__ ¿Solo esto de propinas? - preguntó Camilo cuando revisó el sobre que su sobrina le entregó. - Te estás quedando con lo demás. Tú siempre obtienes más. Dámelo.
__ No me he quedado con nada, tío. Solo que no es una buena temporada para el restaurante y apenas obtengo eso. - contestó viendo el disgusto del hombre que negó como si fuese su culpa.__ Una inepta es lo que eres. Te pagan por conseguir clientes y ¿así es como respondes? - la tomó del codo para arrastrarla a su dormitorio o lo que parecía serlo, pero no era más que un catre viejo y maloliente que trataba de no ver de ese modo.Cayó sobre él colchón que rechinó cuando su tío la lanzó a ese sitio.__ Te quedas ahí y sin comer. - soltó furioso. Esa pequeña cantidad no le bastaba para dejarla tranquila, pero por más que Kiara se esforzara no consiguió llegar a la cantidad predispuesta.Aún tenía diecinueve años. No faltaba mucho para cumplir sus veinte años y todo parecía eterno para llegar a sus veintiuno que era la edad para quedar fuera del poder de su tío. Todo por culpa del testamento del borracho de su padre, quien no pensó que este le daría una vida tan mediocre a su única hija.Que inconsciente había sido.Tan solo bastaban trescientos sesenta y seis días para librarse de él y podría trabajar de algo más, eso no le dió ningún alivio, pero por el momento debía aguantar.Se aseguró que se hubiese ido para sacar la galleta que comió, sin envoltorio, siempre se los quitó para no ser descubierta, pasando otra noche de esa manera para comenzar otro día de la misma forma.Jonas, su novio la esperó como todas las tardes después del trabajo entregando una nota para su cita del siguiente día. Ella no dilató mucho en hablar con él, porque su tío medía incluso el tiempo que tardaba en regresar a la casa.Le entregó un poco de dinero que ella no quería recibir, pero sabía que con eso, al menos pasaría una buena noche y no oyendo sus insultos aun sin verla. No quería eso para la noche anterior a su cumpleaños, por lo que cuando vio la cara de satisfacción de su tío supo que había valido la pena.Podía escaparse de ese infierno. Lo hizo dos veces antes, pero su tío siempre daba con ella, por eso dejo de intentarlo desde hacía dos años.Sin embargo, estuvo planeando por meses escaparse con Jonas, pues este le prometió llevarla a un lugar donde ella tendría toda la libertad que quisiera. Ilusionada con eso sacó un poco de ropa cuando podía y con el tiempo tenía la suficiente para poder hacerlo.Esperó con ansias que pasara su turno de trabajo, atendió a los clientes mejor de lo que lo hacía, llamó la atención de otros y estos dejaron mejores aún. Ese día había sido muy productivo, además que Estefanía le dio un cupcake de colores con una vela que sopló para festejar.Sonrió todo el día, estaba feliz. Nunca había estado tan alegre, menos emocionada por algo. No desde diez años antes.Su turno terminó, tomó su morral que ya había reparado varias veces porque su tío no le dejaba dinero para comprar una nueva y caminó a la salida de su trabajo, donde se suponía que Jonas la estaba esperando. No obstante, aún no había llegado.Caminó hacia el sitio de siempre, buscando un lugar donde pudiera estar sin pensar en que podrían verla huyendo.La noche era su compañía siempre en ese callejón, esperando a su novio. Pero en ese momento lo único que vio fue un torso desnudo con un tatuaje particular, un símbolo celta, con un cuervo bañado en sangre. Un hombre que rebasó su altura en medio del callejón, estaba viendo la espalda de un asesino y eso le dejó la lengua adormecida.No era solo tinta, también había sangre fresca. Los músculos en el sujeto le congelaron la sangre, ella caminó hacia atrás con pasos suaves hasta comenzar a correr de regreso. Sin embargo la habían visto, solo que ese sujeto no iba a perseguir a alguien insignificante como veía a todo el mundo.Kiara quiso encontrar a alguien para decirlo. Estefanía no estaba, su jefe tampoco. Quería a su novio para pedir ayuda.Pero no fue él a quien vio en ese sitio. Era Camilo, su tío.Su corazón dejó dejó de latir al verlo, pensando que la había descubierto, quiso preguntar por su novio, por si le habían hecho daño, pero este se portó tan amable con ella, que en lugar de sentirse aliviada, se mostró temerosa.__ Sube, tengo un lugar que mostrarte. - animó Camilo con su voz amable, aquella que jamás había usado con ella.__ ¿A donde? - preguntó con cautela. Vio todo con desconfianza.__ Tu nuevo trabajo. Necesito que pagues algo que debo.__ No, yo tengo un poco de dinero hoy y puedo...__ Eso no me sirve, Kiara. - la tomó del codo y ella negó nerviosa. - Son siete millones, perdí un negocio y para hacerlo pedí dinero prestado a quien le prometí el triple y ahora debo pagar.__ Pero no puedo ganar ese dinero trabajando..- se rehusó a subir al auto de su tío.__ Lo pagaré. Solo debo ir con mi papá, cuando sepa todo no dudará en darme el dinero. - Kiara supo que mentía.Su abuelo jamás le daría un centavo más a Camilo. Había echado a perder muchos de sus negocios y se había cansado de darle dinero, estaba perdida, por lo que no quería averiguar de qué la pensaba meter a trabajar. Tanta insistencia ya le daba indicios.Se soltó de su tío y aferrada a su morral corrió, pero pronto fue alcanzada por él, quien la tomó del nacimiento de su cabello y la soltó al ver que llamó la atención.__ No te comportes como si no me debieras el haberte dado de comer todos estos años. Me debes mucho, Kiara. - declaró. - No queremos que tenga que vender la casa de papá para pagar la deuda ¿no?Ella se contuvo. No luchó más.Esa casa era todo lo que sus padres le dejaron. No quería por ningún motivo perderla y su tío tenía el poder para hacerlo hasta que cumpliera los veintiún años, aún faltaba para eso.__ Eso es. Vamos tranquilos, como tío y sobrina al auto, que nos esperan. - le acarició la cabeza haciéndola entrar al vehículo del cuál cerró la puerta.Buscó a Jonas por todos lados, ignorando el sonido del motor, pero nada de eso le fue de ayuda cuando lo encontró atrás de un auto con los ojos fijos en ella, tuvo el impulso de correr hacia a él, pero este negó.No pensaba arriesgarse por ella. Kiara percibió la respuesta y sus lágrimas se deslizaron por sus mejillas.Le había prometido salvarla de su tío, pero no lo hizo. Sus sollozos quemaron su pecho cuando no los quiso dejar salir. Había sido una tonta.¿Como fue tan ingenua de creerle?Nadie había cumplido las promesas antes ¿porque Jonas sí lo podía hacer?Se abrazó a sí misma cuando lo vio por última vez, este ni siquiera se esforzó un poco. Dejando que su tío la llevara a algún sitio de la ciudad, en donde después de aparcar el vehículo la hizo bajarse para llevarla con él al edificio con aspecto victoriano al cual entraron.No tardó mucho en ver cómo las cadenas hacían parte de la pared, como si fuese para perros, pero los canes presentes andaban sueltos. Mirando con horror el escudo que había en la pared cuando abrieron la última puerta.La triada de la sangre negra, una de las pandillas conocidas por ser despiadada y sanguinaria en toda Alemania. Eran integrantes de ellos.__ ¿Ella es tu pago? - le preguntó un hombre de tatuajes en la cara a su tío. - Se ve muy escuálida. No servirá para trabajos pesados.__ Puede con todo. - alegó su tío y en ese momento le dió terror esa respuesta.__ Veremos si con todo. - dijo una voz que salió de la nada, ella se giró para ver al hombre de altura predominante casi para aplastarla si no la veía, rostro endurecido como si estuviera furioso, facciones sombrías, un abrigo de piel sobre los hombros y cabello de un oscuro castaño que se veía húmedo pese a no estarlo, desbordando el olor amaderado que se esparció alrededor suyo.Ni siquiera la miró. Pero todo se veía pequeño a su lado, ella aún más.__ Santos, llévala a que se vista adecuadamente. - ordenó el sujeto. - Camilo, recuerda que si no me pagas en dos meses como propusiste, no solo tu moneda de cambio morirá.A Kiara dejó de importarle lo que este había dicho, implorando a su tío sacarla de ahí, pero este no le hizo caso, en absoluto. Dejando a su sobrina con una deuda que no era suya, quien deseo la forma de escapar de ahí, pero cuando el collar de esclava se cerró sobre su cuello, supo que no la encontraría.No había salida y nadie iba a abogar por ella.Kiara tuvo que guardarse las lágrimas porque en ese sitio no había cabida para eso. No le permitieron ni asimilar lo que ahora estaba pasando con ella. Escuchó quejidos por las noches que le dieron escalofríos porque era de súplicas de personas que no veía, pero sí se dió cuenta que sufrían. En las mañanas debía estar limpiando, cocinó para los sujetos robustos e intimidantes que entraron al comedor como si no hubiese una silla para cada uno. Servirles y esperar a que terminaran para ponerse a limpiar de nuevo era su única misión, durante semanas en las que se habló de la ausencia del Don de la triada.Solo vio pasar a quien sabía era un asesor y a Santos, el tipo que la recibió. El cual en algunas ocasiones le dijo sus tareas cuando su matriarca no se encontraba. Ir a sacar algunas prendas sucias de quién llamaban amo, quien llegó algunas veces por las noches y se iba antes que amaneciera, y quien supo se llamaba Bastian, aunque todos se referían a él como amo o Don, todos menos K
Bastian guardó el boceto, ya estaba prácticamente terminado. Se dirigió a ese sitio donde nadie podía interrumpirlo. Una noche llena de tensión solo podía ser mermada ahí. Se fijó en las piezas que había dejado a un lado de la metralleta a medio camino, el resorte en su mano fue limpiado con suma calma antes de colocarlo en su sitio, ensamblando la siguiente pieza. Se fijó en que estuvieran alineados, encajando la que tomó de su derecha. Debía ser muy preciso porque odiaba las equivocaciones. Pero en cuanto la puerta se abrió se giró enfadado. Enfado que tuvo sentido cuando se dió cuenta quién había sido la causante de acabar con su calma. La nueva esclava. Kiara arrastró los utensilios de limpieza y dejó caer el balde con agua que derramó, tomando el trapeador para esparcirla y poder limpiar. El bloque de hormigón detuvo la puerta y ella se giró estrellando su cara contra el torso de Bastian. __ ¿No te enseñaron a no entrar donde no tienes permiso? - preguntó con voz gruesa.
Kiara atravesó el salón, sin hacerle caso a su matriarca, la cual amenazó con romperle las piernas si no caminaba como era debido. Pero ella se encerró en su baño, no queriendo enfrentar lo que vió. Si lo hacía se echaría a llorar. Aún la herida de haber confiado en quien no debió estaba fresca y ella no era de piedra para olvidarlo de la noche a la mañana. Lavó el trapeador y todo lo utilizado, para así tratar de no pensar en ello. Cuando Jonas quiso ir por ella, Bastian ordenó con un ademán que no lo dejaran pasar. __ Apenas caminas y quieres correr. - lo reprendió. - ¿Cuando dejarás de meterte esa porquería? __ Puedo controlarlo. - alegó y su hermano movió la cabeza de lado a lado, sin esconder su reacción ante la respuesta obtenida. Era inútil tratar de razonar con él. Mientras Jonas dejó su intención de seguir a Kiara, para él solo estaba siendo una caprichosa. Se le pasaría luego, se dijo. __ Limpia tu nariz al menos y bota lo que sea que cargues contigo, porque eso no lo qu
El impulso no se lo quitó nadie, cuando una iracunda Kiara levantó la mano con el trozo de madera, el cual iba directo a la cabeza de Jonas. Sin embargo no llegó a término cuando Bastian lo sostuvo en el aire, atrapando y ejerciendo fuerza, su cara reflejó esa mirada que aquellos condenados a muerte por él, veían como último acto. Pero se quedaron solo esperando a que Kiara bajara el rostro, mostrara miedo o algo similar...cosa que no sucedió. Le mantuvo la mirada, no bajó la mano, en lo que este se lo tuvo si arrebatar con rudeza. Lanzandolo en la fogata que lanzó brasas en dirección del otro extremo, mientras ninguno de los dos se dejó de ver. __ Niña, baja la cabeza. - sugirió Santos cuando llegó a ella. - Faltarle el respeto al Don te podría matar.__ Por favor. Me harían un favor justo ahora. - contestó acribillando a Jonas con ganas de enterrarle las uñas en sus ojos. - ¿Como demonios se te ocurre semejante estupidez? Nadie supo para donde mirar ante los insultos que el herm
Ruth tenía ese rencor para la chica de complexión delgada que caminó con un saco de basura que arrastró por todo el lugar hasta juntarlos, junto al otro que estaba apilando. Se limpió la frente y tiró de las ligas de cuero que comenzaron a marcarle las piernas con tanto roce. Bebió un poco de agua y fue por el siguiente. Pero una mano la detuvo de forma abrupta, alzó la mirada viéndose desilusionada al darse cuenta que era Jonas. Se soltó de él, pero antes de dar un paso, este la arrastró consigo. __ Estoy trabajando, idiota. Suéltame. - le gritó llamando la atención de todos, pero nadie iba a ayudarla. Ella, en ese sitio, no era nadie. Él, en cambio, era el hermano del hombre que todos temían. __ Deja de gritar. Pronto volverás a tus labores. - le indicó con ironía. - Sólo quiero que sepas que esta noche será nuestra boda. __ ¿Nuestra que? - le preguntó arrancando su brazo del agarre que su ex aún ejercía sobre él. - ¿Eres idiota o te haces? Te dije muchas veces, no te quiero ce
__ Señor, para informar que su hermano ya se encuentra en su despacho. - el asesor Marc no se atrevió a dar otro paso al ver el semblante de su jefe. No se arriesgaría a desatar algo incontrolable en él.Bastian aclaró su voz y le indicó que podía irse. Se pondría en duda su liderazgo si supieran tan solo sus pensamientos ya que sería considerado una actitud indigna de su líder. Kiara sintió los ojos de Marc sobre ella, pero no bajó la mirada, como si no estuviera a punto de correr. Sabía las reglas, pero Bastian le generaba algo en su actuar, no entendió cómo o por qué, pero no podía resistir tanto. El Don fue el primero en salir, yendo directo al sitio donde se encontraba Jonas con la ropa suelta y cara de haber estado encamándose con alguien. Reprobó su imagen con solo un vistazo, siempre con sus niñerías tontas se llevaría el apellido por los pies. __ ¿Estás orgulloso de lo bajo que caes cada segundo? Con cada acción, lo único logras es verte mediocre como si pasarte mi nombre
El olor a vainilla lo estaba volviendo loco, el sabor de sus labios debilitó su fortaleza y si eso no era suficiente, la forma en la cual Kiara se aferró a sus hombros lo hizo no querer soltarla más. Pecado y perversión en una chiquilla que no le llegaba ni a los hombros con su altura, fácilmente le sacaba tres cabezas y aún así, en lugar de mostrarle sumisión, resistió los besos candentes, sus salvajismo cuando la estampó contra la corteza de un árbol, en tanto presionó su pecho con tal desespero que la tela se rasgó. Kiara ensartó las uñas en la parte trasera de su cuello, él no permitía que nadie lo tocara de esa forma, pues para todos era un privilegio, en cambio eso mismo sintió cuando el ardor en su piel encendió su rudeza, mucho más. Atrapó sus manos y las puso sobre su cabeza en lo que calló los gimoteos de la esclava con su boca. Su cabello en su mano se enredó más y el tirón solo tensó su cuello, en lo que ella instintivamente se refregó contra la bragueta de su pantalón.
__ ¿Dónde está? - que Jonas llegara esa mañana , tambaleante y con la búsqueda de su esclava alertó a todos. Ninguno supo responder ni que decir al respecto. Nadie tenía idea de en donde se encontraba la persona por la que preguntaba. Pero este no se detuvo y furioso se fue al siguiente piso a buscarla, levantando a todos pese a ser tan temprano y que estos estuvieran tan cansados. Siguió buscando, causando un alboroto que todos sabían terminaría mal por la dirección que llevaba.__ ¡He preguntado donde está Kiara! - espetó golpeando la puerta con los pies. - Nunca le di permiso de alejarse de mí. ¡La quiero ante mí! Es mía. ¡Me pertenece! Golpeó la siguiente con su bota también, yendo al tercer piso, todos ya se habían despertado con el alboroto, mientras Marc ya se encontraba de pie con la esclava que debía cuidar cubierta por la sábana que no soltó. __ Arriba, de seguro te llevará con él. - le dijo arreglando su corbata. - Y no te resistas. Si eres de su propiedad puede hacer co