Victoria con el corazón a millón entró al edificio cuando una familia salió. No dijeron nada porque antes la habían visto en el edificio; subió las escaleras y al llegar al piso vio a los hombres de la seguridad de Stefan, Victoria se detuvo, no podía arriesgarse, no sabía con quién estaba la lealtad de estos hombres. Regresó lo andado dispuesta a encontrar ayuda de otra manera, al salir del edificio encontró a Adelina de frente con una bolsa del mercadito cercano. Adelina abrió los ojos como platos. — ¡Señorita Victoria! Pensé que usted estaba muerta… Victoria miró a la doña y estudió su expresión, no sabía si Adelina estaba feliz con que no hubiera muerto, después de todo Adelina podría creer que ella no era buena para su jefe aunque no estuviera aliada con Ivo. —No morí, pero no la he pasado bien. —Slashdot tampoco la ha pasado bien, pero estoy segura que estará muy contento de que esté de regreso. Victoria soltó el aliento que contenía, aliviada de confiar en
Victoria bajó del auto y había una fila de personas entregando la invitación al equipo de seguridad. «Y ahora ¿qué hago?» Victoria no podía dar media vuelta e irse, ya llamaba bastante la atención con el antifaz, un hombre la miró y sonrió. — ¿Y tú de dónde saliste? Victoria sonrió y susurró con voz ronca: —Del mar. El hombre se echó a reír y le ofreció el brazo, Victoria lo tomó. —Mucho gusto querida, soy Vecchio —dijo el hombre ofreciendo su mano—. Es un honor escoltarla, ¿dónde trabajas, muñeca? —Mucho gusto Vecchio, puedes llamarme Sirena, y me muevo en círculos muy célebres y públicos, por eso el antifaz. — ¿Algo que pueda interesarme? — ¿Qué es lo que buscas? —Preguntó Victoria improvisando sobre la marcha. —Tengo casinos discretos, me muevo en Europa, en Milán está mi sede principal. Victoria avanzó y afirmó con la cabeza, el hombre insistió. — ¿Dónde trabajas Sirena? Victoria recordó sus días como modelo profesional y las extravagante
Ivo se sintió como rata atrapada en balde, pero sabía que Victoria era su comodín. —Ronald, no quieres más problemas de los que ya tienes. —Problemas tienes tú amigo mío. —Pues es cierto que no soy ahora mismo la persona favorita de Slashdot, pero tenemos a Victoria y podemos salir airosos de esto, porque si Slashdot no te ha respondido y sacado mi cabeza de la subasta tú también estás en peligro. Ronald miró su computadora, Slashdot se había desconectado. —Estoy contigo, pero debemos comunicarnos con Slashdot —exclamó Ronald preocupado. —Llevemos a esta perra, la cambiaré por mi libertad —señaló Ivo a Victoria y una explosión hizo temblar las paredes de la oficina. — ¿Qué demonios es esto? —Gritó Ronald y sus hombres abrieron la puerta para resguardarlo y sacarlo de allí. —Estamos siendo atacados, son demasiados, debemos irnos señor. El equipo de seguridad de Ronald lo escoltó y los hombres que acompañaron a Irina empujaron a Victoria obligándola a caminar,
No es la primera vez que Victoria sentía presenciar los últimos segundos de su vida, cerró los ojos esperando el inminente final, pero entonces el hombre bajó el arma, escuchando una orden por un intercomunicador. — ¿Qué pasa? Estoy limpiando —dijo a su interlocutor y escuchó lo que le decían—. ¿Seguro se busca a una mujer rubia viva? Bueno aquí tengo varias putas que iban a escapar. Victoria lo escuchó sin atreverse a mirarlo manteniéndose en posición fetal. El hombre se alejó de ella y Victoria lo vio acercarse al vehículo, las chicas que Lina rescató y que iban atrás se quejaban de dolor y le pidieron ayuda al sujeto, pero el hombre sacó un arma pequeña y les disparó a todas. Victoria puso la mano en su boca para evitar el grito y el llanto como medida de supervivencia, entonces el hombre miró a Lina adelante. —Aquí solo tengo a una mujer con cabello rubio que no creo sea la que pidieron, solo es una puta muy golpeada, y otra que no vale la bala, está medio muerta
Victoria compró ropa a Giancarlo y lo arregló lo mejor que pudo en el baño de un restaurante. En su mente se mantenía la promesa a Lina y eso significaba buscar a Michael. Decidió no ser tan evidente, después de todo era mejor buscar a su amiga Rebeka.Victoria y Giancarlo fueron al albergue Guerreras Valquirias. Victoria pidió hablar con la persona a cargo, pero no era Rebeka, era una joven amable. — ¿Y Rebeka Larsson? —La señora Rebeka, ahora Coppola, no está, ella no se encarga de este albergue desde que se dedicó a su embarazo. Victoria pensó que en otro tiempo estaría entregada al embarazo de su amiga, la joven encargada la observa ensimismada aferrando al niño, la notaba nerviosa y no era raro atender mujeres en situaciones duras. Solo de ver los hematomas en su rostro la llevaba a pensar en abuso doméstico. — ¿Podemos ayudarte en algo? Aunque no esté Rebeka también puedo ayudarte. — ¿Ustedes podrían hacer que los servicios infantiles revisen una casa? —
Stefan estaba en la cama, no tenía otra opción, había intentado caminar en la misma habitación, pero el esfuerzo de sentarse y levantarse ya era extenuante, se cansaba muy rápido y sus piernas apenas lo sostenían de pie unos instantes antes de que sus piernas se pusieran a temblar como gelatina. Matthew le explicó que era normal que sus músculos estuvieran agarrotados y que necesitaría terapia, eso para Stefan que era tan determinado y resistente el dolor era lo de menos, ya estuviera de pie dando pasos si no fuera por las dificultades respiratorias. Desde su computadora recibió una llamada de su madre y él contestó a la videollamada. —Cómo te prometí me reporto —Indicó Anka con una sonrisa tratando de aminorar la tensión entre ellos. —Debes estar atenta mamá, no tengo pistas de Ivo. —Lo estoy hijo, pero dime ¿cómo estás tú? —Ocupado. —Necesito que prestes atención a tu salud, después de que descargaron un arma en ti es un milagro que estés vivo y tú no haces nada
Victoria se arrodilló enternecida por la actitud del niño y lo miró acariciando sus mejillas sonrosadas. —Giancarlo, este señor es tu papá y es mi amigo, estoy perfectamente a salvo con él, puedes ir con nuestra amiga Adelina. El niño no muy convencido se fue con Adelina y Victoria miró a Stefan que aún estaba con la cabeza vuelta un lío. —Conocí a Lina —murmuró Victoria—. Me contó que la trajiste de Italia… —Victoria, ella no significó nada para mí, no sabía que ese niño existía y lo resolveré, conseguiré una buena familia para que lo cuide… —Para, para… Dame un momento Stefan —exclamó Victoria—. ¿Por qué le darías el niño a otra familia? Es tu hijo, es un Angelov… —Victoria ¿es en serio? ¿Crees que en mi vida cabe un niño de cinco o seis años? —Tiene 7 años y no tiene a nadie en el mundo. ¡Lina murió por mi culpa! —Victoria bajó el rostro y calló un instante tragando un nudo de ansiedad—. Me pidió cuidar a su hijo y pedir ayuda a Michael, pero yo pensé que conti
Con Adelina se fue un ejército de hombres a la casa, ella cuidaría a Giancarlo, Victoria lo había discutido con ella y la anciana estaba segura que el niño no debía ser alejado de Stefan, que él podría hacerle mucho bien, pero ahora no solo Stefan debía recuperarse, todos estaban en la mira de Ivo. Giancarlo se llevaba bien con Adelina, ya que le recordaba a su abuela, así que aceptó ir con ella y así mantenerse alejado de Stefan. Victoria se quedó en la habitación de Stefan, en un sofá cómodo junto a él, veía el haz de luz que reflejaba la lámpara de noche en el techo y pensaba en cómo cada día su vida cambiaba tanto que no le daba oportunidad de planear nada. Seguía siendo una veleta contra el viento, pero esta vez no era nada divertido —No tenían lámparas con estrellitas de colores —murmuró Stefan. Victoria sonrió. —Tampoco hay monstruos en el armario, ya revisé, aunque tampoco traigo espadas de madera. —Los monstruos que me acechan no se matan con espadas de m