Bastian guardó el boceto, ya estaba prácticamente terminado.
Se dirigió a ese sitio donde nadie podía interrumpirlo. Una noche llena de tensión solo podía ser mermada ahí.Se fijó en las piezas que había dejado a un lado de la metralleta a medio camino, el resorte en su mano fue limpiado con suma calma antes de colocarlo en su sitio, ensamblando la siguiente pieza. Se fijó en que estuvieran alineados, encajando la que tomó de su derecha. Debía ser muy preciso porque odiaba las equivocaciones.Pero en cuanto la puerta se abrió se giró enfadado.Enfado que tuvo sentido cuando se dió cuenta quién había sido la causante de acabar con su calma.La nueva esclava.Kiara arrastró los utensilios de limpieza y dejó caer el balde con agua que derramó, tomando el trapeador para esparcirla y poder limpiar. El bloque de hormigón detuvo la puerta y ella se giró estrellando su cara contra el torso de Bastian.__ ¿No te enseñaron a no entrar donde no tienes permiso? - preguntó con voz gruesa.__ Estoy trabajando. Sí lo hago mal, si no también está mal. - soltó el trapeador. - Pónganse de acuerdo. Hago o no hago limpieza.__ ¿Quien te crees para hablarme así? - la hizo a un lado a las malas para ir a la puerta y quitar el bloque de hormigón. - Esta puerta no se abre.__ Si no se abre la luz no entra. - añadió Kiara y él ni la miró. - ¿Porque quieres estar a oscuras? Y no me digas que es como tu corazón porque ya lo noté. - lo siguió. - Hay luz, podrías...__ Si vas a limpiar, hazlo en silencio. No quiero escuchar tu voz dirigida a mí en ningún momento. - determinó y ella le hizo gestos en tono de burla. - Tienes un espejo enfrente. Trata de no hacer eso, si no quieres que te castigue.__ No soy una niña niña para que me castigues. - refutó.__ No son castigos para niños los que imparto. - contestó Bastian al borde de su paciencia.Se volvió hacia su arma de nuevo tratando de concentrarse, pero los murmullos de Kiara eran los bastante fuertes para que él continuara escuchando, cosa que lo hizo querer ponerse tapones en los oídos.Un trueno silenció el lugar por completo. Kiara por la impresión y Bastian...esa molestia en la parte baja del estómago lo tomó de inmediato. Escuchó que alguien mencionó lluvia y su rostro se ensombreció.No le gustaban los días lluviosos. Crearon en él una amarga sensación que no disimuló ante nadie jamás, pero en ese instante lo mostró más. Kiara vio su interés en quitar un anillo del prototipo que tenía en la mesa y al no poder lograrlo desistió, yendo por una pieza que tomó entre sus manos de una forma que parecía querer encapsularse en otro sitio.Ella sacó el anillo y se le entregó. Bastian la observó un momento, ¿no tenía miedo de nada acaso? Esa chiquilla era un enigma para él.Sus labios carnosos y rosados, sin un poco de labial al menos. Sus cejas levemente rizadas y sus mejillas rojas, daban un aspecto tan inocente, pero a la vez tan perversas sus respuestas que algo en su tórax reaccionó. Se apretó tan fuerte que él trató de apartarlo, solo que no le fue posible.Tenía la leve sospecha de haberla visto en algún lado, pero solo tomó la pieza y la envió a continuar con sus tareas. Oyendo su voz cantando de nuevo la misma canción.Se enfrascó en eso, olvidando los truenos que dejó de escuchar, mientras para él solo existió esa voz cantarina que lo alejó, de alguna forma desconcertante de su tormento.Trabajó más en el prototipo, mientras Kiara se puso en cuatro patas para juntar algunos aros que dejó caer accidentalmente. Bastian observó cómo el cuero del short le remarcó el trasero, ese escalofrío en su espalda lo hizo carraspear.De nuevo.Ni siquiera estaba en alguna lista de sumisas. Además con su insolente boca, no tenía madera para serlo.__ Señor, su hermano llegó hace unos momentos. - avisó el asesor Marc, vio al sitio donde su jefe miraba y este simuló solo ser casualidad. - Niña, levántate.__ Tiré algo y creo que es importante. - dijo acostada del todo para ingresar mucho más la mano bajo el estante de madera enorme, pero aún así no pudo hacerlo. Buscó algún objeto para alcanzarlo encontrando un destornillador entre las herramientas de Bastian. - Préstame esto.__ Esclava, se te dijo cómo referirte a tu amo.__ Ni que fuera perro. - exclamó Kiara sacando la última pieza que dejó en la caja que se abrió al caer y colocándola en el lugar en donde estaba. - Por cierto, ¿tienen perros? Vi que llevaban comida en unos...__ Afuera. - ordenó el asesor Marc al verla tan familiarizada con su jefe, sabiendo que este podía tomar el arma en su costado y disparar.__ Estoy diciendo que puedo cuidarlos. Santos me dijo...__ No hay perros. - recalcó el asesor.__ Pero...__ Ve con tu matriarca. - dispuso.__ Solo digo...__ Esclava, obedece. - pidió más firme, haciéndose a un lado y juntando el trapeador para ella. - No te busques problemas. No estás para castigos, pero tampoco se te darán privilegios.Ella caminó hacia afuera, arrastrando todo de nuevo. Bastian se dijo que era la persona más desastrosa conocida en todos esos años. Estaba mejor sin conocerla ni tratar con ella esas semanas. No podía ser que una orden la pisoteara a su antojo y no pensara en las consecuencias, al parecer no apreciaba tanto su vida como debería.__ ¿En donde está? - Bastian preguntó por su medio hermano, se limpió las manos yendo a la salida, siendo seguido por su asesor.__ En la sala, señor. Con la lluvia...aún se está quitando la ropa para ponerse una seca. - añadió para no volver a mencionar algo indeseable para su jefe.__ ¿Ahora que hizo? - siguió el camino que llevaba su esclava.__ Estaba borracho en las calles de Kiel, lo reconocieron por el sello en su cuello. - mencionó el asesor Marc. - Estaba bajo las influencias de drogas y el alcohol le causó muchos problemas. Es un milagro que no haya colapsado con tanto en sus sistema.__ Pide que preparen el centro de rehabilitación. Lo llevaré ahí, no puede volver a lo mismo cada vez que se le antoje.Kiara pasó con su trapeador en su mano y todo el ruido del arrastre de sus materiales, oyendo como alguien hablaba por lo bajo en la sala. Observó fugazmente, volviendo al frente, pero frenando en seco.Tuvo que haber visto mal, se dijo. Eso no podía ser real. Pero cuando volteó nuevamente a la sala se dió cuenta que no era así.Estaba ahí.El hombre en quien confió y la abandonó cuando más necesitó de él se encontraba sentado, bebiendo algún cóctel desintoxicante, frotando su sien, abriendo los ojos solo para verla con el mismo asombro que ella tenía.__ ¿Jonas? - su susurro fue tan bajo que este solo pudo ver el movimiento de sus labios.__ Bebé, estás... - se levantó de forma abrupta. Mientras ella se alejó de inmediato cuando lo vió acercándose.Casi corrió al salón donde estaba su matriarca. En tanto Bastian se quedó solo observando como su esclava huyó de su hermano... ¿Ellos de donde se conocían?Kiara atravesó el salón, sin hacerle caso a su matriarca, la cual amenazó con romperle las piernas si no caminaba como era debido. Pero ella se encerró en su baño, no queriendo enfrentar lo que vió. Si lo hacía se echaría a llorar. Aún la herida de haber confiado en quien no debió estaba fresca y ella no era de piedra para olvidarlo de la noche a la mañana. Lavó el trapeador y todo lo utilizado, para así tratar de no pensar en ello. Cuando Jonas quiso ir por ella, Bastian ordenó con un ademán que no lo dejaran pasar. __ Apenas caminas y quieres correr. - lo reprendió. - ¿Cuando dejarás de meterte esa porquería? __ Puedo controlarlo. - alegó y su hermano movió la cabeza de lado a lado, sin esconder su reacción ante la respuesta obtenida. Era inútil tratar de razonar con él. Mientras Jonas dejó su intención de seguir a Kiara, para él solo estaba siendo una caprichosa. Se le pasaría luego, se dijo. __ Limpia tu nariz al menos y bota lo que sea que cargues contigo, porque eso no lo qu
El impulso no se lo quitó nadie, cuando una iracunda Kiara levantó la mano con el trozo de madera, el cual iba directo a la cabeza de Jonas. Sin embargo no llegó a término cuando Bastian lo sostuvo en el aire, atrapando y ejerciendo fuerza, su cara reflejó esa mirada que aquellos condenados a muerte por él, veían como último acto. Pero se quedaron solo esperando a que Kiara bajara el rostro, mostrara miedo o algo similar...cosa que no sucedió. Le mantuvo la mirada, no bajó la mano, en lo que este se lo tuvo si arrebatar con rudeza. Lanzandolo en la fogata que lanzó brasas en dirección del otro extremo, mientras ninguno de los dos se dejó de ver. __ Niña, baja la cabeza. - sugirió Santos cuando llegó a ella. - Faltarle el respeto al Don te podría matar.__ Por favor. Me harían un favor justo ahora. - contestó acribillando a Jonas con ganas de enterrarle las uñas en sus ojos. - ¿Como demonios se te ocurre semejante estupidez? Nadie supo para donde mirar ante los insultos que el herm
Ruth tenía ese rencor para la chica de complexión delgada que caminó con un saco de basura que arrastró por todo el lugar hasta juntarlos, junto al otro que estaba apilando. Se limpió la frente y tiró de las ligas de cuero que comenzaron a marcarle las piernas con tanto roce. Bebió un poco de agua y fue por el siguiente. Pero una mano la detuvo de forma abrupta, alzó la mirada viéndose desilusionada al darse cuenta que era Jonas. Se soltó de él, pero antes de dar un paso, este la arrastró consigo. __ Estoy trabajando, idiota. Suéltame. - le gritó llamando la atención de todos, pero nadie iba a ayudarla. Ella, en ese sitio, no era nadie. Él, en cambio, era el hermano del hombre que todos temían. __ Deja de gritar. Pronto volverás a tus labores. - le indicó con ironía. - Sólo quiero que sepas que esta noche será nuestra boda. __ ¿Nuestra que? - le preguntó arrancando su brazo del agarre que su ex aún ejercía sobre él. - ¿Eres idiota o te haces? Te dije muchas veces, no te quiero ce
__ Señor, para informar que su hermano ya se encuentra en su despacho. - el asesor Marc no se atrevió a dar otro paso al ver el semblante de su jefe. No se arriesgaría a desatar algo incontrolable en él.Bastian aclaró su voz y le indicó que podía irse. Se pondría en duda su liderazgo si supieran tan solo sus pensamientos ya que sería considerado una actitud indigna de su líder. Kiara sintió los ojos de Marc sobre ella, pero no bajó la mirada, como si no estuviera a punto de correr. Sabía las reglas, pero Bastian le generaba algo en su actuar, no entendió cómo o por qué, pero no podía resistir tanto. El Don fue el primero en salir, yendo directo al sitio donde se encontraba Jonas con la ropa suelta y cara de haber estado encamándose con alguien. Reprobó su imagen con solo un vistazo, siempre con sus niñerías tontas se llevaría el apellido por los pies. __ ¿Estás orgulloso de lo bajo que caes cada segundo? Con cada acción, lo único logras es verte mediocre como si pasarte mi nombre
El olor a vainilla lo estaba volviendo loco, el sabor de sus labios debilitó su fortaleza y si eso no era suficiente, la forma en la cual Kiara se aferró a sus hombros lo hizo no querer soltarla más. Pecado y perversión en una chiquilla que no le llegaba ni a los hombros con su altura, fácilmente le sacaba tres cabezas y aún así, en lugar de mostrarle sumisión, resistió los besos candentes, sus salvajismo cuando la estampó contra la corteza de un árbol, en tanto presionó su pecho con tal desespero que la tela se rasgó. Kiara ensartó las uñas en la parte trasera de su cuello, él no permitía que nadie lo tocara de esa forma, pues para todos era un privilegio, en cambio eso mismo sintió cuando el ardor en su piel encendió su rudeza, mucho más. Atrapó sus manos y las puso sobre su cabeza en lo que calló los gimoteos de la esclava con su boca. Su cabello en su mano se enredó más y el tirón solo tensó su cuello, en lo que ella instintivamente se refregó contra la bragueta de su pantalón.
__ ¿Dónde está? - que Jonas llegara esa mañana , tambaleante y con la búsqueda de su esclava alertó a todos. Ninguno supo responder ni que decir al respecto. Nadie tenía idea de en donde se encontraba la persona por la que preguntaba. Pero este no se detuvo y furioso se fue al siguiente piso a buscarla, levantando a todos pese a ser tan temprano y que estos estuvieran tan cansados. Siguió buscando, causando un alboroto que todos sabían terminaría mal por la dirección que llevaba.__ ¡He preguntado donde está Kiara! - espetó golpeando la puerta con los pies. - Nunca le di permiso de alejarse de mí. ¡La quiero ante mí! Es mía. ¡Me pertenece! Golpeó la siguiente con su bota también, yendo al tercer piso, todos ya se habían despertado con el alboroto, mientras Marc ya se encontraba de pie con la esclava que debía cuidar cubierta por la sábana que no soltó. __ Arriba, de seguro te llevará con él. - le dijo arreglando su corbata. - Y no te resistas. Si eres de su propiedad puede hacer co
Kiara siempre vivió ante la sombra demandante de otros. Sufrió lo que quisieron y dispusieron. Cumplió con lo impuesto y sin ninguna esperanza se enamoró de quien creyó la protegería siempre. Esa misma persona la estaba enviando a un juicio sin previa preparación, solo por algo que él hacía todo el tiempo. Pero a ella no se le tenía permitido el ser tocada por otro y al no cumplir con ese mandato, fue señalada por el hombre que una vez juró amarla. Del cabello la tomaron y la lanzaron a una jaula, no solo era un tiritar sino el miedo de lo que se avecinaba.__ Te dije que no te metieras en problemas, pero tu boca irrespetuosa de seguro te hizo ganar esto. - le dijo Cleo al verla en esa situación. Ruth y las demás se burlaron mucho más de ella. Quiso verse fuerte ante la situación, pero no pudo. Estaba al tanto de lo que seguía y sin nada por hacer solo pudo sollozar ante el dolor agobiante que la estaba martirizando mucho más. Escuchó gritos de la gente de Jonas llegando, siendo
Bastian tuvo la cabeza ocupada en todo momento. El cargamento con el material que ocuparía para sus armas del negocio que había hecho con un clan de suizo se había perdido casi en su totalidad, por culpa del descuido que tuvieron al transportarlo. Jamás había ocurrido tal cosa y por ello estaba que hundía a todos en altamar. Nadie se atrevió a acercarse si no lo pedía. Estaba peor que nunca. Nadie podía dar crédito a su semblante. Llamó a su cliente y tuvo que decir sobre los inconvenientes que tenían para la construcción de su pedido. Podía comprar las piezas que le faltaban, pero odiaba el hecho de que no estuvieran acreditados por él, para no fallar o dañarse rápidamente. Le gustó siempre la perfección. Las cosas se hacían a su modo porque la pureza de lo que él tenía, nadie podía mancharlo. Pasó la noche entera entre llamadas, negociando otro cargamento que tuvo que comprar, porque nada le aseguró el poder recuperar lo que perdió. La cabeza le dolía, en el estomago tenía un a