(Narra Eva)Teo estaba gruñendo como un cachorro de lobo valiente, eso me hizo sonreír. Yo lo había conocido cuando era solo un niño pequeño y asustado, el día que Seth lo rescató del sitio en el que Ruth lo mantenía cautivo y aislado del mundo.—No comprendo lo que ocurre… —comenzó a decir Lucy.Yo tampoco poseía muchas respuestas, al intentar reconocer las banderas me había quedado más confundida que antes. Solo nos quedaba rogar porque no fueran enemigos, si lo eran, nuestro tiempo de morir llegaría abruptamente. Mi vista no lograba divisar los rostros de los hombres.Los segundos de espera fueron los más eternos que alguien pudiera haber soñado, una auténtica pesadilla para nosotros tres. Tomé la mano de Lucy y la de Teo, para seguir juntos en el caso de que hubiera que pelear de cerca.Los soldados nuevos atacaron a los hombres del príncipe Louis, haciendo que al fin mi respiración regresara a la normalidad.—¡Son aliados! —gritó Teo, esperanzado y con los ojos brillantes.Tambié
(Narra Felipe)Mi caballería los estaba aplastando y el sentimiento de victoria, siempre sería más gratificante cuando fuera robado. Le arrebaté ese tan preciado triunfo a Louis y ver su cara soberbia siendo humillada, no tendría ningún precio que le hiciera justicia.La sonrisa dibujada en mi rostro parecía no poder borrarse con nada. Bebí de mi cantimplora el añejado vino que reservé para la ocasión. Las cosas estaban saliéndome muy bien, una espera larga para mi vida de lucha en la cual no pude descansar por nada.Arrebatarle la corona era mi fin último, para dársela al rey que me apoyaba y me había dado el poder de ganar. El ejercito que yo traía, sin duda alguna, había sido muy difícil de ganar y me costó bastante dolor.Todo se iluminaría con el pasar de la batalla, como sí el sol solo estuviera brillando para mí en su exclusividad. Esa era una sensación tan embriagadora que podría volverme adicto a ella. Mis hombres estaban luchando con todo lo que tenían, su fuerza como caball
(Narra Gale)La bestia seguía en su posición de batalla más despiadada. Las palabras de mi padre seguían retumbando dentro de mi cabeza, como la voz de mi consciencia que no lograba acallar ni, aunque estuviera peleando.Miré como Astor atacaba y vencía a un sinfín de guardias, eso no le costaba trabajo alguno.Las cartas ya estaban sobre la mesa, no podrían detenerlo esta vez con ningún cañón porque me había ocupado de desarmarlo para que quedara inhabilitado. Eso podría ser una maldición o una bendición, según como siguieran las cosas.A medida que seguía observándolo rogaba que entrara en razón y mostrara algo de humanidad. Eso me demostraría que podía volver a confiar en su buen juicio.Contemplé a la turba de cinco civiles armados con cacerolas y palos que intentaban derribarlo.—¡Maten al oso! ¡No tengan miedo! —gritaban, mientras se daban los ánimos para continuar.Eso no era una buena idea en lo absoluto. El oso comenzó a defenderse y fue ahí, cuando tuve que interponerme en s
(Narra Seth)Los soldados que llegaron hacia nosotros debían ser más de cincuenta, contándolos sin mucha precisión. No parecía tener un final favorable esta expedición, aunque era de nuestras pocas opciones. El retroceder y volver a escondernos tampoco era una opción. Seguir en la pelea nos daría la ventaja mínima y la chance de encontrar a Louis y terminar con la guerra.El instinto me marcaba un camino, aunque había sido muy difícil. Yo era un lobo rastreador, buscar con mi olfato era de mis capacidades más agudas y aún así, me costaba seguirlo. El haber pasado tanto tiempo encerrado y con esas torturas me había disminuido casi todas las capacidades. Ahora, tener que luchar también distraía mi objetivo.Felipe buscó cubrir la defensa para que yo siguiera enfocado. Los hombres aceptaban de muy mala gana, al igual que tener que trabajar conmigo. Yo tampoco era feliz así, Felipe no era de fiar a pesar de que me hubiera ayudado en el pasado. Su confianza era débil, frágil y cambiante, y
(Narra Seth)Se acurrucó pegada a la pared, todavía temblando y estando indefensa. Claro que no me provocaba nada de pena, ella no era una persona a la cual yo pudiera compadecer. Estuve a punto de matar también a Felipe, si seguía interponiéndose en mi camino.Él soltó una maldición cuando rasgué su brazo izquierdo.—Demonios, Seth, solo quiero interrogarla. —dijo, buscando que me tranquilizara. —Debe decirnos donde se encuentra su esposo. Felipe ordenó a sus soldados que la inmovilizaran y me habló en voz baja, para que nadie más pudiera oírlo.—Tranquilo, podrás matarla cuando nos diga lo que sabe, no servirá de nada haber llegado hasta aquí si perdemos la paciencia cuando más lo necesitamos. —sus palabras intentaban llegar a aplacar mi ira.Estaba actuando irracional, claro que lo sabía, pero no había un modo en específico de cambiarlo. Mi instinto desatado de lobo me hacía querer vengarme por sobre todas las cosas. Busqué pensar en Maya, en mis hijos, ellos me darían la fuerza q
(Narra Eva)Los tres corríamos lo más lejos que pudiéramos para acercarnos al bosque. No éramos los únicos con la buena fortuna de seguir vivos. Ciro llegó con nosotros bañado en sangre y con las patas lastimadas de tanto pelear.Lo abracé, junto con Teo y Lucy, encontrar un amigo en la guerra es un regalo invaluable. Estábamos en el camino hacia el bosque, solo nos faltaba pelear un poco más y el camuflaje verde nos cubriría con su protección.—¿Has visto a los demás? —pregunté, con la voz desesperada por la falta de tiempo.Ciro asintió con la cabeza.—Pero no hemos vuelto a reunirnos, allí está todo desordenado, dudo que logremos encontrarnos si no vienen hacia el bosque. No podemos aullar, eso sería una condena a muerte y un llamado a los soldados de Louis. —dijo Ciro, mirando a su alrededor y buscando enemigos.Dos soldados vinieron a atacar, las tropas de Louis estaban desparramadas por todo el lugar y eso nos dio una ventaja. La caballería aliada abrió el camino a nuestra huida
Ciro me hizo una seña para que no me moviera al igual que a Teo, él quería que siguiéramos ocultos a pesar de que ella estaba allí. Los soldados habían empezado a preguntarse de quien se trataba.—¿Eres una pordiosera o qué? No te daremos dinero o comida a menos que nos des algo a cambio. —el hombre la miró y la enfocó, analizándola.Lucy no decía palabra alguna.—Han matado a mi padre, esto es culpa de ustedes. —dijo ella, con un valor que era sorprendente de ver, aunque no era sensato.El hecho de que eran muchos más que nosotros, impedía que pudiéramos ganar esta pelea. Entendía los motivos de Lucy, pero nos estaba condenando a muerte sin lugar a dudas.—¿Tu padre? Con un demonio… Esta es la hija de ese zopenco al que capturamos. —el hombre la miró incrédulo. —Pensé que te verías como una princesa, no como alguien que va a limpiar mi orinal. —soltó una risa. —Nos la quedaremos nosotros como botín. —declaró uno de ellos, el que parecía más alegre.—Estás demente, todo lo que hallem
(Seth)El camino en las escalinatas era confuso, pero mi instinto y mi olfato me guiaban mejor de lo que cualquier explicación podía hacer. Lilia yacía muerta y no por mi mano, eso me había sorprendido terriblemente.—Señor, esto traerá un sinfín de consecuencias… —empezó a decir otro de los soldados de Felipe.Felipe se hallaba perdiendo hasta la última gota de paciencia ante la insubordinación de esos sujetos. Parecían cuestionarlo en cada decisión que tomaba. Ellos no eran leales hacía él, eran aliados del rey y esa era la razón de que siempre estuvieran peleando. Eso no nos ayudaba para nada.—Nadie llorará por ella, es solo una mujer que llegó demasiado lejos con su cometido. Alguien así no puede ser la reina. —dijo Felipe, buscando controlar su tono de voz para adquirir más calma.Seguimos caminando buscando la armería pequeña de la que habló, el sitio donde Louis estaría oculto de las garras de sus enemigos. El sitio era tal cual como lo describió una vez llegamos. Era un lugar