—Es bueno verte tan tranquilo. —dijo Eva, sonriendo.—Gracias, uno debe estabilizarse para pensar mejor. —el rey le devolvió la sonrisa, invitándola a tomar una copa de champaña. —Es hora de celebrar ¿No crees?Eva aceptó la copa y la sostuvo entre sus manos, para brindar y luego beber un trago. Estaba algo nerviosa, por lo que la bebida le aflojó un poco la tensión.—Gracias por acompañarme. Lo valoro mucho. —dijo el rey, tomando asiento luego de brindar. —Cuando estabas en el castillo, casi ni te veía, es bueno poder vernos más seguido ahora.—Claro. —Eva buscaba palabras amables, no iba a amenazarlo, así no podría saber cuál era la verdad.—Debo decirte que pensé que me guardarías rencor, digo… Después de haber vivido bajo mi techo en esas condiciones. Si te soy sincero, nunca me importó lo que Felipe hiciera contigo, él era un buen conde y un buen gobernante, por lo que para mí podía hacer lo que le plazca.Al escuchar esas palabras apretó los puños, pero se contuvo. Siempre lo ha
Con la luz del sol apareciendo, la pelea estaba por llegar a sus puertas, a sus campamentos algo rudimentarios pero cargados de charlas. Nadie cuestionó la decisión de Eva, ni siquiera Gale, porque entendían que el haber dado ese paso era tan necesario y aquel que tomara la decisión podía ser condenado o vitoreado, al final. Era una responsabilidad que nadie querría tomar y por eso, era tan respetada su decisión.Los frentes serían organizados y supervisados por Gale y Astor, que asumieron el mando como comandantes de la batalla. Gale también se hallaba nervioso, el estaba enredado en esa telaraña real y esperaba no ser el blanco de ataque cuando llegara el momento.Todos irían a la guerra, menos Maya por obvias razones. Cuando era casi la hora de partir, Teo se aproximó hacia Seth.—Yo pelearé también. —dijo Teo, con la vista baja, tenía que hacerlo, se lo había prometido a sí mismo.—¿Estás loco? A penas si dominas tus habilidades, no creo que sea bueno… —Seth arqueó una ceja, aquel
Mientras iban acercándose hacia el castillo, el panorama comenzaba lentamente a oscurecerse. El ejercito de Louis era notablemente más grande de lo que creían, ese era el principal temor del rey, que lo conocía muy bien, había sido su antiguo ejército. Eran muchísimos, siendo una diferencia aplastante y teniendo la ventaja en número. Louis tenía la delantera y estaba seguro de su victoria, su ejército estaba mejor preparado, era más grande y todavía tenía las murallas resguardándolo para darle todavía más protección. No era fácil de derrotar, lo habían estado subestimando. Louis estaba furioso, no soportaba que hubieran querido insultarlo en su propia boda con ese ataque y cuando supo que su hijo era un lobo, la ira le nubló el juicio.Los lobos tenían armadura, sí, eso les daría algo de ventaja.—Míralos. Parece que las flechas con veneno no los detendrán. —dijo Lilia, con los ojos nerviosos, mirando desde arriba todo el panorama extenso.Louis soltó una carcajada.—Tendría que ser m
Louis tomó a Lilia con ambas manos, sujetándola por la cintura y atrayéndola hacia su cuerpo, para que estuvieran tan juntos que sintieran el calor ferviente.—Están perdiendo. ¡Los lobos están acabados! —gritó, al tiempo en el que desvestía a su esposa en medio del balcón, donde miraban como la batalla seguía su curso.Paseó sus dedos por todo su cuerpo, sintiéndose victorioso, con la corona en su cabeza y la gloria bañándolo. Su excitación estaba por las nubes, viendo a su esposa, que nunca lo atrajo tanto, como a la mujer más bella de todos los tiempos.—¿Lo has visto, cariño? —preguntó el, deslizando su mano entre las piernas de la dama. —No siempre las criaturas extraordinarias ganan.—Vamos a matarlos a todos. ¿Verdad? Quiero que sea rápido… —dijo ella, envuelta en esa seducción que les aportaba esa victoria. Lilia estaba desnuda de pies a cabeza, eso era lo que más la relajaba, saber que tenía la libertad de hacer lo que quisiera.—Sí, quiero las pieles intactas para mi sala. —
Desde la jaula móvil, Astor no podía moverse con ninguna libertad y eso lo hacía sentirse peor que basura. Nunca en la vida le había sucedido algo así, lo estaban transportando junto con su hermano y Seth, los tres en la misma jaula ambulante, directo a la prisión del príncipe Louis. Su vientre estaba por completo lastimado y eso le dificultaba respirar, eran cosas que nunca había experimentado antes, ese dolor era nuevo. La sangre manchaba el piso de la celda, su vista se nublaba ante todo lo que le estaba sucediendo.—Trata de… —empezó a decir su hermano, Gale, que se hallaba con la mitad del pelaje chamuscado y negruzco, tosía a cada segundo, esforzándose por respirar. —Trata de no dormirte… —continuó, con un dolor que se notaba hasta en su voz.Seth ni siquiera reaccionaba, estaba inconsciente. Los recuerdos del ataque eran devastadores. Astor se vio acorralado junto con su equipo, cuando la cantidad de hombre del ejercito enemigo se desplegó mostrando todo su poder y el ejercito
(Narra Eva)Me desperté en una nebulosa mental agobiante, como si me estuvieran oprimiendo la cabeza con una roca muy pesada. Era un lugar extraño, una tienda de campaña oscura. Me hallaba tapada con una manta gruesa que me protegía del frío. Reconocí a Maya a mi lado, tenía los ojos completamente enrojecidos y miraba hacia la nada, con la vista fija en la tela de la tienda.—¿Qué pasó…? —empecé a preguntar, con la voz quebrada por el frío, al parecer había comenzado a nevar.Maya volteó para verme, al descubrir que me había despertado. Ella se hallaba mal, muy mal, podía verlo en su mirada perdida.—Nada bueno. —respondió y supe que me contaría algo que quizás no quería oír.Se me erizó la piel al instante y el miedo me hizo retroceder, intentando taparme los ojos para no ver lo que en realidad había sucedido. En mis sueños, habíamos salido victoriosos del combate y solo nos quedaba festejar. A juzgar por el rostro de Maya, era inevitable pensar que había sucedido todo lo contrario.
El futuro rey consagrado en batalla se preparaba para su coronación oficial. Louis era un hombre orgulloso y estaba seguro de que este triunfo lo denominaría como el más inteligente de los gobernantes hasta el momento.Era su perspectiva gloriosa, en sus ojos se veía el triunfo estampado en dorado, porque se sentía bendecido.—¿Ha existido algún rey capaz de vencer a un monstruo semejante? —preguntó Louis a uno de sus guardias, mientras caminaba hacia las celdas donde yacían sus prisioneros.—Ninguno, majestad. —contestó el soldado, cada uno de los hombres a su mando se halló gratamente sorprendido cuando Louis develó su estrategia. —Los hemos retenido en la prisión, no podrán doblar ni romper los barrotes, están preparados para soportar fuerza sobrehumana.—Recuerda el veneno, no te olvides. —agregó Louis, que no dejaría absolutamente nada al azar.—Ya rociamos cada parte de los barrotes con la sustancia, si intentan acercarse mucho morirán. —el guardia sonrió, estaban en una notoria
Seth maldecía en todos los idiomas al príncipe y a su capacidad de irritarlo y amenazarlo con tanta facilidad. Se decía a sí mismo que, aunque muriera en el intento, lo asesinaría para mantener a salvo a Maya de sus manos libidinosas. En algún momento los transportaría hacia algún sitio y aprovecharía esa oportunidad para hacer que pagara, con sus últimas fuerzas y el aire que le quedaba.—El rey hará algo… —empezó a decir Gale, esa era su esperanza. Sabía que el rey no lo dejaría morir así porque sería una muestra demasiado grande de debilidad. Después de todo el seguía siendo su heredero nombrado oficialmente.—Al rey no le importamos en lo absoluto, abre los ojos. —calló Seth, que no poseía un respeto en lo más mínimo por la realeza. —Por su culpa estamos aquí.—Yo soy su heredero. —dijo, tosiendo, Gale. Los lobos podían recuperarse mucho más rápido que los humanos y el de a poco iba regenerando las quemaduras de su piel.—Eso no le importa, conseguirá otro, si es que Louis no lo m