El hombre frente a Michael afirmó con la cabeza y les hizo señal a sus compañeros y salieron del club. —Daré su recado a la Sirena. —Aquí la espero entonces. Este hombre era quien dirigía la seguridad personal de Stefan y a Victoria le gustaba su seriedad y profesionalismo, pero era realmente fiel a Stefan y en cuanto salió del club lo primero que hizo fue llamar a Stefan, pues lo mantenía informado de todo. -¿Qué pasó Borges? —Preguntó Stefan apenas sonó su teléfono, obviamente esperaba la llamada. -Lo que usted sospechaba señor, el Santo encantado quiere una cita con la Sirena, pero Halcón no estaba. -Claro que quiere una cita con ella, quieren llevarla cautiva para intercambiarla, son tan predecibles esos novatos. Ya sabes lo que tienes que hacer, yo ubicaré a Halcón y te avisaré. -Sí señor. Borges colgó y continuó su camino en busca de Victoria. Stefan tiró el celular lejos de él, Matthew lo observó mientras doblaba las vendas que sobraron después de hac
Michael apretó con fuerza a Victoria sin saber su identidad, para él era la Sirena; una mujer despiadada socia de Slashdot que había reclamado el comercio de mujeres en Estados Unidos después de jugarle una trampa a Ronald y al Fantasma. No tenía una pizca de contemplación por ella y muy poco le hubiera importado partirle el cuello en este momento, para él era justo, pero no quería renunciar a la oportunidad de hacer un trueque por Victoria, pero como temió que ocurriría Guadalupe le estorba. Borges afincó el arma haciendo que la mejilla de Guadalupe se hundiera contra el cañón de la pistola. Guadalupe siempre valiente no gritó, aunque sus ojos expresaban miedo y lo que hizo reaccionar a Michael fue la lágrima impregnada de maquillaje que rodó por su mejilla. Guadalupe entregaba su vida sin pedir clemencia. Michael quería gritar, llorar, acabar con todos a la vez y solo tenía una jugada. — ¿Qué harás Santo? ¿Sacrificarás a otra mujer por negocios? —Inquirió Stefan.
Una hora después Victoria entró a la habitación de Stefan en la clínica tratando de no hacer ruido. — ¿Quien anda ahí? —Preguntó Stefan. —Perdón, ¿te desperté? —masculló Victoria. Stefan encendió la luz de la lámpara de noche y tomó el teléfono celular para ver la hora. Victoria se sentó a su lado. —Es de madrugada, ¿qué demonios haces aquí? Deberías estar durmiendo. Victoria subió un hombro restando importancia. —La verdad es que me cuesta dormir y sentía que me ahogaba en casa, así que vine de una vez. Stefan la observó, lucía triste, pero sobre todo ansiosa, sospechaba que quería irse muy lejos a lamer sus heridas. Lejos de él. —Lo que tengas que decirme puede esperar a que amanezca, estoy cansado. —Entré porque Matt me dijo que acababa de hacerte la cura; voy a recostarme aquí —dijo Victoria señalando el sofácama para visitas—. Descansa y luego conversamos. Stefan suspiró. —Veo que no me darás un respiro —masculló Stefan con sorna—. Lo que
Stefan estaba harto de rogarle a Victoria, harto de que ella cambiara el tema cuando él le presionaba a decirle que lo quería. Pero ahora Victoria quería quedarse. Estaba feliz con su buena suerte y decidido a no separarse de ella jamás. —Tú me conquistaste, no te hagas el tonto, sé que no lo eres —susurró Victoria. —Qué voy a saber yo lo que quieres, ya había empezado a conquistarte, pero luego de desaparecer y verme tullido me despreciaste… —Soy yo quién está mutilada, Stefan, no lo has entendido y por eso vine a dejarlo muy claro. No me siento capaz de corresponderte cómo quieres, el sexo —... Victoria negó con la cabeza—. No soporto ser tocada. Stefan fue quien esta vez esperó que ella lo mirara. —Quédate conmigo y lo resolveremos —enfatizó Stefan determinado. —Stefan. ¿Acaso no me escuchaste? —Inquirió Victoria—. No puedo… Stefan se sentía eufórico, esto era lo que él necesitaba, que Victoria tuviera una duda razonable en su determinación de ser feliz c
Franco Slashdot y el Santo se reunieron en un café muy público en plena calle. Ambos custodiados por varios hombres que pasaban desapercibidos a la mirada de cualquiera. Solo eran dos hombres tomando café y conversando como viejos amigos. Ambos se estudiaron mutuamente midiéndose, Michael tenía un corte en la ceja, Stefan aún se les notaba que estaba convaleciente, aunque la determinación y el orgullo los hacía levantar la cara. —Tú dirás Slashdot, tú pediste la reunión. Stefan tomó un momento mientras bebía de su café. Algo dentro de él le decía que esto era una mala idea, pero era un plan plausible y que el mismo Ivo consideró. El hecho de que Ivo lo haya traicionado por codicia no significaba que tuviera malas ideas. —Considero que ya te he dado la lección, me atacaste y pagaste el precio, ¿qué te parece trabajar para mí? Michael no esperaba eso. Había ido preparado para que Slashdot le diera pistas falsas y se burlara, no para que le ofreciera trab
Mientras que Michael fue metido en prisión y el resto del equipo de Halcón tuvo que librarse de las acusaciones, Stefan salió del país sin problema. Por supuesto, Victoria viajó con él y como condición también Giancarlo. Adelina y Matthew que había enviado a los pacientes de la clínica que no tenían el alta a otras clínicas los acompañaron también. Ya habían pasado poco más de dos meses desde que llegaron a Kosovo, aquí realmente Franco Slashdot era un rey, pero en el resto del mundo tenía problemas. Stefan no solo había atacado a Halcón, se había metido con mucha gente poderosa el día que fue a ese club, sabía que a la larga sería bueno para sus negocios, pues demostraba que era de temer, pero mientras tanto vivía de cabeza en su computadora y con reuniones clandestinas con diversos aliados. Victoria y él eran corteses, pero por lo general no se quedaban solos, Slashdot era solicitado, el CEO Stefan era solicitado, Anka también reclamaba atención y Adriana destilaba
— ¡Victoria! —Gritó el niño de nuevo y ella jamás sintió tanta desesperación en su vida. — ¡La puerta tiene seguro! ¿Giancarlo estás bien? Silencio. Victoria se echó atrás y con impulso le dio un golpe a la puerta con el hombro. — ¡Ayuda! —Gritó desesperada y el ama de llaves vino con las llaves del cuarto y abrió la puerta. Victoria entró y no vio a Giancarlo. Semejante desesperación no sintió antes, la ventana estaba abierta. —Dios mío, se lo llevaron, ¡busque a Slashdot! —Ordenó Victoria, pero ya la mujer no estaba. — ¡Victoria! Esa era la voz de Giancarlo y Victoria corrió a la ventana. Si antes estaba desesperada por el miedo, ahora sí que sintió morirse. El niño colgaba precariamente de una pestaña del adorno arquitectónico que decoraba el marco de la ventana. — ¡Ayúdame Victoria, me resbalo! Victoria sacó medio cuerpo por la ventana, pero no alcanzaba la posición del niño, él estaba por caer y si lo hacía se partiría el cuello. Victor
Victoria despertó en la madrugada llena de ansiedad en una cama extraña, no era raro que las pesadillas la dejaran tan inquieta que no fuera capaz de dormirse sola de nuevo. Aunque estaban en una posada de lujo con cama confortable y silencio, el barullo estaba en su cabeza. Victoria como siempre que le pasa fue a la habitación de Giancarlo para dormir con él. Pero Giancarlo le indicó muy seguro que él no intentaría escapar de nuevo, que quería que su papá se sintiera orgulloso de él. Victoria incapaz de reconocer que en realidad era ella quien tenía miedo le tocó sonreír y salir de la habitación del niño. —Ahora sí, todo es su papá. Hombres… A ninguna edad se puede confiar en ellos —refunfuñó Victoria. Aunque lo bueno es que Stefan había aceptado a Giancarlo, aunque como siempre muy a su estilo. Cuando al final de la tarde regresaron a la posada, Stefan estaba de buen humor y jugaba una partida de naipes con Matthew, Giancarlo pululaba a su alrededor como ab