Lina negó con la cabeza porque no podía creer la determinación de Victoria. —No sé qué tanto sufriste en ese lugar donde te tenían cautiva, pero ya no estás ahí, olvídalo y vete con el hombre que está loco por tenerte. —Estás completamente equivocada, él no me quiere en su vida. —Te he dicho que solo quería encontrarte, no te entiendo, si un hombre como él estuviera buscándome me dejaría atrapar. —Pero ya no soy de las que se dejan atrapar; ya no más. — ¿Estás segura? Victoria mantenía la mirada perdida. —Estoy harta Lina, harta de estar entre la espada y la pared, y tienes razón en algo, no perderse por ese hombre es casi imposible, pero él ya tiene a alguien que le importa y no soy yo. —No creo que sea otra la mujer que le interese… —Sé lo que te digo, yo lo vi. Y no lo culpo, es una chica hermosa, fuerte, que también ha tenido una vida difícil, sin duda con una vida más parecida a la de él; ya la quería antes de conocerme. Supongo que con ella se sient
La urgencia más grande para Stefan era encontrar a Victoria y Matthew sabía de ella, pero pretendía ocultarlo. No sabía por qué. —Me dirás “no sé” a todo lo que te pregunte, Matthew. —No sé dónde estuvo Victoria todo este tiempo, ni sé a dónde fue, y si lo supiera no te lo diría, porque no puedes levantarte de esta cama y no confío en quien tú confías. Stefan no sabía qué tanto sabía su hermana y su madre de Franco Slashdot y francamente eso no le importaba. Observó a Matthew a la cara y habló de forma pausada. —Dime que es cierto que Victoria está viva y no lo dijiste solo para que me calme. —Slashdot —Matthew miró a Adriana—, Stefan… —Como sea, no importa cómo le llames, solo habla —insistió Adriana con apremio restando importancia a cómo se dirige el médico a su hermano. Matthew miró sobre su hombro, estaba nervioso. —Pues la cosa es que no quería decirlo, porque no confío en su padre —musitó señalando a Adriana—. Él demuestra querer a Slashdot como a
Adriana con cuidado se asomó al pasillo que llevaba a las oficinas de administración, pudo ver que uno de los hombres de seguridad de su padre estaba en la puerta de la oficina de Matthew y regresó en silencio. Ahora estaba segura que podría enterarse de que ocurría, solo necesitaba llegar a la sala de servidores y seguridad de la clínica y buscar si había imagen de la oficina de Matthew. Adriana llegó a la sala de servidores y estaba custodiada por un joven de seguridad que cabeceaba de sueño. Adriana lo miró y sonrió. — ¿Tienes sueño? —No señorita, para nada, solo que estoy haciendo doble turno y descansaba la vista… —Deberías tomar un café, pero uno de verdad, no eso que sirven aquí para el personal. El joven sonrió. —Hay un cafetín en la esquina. —Y el café es delicioso, y los bizcochos exquisitos —Adriana suspiró como enamorada y se acercó al joven—. Mi madre me tiene a dieta, pero necesito una bomba de azúcar. Cuánto daría por poder comer un biz
En cuanto Adriana entró a la habitación de Stefan lo primero que vio fue a su padre. Ivo estaba de cuclillas mirando a Anka que estaba sentada en un sofá. Le suplicaba otra oportunidad más para arreglar su matrimonio, le aseguraba que iba a cambiar y que con Stefan recuperado serían de nuevo una familia completa y feliz. «Desgraciado» Pensó Adriana llena de ira. Adriana no lo pensó, solo actuó y se le hizo fácil clavar la aguja en el cuello de su padre. Ivo volteó agresivo como un toro, quiso alcanzar a Adriana y ella lo esquivó. Anka tenía las manos en la boca, estaba en shock. Ivo de inmediato se puso pálido y aflojó la corbata de su cuello. —Perra traicionera, ¿qué me pusiste? —bramó Ivo sintiéndose muy mareado, los latidos de su corazón se intensificaron y quiso alcanzar a Adriana, pero antes cayó desmayado en el suelo. —Debes saber que siempre hay alguien escuchando, ¿tienes miedo? Pues tienes lo que mereces… —Le indicó Adriana con dientes apretados y llen
Muy lejos de allí, en otro continente, Michael llegó a la mansión Coppola en Grecia. Furioso con Diego por haberlo enviado lejos, pensaba que había caído en una trampa de Slashdot y eso lo hacía sentir un idiota. Su necesidad por encontrar a Victoria lo había hecho cometer demasiados errores, evidenciando su novatada. No podía dejar de recriminarse a sí mismo y recordar la conversación que tuvo con Franco Slashdot cuando lo amenazó con llevarse a Victoria. Recuerdo: Michael estaba en Sicilia, en la casa de Cosa Nostra. Quien dirigía la organización entonces era el padre de Antonio, era un buen amigo de Massimo y en este entorno todos los principales dirigentes de las mafias del mundo podían dar la cara. Nadie cuestionó que con el legendario Halcón estuvieran Diego y Michael; Massimo presentó a Diego como el nuevo Halcón y Michael a la izquierda de don Massimo Coppola era sin duda el segundo a cargo. A Michael lo ignoraron, no podía decir que lo vieron con bue
Victoria fue muy temprano a un casillero de alquiler, allí buscó unas prendas de oro y vendió en una casa de empeño de mala muerte, cuidándose de que las cámaras no tomaran su rostro, aunque dudaba que las cámaras sirvieran. Hace mucho tiempo el demente de Luciano trató de matar a Rebeka porque había descubierto que era un mafioso, había escapado con Diego y toda su familia pensaba que estaba secuestrada. Solo Victoria y Michael sabían que las cosas no eran así, que el verdadero delincuente era Luciano. Michael le enseñó a vivir sin ser detectado, ya que Luciano los seguía a ellos, en ese tiempo fue que Victoria y Michael se habían enamorado. Victoria no podía evitar sonreír cuando recordaba esos momentos. Entre ella y Michael se había creado una alianza que terminó haciéndose una relación muy apasionante. Al principio apenas se soportaban, a ella le molestaba que él fuera tan dueño de sí mismo, que la criticara llamándola consentida presumida. Por eso ella buscab
Michael se echó a reír. Guadalupe lo veía con el ceño fruncido y Michael tuvo que poner la palma en la pared con el ataque de risa. Guadalupe cruzó los brazos molesta. —Con decir que no bastaba, no hay necesidad de reírte de mí. Michael negó con la cabeza y limpió sus ojos. —Dios mío, no recuerdo cuándo fue la última vez que reí hasta llorar. Guadalupe sonrió. —Es porque te ríes para dentro. — ¿Cómo es eso? —Preguntó Michael interesado. —Tú risa no es escandalosa como la de Diego, cuando él se ríe todo el mundo se entera, es un naco. Michael volvió a reír. —Yo no soy naco entonces… Guadalupe negó con la cabeza. —Tú eres callado, hasta para reírte. —Pero guardo las lágrimas. — ¿Y por qué no llorar? —Preguntó Guadalupe—. Orale, no hay sensación más satisfactoria que vaciar el alma con una buena ranchera, de esas que no te dejan guardar nada. Michael pasó una mano por su frente. —Igual no tengo acceso a nada desde Grecia para trabajar, b
Michael se echó a reír cuando Guadalupe estacionó frente a la casa Coppola. —Dijiste que me llevarías a un bar mexicano buenísimo y me regresas a casa, bien jugado, me engañaste como a un niño. Guadalupe sonrió mostrando los hoyuelos haciéndola ver pícara y hermosa. —No te he mentido, es que no conoces esta casona. Ambos entraron y Guadalupe atravesó el área de piscina y abrió una división que dio apertura a un salón de fiesta. Guadalupe dejó la amplia estancia con luz negra y señaló una barra enorme con ambas manos. —Bienvenido, aquí te servirás tú mismo, adelante bartender, este bar está siempre equipado para cuando Alessandro se le antoja hacer una celebración, es el mejor bar de Grecia y por suerte para nosotros lo tenemos disponible. Michael aún mantenía la sonrisa en el rostro. —Lupita —susurró mirando todo de manera apreciativa el lugar, en este momento era justo lo que necesitaba, luego la miró a ella—. Nos echamos un tequila. —Órale cuate. Michae