevo la noche entera sin dormir. ¿Y cómo hubiera logrado pegar un ojo? Recuerdo cada detalle acerca del supuesto embarazo y eso estuvo dando vueltas en mi mente durante toda la madrugada. Aún me cuesta dar crédito a que alguien pueda ser tan fría y letal. Recuerdo cómo si fuera hoy todo el tiempo y lo que se negó Rocci en mostrarme los estudios sanguíneos donde se confirmaba que estaba embarazada. Lo planeó todo minuciosamente y con alevosía. No sé le olvido un detalle para hacerme caer como un crédulo conejo en su trampa. Ardo de la furia y la impotencia. Ni siquiera me puedo desahogar con la causante de mi turbulento estado, pues está en una unidad de cuidados intensivos inconsciente, y con una fractura en la cabeza de la cual no sé si se recuperará del todo. Decidí buscar un hotel y no usar mi casa en Aspen, ya que creo que si me encuentro a las cómplices de
Julie Peterson Esta semana se decide todo este juego diabólico en Ake que Érika nos metió con su Vergaplan, es miércoles no ha comenzado bien la jornada y ya el señor Camel está en él la sala de espera para verme tan pronto termine la junta del corporativo de esta mañana, en la cual acabo de anunciar tal y como acorde con Erika, que no estamos listos para competir por el proyecto del software de almacenamiento remoto. Las manos me sudan, estoy nerviosa y no por las caras largas de dentro del salón por lo que acabo de informar , sino por el cerco que me tiene montado el padre de Erika justo a la salida de mi oficina. Ese hombre sabe que algo aquí está oliendo a ajo, y está aquí para terminar de averiguar qué es lo que ocurre. Me gustaría encontrar un escondite remoto para que nadie me encuentre. Sobre todo mi padre, el único padre que he conocido. No me gusta mentirle, Érika lo sabe. Ni modo, ya estoy jodida.Doy por terminada la reunión, y me demoro más que nunca en juntar mis docum
Erika Camel Cada día se me cierra mas el cerco, me siento como una fiera a la cual están acorralando constantemente. No puedo evitar sentir la presión, y esta viene de todas partes. A veces es Julie con sus constantes inseguridades por lo que estoy haciendo, se que es peligroso pero aún no estoy lista para retirarme con mi propósito casi logrado. A veces es mi padre, que ha comenzado a sospechar que en esta historia hay gato encerrado y ahora aparece a cualquier hora y con cualquier excusa por las oficinas de mi propia empresa. Sabia que esto pasaría , solo que no pensé que sería tan pronto. La realidad es que yo no estoy lista para alejarme de Derek, y no sé si él esté preparado para aceptar la verdad de lo que soy a fin de cuentas: Su competencia en los negocios. Por eso decidí no competir por el proyecto en cuestión. Así si Derek pierde... pues no será contra mi. No podrá decir que fui yo... que yo espié o robe algún tipo d e información clasificada que le hubiera perjudicado
Derek Mayer —Señorita Julie, por favor, infórmele a Dominico que lo quiero en mi oficina, ¡ahora!— mi tono esta mañana no es amable, estoy a punto de gritar. Julie se debe haber percatado de ello en mi forma de tratarla. —Si señor Derek, cómo ordene—ella responde respetuosamente y cierro la línea de intercomunicación con mi asistente. Sigo rondando por mi oficina hecho una fiera, esperando el momento que Dominico se decida a honrarme con su presencia. Estoy por demás impaciente y mi hermano se da el lujo de hacerme esperar precisamente hoy, después de la bomba que me soltó anoche. Con esta, ya va la tercera vez que lo llamo en los últimos diez minutos. «¿Cómo diablos esa mujer lo volvió a hacer?» No he pensado en otra cosa desde anoche. La duda me martillea en la cabeza. Me resultaba increíble que estando tan alejada de sus negocios cómo afirmaban en las noticias, la tal Érika fuera capaz de haberme arrebatado de las manos el jugoso contrato por el que llevaba más de dos meses
Érika Camel A pesa de haberle propuesto a Derek pasar el fin de semana juntos otra vez, la tarde del viernes fue rotundo al decirme que no se sentía bien, y que sin duda no sería una buena compañía. Se disculpó como un príncipe y pasó de mi olímpicamente. Solo me comentó que se retiraría un poco antes y que pasaría el fin de semana retirado pensando en los sucesos de las últimas semanas. Su paz mental lo necesitaba.Eso y su negativa terminaron por destrozarme el estómago. Me pase el sábado en muy mal estado, vomitando cada cosa que probaba. Sentía que en cualquier momento sería capaz de expulsar el hígado por la boca. El domingo fue aún más difícil, pues aunque no vomite el día entero me agarro una depresión horrible, eso liado a un estado de soñolencia casi patológico que me mantuvo atada a la cama en modo harapo humano. Si Derek no se comunicaba conmigo pronto creí que moriría, pero no lo hice...no morí y él tampoco se comunicó. Cada vez que le marque o insistí.... su tel
Érika Camel Cuando Dominico junto a dos hombres de seguridad bloquearon mi auto en el parqueadero pensé que si me desmayaría. Estaba atrapada, lo sabía. Ni siquiera podía hacer otra cosa más que descender del auto y enfrentar las consecuencias. Finalmente se había cercado el cerco. Ahora yo era víctima u victimario. No podía imaginar en qué estado estaría Derek.Tenía que enfrentar su ira, si desprecio y todo el cúmulo de emociones que descubrir el engaño hubiese desatado en él. El único problema es que me estaba sintiendo como la m****a. Un cosquilleo en las manos me recorría todo el cuerpo. Estaba mareada, y intensamente fatigada al punto de costarme respirar.Antes de bajar del auto tecleé un mensaje a Julie.«Me estalló la verdad en la cara, fui descubierta de la peor manera... por favor ven por mi. Me estoy sintiendo como la m****a. Tenías razón en todo no debí exponerme a esto. No demores… solo ven por mi»— Venga conmigo Señora Erika Camel. Por extraño que parezca mi Hermano D
Erika CamelAl día siguiente no tuve fuerza para nada, me queden en cama y Julie tampoco fue capaz de despegarse de mi. Mi padre pasó por mi habitación e hice lo posible por que no percibiera mi estado anímico. —¿Tienes gripe Érika?— inquirió al verme los ojos llorosos y la nariz de payaso que tenía. Aún así me recompuse para responder mejor de lo que me sentía. Imposible que pudiera ser peor. —Estaré bien papá, parece ser una alergia de estación. —No te ves bien en absoluto. ¿estás al tanto de eso?— insistió —No es necesario que seas tan sincero, papá. Ya me pondré mejor. —Ya… —hizo una pausa dudando que fuera gripe. ¿Llamaron a un doctor?—Lo llamaré padre de ser necesario. —Dime algo Érika. ¿Esta…— hizo una pausa tratando de recordarle término exacto con qué yo había nombrado mi dolencia— “alergia de estación” repentina tuya tiene algo que ver con tu desaparición constante de los últimos meses? — no pude evitar cambiar la mirada. —No papá. No te preocupes… todo estará bi
Derek Mayer.—Ya está hecho— anuncio Dominico irrumpiendo el silencio casi sepulcral de mi despacho. — Ya fue detenida. Tal y como… me pediste. ¿Contento? — era evidente que había ironía en su voz.Caminó a encender la lámpara, mas lo detuve con voz afectada por las horas sin pronunciar ni una sola sílaba.—No enciendas las luces— ordené y el me miró rodando los ojos. Sin duda Dominico tendría alguna afección ocular al final de su vida, por las veces al día que hacu ese gesto.Apoyé ambos codos en el cristal laqueado del escritorio y me cubrí la cara con la palma de las manos. «Debería sentir algo más» «¿Sentirme aliviado quizás?» pero no logró sentir nada que logre consumir el fuego ardiente que se volvió mi interior. Estoy ebrio hace tres días, desde el día que se descubrió toda la m*****a verdad y que ella salió de mi despacho; estoy bebiendo para olvidar para sobrellevar lo que me hizo esa mujer. Aunque la pérdida de memoria no llega, no tengo el valor para enfrentar mi dolo